LA HIJA DE DESCARTES Y OTROS DIECISÉIS CASOS RAROS

 




¿Qué pasaría si tu familia perfecta fuera una ilusión creada para mantenerte prisionera?

Psique Descartes cumple trece años sin haber visto nunca la luz del sol. Vive en una casa sin ventanas, rodeada de padres, tíos y tías que parecen eternamente jóvenes, hermosos y amables. Su único escape es un diario que escribe a escondidas... hasta que un día, un beso prohibido y una máscara con la palabra “OK” grabada en la frente comienzan a revelar la verdad: nada en su vida es real.

La hija de Descartes y otros 16 casos raros es una colección de relatos interconectados que mezclan ciencia ficción, terror filosófico y una extraña ternura. A través de los ojos de una niña criada por científicos inmortales y máquinas con alma, Alex Firefly construye un universo donde el amor, la identidad y la memoria se confunden con los límites de la humanidad misma.

Una obra inquietante, poética y profundamente original, ideal para lectores de Black Mirror, Mary Shelley o Cortázar.

 


Domingo 8 de agosto de 3030

La hija de Descartes

 

Querido Diario, fuiste mi regalo de cumpleaños por parte del genial tío Alonso, un escritor sin herederos que quiere que yo continúe su legado y empiece a practicar en ti. Nunca antes he tenido un diario, pero suelo ver muchas películas viejas donde las chicas escriben en ellos así, como si hicieran una carta para un amigo confidente, de modo que pienso que esta es la forma correcta de usarte. Así que aquí vamos, me presentaré: mi nombre es Psique Descartes, hace tres días cumplí trece años; mis ojos son color amarillo feo y mi cabello negro, nada qué destacar. Mamá dice que estoy muy delgada y esto le preocupa, ¡cree que es su culpa por no alimentarme bien! La he visto llorar tantas veces cuando cree que no la miro, sufre porque no sabe cómo hacerme más feliz y yo sufro porque no sé cómo mostrarle lo feliz que soy, ¡me veo tan seria! Intento sonreír y apenas me sale una insípida cara de Mona Lisa. No sé por qué, supongo que me cuesta ser abierta. Te hablaré de estas cosas otro día, pues me parece que mamá exagera. Admito nada más que me veo pálida y es porque nunca he salido a la luz del sol y mi casa, aunque luce moderna y espaciosa, es muy oscura. No tiene ventanas, no parece un hogar. Según mis padres debe ser de este modo porque mi salud ha sido muy delicada desde el día en que nací, y para superarlo he pasado por incontables intervenciones quirúrgicas. Se supone que este ambiente cerrado me ayuda a sanar más rápido, no lo sé, nunca he salido de aquí, así que no puedo comparar que es mejor: el aire libre o el filtrado, el sol natural o las lámparas bajo las cuales crecen las plantas de mamá…y yo.

Te aclararé algo: soy adoptada. Esto lo sé porque mis tíos me lo explicaron con cariño pues papá y mamá no lo querían admitir pese a que era inútil ocultarlo, tengo muchos tíos paternos y ningún primo; a todos los aqueja un problema genético llamado “hibridación” que les impide tener hijos. Solo uno de cada mil afectados con este problema es fértil y no iban a ser mis papás los suertudos. Les pregunté si yo también lo tengo y me dijeron que no, entonces debo ser afortunada porque aparentemente es muy común sufrir “hibridación”; ¡todos en mi casa lo tienen! Sobre mis padres biológicos, cuentan que eran demasiado jóvenes y pobres para cuidarme, por eso me entregaron en adopción. No estoy enojada, su decisión me hizo llegar a los brazos de mis buenos padres adoptivos y eso salvó mi vida. Papá es el primogénito de una familia rica, así pudo costear los tratamientos que han hecho posible que yo esté aquí escribiendo. Apenas recuerdo mi temprana infancia, entonces no podía levantarme de la cama o respirar por mi cuenta. Mi familia siempre estaba rezando porque mi vida fuera larga. Hasta hace un par de años aún estaba conectada todo el tiempo a sondas y aparatos, dormida o tan cansada que no podía mover ni un dedo. Las pocas ocasiones en que podía levantarme eran casi una fiesta y en general mi única diversión era imaginar, soñar mundos fantásticos y personajes interesantes; tío Alonso me dijo que escriba sobre eso, pero ahora que ya puedo moverme libremente no se me ocurre nada. Ya no quiero solo imaginarme las cosas, sino vivirlas, y por esto últimamente he discutido mucho con mis padres.

Para empezar, me enoja ver muy poco a papá. Apuesto que ahora mismo está en su taller armando algún aparato. Debe estar ahí, alto y delgado, con el cabello negro picándole un ojo, la camisa arremangada y cara de palo. Serio, muy serio, pero así lo quiero. Me molesta que esté siempre trabajando en “la próxima actualización” de su robot consentido: una especie de mujer de metal cromado con alas de mariposa, que según él es maravillosa porque trabaja con nanobots que son como células del cuerpo y se regeneran, se multiplican y yo qué sé, la mima como si fuera otra hija suya; empieza a darme celos. Vive ocupado en eso y solo levantando la vista para mirar la pantalla holográfica que flota en el centro de su taller y seguir las peleas de robots donde empresas como la suya compiten para ver cual producto es más fuerte. Si gana su favorito se pone contento, deja de trabajar un rato y juega conmigo; si pierde se pone triste y trabaja más. Su vida es trabajar en robots y divertirse viendo luchas de robots; ¡Robots, robots, y robots! Como te digo, eso ya es lo normal y lo soporto. Pero el viernes me enojé mucho por algo que quizás es una tontería…

Te diré más o menos cual fue el escenario, estaba estudiando en la sala, ¡porque me educan en casa con mis tíos! Ya te hablé de mi tío Alonso, él es un hombre alto y fornido con una gran barba roja; sus gruesos brazos están todos tatuados con vieja propaganda china y cosas sobre el anarquismo porque él cree en eso, es como su religión, no sé. Tío Alonso me anima a leer libros clásicos pero dice que no tiene paciencia para enseñar, así que de eso se encarga mi tía Amleth, la más joven de las hermanas de mi padre. Ella me cae muy bien. Es rubia, pequeñita, parece una niña juguetona de mi edad aunque la recuerdo así desde que tengo memoria y ya soy una señorita adolescente. Debe tener al menos treinta años, no lo sé, me regañan cada vez que pregunto sus edades o donde viven mis tíos, o el nombre del país en que vivimos porque dicen que esos datos me los dirán hasta que me haga mayor. Espero ser tan traga años como ella para entonces, realmente se ve tan joven que siento raro decirle tía y ya solo la llamo “Amleth”. De todas formas el resto de la familia tampoco parece tomarla muy en serio pues, además de su aspecto infantil, suele hablar de cosas locas: confunde el pasado con el futuro y asegura que la visita su papá aunque el abuelito se murió mucho antes de que yo naciera. Ella viene cada tarde a darme clases particulares desde que me pude empezar a mover por la casa sin el soporte vital. Parece que por las mañanas trabaja como maestra en un jardín de infantes que ella misma dirige. También recibo clases de arte gracias a Dumas, que no sé por qué no le digo tío si es otro hermano de papá, pero siempre ha sido así; él es parte de este grupo de gente que me ha cuidado desde que era una bebé. ¡A él lo adoro!, aunque también anda metido en eso del “anarquismo”. Es muy distinto a todos: tiene perforaciones, el cabello tejido teñido de azul y supera en cantidad de tatuajes a tío Alonso, quien de hecho es su mellizo aunque no se parecen en nada. Mira, Dumas tiene casi toda la historia de la caída del imperio azteca en los brazos y un montón de cosas del anarquismo por el resto del cuerpo. Lo único que le desentona es una violeta sobre el corazón, una huellita de bebé con alas de mariposa a un costado de su abdomen y una corona en el dorso de la mano derecha, ¡pero supongo que esos no significan nada! Es como que él y tío Alonso se tatuaron cada uno algo sobre la derrota de un reino, no sé por qué no eligieron la revolución francesa si es la historia más común de ese tipo, quizás por eso la evitaron o existe otro miembro en su culto raro que ya eligió ese subtema. Sea como sea, me fascina la forma de ser de Dumas. Mientras tío Alonso vive enojado quejándose de que la familia es muy conservadora, Dumas es dulce y deja que su aspecto proteste por él. Tiene esa actitud amorosa y refinada, aunque por momentos no sé si lo hace en forma sarcástica. Tiene una mirada algo maliciosa. Para mí, los ojos son lo más atractivo e importante de la gente y él los tiene de un azul muy claro, como el hielo de los glaciares, cuando me mira los entorna un poco con ternura, pero cuando se enoja se vuelven fríos. Vacíos. Eso y el que tiene cierta afición a las cosas con filo me hacen sospechar…Pero lo quiero tanto que le perdono todo, hasta su tal anarquismo que no termino de entender. De ese tema del anarquismo de mis tíos hablaremos en otra ocasión, porque creo que es más complicado de lo que parece ya que mi tío abuelo por parte de papá es un hombre muy poderoso con cierto cargo público, una autoridad muy importante, y si sus sobrinos son anarquistas y eso es así como que ir contra la autoridad… Es como que algo ahí no cuadra, ¿no crees? Son cosas que el forzudo Alonso les reclama a veces, cuando se pone a decir que son oligarcas, que la familia es un experimento nazi que salió mal, que son unos reptiles y… Todo eso. Cuando se pone a hablar así, yo siento mucho miedo y corro a sentarme en el regazo de Dumas, que siempre acompaña a su mellizo y lo calla con una mirada. No necesita más y su presencia serena aunque de alguna forma amenazadora me hace sentir segura. Recuerdo que cuando era muy pequeña vi una película de acción y ciencia ficción sobre unos extraterrestres reptilianos que dominaban a la humanidad, me dio tanto pavor cuando empezaron a salir las criaturas malignas disfrazadas entre la multitud que empecé a gritar. Pasé uno o dos años sin poder dormir con la luz apagada. Desde entonces preferí ver películas de terror porque prefiero creer que existen monstruos, fantasmas o maníacos más fuertes que los reptilianos, los illuminatis, las élites malvadas y todas esas feas conspiraciones sobre entes malignos entre nosotros que nos controlan. Es horrible esa idea de que te aprisionen sin que lo sepas y que no puedas defenderte. Todos en la casa saben que no deben hablar de esos temas cerca de mí o me dará un ataque de pánico.

¡En fin!, Dumas me da clases de arte y a mí siempre me ha gustado dibujar, aunque no soy tan buena como él que es un pintor profesional creo que desde antes de que yo naciera; de todas formas pegaré mis dibujos aquí para mostrarte, también algunas fotos. Como me dan miedo los aparatos modernos porque no sé si me espían por ellos, mamá me compró un viejo teléfono inteligente y una mini impresora portátil, pues desde que era muy pequeña me gustaba hacer collages con recortes de fotos, revistas viejas y otros regalos que Dumas me trae para que haga arte. Él me apoya en mis gustos y siento que es el único sincero conmigo. Le he preguntado por qué mi tío abuelo es malo, porqué nunca nos visita y por qué a tío Alonso le enoja tanto que la familia sea como es. Él dice que es natural, que todas las familias son igual a la mía y no debe extrañarme. Sus palabras siempre me tranquilizaron, excepto ese último viernes que te mencioné.... En esa ocasión, conversaba con él mientras pintábamos juntos un lago con montañas. Dumas tiene la costumbre de sentarme en su regazo y empezar la pintura, luego me pide a mí que siga hasta que me equivoque, entonces él me vuelve a encarrilar y así vamos por partes. Cuando era pequeña solía despelucarle los pinceles de tan fuerte que los restregaba en el lienzo, y él tranquilamente me felicitaba como si lo hiciera muy bien; ahora intento hacerlo mejor y en realidad no lo consigo, pero de todas formas finge que lo hago perfectamente. Me cae mal que todavía me vea como a una bebé, se lo dije el viernes y me respondió: “siento como si apenas la semana pasada empezaste a hablar”, y me besó un cachete. Entonces me enojé de una vez y ya no quise pintar, pero no me bajé de sus piernas, solo me quedé abrazándolo resentida. Justo entonces vino otro de mis muchos tíos: mi tío Huguito, el abogado de la familia y mejor amigo de mi papá. ¿Has visto en los shows de comedia situacional a ese tipo de personaje bonachón que hace todo correctamente mientras los demás fallan? Disculpa mis referencias al cine y viejas series de TV, pero esas son mis únicas ventanas al mundo exterior, así que no te sorprendas de que las mencione como si fueran mis experiencias de vida. Pues bien, así es mi tío Hugo: siempre sonriente, bien vestido, amable y servicial. ¡Es el hombre más positivo del mundo! Pero yo estaba de malas y ni todo el amor de Dumas ni toda la buena vibra de tío Hugo iban a evitar que perdiera la paciencia a la primera provocación. Él le dijo a Dumas que necesitaba que le firmara unos documentos para mi tía Sherl que administra las finanzas de la familia, de ella no te quiero hablar, la he visto como dos veces en mi vida, con sus anteojos de moldura gruesa y su eterna cara de víbora criticona, y fue suficiente para mí. Como yo estaba aún sentada en las piernas de Dumas, pude leer bien el papel. Era un permiso para no sé qué y me fijé en que se leían nombres de personajes históricos como “René Descartes”, “Alexandre Dumas”, “Alonso Quijano” …De pronto pensé: Descartes el filósofo, Dumas el escritor, don Quijote… y en ese momento deduje que esos son los alias de mi padre y mis tíos, y me terminé de enfurecer porque me sentí como engañada, entonces les reclamé:

—Un momento… ¡¿Son nombres falsos?! ¿No somos todos Descartes?

Los dos se miraron entre sí, tío Hugo se aclaró la garganta, y mi papá que logró escucharnos desde su taller salió muy serio y ordenó a Dumas: “llévatela a descansar, ha estudiado mucho hoy”. Les pedí explicaciones, que dejaran de evadirme, pero Dumas solo me sacó en brazos de la habitación diciendo que me calmara, que no pasaba nada, que leí mal, que me querían mucho; y en una de esas cuando íbamos solos por un pasillo, no sé si para callarme o qué, me besó en los labios. Fueron unos segundos que se sintieron eternos, me abrió la boca apretándome los cachetes y me metió la lengua para tocar la mía, estaba caliente y dulce. Me quedé espantada, sentí que se me erizaba el cabello, me sobresaltó. Fue tan extraño y repentino. Casi inmediatamente empecé a sentir mareos y un pesado sueño, ya ni me importó nada, llegué a mi habitación y me dormí como una roca al instante. Recuerdo que cuando era muy muy pequeña y tenía mucho dolor al estar convaleciente de alguna de las tantas operaciones quirúrgicas que me hacían, Dumas llegaba a visitarme y siempre traía una paletita de caramelo que probaba antes de dármela, luego me contaba un cuento. En menos de diez minutos el dolor se iba y me sentía somnolienta, esos mismos caramelos no tenían el mismo efecto si Dumas no los chupaba antes. El adormecimiento ahora fue mucho más fuerte, ¿qué podrá ser? Acabo de recordar una vez, cuando era muy pequeña, me estaba quedando dormida y le pregunté de sus tatuajes, en especial una frase que lleva en el cuello adornada con lágrimas, dice: “oh hijos míos, ¿a dónde os llevaré?”. Me dijo que todos representan presagios que anunciaban el fin de un reino, ese en especial recordaba el llanto de un espectro maternal que lamentaba el futuro genocidio de sus descendientes. Tuve miedo, algo parecido a un mal presentimiento, pero me dormí como esta última vez. Hoy cuando desperté ya era domingo, estaba en mi cama como sedada, celebraron mi cumpleaños. Muy sorprendida le conté a mamá que Dumas me besó, estando él ahí presente, y todos se echaron a reír. Bueno, no fue nada especial. Luego tío Alonso te trajo como obsequio y cuando me quedé sola me puse a escribir esto. ¿Por qué se negaron a explicarme lo de los nombres, Diario? Hirieron mis sentimientos sin darse cuenta, pues recordé el hecho de que mi papá no es realmente mi papá y hasta me imaginé que me niega como su hija, pero siempre me cuidan y me dan amor. Tengo tanto miedo de separarme de papá, de que un día me regale como hizo mi padre biológico. Y más que nada me da miedo no tener su mismo apellido, no ser en verdad parte de su familia. Bueno, Diario, me siento mejor ahora que te conté mis preocupaciones. Gracias. Espero nunca volver a inquietarme por estos asuntos. Quizás solo me imagino peligros cuando aquí todo está en orden.

 

Lunes 9 de agosto de 3030

 

Querido Diario, hoy fue un día normal, pasé la tarde con mamá y estuvo bien. Veo una o dos películas antiguas con ella todas las tardes, supongo que como somos una familia adinerada debemos tener este tipo de diversiones con cine clásico. De seguro allá afuera la gente hace cosas más divertidas, pero yo no tengo más opción que seguir la fiebre historiadora de mi familia y entretenerme con estas cosas de hace un milenio. Mis favoritas son las del género slasher. La verdad, no es que me gusten las de terror, ¡ni siquiera me dan miedo! Me asustan las que hablan de conspiraciones, como ya te conté, pero los monstruos como los zombis y los vampiros me aburren; mi amor va específicamente por esas historias en las que un psicópata casi siempre enmascarado mata a un montón de adolescentes revoltosos. ¡Claro que mi mamá no aprueba del todo mi afición!, como además de ser cinéfila es psicóloga, ve en mi gusto por las cuchilladas del cine una forma en que “expreso mi frustración por no tener la libertad que otros jóvenes abusan en esas películas y por eso simpatizo con el asesino”. No es así, no puedo explicarle porque yo misma no lo entiendo y ella se preocupa mucho por “lo que me guardo”. Por ejemplo, cada cierto tiempo sufro una pesadilla donde estoy sola flotando en el fondo del mar, entre monstruos marinos y la oscuridad de la zona abisal de algún océano. Cada vez que le cuento que se repitió dice que pueden ser “símbolos de mi subconsciente” o “algo peor”. Luego me abraza y jura que hará todo lo posible para protegerme. Una vez, vino a visitarnos otra hermana de papá que es toda misteriosa y supuestamente adivina cosas ocultas, la tía Fy, se veía como otra de tantas mujeres ricas que hacen viajes a tierras exóticas para sentirse especiales y francamente no le creí nada, pese a que habla con la misma seriedad de papá y unos penetrantes ojos verdes. Si la hubieras oído decir tantas bobadas concluirías como yo que es una Amleth alta de lujo. ¿Por qué si una persona tiene aspecto humilde y dice cosas raras es “loca”, pero si es elegante y dice cosas raras le llaman “mística” o “espiritual”? Mamá le contó mi sueño y ella dijo que un peligro me acechaba dentro de la familia; yo las escuchaba escondida tras una cortina, y me preocupé porque son tantos mis tíos que no a todos los conozco, o les pongo atención, en realidad no me he fijado en cual podría no ser confiable, pero mamá se lo tomó peor. Se puso a llorar angustiada. ¡Es muy buena! Te hablaré un poco más de ella y papá.

Mi mamá se llama Ziggy, se ve aún joven, es rubia y muy bonita, como todos los demás en la familia excepto yo que soy algo sosa. Ahora que lo pienso, son muy afortunados de mantenerse tan jóvenes, sanos y lindos; casi parecen actores de una película contratados para representar una familia perfecta, ¡es hasta sospechoso que luzcan tan perfectos! Ella me cuenta lo que aprendió en la vida mientras vemos clásicos del cine. Me pone triste pensar que se preocupa demasiado porque siempre estoy encerrada aquí por mi enfermedad, quizás con las películas intenta enseñarme cómo es tener una vida normal. Mi papá se llama René, es un hombre alto, de ojos grises y rasgados. Mamá dice que de todos sus hermanos es el único con cabello negro natural y por eso siempre fue el más guapo, yo veo más lindo a Dumas y sus ojos pícaros azul clarísimo, pero ella se fijó en el primogénito de la familia. Papá es ingeniero en mecatrónica y otras cosas complicadas. Como te mencioné ayer, no paso mucho tiempo con él, pero basta con que lo vea para sentirme feliz. Es como algo mágico, automático, no puedo explicarlo, solo adoro a mi papá y, por más buenos que sean mis tíos, nadie lo supera para mí. Es el mayor de todos y el mejor.

De hecho, amo y admiro tanto a mis padres que les perdono que hagan cosas que en verdad me molestan. Como por ejemplo, me hacen ponerme un uniforme escolar negro todos los días porque de todas formas nunca salgo de un sector super estéril de la casa por mi salud tan frágil, y con cierta tristeza creo que nunca saldré. ¿No ven que me hago mayor? Un día mamá vio que me estaban creciendo mucho los senos y en lugar de darse cuenta de que ya soy una adolescente solo me dijo: “¡te has puesto más gordita! La avena con brócoli funciona”. Y la verdad es que no, odio su cacerola de avena con brócoli que solo me como yo porque todos ellos parece que sobreviven a base de café, sopa y caramelos; creo que hace tanto que no prueban comida normal que ya olvidaron cómo sabe. De hecho, ¡jamás los he visto comer otra cosa que no sean líquidos y azúcar! ¡Y la cacerola de avena con brócoli me llena de gas hasta dejarme como un globo aerostático! Una vez, cuando el aire salió ya tarde en la noche, papá llegó corriendo alarmado a preguntarme qué era ese ruido. Lo saqué de mi habitación a empujones. ¡A veces los padres son fastidiosos! Pero si se los digo se sentirán mal, pobres papás, siempre obsesionados con cuidarme… Me siento muy cansada, voy a dormir.

 

Martes 10 de agosto de 3030

 

Querido diario, hoy redecoré mi habitación porque temprano en la mañana vinieron de visita mi tía Honore y mi tía Maxim con un estante nuevo para los libros que me ha dado mi tío Alonso, más otros de ciencia ficción que ellas ya leyeron y me han heredado. Las dos trabajan para la empresa de robots y tecnología de papá desde su casa, que no me dicen dónde queda porque…no sé, ¡cosas de adultos! Honore, la mayor de las dos, es ingeniera mecánica y Maxim es programadora. Son las típicas chicas nerd: tía Honore es la nerd sarcástica de anteojos redondos y tía Maxim la nerd tímida que se ríe como foca; ¡son muy graciosas! Con ellas dos, Amleth y mamá hacíamos pijamadas cuando yo era más pequeña, jugaban las cuatro conmigo a las muñecas o a las peleas de almohadas. Buscando alguna foto impresa de mamá para hacer un collage y pegarlo en el estante que me trajeron mis tías, encontré unas muy viejas en que ella está como de mi edad; la fecharon en 1992, se la enseñé y me la quitó a toda prisa, regañándome por hurgar sus cosas. El error en la fecha fue muy gracioso, ¡como si fuera una anciana de más de mil años! Seguro papá le hizo esa broma.


Me puse a pensar: estamos en 3030 y mantenemos vivas tantas cosas de las primeras décadas del siglo XXI, como si algo nos retuviera en esas fechas. No puede ser nostalgia, porque ninguno pudo estar vivo en ese tiempo. Quizás el mundo no ha cambiado mucho desde entonces. ¿Acaso algo pasó que detuvo el desarrollo de la humanidad? Quisiera poder ir al exterior y saber cómo es la vida real, no solo la que veo en las películas y repeticiones de viejas series. Pero no me dejan salir del área de la casa acondicionada para mí, ni siquiera conozco la puerta principal. Algo aquí no debe estar bien.

 

Esta tarde vimos otra película slasher con un enmascarado. ¿Sabes que la primera de este tipo se hizo en 1926? Por supuesto, era un filme mudo, pero ya trataba sobre un asesino enmascarado acechando a sus víctimas. Siento una emoción muy rara en esos momentos en que la pareja está desnuda en el granero, a veces es en un auto, o en un campamento, y de repente un hombre enorme con el rostro cubierto por una careta inexpresiva llega y los penetra brutalmente con un inmenso cuchillo. No es miedo, tampoco satisfacción, es algo tan raro como un cosquilleo difuso que me recorre el cuerpo. Quizás es también bochorno por el asunto de que las víctimas casi no tienen ropa. Mamá nunca me deja terminar de ver esas escenas. La primera vez que vi una, chasqueó los dedos apagando la pantalla holográfica y llamó al médico de la familia, que por supuesto también es mi tío porque papá solo confía en su familia, y me dieron un sermón sobre lo del óvulo y el espermatozoide, y los bebés y la magia de la vida y bla, bla, bla; ¡mi tío Ray el médico hace que todo suene cursi y aburrido! Viene cada semana, me revisa y al final cantamos una canción sobre que estamos muy contentos por “estar sanitos y porque podemos jugar con nuestros papitos”. Aunque su papá ya se murió, pese a que Amleth sigue platicando con él. ¡Mi vida es tan aburrida y mi familia tan normal! Nada es como en el cine, aunque trato de buscar hasta el más remoto detalle extraordinario; pero papá no es un científico loco sino uno cuerdo, Dumas es un punk apacible, tío Alonso grita mucho pero nunca protagoniza una pelea de cine de acción, Amleth habla con un difunto pero no es un fantasma, y así con todos. Hoy, por ejemplo, vi a un montón de familiares que no conozco entre las fotos que Dumas me trajo para recortar. Más personas elegantes, atléticas, jóvenes y blancas; la diversidad brillaba por su ausencia y ya empezaba a darme sueño cuando por fin encontré algo interesante en unas imágenes de mis padres en el bosque: en algunas salía fuera de foco o al fondo un hombre raro, le calculo unos dos metros de estatura pues es bastante más grande que papá y él ya es alto. Este hombre usaba una máscara de porcelana con un “O.K.” escrito a rayones rojos justo en la frente; corrí con la foto a donde los adultos tomaban café y se las mostré preguntando muy emocionada quien era ese. Papá la tomó con una sonrisa leve y dijo:

—Este es el bug de la familia, error de sistema.

Mamá y Amleth, que lo acompañaban, se echaron a reír, luego mamá comentó:

—Recuerdo en nuestra boda, ¿él tenía tres años? Se puso a llorar porque creyó que me estaba robando a su hermano mayor. ¡Era adorable!

—Oh, ¡todavía es adorable!

Opinó finalmente Amleth y siguieron hablando de sus asuntos. La respuesta de mis mayores arruinó toda la emoción del descubrimiento, pero sigo pensando en él. Vestía un impermeable, cargaba un rifle y llevaba el cabello rubio recogido, ¿se lo soltará alguna vez? ¿Qué tan largo lo tendrá? Me obsesiona un poco, de hecho ahora me cuesta dormir pensando en él. Me gustaría hacerle tantas preguntas, simplemente hablarle. Sí, sé que quizás fantaseo demasiado porque la rutina es interminable y lo más seguro es que nunca tenga la oportunidad. A veces sospecho que el rostro de este excéntrico familiar es apenas una de las muchas cosas feas que se ocultan en mi familia adoptiva.

 

Miércoles 11 de agosto de 3030

 

Hoy no pasó nada relevante, es lo más habitual. Vino mi tío Ray a chequearme, mamá me obligó a hablarle de mis… gases… ¡Ugh! Me dio un discurso al respecto y un remedio para que no los tenga nunca más. Al final cantamos. Siento que nada cambiará si me quedo aquí, no sé si ya sea demasiado tarde para empezar a vivir de verdad; porque esto es como no existir. Nadie sabe de mí fuera de esta casa y mi familia me trata como si fuera la mascota consentida. A veces me enojo y quisiera pedir que me saquen, más nunca me animo lo bastante para reclamarles. Estoy sentada en mi cama, pensando en que es injusto que desperdicie mi juventud presa; pero, aunque sé que mi situación es digna de angustia y desesperación, no consigo llorar, hay algo que me reprime desde adentro. Me abriré y marchitaré como una flor que nace escondida en una oscura grieta y ni siquiera podré derramar una lágrima al respecto. Una vez le conté a Dumas lo que pienso, él dijo que es normal a mi edad. No lo creo del todo. Qué ironía, tanto exceso de normalidad no puede ser normal. Por la mañana le confesé a papá que quiero ir a conocer el bosque. No le dije claramente que me gustaría conocer también al tío psicópata con máscara, pero él nada más contestó: “lo pensaré”, y agregó que el aire puro me haría bien, que quizás el otro año. ¡Más tiempo en mi casa y encerrada! Esperando no sé qué… ¿Y si un día quiero tener novio? Creo que me gustó besar a Dumas, no sé, ahora cuando lo recuerdo siento una comezón dentro del pecho y el vientre. Sé que no debo ilusionarme con él porque me cuidó desde que era una bebé y me ve como a su hija, luego del beso siguió tratándome como si nada, todavía no entiendo por qué lo hizo; pero las sobrinas se casan con sus tíos en las películas de época que hacen llorar a mamá. Y él, con sus ojos de un celeste tan claro que parecen de hielo, es muy bonito. Me gusta. Debes guardarme este secreto muy bien, Diario.

 

Por la noche, mamá me estaba enseñando a bailar en el pasillo y papá escuchaba sus luchas de robots mientras seguía con un microscopio electrónico trabajando en los “nanobots para la actualización” cuando la transmisión fue interrumpida por una alarma. Hubo un ataque terrorista al palacio real, así me enteré que vivo en una nación donde aún existe la monarquía. Logré ver un palacio incendiándose, en sus puertas había un escudo dorado minimalista que no logro ubicar. No lo he visto antes en películas ni en las clases de geografía e historia de Amleth. Era una Luna creciente sobre el símbolo de la eternidad entrelazados con un triángulo y una L que no sé qué significa. Le habían lanzado un líquido rojo y escrito: “asesinos, degenerados, ladrones”; al fondo se escuchaban unos gritos espeluznantes y no eran de personas, es decir, se distinguían palabras pero más que nada eran chillidos como de animales salvajes. Logré ver unos cuerpos tirados en el piso, tenían puesto una especie de vestido raro negro ajustado y eran pequeños, como de niños de mi edad. Mamá se puso muy angustiada y me cubrió los ojos, tuve que irme a dormir inmediatamente. Dibujé el símbolo que vi en la bandera, eso quizás me indique en dónde estoy y qué situación se vive realmente. ¿Están matando chicos como yo? ¿Será por eso que me esconden?

 

Es casi media noche, me despertó un sueño muy extraño: estaba sentada con las piernas cruzadas en mitad de un enorme edificio blanco y lleno de puertas y pasillos misteriosos, posando con un jarrón lleno de rosas blancas, no sé por qué, era como si fueran a tomarme una fotografía. De pronto se escuchaba el eco de unos pasos, miraba a uno y otro lado sin lograr ver de dónde venían hasta que de repente como si me cayera encima un rayo aparecía tras de mí el tío raro de la máscara. Me arrebataba el jarrón y lo estrellaba contra el piso. Me dejó muy agitada.

 

Jueves 12 de agosto de 3030

 

Querido diario, hoy Dumas llegó sorpresivamente con un regalo para papá en una gran caja de madera que cargaba tío Alonso. Dentro había un montón de viruta de gomaespuma y un retrato de una mujer joven, su piel era oscura y sus ojos muy azules. Al verla, papá sonrió con aire melancólico. Le pregunté quién era, dijo que fue la madre de todos ellos, ya murió. Yo me sorprendí porque no se les parece, y papá me dijo como perdido en sus recuerdos:

—¡No, hijita! Al contrario, todos nos parecemos más a ella, excepto tu tío Bug. Por eso es que él lleva una máscara.

Esto me dejó confundida, pero no pregunté más porque todos se quedaron en silencio y muy tristes mirando a la pintura. Antes de dormir, papá estuvo un rato conmigo en la cama platicando y entre lo que conversamos le dije que tengo miedo de perderlos como a mis primeros padres. Él me respondió que jamás estaremos realmente separados y me pidió que si llegara a estar muy lejos de ellos algún día que mire al cielo y busque a la Luna. Pues la Luna se ve en cualquier lugar del mundo y es como un pedacito de casa que nos sigue a todos lados. Me reí porque justo aquí no podemos verla. Poco después llegó mamá, se nos quedó mirando y sonriendo, dijo que somos tan serios que sin duda somos padre e hija. Es verdad, nos parecemos, me siento muy contenta. La convivencia y el amor nos han vuelto una familia completa. Ahora voy a dormir.

 

Qué raro, me estaba quedando dormida, tío Alonso y Dumas aún platicaban con papá, y entonces tuvimos una visita. Es una ocasión especial, muy poca gente que no conozco ha entrado en mi casa. Era un señor vestido formalmente, tenía los mismos ojos claros y maliciosos de Dumas, de seguro es otro pariente. Se notaba que fue rubio, pero ya pintaba canas, creo que lo vi en unas fotos de galas y eventos públicos de la familia. Llevaba puesta una cosa como banda presidencial con el escudo minimalista raro, ¿será este mi tío abuelo?; le escuché preguntarle a mi papá si estaba enterado del horrible ataque terrorista de ayer. Lo acompañaban unos hombres de negro, apuesto que eran guardaespaldas, definitivamente debe ser un jefe de estado; al final no supe quién era o qué quería porque uno de los hombres de la escolta se alejó un poco para encender un cigarrillo y me descubrió atisbando tras una celosía. Era atlético, rubio, ojos azules, como prefabricado… Sospecho que es otro de mis tíos. En aquel momento, mamá llegó muy nerviosa a decirme que me fuera a dormir a mi habitación, así lo hice, después vinieron tío Alonso y Dumas a darme las buenas noches y despedirse porque ya se iban; creo que no les gustó estar con los recién llegados. Apagaron la luz por mí antes de salir, Dumas me dio un último abrazo y justo entonces no sé qué pasó pues no se veía nada, pero sentí un dolor agudo en mi hombro. Como pinchazos. Pedí que me encendieran la luz otra vez, me revisaron, tenía unas marcas como picadura de serpiente, pero no logramos averiguar qué sucedió y mejor se quedaron sentados cerca cuidándome. Escucho pasos, que hablan, y nada más que parezca relevante. Ya es tarde, tengo muchísimo sueño, mejor dejaré de escribir y dormiré. Mañana espero que me cuenten quién era y qué pasó. Estoy un poco nerviosa, ¿volveré a tener el sueño del enmascarado y el jarrón esta noche? Dormiré, qué mal, empiezo a tener algo de náuseas y dolor de cabeza.

 

Viernes 13 de agosto de 3030 (?)

 

Esta mañana desperté todavía en camisón de dormir dentro de una bolsa de esas en que se transportan cadáveres. No sé qué está pasando. Me encuentro sola en una habitación que no conozco, hay un “desorden acogedor”: cosas viejas apiladas por todos lados, entre plantas que crecen a su antojo y luces tenues. Parece un caserón de madera en mitad de un espeso bosque, veo coníferas a través de una ventana y se escucha el viento silbar entre sus ramas; la luz que entra es cálida y dorada, creo que este es el sol. Pasé un buen rato preguntándome si morí la noche anterior y vine al cielo. En otras circunstancias me alegraría de por fin estar en uno de esos escenarios que solo había visto en películas, pero ahora siento que las cosas van terriblemente mal. No estoy muerta, tampoco soñando, pasa el tiempo y la realidad se va volviendo más concreta, revelando que quizás he sido víctima de un secuestro. Una vez que me hice consciente de esa posibilidad entré en pánico, ¿habrán lastimado a mi familia para sustraerme de casa? ¿Qué pasó con mis padres y tíos? A mi lado hay una bolsa con mis uniformes y artículos de aseo, todo revuelto, para llenarla solo vaciaron completamente la cómoda que está junto a mi cama. Hurgándola bien encontré mis lápices de colores, tijeras, cinta adhesiva, mi viejo teléfono con su impresora portátil y debajo de todo esto mi diario; gracias a este golpe de suerte lo tengo conmigo. ¡Dios mío!, ¿qué me sucederá? Apuntaré aquí cada detalle que averigüe, así las autoridades quizá puedan atrapar a los responsables después que me rescaten.

 

Todavía estaba escribiendo cuando una mujer joven que jamás he visto entró a la habitación. No la reconozco de ninguna fotografía familiar, tenía cabello castaño, ojos verdes y pecas, se identificó como “Violeta, la prima de mi papá”. No sé si creerle. Me trajo un abrigo y me informó que estoy aquí porque hubo un conflicto en la familia y mi madre me envió con mis tíos hasta que todo se tranquilice. Luego me entregó una delgada cinta negra que ató en mi cuello simulando una gargantilla y me pidió que no le diga a nadie que me la regaló. Le pregunté para qué servía, dijo que es un arma y más tarde vendrá Amleth para explicarme cómo usarla. Esto me asustó pese a que ella era muy cariñosa. Luego se fue aconsejándome cooperar. Han pasado veinte minutos de eso, me vestí y todavía estoy aquí con el corazón palpitándome en el cuello. ¿Qué está pasando? ¿Dónde están mis padres? Creo que usaré los conocimientos que aprendí de mi madre y estudiaré a cada persona que me vaya encontrando aquí. Así me será más fácil recopilar datos y quizás por fin pueda comprender a fondo mi extraña familia. Empezaré analizando el caso de sea quien sea que viva en esta casa, pues por lo visto es un personaje muy peculiar.



Caso I: Bug

 

Sí, hoy es 13 de agosto de 3030 (Pero a la vez de 2020)

 

Querido diario, siempre me gustaron los viernes 13, presentía que algo emocionante me pasaría en un día como este. Cuando llevas una vida tan rutinaria como la mía, o al menos la que era mía, incluso el que un maníaco te salte de la nada con un machete se vuelve buena noticia, porque para la enfermedad del tedio cualquier cambio es favorable. Es así como ahora mismo no sé cómo sentirme, por una parte, estoy animada; por otra, angustiada, triste, no sé por qué mamá me envió tan lejos y con gente que ella misma no aprobaría. Sospecho que eso no es verdad…Debo andar con sigilo y en guardia. Mi anfitrión es una especie de recordatorio del dicho: “cuidado con lo que deseas”.

Tras mi horrible despertar en la bolsa de cadáveres y mi encuentro con la mujer misteriosa, tomé el abrigo que ella me dio, metí en una vieja mochila mi diario junto a otros artículos que consideré útiles y encontré entre las cosas almacenadas en el cuarto donde estaba, y me dispuse a escapar. Cautelosamente salí hacia un pasillo y, entre los muchos cachivaches que quizás deberían estar en un museo, vi fotos de mis padres y personas que creo son parte de la familia. En algunas había fechas de alrededor de inicios del siglo XXI, en muchas aparecían niños, uno de los pequeños siempre salía con máscaras. Sospecho que era el tío raro que, ahora sé, tiene buenas razones para ocultar el rostro… De eso te hablaré largo y tendido luego, en realidad lo más interesante que vi en esos retratos familiares fue a Dumas pequeño sin tatuajes, ¡era muy lindo! Su cabello natural es rizado y doradito. Luego encontré un viejo teléfono, nunca he usado uno, así que por más que lo esculqué no me sirvió para pedir ayuda; debajo de este aparato había un periódico que lucía nuevo y estaba fechado el jueves 13 de agosto de 2020. Tuve que tomar un momento para pensar, ¿cómo podía estar pasando esto? Aparecí mil años en el pasado, y aquí ya existía mi familia. Me pellizqué varias veces porque llegué a convencerme de que era un sueño. Tenía dos opciones: derrumbarme ante el pánico o tratar de aclarar las cosas, elegí esto último y me sorprendió descubrir que el miedo pasaba a segundo plano al comprender que quizás no podría sobrevivir si dejaba que me embargara. Después me dirigí a la puerta principal de la casa, giré el picaporte con desconfianza, no estaba cerrada con llave. Al abrir me golpeó una especie de fuerza fría e invisible, tras el sobresalto deduje que eso es el viento. ¡Y olía como la cosa más agradable del mundo! Había oído del petricor, el perfume de la llovizna sobre la hierba, pero jamás lo había experimentado. La brisa era húmeda, la niebla se movía entre las montañas cubiertas de inmensos árboles y estuve un buen rato embelesada con ese paisaje espectacular, con el viento helado que movía mi cabello y mi ropa. Por fuera, el caserón se veía un poco espeluznante, algo que no asociaría con mi familia. En mi casa todo es impecable y reluciente; mientras que ahí había maleza, chatarra oxidada y una siniestra furgoneta negra sin ventanas traseras estacionada en mitad del patio delantero; esa quizás era como del siglo XX. Siendo sincera, aún ese ambiente descuidado me pareció fascinante. Como no se veía a nadie cerca, aproveché para escapar. No tenía un plan específico, imaginaba que tendría que pedirle ayuda a un policía pero solo los he visto en las películas antiguas de mamá. No sabía bien qué decirle, no sé dónde queda mi casa o cómo comunicarme con mis padres o si realmente está mal lo que sucede pues técnicamente estoy con mi familia. Encontré una autopista y la seguí primero hacia una dirección, pero a medida que caminaba llegué a un punto alto y solo vi que se perdía entre una cordillera interminable. De pronto escuché el eco de unas explosiones lejanas, como cuando revientas un globo, pero no logré ver qué lo originó. Preocupada, miré en dirección contraria y descubrí a lo lejos un pueblo muy pequeño en la ladera de una montaña. Me dirigí a ese lugar y entonces me fijé en dos cuerpos, dos extraños armados con bates y cuerdas estaban tirados a una orilla de la carretera, de sus cabezas aún manaba sangre. Los sacudí, miré sus heridas, tardé un poco en convencerme de que estaban muertos. No sabía si venían hacia mí o qué los atacó, tuve mucho miedo. Decidí correr hacia el pueblo y pedir ayuda. En el camino por fin empecé a ver más señales de vida, pero estas me desconcertaron: algunos autos estaban abandonados en mitad de las calles y las casas parecían estar vacías. De pronto escuché otra explosión rara y el cristal de una ventana se rompió, el ruido vino justo desde el segundo piso de la única residencia que tenía la puerta abierta. Entré saludando tímidamente y nadie me contestó, había armas y botellas vacías tiradas en el piso; llegué hasta la sala, un viejo televisor estaba encendido. ¡Todo era como en las películas! Transmitía un noticiero, decían que estábamos en Wyoming, Estados Unidos y, aunque hablaban y la cámara apuntaba a un podio, ahí no había nadie. El reportero parecía ser invisible, esto fue inquietante, pero lo aterrador en verdad fue que al asomarme a las escaleras que llevarían a la segunda planta donde estaba la ventana rota vi que se escurría sangre por el piso. Salí corriendo asustada. 2020 fue un año históricamente desastroso porque hubo una terrible peste, mucha gente murió y la gran mayoría fue encerrada por sus gobiernos en sus casas, ¿pero cómo llegué a un pasado tan sombrío? Al fantasma de un pasado tan sombrío… Pues todo se ve… muerto. Seguí caminando hasta divisar una cafetería, vi humo salir de una chimenea y entré con algo de miedo; para mi alivio, ahí encontré por fin a otro ser humano, a Violeta la supuesta prima de mi padre. Estaba trabajando en la cocina, llevaba un delantal. Al mirarme sonrió diciendo:

—Llegan muy pocos clientes por aquí, la mayoría solo pide café. Hay huevos y tocino, si quieres. Ven, yo invito.

Me acerqué con desconfianza, vi que en una esquina del local tenía un corralito con un bebé. Fui a mirarlo sorprendida, nunca había visto a un niño pequeño en persona, era hermoso, de cabello rubio ensortijado y ojos azules muy claros. Sí se ve como de la familia de papá y así pude estar algo más tranquila. La mujer me informó sin dejar de hacer sus labores:

—Ese es Aureus, tu primo hermano. Tiene seis meses de edad, ¡es un bebé milagroso! Se supone que mi marido y yo no podíamos…Sin embargo el año pasado sorpresivamente me embaracé y aquí está.

—Nunca me dijeron que tenía un primo. O que papá tenía una prima.

—Bueno, yo no me relaciono mucho con tus padres.

—¿Por qué?

Pregunté intrigada, ella intentó explicarme mientras me servía la comida:

—Decidí darles espacio. Fui tu madre subrogada, te implantaron en mi vientre cuando eras un embrión. Así que, no tengo tu sangre, pero te traje al mundo. Cuando tenías la edad de este otro bebé te entregué a tus padres adoptivos.

—Pero…Creí que mis padres biológicos me entregaron…

—No, pequeña, creo que esos muchachos ni siquiera se enteraron de que existías. Te sacaron discretamente de tu mamá biológica, la eligieron a ella y su novio porque eran muy atractivos y tenían una condición a la que tu padre Descartes y otros científicos de la familia buscaban darle una cura. Puede sonar mal… Pero fue lo mejor. Eran jóvenes, pobres, llevaban una vida muy desenfrenada. Y nosotros queríamos asegurarte un futuro brillante. Ahora eres una chica muy privilegiada y voy a velar porque siga siendo así.

Entonces volvió rápidamente a la cocina y yo me quedé aturdida, en la cafetería de un pueblo fantasma, tratando de comprender cómo nací y preguntándome si vale la pena mi privilegio. Boquiabierta y con el corazón a tope, sentí de pronto el olor de la comida y era casi embriagador, ¡fue lo más apetitoso que he olfateado en mi vida!, me gustó tanto que empecé a comérmela con las manos aprovechando que ella seguía ocupada en la cocina, desde dónde me hablaba:

—Tu tía Amleth es mi amiga desde que éramos niñas, ella vendrá más tarde. Vive a dos calles con otra tía tuya. ¡Puedes llamarle cuando quieras! Las telecomunicaciones funcionan, pero solo “aquí dentro”, ya comprenderás cómo es todo e irás conociendo al resto de la familia. Algunos deben vivir en otras zonas por cuestiones de trabajo, mi esposo por ejemplo, solo nos vemos los fines de semana; él tiene que atender sus propios negocios, siempre respetamos nuestro espacio, además ganamos dinero extra si cada uno por su lado genera ingresos. Ahora tenemos un bebé, la vida cada vez es más cara…

—Pero, creí que éramos muy ricos. En mi casa tenemos lujos, todos visten bien, me hacen regalos costosos, tenemos tecnología de punta…

—Sí, bebé, pero debes entender que una cosa es el abolengo y otra la riqueza, aquí solo conservamos el primero.

Me dejó confundida y entonces vimos que por el suelo corría una especie de humo negro, ella murmuró, saliendo de la cocina mientras se secaba las manos en el delantal: “así que te venía siguiendo…” De pronto una voz juvenil de hombre nos sobresaltó:

—Violeta, ¿no vas a decirle por qué estamos autoflagelándonos aquí? Es difícil comprenderlo desde fuera. O desde adentro, no sé…

Me volví a mirar y tras de nosotras estaba recostado en una pared mi tío raro el de la máscara. Definitivamente esos son dos metros de estatura, es imponente. Vestía como un típico cazador montañés: abrigo de camuflaje militar, una camiseta negra que decía “Virgin Killer”, botas militares, un rifle colgado de un hombro… lo esperado; pero destacaban su larga y lacia cabellera rubia que le caía desde debajo de un gorro negro de lana hasta la cadera, y la máscara de porcelana blanca con los agujeros para ver cubiertos por una telilla negra que impide mirarle los ojos. Por si eso no bastara para que la horrible careta diera mal rollo, el “O.K.” que lleva en la frente está garabateado a arañazos y con algo que ojalá sea pintura roja. Estaba ahí y era tan real que hasta me sentí algo mareada. Creo que notó mi inquietud, pero de momento no dijo nada respecto a mí. Violeta solo fue a recoger a su hijito y musitó de mala gana:

—Olvidaba decírtelo, Psique: te han dejado al cuidado de tu tío el más joven y tonto. Es por tu seguridad. Es tonto, pero puede poner una bala en el lugar correcto de aquí a 2300 metros en todos los intentos. ¡Y esa es su única virtud!  Por lo demás es feo, vulgar y grosero.

Él le contestó con tranquila indiferencia:

—¿A quién le molesta tener un francotirador trabajando como niñera y gratis? Solo a ti. Acabo de volarle los sesos a tres tipos que andaban tras la chica. ¿Cuánto me pagarías por eso? Ah sí, nada, porque aquí somos basura blanca y no tenemos los recursos para hospedar a esta niña criada como rica.

—Bug sé más discreto… Ella todavía tiene la oportunidad de ser libre y no involucrarse en los detalles escabrosos...

—No será libre si no le das razones para salir corriendo. No me convence tu deseo altruista de respetar su decisión y no retenerla en la familia. ¡Y está bien!, de alguna forma es tuya, la diste a luz… Pero…

—¿Quién eres tú para juzgarme? Te desheredaron por incivilizado y a duras penas aprendiste a leer, ¡no por tonto! Por necio y holgazán, simplemente preferiste vivir cazando y revolcándote en la montaña como un animal.

Dijo ella y entonces mi extraño tío se le acercó, hablando siempre despreocupado:

—¿Cuándo nos llevaremos bien, Violeta? Los verdaderos amigos no se ofenden si los insultas, ¡se ríen y te insultan de una forma aún más grosera! ¡Ríete, roba hermanos pecosa cara de rata!

—Me enojaría si no supiera que lo dices por cariño. A las serpientes les gustan los roedores…

Entonces Violeta de repente se quedó sorprendida como olfateando algo, él hizo lo mismo antes de preguntarle:

—¿También lo hueles? ¿Eso no es…? No, Violeta …

—Oh, cielos, creo que... ¡Eres un tipo con suerte!

—No me puedes dejar solo con ella, este ni siquiera es mi problema…

—Sé que no puedes ser un caballero, pero haz un esfuerzo. Los veré luego.

Le contestó ella antes de irse con su bebé por una puerta de la cocina, dejándome a solas con “mi tío”. Dios, no sé qué olieron, ¿es que no me bañé? No creo haber transpirado tanto, mi estómago no me ha dado más problemas, ¡qué embarazoso! Pero pronto mi atención migró de esa incógnita al enorme hombre enmascarado que tenía enfrente. Él se me acercó con cautela, creo que al igual que yo no sabía muy bien qué decir. Me sentí tan abrumada con esa situación que solo seguí comiendo sin levantar la vista del plato. Lo miré de reojo pararse junto a mí y entonces exclamó casi como si lo hubieran obligado:

—¿No me vas a saludar? ¡Ven y dale un abrazo a tu tío!

Comencé a ponerme de pie lentamente, intenté darle un flojo abrazo y él me estrujó hasta hacer crujir mis huesos, levantándome del piso. Creo que debió comprimirme un nervio porque un corrientazo de electricidad me subió desde la base de la columna vertebral hasta la cabeza y me hizo una especie de cortocircuito, cuando volvió a ponerme en el suelo me quedé sin aliento y algo mareada. Aunque él tenía una máscara puesta, pude notar que estaba desconcertado, ¡fue el momento más bochornoso de mi vida! Él dio unos golpecitos con el puño a una mesa cercana, como pensando antes de decir:

—Bien, iré al grano: creo que nadie te lo ha dicho, pero a mí no me gustan las niñas.

—Está bien…A mí también me gustan los hombres…

—¡Me refiero a las niñas pequeñas! No le seguiré la corriente a tu madre con eso de que aún eres una bebé. Ziggy no cuenta los años que pasaste inconsciente y estuviste al menos cinco en estado vegetal. Es enfermizo.

Lo miré consternada preguntando ya con algo de indignación:

—¿Por qué debería creerle que mi madre me miente?

—Porque…Bah, tienes razón, ella no te miente…En la vida solo importan aquellos años que vale la pena recordar. Además, es difícil llevar la cuenta exacta de tu edad cuando estás saltando entre el pasado y el futuro. Yo sé que nací un 13 de noviembre de 2013 y que de eso ya ha pasado una eternidad, pero se siente como dos semanas tontas y desperdiciadas.

—¿2013? ¿Cómo puede ser…? Vivíamos en 3030…¿Eso también es mentira?...

—No, es que obviamente con los viajes en el espacio-tiempo… ¿Acaso no sabes?... Es posible transportarse del futuro al pasado y viceversa, es un lujo y requiere un montón de trámites legales, pero es posible. Así se financian las comodidades de tu familia. Tu padre es uno de los mayores accionistas de la empresa que los gestiona.

—No lo sé…Necesito pruebas para creerle.

—Estuviste como veinte años encerrada en tu casa en plan caverna de Platón y hasta ahora se te ocurre ponerte suspicaz… Si no me crees podría llevarte de paseo a la edad media para morirnos juntos de peste negra, pero ya oíste que soy un montañés en bancarrota. Apenas me alcanza para llevarte en mi furgoneta a la costa este y si tardamos tres días podemos fingir que viajamos al futuro. Ven, debes terminar de instalarte en mi casa. Hubiera preferido que vinieras siendo más madura, pero te sirvieron temprano…

Dijo misteriosamente saliendo de la cafetería con paso firme, me di cuenta de que esperaba que yo lo siguiera. Fui tras él mientras el eco de nuestras pisadas resonaba en la fría soledad del entorno, todavía no muy segura de cómo abordar toda la situación aunque ya comenzando a ponerme en guardia; así comprendí que los “globos que explotaban” eran disparos de francotirador, de mi tío. Caminó por una de las calles desiertas y se detuvo un momento a esperar que lo alcanzara, mirándome. Es un poco siniestro porque solo deduces que te mira pues los ojos de la máscara apuntan en tu dirección, pero no hay forma de saber qué expresión tendrá. Ya nerviosa por ese detalle aterrador, le pregunté con voz apagada:

—¿Por qué lleva una máscara?

—Esa es una larga historia y odio explicar cosas sin importancia.

—Pero necesito respuestas, estoy muy confundida.

—No sé si confundida sea la palabra…

—¿Usted era el niño desnudo con una máscara que sale en una foto de playa?

—Era joven y necesitaba el dinero.

Me respondió sin tomarme en serio, cruzamos entonces una esquina y vi la horrible furgoneta negra sin ventanas traseras estacionada en una calle; él me abrió la puerta del copiloto con una caballerosidad extraña e inquietante, y yo no podía dejar de pensar en que ese hombre acababa de matar a tres personas. Antes de que entrara quitó del asiento un montón de balas, diciendo:

—Disculpa el desorden, gajes del oficio.

—Por favor, escúcheme, en verdad preferiría volver a casa.

—Psique, no te estoy mintiendo, ni quisiera que pases por esto. Y me siento mal porque también me engañaron, nadie me dijo que vendrías sin saber nada de tu propia vida. No solo no vivías en esta época, tampoco vivías en el planeta. Estabas en la Luna. Para 3030 la Tierra que ahora es tan verde y hermosa estará inundada en las partes donde no esté seca hasta pulverizarse. La tecnología que permitió los viajes en el tiempo y todas esas cosas geniales la hará pedazos. La clase alta deberá emigrar allá, a la Luna. Mientras los pobres se quedarán para morirse y los que tenemos algunos privilegios podremos venir a refugiarnos al pasado. No puedo regresarte a tu casa, eso solo es posible a través de un caro viaje espaciotemporal. Tampoco podemos hablar de esto en público…Creo que ya entendiste que nuestra familia…tiene la culpa de muchas cosas. Deberás esperar a que vengan por ti.

En ese momento sentí un vacío en el estómago, no le pude responder, ¿por eso papá me dijo que mirara a la Luna si me encontraba lejos de ellos? Mi extraño tío me indicó con un gesto que entrara al auto y cerró la puerta por mí, luego subió al asiento del conductor y retomé la charla aún incrédula pero tratando de darle sentido a todo:

—¿Para eso crearon una máquina del tiempo? ¿Para evitar ese futuro?

—No. De hecho hicieron lo mismo que nuestros ancestros en el pasado cada vez que necesitaban riqueza o recursos.

—¿Qué fue lo que hicieron?

Pregunté tímidamente. Él contestó:

—Invadir pueblos más débiles y saquearlos. De ahí viene el resto del dinero de la familia. Roban del pasado lo que hace falta en el futuro y en el proceso corrompen la historia, cagándose en su propio destino.

La verdad, oh Dios, esta verdad…No sé si realmente quería saberla. Luego arrancó el auto, en la radio comenzó a sonar lo que básicamente era ruido. Cambió de emisora hasta encontrar algo menos horrible y murmuré:

—Dígame, ¿todo esto tiene que ver con el ataque terrorista de hace unos días? ¿Nuestra familia estaba involucrada?

Él respondió, tras un silencio extraño:

—Qué si estaba involucrada…

Hubo otro silencio muy tenso, pude notar que hablaba con resentimiento. Entonces tomé valor para preguntarle:

—Y este lugar… ¿Dónde está la gente?

Él me contestó:

—Aquí 2020 se repite al infinito pero sin la gente, solo quienes venimos de fuera no participamos en la rutina. Dicen que las personas sí están, pero nosotros no estamos en su misma dimensión, velocidad, o algo así, que conforme vayamos alterando el entorno este se irá independizando de la realidad original y se romperá el ciclo creando otro universo y yo qué sé, no entiendo nada.

—¿Entonces este no es el mismo mundo que se ve en las películas antiguas?

—Está claro que no. Todo fue por Violeta, sabes, su madre murió en lo que fue este año y mi hermano, su marido, le ofreció cambiar ese pasado para salvar a la señora a cambio de aceptar ser su esposa. Ella le tenía pánico, es diez años menor que mi hermano, quien la estuvo asediando desde que era una niña y jugaba a las muñecas con Amleth. El asunto es que al final ella se sacrificó por su madre. Pero algo en el proceso, que por supuesto no se hizo legalmente ni de forma segura, provocó un fallo de las máquinas que manipulan el espacio tiempo y lo detectaron. El padre de Violeta se enteró de todo, estaba tan furioso que la separó de su madre que ahora vive pero fuera de esta realidad alterna mientras Violeta está aquí. Cuando llegó, apenas tenía dieciséis años, era una muchacha moderna de ciudad, ahora, después de vivir siglos en las montañas, se ha vuelto una campesina. Ya ni siquiera recuerda a su madre, quizás se crucen en el mismo punto pero en distintas realidades y apenas se presientan como fantasmas. Aunque siempre me pongo del lado de mi hermano, reconozco que el malo fue él que se la trajo con trampas, pero la pobre pecosa recibió todo el castigo.

—Realmente su hermano es un hombre muy perverso… ¿Cómo pudo hacerle esto a Violeta? Yo no podría ser como usted y perdonarlo.

—Bah, no sabes lo que dices… Además, no todo es tan malo, este sitio tiene potencial. ¡Es un nuevo mundo en nacimiento! Mi tío ha sido tonto, la única utilidad que le encontró fue usarlo como una cárcel para los habitantes del siglo XXX. Según él, aunque la tecnología ya permite volver al pasado y anticiparse al crimen, la ley ya no debe penalizar solo el acto delictivo sino la prueba de que alguien es capaz de cometerlo. Las estadísticas salidas de su trasero muestran que la mayoría de gente suele reincidir y los programas de rehabilitación son poco efectivos, por eso decidió mandar a los condenados a perderse aquí.

—Entonces este sitio es peligroso…

—Así sería si mi tío fuera honesto y realmente encerrara criminales, pero en realidad lo de prevenir el crimen fue solo una excusa. De los cinco mil habitantes que vivimos desperdigados por este mundo, la mayoría son gente que ofendió a mi tío. Presos políticos, como Violeta. Así que si vives aquí, no estás preso sino más bien exiliado.

—¿El padre de Violeta es el mismo tío abuelo que es importante y tío Alonso y Dumas no quieren?

—Tu tío abuelo no solo es importante, es un jodido monarca. El último que existe entre los últimos restos de la humanidad allá en el siglo XXX… Y sobre Dumas…

Replicó en un tono de alguna forma burlón, y siguió hablando:

—Sabes, tu tío abuelo Adámas, así se llama, y Dumas son enemigos a muerte; y a la vez son tan parecidos que evidentemente son familia. Uno peleando por retener el poder de un reino de diez kilómetros cuadrados y doscientas personas en la Luna, el otro peleando por arrebatarle ese trono absurdo, y ninguno preocupado por el pasado donde se podría evitar llegar a esto: nos estamos extinguiendo en el siglo XXX, el dinero ya no nos puede salvar y la familia se echa culpas entre sí, mi papá era originalmente el heredero al trono pero abdicó porque era estúpido ser el rey de un puñado de tontos a punto de morirse de viejos en la Luna cuando puedes volver al pasado y tener un rancho a todo dar; y su hermano menor enloqueció de poder al tomar su cargo. Por más que intentamos cambiarlo, es un destino inevitable y como la familia ya tiene la posibilidad de escapar a estas tierras de nadie y a mi tío no le importa nada más que seguir siendo el rey… Pues dejan todo como está.

Me quedé sin aliento, tuve que frotarme el rostro, como si acabara de despertar. ¿Esto era lo que ocultaban? Hubiera querido saberlo antes, ahora me siento de alguna forma traicionada, creo que lo hacían para engañarme a propósito y les di la excusa perfecta con mi miedo a las películas sobre conspiraciones. Él siguió hablando, como para ocupar el silencio que dejó mi estupor:

—¿Usted qué hizo? ¿Por qué está aquí?

—Vine por voluntad propia junto a otros de mis hermanos para acompañar al que se quedó con Violeta. Nosotros podemos entrar y salir sin problemas, pero al quedarnos nos solidarizamos con la gente del pasado. Hemos renunciado a los lujos. Los demás, los que viven en la Luna… Prefieren esconderse en la oscuridad y vivir bien, manteniendo una relación cordial con el viejo Adámas y su política de serruchar la rama del árbol en la que está sentado.

—Mi padre no es así…

Se volvió a mirarme, creo; porque la máscara no permite verle los ojos y eso me hace sentir muy inquieta, los ojos son muy importantes para mí, y dijo:

—Mejor hablemos de otra cosa. Yo también quiero a tus padres. También creo que están allá por alguna buena razón. Pero no voy a defender a los demás.

Hubo otro incómodo silencio. Por el nerviosismo había olvidado que estaba en un auto por primera vez, la vibración es emocionante, hace un ruido extraño, debe ser el motor. Probé lo que he visto en películas, subí y bajé el cristal, saqué una mano para jugar con el viento, abrí la guantera y encontré unos envoltorios cuadrados de algún tipo feo de goma de mascar; tenían dibujos de frutas y mujeres. Abrí uno y me lo metí a la boca, tenía buen sabor aunque era desagradable de masticar, parecía un globo largo y viscoso, mi tío extendió la mano y me ordenó en voz baja:

—Escupe eso. No se come en el auto y nada del auto.

Le entregué la goma fea y él la tiró por la ventana, después no dijo nada, pero cerró la guantera por mí. Empecé a temer que estuviera enojado, el corazón me palpitaba muy rápido. Tragué en seco e hice mi mejor intento por platicar y actuar normal:

—¿De qué trata la película de su playera? “Asesino de vírgenes”.

—Es un álbum de heavy metal, no debí ponerme esto hoy...

Me contestó de una forma algo rara, como pensando en voz alta. Miré a la parte trasera de la furgoneta y vi que tenía un montón de armas de fuego, empecé a ponerme muy nerviosa. Pero él seguía hablando totalmente sereno:

—Ya sé de tu amor por el cine slasher, es influencia de tu mamá. A mí me han dicho alguna vez que la máscara me hace ver como asesino serial, pero te aclaro que yo nunca sería el villano de la película, sino el tipo al que matan por estar distraído teniendo sexo con alguna cualquiera. ¿Ya puedo hablar de eso frente a ti, no? Ya eres mayor de edad.

—No sé, yo… ¿Por qué usted usa una máscara?

—Por comodidad, nada fuera de lo común.

—¿Qué quiere decir?

—Pues…Que mucha gente también las usa para andar entre los Homo sapiens. Podría usar una más realista como la del tío Adámas, o hacerme cirugía, o solo mostrarme tal cual soy, a mí no me molesta, pero esta sencilla sirve bien. Me ahorra preguntas y miradas curiosas.

Me quedé mirándolo en silencio, muy tensa, él se volvió a verme un momento, después preguntó:

—¿Ya sabías que la familia de parte de tu abuelo paterno es de otra…? Hm… Lo siento, es que no me gusta decir “especie”. Creo que es medio racista.

Entonces tuve escalofríos. Me temblaban las manos, las entrelacé para disimularlo y pregunté con miedo:

—¿Ha escuchado de los reptilianos? Yo sé que es mentira, pero…

Soltó un suspiro y apoyó la sien en un puño, antes de decirme:

—Sabes, ¡eso sí es racista! Mira, veo que tus padres quizás callaron por respeto a ti que si mal no recuerdo te adoptaron del siglo XXII cuando apenas iban comenzando a modificar a las personas, pero la palabra con “R” no se dice en el siglo XXX. No somos lagartijas. La palabra correcta para mí es “híbrido”, y más correcto aún es no hacer distinciones.

Se me erizaron todos los vellos del cuerpo. Calculé cuanto daño me haría si saltaba del vehículo en movimiento, pero antes de hacer algo drástico quise entender bien qué me estaba diciendo:

—¿Qué significa exactamente híbrido? Creí que era una enfermedad.

—Es lo que resulta del cruce entre especies. Como si tomas una yegua y un burro, nace una mula. Mamá era una Homo sapiens del siglo XX, papá venía del siglo XXX, pertenecía a una nueva especie humana que crearon para subsistir en la Luna y llamaron Homo cosmos. Pasaron años haciendo experimentos genéticos y estudios para forzar la evolución humana y crear gente que se ve como la mezcla entre un pez diablo y un gato hervido, porque así son los estándares de belleza en el siglo XXX. ¡Es algo que se veía venir! Ya desde el siglo XXI empezaban a deformarse con cirugías plásticas, mil años después estarán tan desfigurados que ya se pueden considerar una especie nueva. Para colmo quisieron mejorar la genética y pusieron ADN de animales, felinos, bastantes lagartijas sí…Lo curioso es que si los apareas con seres humanos del pasado nacen Homo Sapiens lindos, aunque poco fértiles. Bueno, no siempre… ¡Conmigo no funcionó el truco! Detrás de la máscara, parezco un gato hervido.

Empecé a ver todo negro, creo que me desmayé por unos segundos, pero inmediatamente me despertó mi recién descubierto instinto de supervivencia. Con las fuerzas que me quedaban comenté:

—Entonces no existen los extraterrestres, ni los reptilianos, ni los illuminatis, eran ustedes… Era la gente del futuro viajando al pasado para cambiar cosas sin pensar en el daño.... Y mis padres, mis demás tíos, siempre me pareció tan extraño que se vieran tan perfectos… 

—¿Perfectos? Tus otros tíos solo son “normales” en apariencia. Dumas por ejemplo… Heredó un raro gen recesivo, tiene colmillos retráctiles huecos, como los ofidios. Inyecta veneno, su saliva siempre está un poco envenenada. Él ya es inmune, pero los demás… ¡Por eso besa tan rico! Con sabor a opio…

—¡No es cierto! No se atreva a hablar así de él… ¿Acaso usted lo ha besado?

—¡Sí!

—¿Por… qué?

—¡Porque nos daba besitos a todos cuando éramos pequeños! Así nos calmaba si molestábamos mucho. Y si nos poníamos muy malcriados era beso con lengua. Te dormías como una piedra antes que pudieras decir “guácala”.

—¡Cállese, no hable más de mi tío Dumas! ¡Él es muy bueno!

Le interrumpí indignada. No quiero imaginar a Dumas como algo monstruoso. “Tío Bug” volvió a reírse y comentó, cambiando de tema:

—Todos ellos te cuidaron como su hija, es normal que los ames así. Está bien. Dumas te ama con amor de padre. ¿Lo sabes, verdad?

—Supongo que sí…

Murmuré de mala gana, él continuó hablando, distraído en esquivar unos baches:

—Adoro a mi gente, pero a veces creo que sí deberíamos extinguirnos. A mí no me molesta ser infértil, no tengo la ilusión de tener hijos, pero no estoy seguro de serlo. Dicen que los hombres con buena puntería… y nunca he errado un tiro. Por eso prefiero salir con mujeres muy mayores que ya no están en edad fértil, pero es difícil escapar del destino, ¿qué se puede hacer? Ni modo. Tu intentas retrasarlo y te lo vienen a poner enfrente.

—¿Por qué aparece un humo negro…cuando ustedes llegan de repente…?

—Es…la evolución. Las exigencias del ambiente promueven las mutaciones necesarias para adaptarse naturalmente y sobrevivir. Mi papá, mis hermanos y yo desarrollamos una muy útil para el ambiente del siglo XXX. ¡Je! Pero no te diré qué hace. No quiero que estés prevenida.

Sentía cada vez más terror. Al mover un poco mis manos las rocé con mis muslos descubiertos, estaban frías como bloques de hielo. Llegamos a su casa y mientras se estacionaba le pedí:

—Dígame su nombre y muéstreme su cara.

Me mostró una licencia de conducir cubriéndole el rostro con el pulgar. Se leía “Georgy Konstantinovich Zhukov”, nacido el 13 de noviembre de 2013, y me indicó:

—Si te parece largo dime Bug. “Zhuk” es “bicho” en ruso, pero realmente no me llaman Bug por eso, aunque sí soy el bicho raro de la familia.

—Es por “error de sistema” …

Murmuré recordando lo que dijo papá sobre él, y me comentó:

—Se supone que no tenía que nacer con la horrible cara de mi papá. Pero después de quince hijos mi pobre madre ya estaba cansada y no pudo contrarrestar los genes de iguana… De cualquier forma, Bug me gusta.

Lo miré con desconfianza y dije:

—Entonces “Bug” es un apodo para un alias… ¿Por qué usan nombres falsos? ¿Cuál es nuestro apellido real?

Tío “Bug” se bajó del vehículo, me abrió la puerta y finalmente respondió:

—¿Para qué quieres saber eso?

—Dijeron que me revelarían esos datos hasta que fuera adulta porque entonces deberé tomar decisiones respecto a eso. Quiero tomarlas ya. Si oficialmente tengo trece años y le suma cinco dan dieciocho. Ya soy adulta.

—Tus padres biológicos siguen vivos y juntos en el siglo XXII, ya tienes dos hermanitos. Puedes volver con ellos, no son ricos ni importantes, pero son Homo sapiens. Vete ya y ahórrate la tristeza, puedes volver luego cuando realmente seas una mujer mayor. Entonces sería más sencillo...

—Mis verdaderos padres son los que conozco y amo. Dígame cuál es mi apellido real, el suyo y el de mi padre. Quiero saber toda la verdad, ser totalmente parte de la familia.

—Un documento no te hace realmente parte de una familia.

—No es eso lo que me une a mis padres. Lo que me hace sentirlos parte mía es el amor. Por eso quiero volver con ellos y saber qué pasa.

Él me alborotó el cabello como si fuera una niña pequeña y entró a su casa, lo seguí. Dejó el rifle sobre una repisa, se quitó el abrigo y pude ver sus brazos. No son tan grandes como los de tío Alonso pero están igual de duros y con los músculos marcados; creo que su cara y su actitud son horribles, pero el cabello y el cuerpo los tiene preciosos. En el brazo derecho tiene una serpiente enrollada que le baja del hombro hasta rematar con la cabeza en el dorso de su mano, y en el izquierdo tiene grabados de la revolución francesa. Por lo visto, él es el misterioso tercer miembro de la secta loca de tío Alonso y Dumas. Se levantó la manga del brazo izquierdo y me mostró que en el hombro tiene el mismo símbolo que dibujé, el que estaba en las puertas del palacio el día del ataque terrorista. Lo señaló diciendo:

—Este es el escudo de la familia. La “L” simboliza el número doce, representa la unidad, pero no una en buen sentido. Es un mensaje a la familia, al grupo de personajes que retienen el poder desde siempre: no soltar. También está ahí por “Lunae”, de la Luna. Ese es “tu apellido”, el que adoptaron los últimos ricos y descendientes de la realeza de la Tierra al llegar a la Luna, para fundirse en una misma crema y nata de la podredumbre humana. No quiero entrar en detalles, pero no nos enorgullece ser Lunaes. Por eso usamos nombres falsos.

—¡Pero yo sí me enorgullezco de esta familia que me dio mi papá René!

Le recalqué. Él siguió intentando hacerme dudar:

—¿Qué sabes tú sobre tu papá? No sabes ni su nombre de pila, o el mío...

—¿Cuál es su verdadero nombre? ¡Dígame!

—Es un secreto, como mi rostro.

—Al menos veo que usted tiene algo en común con su hermano mayor… Papá también me oculta cosas…

—¿Y tú no le ocultas cosas a tu papá…?

—¡No!

Exclamé molesta. Él fue a la cocina y sacó una lata de cerveza de la refrigeradora, luego me dio la espalda, se apartó la máscara y bebió. Después me dijo sin volverse a mirarme:

—Como sea. Bienvenida a mi hermosa casa, que también es la tuya. Construida con amor y madera de roble en 1880. Arriba hay tres habitaciones libres, elige cualquiera, permanecen limpias y con ambiente de chica porque las usan mis hermanas cada vez que vienen a dormir en la montaña. Y el baño está arriba al final de las escaleras, tras una puerta verde. ¿Necesitas algo más?

Subí corriendo y abrí la puerta del baño, era espacioso, iluminado con luz natural que entraba a través de un domo de cristal, y estaba lleno de peceras y más plantas, pero no otra cosa. Solo el espacio con el retrete, la ducha y una tina. Así que bajé a buscar a mi tío que bebía de espaldas a mí revisando una jaula con pájaros y se lo dije:

—No hay toallas ni shampoo.

—Sí. Durante el verano me baño en el lago y me seco con el sol. Le hace bien al pelo largo.

—Supongo que lo demás lo hace en el bosque…No hay papel de baño…

—Ah, sí uso ese retrete, pero solo para pis. Cosas de mi especie, ya no necesitamos la puerta trasera, solo la abrimos para fiestas.

—Bueno, yo necesito…papel de baño. ¡No soy como usted!

—Claro, ¿yo qué sé? ¿Qué puedo hacer para que disculpes mi ignorancia de hombre lagarto, Psy? ¿Limpio tu trasero con mis lágrimas? Iré al pueblo y compraré tu papel, también comida para gente primitiva que hace del dos. ¿Necesitas algo más?

—No…

Repliqué, él tiró la lata vacía a la basura volviendo a ponerse la máscara; no logré verle nada del rostro. Guardó su rifle en un gabinete y sacó otro explicándome mientras le revisaba la mirilla:

—Este es mi favorito, el CheyTac M-200. Aquí debemos trabajar, Psique, los que vivimos en el exilio no tenemos nada gratis. Hay que salir a cazar, el tipo de presa es un poco especial. Pero no te preocupes, no participarás de eso, es trabajo de hombres. Tú podrás quedarte en casa cuidando a los bebés…

—Tío, ¿por qué no quiere decirme su nombre? ¿Por qué insiste en que seamos extraños? Nunca me visitó, ni siquiera en las navidades.

—¡Deja de llamarme “tío”! ¿Tu mamá no te contó la historia de Eros y Psique? Me la contó a mí de niño, dijo que Psique significaba “alma” y “mariposa”, se me hizo el nombre perfecto para un fantasma. Cuando apareció contigo y te llamó Psique creí que lo hizo porque te ibas a morir pronto. Por eso no me acerqué a ti todos estos años, perdóname. No quería verte sufrir. Pero la historia de Psique… ¿Sabes qué le pidió su novio?

—Usted no es un Eros velado, si a eso va. Más bien es una mezcla entre cazador, carnavalero veneciano y vikingo. Y no estamos enamorados.

Él claramente no me escuchaba, estaba enfrascado en su arma y solo me respondió mascullando otra sarta de comentarios perturbadores:

—¿Por qué mandas señales mixtas? Eres como un cartel que dice “adelante, bienvenido”, pero está adornado con signos de peligro y alambre de púas.

—Solo dígame su nombre, deje de ocultarme información.

—A ver, ¡intenta adivinar mi nombre! Juguemos a eso.

En ese punto me harté de sus tonterías y le tomé el cañón del arma, diciendo:

—¿Si adivino me dirá toda la verdad? Porque si piensa seguir tomándome el pelo tendrá dos opciones: jalar el gatillo ahora mismo o pasar el resto de la tarde buscándome porque volveré a escapar. No toleraré este atropello.

Él se quedó muy quieto, el rifle apuntaba justo a mi corazón. Yo ya no tenía miedo, me movía una voluntad incomprensible, maquinal, quería ir al grano de una buena vez. Entonces me apartó el arma y dijo, guardándola:

—Tú y yo quizás tenemos un par de cosas en común, Psy. Somos personas pragmáticas. Brutas y muy pragmáticas.

Luego se sentó en un viejo sillón y se arrellanó, hablando siempre tranquilo:

—Acepto tu trato, pero un solo nombre es muy fácil. El mío y los de mis hermanos que hacen falta. Si consigues que te lo revelen ellos mismos haré lo que me pidas. Hasta reunirte con Ziggy.

—¡Trato hecho! ¿Cuántos hermanos son?

—Dieciséis conmigo.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué tantos?!

—Mi mamá no era cinéfila y mi papá era tonto, tenían pasatiempos simples.

Replicó simplemente. Entonces me tomó la muñeca del brazo izquierdo y le revisó el dorso hasta encontrar algo que frotó con el dedo, ordenándome:

—Toca aquí, este punto. ¿Sientes eso?

—Es como un granito duro… ¿Sera una espina?

—Es una micro computadora. La ley del siglo XXX exige que tengamos una implantada, sirve para comunicarnos y para transacciones comerciales. Pero la tuya está apagada. No podía enviarte mensajes, por eso tuve que ir tras de ti por la carretera. Debiste ver alguna vez a tus padres usarlas.

—Ah, sí, es que no me gusta la tecnología moderna… ¡Me da miedo!

 —Bueno, será mejor que controles tus temores porque aquí este aparato podría salvarte la vida. Voy a formatearla en caso de que tenga algún programa extraño del tío Adámas y la haré una copia de la mía que está alterada para que no pueda rastrearse por el gobierno selenita. Tomará solo un minuto.

Se quedó un rato sosteniendo mi muñeca y presionando el punto que me señaló, sus manos son grandes y ásperas. Tienen cayos por usar las armas y vivir en el campo. Él se fijó en la mía y antes de soltármela acarició la palma un momento, después murmuró con unas risitas siniestras:

—Soy un simplón, me entusiasmo tan fácilmente... Listo, chasquea los dedos.

Hice lo que me sugirió y entonces apareció una pequeña pantalla holográfica sobre mi mano. He visto a los adultos de mi casa usarlas, pero realmente no tenía idea de cómo las controlan y mi tío me enseñó:

—Se maneja con la mente, cuesta un poco acostumbrarse y requiere algo de concentración, pero después es lo más normal. En mis tiempos esto lo hacía el teléfono, ahora es un chip del Anticristo friéndonos el cerebro.

No había terminado de decirme eso cuando yo ya estaba buscando datos sobre todo lo que él me había dicho. Era verdad, mi familia adoptiva es la última familia real del mundo y son temidos a la vez que muy odiados en el futuro, donde los seres humanos ya no parecen serlo, sus rostros son demoníacos y llevan lúgubres vestiduras negras como las de aquellos pequeños cuerpos muertos que vi la otra noche en el ataque al palacio. Tuve que apagar la pantalla, no quise seguir viendo aquello. De repente, mi tío Bug habló de nuevo:

—¿Por qué apartaste la vista tan bruscamente? ¿Te da miedo la gente como yo?

—No…Es que no gano nada con mirar su aspecto, quiero saber su nombre.

—Aureus Lunae V.

—¿Qué?

Pregunté sin entender:

—Mi nombre real, es Aureus Lunae. Igual que mi papá, mi abuelo, mi bisabuelo, ¡mi sobrino! … En cada generación hay un Aureus.

—¿Su nombre…real? Pero…

—Claro, odio que me digan Aureus. Todos los Juniors sabemos que mamá debió haber gemido o gritado nuestro nombre alguna vez durante el sexo. Así que por favor dime Bug, yo no uso el alias por guardar mi identidad, sencillamente detesto mi nombre.

—¡¿Por qué me lo dice todo así, tan fácilmente…?!

—¡Para que aprendas que soy impredecible y hago lo que me da la gana!

Entonces me levanté a tomar un poco del aire fresco que había afuera, me sentía tan feliz de estar ahí y al mismo tiempo tan desesperada por irme, ojalá nunca hubiera sabido estas cosas o visto esas imágenes. De pronto una mariposa pasó volando cerca y su belleza me hechizó, nunca había visto una de verdad. Traté de tocarla, pero cada vez que me le acercaba volaba alejándose más de mí. Poco después me di cuenta de que mi tío raro venía siguiéndome disimuladamente, sabe moverse con sigilo y con eso no deja de recordarme que es un cazador y debe saber acechar presas… Se quedó quieto junto a unas ramas de pino y cuando la mariposa se posó sobre una de estas la tomó de las alas lentamente. Con inusual sutileza. Luego me la entregó, diciendo:

—Necesitas tener paciencia e ir despacio para atrapar una de estas. Se dañan fácilmente.

La recibí dejando que se posara sobre uno de mis dedos, fue quizás la cosa más fascinante que hice en mi vida, pero apenas unos segundos después se escapó volando muy alto. La vi alejarse y pregunté con curiosidad:

—¿Qué debo hacer para que una se quede viviendo conmigo?

—Tendrías que clavarla para hacerla tuya. Suena terrible, pero así es.

Respondió y no sé por qué eso sonó tan raro. Caminé siempre con él tras de mí hasta una arboleda oscura donde había una multitud de telarañas perladas con rocío, es un espectáculo hermoso y siniestro, algunos arácnidos negros y alargados reposaban inmóviles entre los hilos blancos, en silenciosa amenaza …Como mi tío Bug. Para aliviar un poco la tensión que se hacía cada vez más pesada si no hablábamos, traté de charlar con él sobre cualquier cosa:

—¿Quién le contó que me gustan los slashers?

Antes de contestarme, me tocó suavemente la cinta que traigo atada en torno al cuello y dijo:

—Conozco esto. 

Luego me acarició una mejilla con el dorso de los dedos, respondiéndome:

—Leí tu diario.

Pude sentir como la sangre se me iba del rostro, palidecía y me temblaban las piernas. ¡Nunca más volveré a separarme de mi diario! Al instante corroboré que lo llevara guardado en mi mochila. Ese hombre supo todos mis secretos y temores, nunca antes me había sentido tan vulnerable. Él levantó las manos como en señal de rendición y se alejó unos pasos al notar mi miedo; luego se sacó un arma del bolsillo trasero, le movió alguna cosa y me la entregó diciendo:

—Toma, si intento hacerte algo, puedes dispararme. ¡Ahora estamos a mano! Quizás seas pequeña, pero las balas también lo son y no por eso la gente va por la vida cruzándose en sus caminos.

Tomé el arma con desconfianza y la escondí en mi abrigo, sin apartarle la vista a él de encima. Después traté de hablar sin que se me quebrara la voz. ¡Dios mío, hay cosas tan íntimas escritas aquí!:

—¿Qué leyó…?

—No hay mucho que leer, lo más relevante es la parte en que informas que no hay que darte avena con brócoli, y otra donde dices que me viste en una foto con el cabello recogido y quisiste saber qué tan largo lo tengo.

Me congelé mirando al piso, pasando de la palidez al rubor tan intenso que me ardieron las mejillas. Mi horrible tío Bug me informó entonces:

—Bien, me mide veinte centímetros, puedes corroborarlo cuando quieras.

—No puede ser, evidentemente alcanza al menos un metro.

Murmuré extrañada mirando su cabello, él respondió:

—Si tú lo dices. ¡Voy a alardear de esto con mis amigos! Por cierto, también leí lo de la flor que florece escondida… ¿Qué fue eso?

—Quise decir que siento que desperdicio mi vida encerrada y escondida en mi casa… Es como si no existiera, por más buena chica que sea, ¿Quién aprecia una rosa que florece escondida en el fondo de un agujero?

—Alguien que viva metido al fondo del agujero.

—Pero ahí solo viven alimañas…

—Como yo, por ejemplo.

No quería mirarlo a la cara, a la máscara, pensar que tendría que quedarme con él no sé hasta cuando me pareció imposible. Ya no quería tenerlo cerca ni un minuto más. Traté de alejarme caminando de espaldas y él me dijo de golpe:

—Dejémonos de rodeos, tú quieres acostarte conmigo. Admítelo.

En ese punto, toda la atracción quizá morbosa que antes sentí por él se me convirtió en repudio. Tragué en seco sin saber qué contestar, él empezó a acercarse más a mí, hablando con toda naturalidad:

—Nunca me había animado la idea, no soy del tipo que pierde su tiempo con chicas tímidas, pero ahora solo pienso en tus muslos medio cubiertos por esas medias negras y la faldita plisada.

Por fin me volví a mirarlo y dije alzando la voz, juntando todas mis fuerzas para sacar valor y poner límites antes de que las cosas empeoraran:

—Sus bromas de flirteo son perturbadoras, ¿Cuántos años tiene usted? Sea o no confuso entre viajes en el tiempo, tiene usted al menos dieciocho, tío, definitivamente es un adulto. Y yo no. ¡Y es mi tío!

—¿Qué es el tiempo, Psy? Una nada que se mide con relojes. Cuando vives tantos años sin envejecer, el amor se vuelve algo irreal. ¡Nadie pensó en las consecuencias emocionales de una vida tan larga en un mundo tan vacío! Mis hermanos se han divorciado y enviudado no sé cuántas veces y los que siguen con sus amores de juventud me parecen casi inhumanos, pero siempre creí que al menos una vez en la vida tienes que encontrar a esa persona que no querrás dejar ir. Y yo ya he vivido 189 años, quizás es mi hora.

Me quedé boquiabierta, sin palabras, y me le aparté unos pasos más. ¿Qué es mi familia? Entonces recapacité con terror en que no sé quiénes son, no tengo idea… Toda mi vida estuve encerrada aprendiendo de un mundo que ya no existe, entre personas que me ocultaron la realidad. Supe que no podía confiar más en lo que me habían dicho, tendría que conocer todo por mi propia cuenta, entonces me armé de valor y pedí a mi tío:

—Quítese la máscara…

Él se quedó unos segundos pensando, luego me respondió con un suspiro:

—No puedo. Te lo diré de una vez: solo la uso ante extraños del pasado, pero me ordenaron no quitármela frente a ti. Mira, yo nunca te voy a mentir, voy a callarme lo que no me preguntes ni te haga falta saber porque no me gusta dar cuentas a nadie, pero jamás te esconderé otra cosa aparte de mi rostro. Eso es lo único que no te puedo revelar todavía.

—¿Hasta cuándo piensa hacerlo?

—Eso depende de ti. Vi como apartabas la vista con horror cuando aparecieron imágenes de otros como yo. Leí en tu diario que te molesta mucho el que tu pobre madre no sepa cómo alimentarte porque ella no come lo mismo que tú, ¿nunca te imaginaste que quizá su metabolismo es distinto al tuyo? ¿Muy distinto…? Ahora te noto alterada ante la realidad: esta familia es el resultado de siglos de abuso de la ingeniería genética y la endogamia. Sus miembros más “puros” son monstruos… Una nueva especie, un paso forzado de la evolución. Todos, en menor o mayor proporción, son como yo, tú eres la única y la última sana. No quiero ser la principal razón por la cual nos rechaces.

Entonces tragué saliva y le dije con determinación:

—¿Esto era lo que mis padres tanto ocultaban? ¿Cree usted que de pronto dejaré de amarlos y los abandonaré solo por saber que físicamente no son como yo? ¡Son mi familia! ¡Mis padres! Son más míos que la pareja que me engendró. Los aceptaré como sean y por ellos lo aceptaré a usted también. Es el hermano de mi padre, es mi tío. Somos tío y sobrina.

—Tío adoptivo y sobrina adoptiva. Sabes, las etiquetas y los compromisos no me van bien. Comprendo que sientas a tus padres tan tuyos porque te criaron desde que naciste, pero yo apenas te conozco. No me gusta esto de pretender que somos algo que no sentimos, no me siento tu tío. No me lo creo. Como tampoco creo que reacciones tan bien al mirar cómo soy en realidad…

—¡De todas formas quiero saber qué esconde!

Le contesté ya decidida. En ese momento, me di cuenta de que tendría que ser fuerte y defenderme por mis propios medios pues estaba sola en frente de lo desconocido. Bug, mi tío, se tocó los bordes de la máscara y dijo:

—¿Segura? Podría tener la mitad del rostro cubierta de pequeños ojos, o granos, o escamas, o quizás no tener nada. Ser una superficie de piel lisa. ¿Sabes cuál es el problema de la gente? Quiere pertenecer, quiere que su identidad sea un colectivo, pero es más sencillo enderezar los errores de una sola persona que los de un batallón de imbéciles. Puedes rastrear los orígenes de esta familia hasta la edad media, hubo reyes, emperadores, pero más que nada psicópatas y tipos deformes. ¡Muchos feos, malditos y degenerados deformes!

—No me importa, quiero saberlo y quiero seguir siendo hija de mis padres.

Repliqué seriamente, él me respondió:

—Bien, me detendré si te arrepientes.

Comenzó a levantarse la máscara y esperé mirando fijamente. Hizo una pausa como si fuera a pedirle que se detuviera, no estaba dispuesta a eso. Me mantuve firme y él se descubrió un poco más, pude verle el mentón pálido, con una barba de dos días, pese al descuido seguía sin parecer normal…humano. Sus labios entreabiertos dejaban ver la punta de una lengua negra y sonrió como ya no pudiendo contener una carcajada…Dejando al descubierto dos afilados colmillos… Entonces se echó a reír y volvió a colocarse bien la máscara. Me quedó claro que “ellos” no son como yo. Se rio un poco más y finalmente me dijo en un tono inquietante:

—Nunca has estado con un hombre, ¿verdad? Está bien, serás mi primera virgen. Será una primera vez para los dos. Yo no quería, pero si insistes…

En ese momento me sentí completamente abrumada por esa conversación. Nunca había hablado con un hombre que no fuera dulce y servicial conmigo, y este sujeto, el hermano más joven de mi padre, estaba entrando en mi vida con la violencia de un ariete. Tragué saliva y le recordé al mismo tiempo que él volvía a acercarse a mí:

—Somos tío y sobrina…

—Tú y yo seremos lo que sea más divertido ser, mariposita esquiva.

Me contestó y no aguanté más. Eché a correr con todas mis fuerzas, miré varias veces por encima de mi hombro, él solo se quedó parado viendo cómo me alejaba. Me adentré en la vegetación a toda velocidad sin detenerme, traté de cruzar arroyos, ir borrando mis huellas, todo lo que se hace en las películas para que no puedan rastrearte. Ese tal Bug debió estar tan seguro de encontrarme que por eso me dejó ir, pero haré lo posible para que no pueda localizarme. Así seguí y seguí hasta que me quedé sin aliento, luego caminé sin parar; tomando agua de riachuelos. Empecé a marearme y caí sobre un montón de hojas secas, bajo unos inmensos árboles. Las piernas me dolían, respiraba con dificultad, pero miré al cielo entre las hermosas ramas de las coníferas y me sentí muy bien. Libre. Debía estar a varios kilómetros ya de la civilización, respiré hondo y pude al fin relajarme. Escribí en mi diario, ahora intentaré tomar una siesta. Aprovecharé que es medio día y el ambiente es cálido. Cuando caiga la noche y el frío sea un problema caminaré más para no helarme. No sé a dónde iré, pero definitivamente no volveré con la familia Lunae hasta que todo se aclare.

 

Sábado 14 de agosto de 3030

 

Mi querido Diario…No sé ni como empezar a contarte. Tras escaparme de mi tío y quedar dormida en un claro del bosque, me desperté ya de noche. Al inicio, entre las pestañas vi que la oscuridad ya me rodeaba, pero no quise levantarme porque estaba muy cálida y cómoda. De momento no me pregunté por qué, no te cuestionas las cosas cuando estás bien, luego recapacité: había una hoguera cerca de mí y estaba envuelta en un abrigo de hombre. Me incorporé bruscamente acuclillándome en posición defensiva al ver al tío Bug mirándome, sentado junto al fuego. Empezó a darme miedo. Contrario a mí, él como siempre estaba muy tranquilo, esperando a que despertara con el mentón apoyado sobre un puño y quemando un palito en el fuego. Él me había arropado. Entonces recordé: ¡yo estaba armada! Busqué en mi propio abrigo y saqué la pistola que él mismo me dio y le apunté, pero por más que intenté dispararla no pude. Lo intenté frenéticamente hasta qué él se levantó para indicarme:

—Fui al pueblo por tus cosas mientras no estabas. Olvidaste que tu implante está conectado al mío, siempre te iba a encontrar… Y estás intentando disparar sin quitar el seguro…

Busqué el seguro con desesperación, sin saber cómo era, hasta que él extendió una mano pidiéndome que le entregara el arma. Me negué y seguí tratando, pero como no lo conseguí se la lancé a manera de proyectil. Él la atrapó en el aire evitando que lo golpeara y empezó a enseñarme:

—Debes moverle esta palanca… ¿Ves? De todas formas no va a disparar porque no está cargada. No iba a darte una con balas, pudiste haberle quitado el seguro accidentalmente y darte un tiro al pie. Además estaba seguro de que intentarías matarme, no esperaba menos de ti.

—¡Me mintió!

—Nunca me preguntaste si estaba cargada, te hubiera dicho que no y enseñado a usarla como se debe.

Murmuró empezando a cargarla, luego me la ofreció diciendo:

—Tengo ocho hermanas mayores y jamás les levanté la mano o les falté el respeto. Hablo demasiado, pero mi madre supo criar a sus hijos. Por eso no me preocupa darte el arma, no te daré motivos justos para que la uses.

—Usted no debería insinuárseme.

Le hice ver con recelo, negándome a aceptar su arma. Él volvió a guardársela, soltó una especie de suspiro y habló:

—Bien, admito que quizás fui demasiado agresivo al abordarte. Me impacienté porque ya sé que yo te atraigo. Quieres…conmigo.

—¡No! ¿No leyó mi diario? ¡Usted no es el que me gusta!

Exclamé ofendida. Él insistió:

—Quizás no conscientemente. Pero hay algo en tu olor…

—¡No mienta, mi tío Ray ya me curó!

—Hueles a orquídeas, miel y madera fresca, son feromonas. ¡Lo siento, pero así funciona mi especie En fin, sé que se te mojan las pantaletas cuando estoy cerca. Niégalo si quieres, pero tu cuerpo no deja de mandarme invitaciones a cenar. Lo peor es que yo en verdad no quería que nuestra relación fuera así. Pero supongo que como hombre se te sube el ego y como animal ves la oportunidad. Pero entiendo… Realmente no quieres. Es una reacción involuntaria.

Así supe que eso fue lo que olieron en la cafetería. Y es cierto, no sé por qué, pero me mojo tanto cuando él está cerca que por momentos me chorrea un muslo. Debe ser una reacción involuntaria al miedo, ¿qué otra relación podría haber entre que él haga que se me mojen las pantaletas y que me guste? Entonces le reclamé muy molesta:

—¡Lo que pasa es que estoy cansada! Mi cuerpo todavía se estaba recuperando de tantas intervenciones quirúrgicas y el estrés que he sufrido este día ha sido el más grande de toda mi vida.

Mi tío guardó silencio un rato y luego dijo mirando al fuego:

—Piensa en golf.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque es el deporte más aburrido y estúpido que existe. Golpeas una pelotita con una colección de palos tontos, ¿para qué? ¡Jamás jugaría golf! Me sentiría completamente ridículo. Jugando golf en pantaloncitos cortos, moviendo el trasero para equilibrarme mientras golpeo mi pelotita.

—Ahora que lo menciona…Sí, creo que sería usted un terrible golfista.

Opiné. Luego él se sentó a mirar la fogata, después yo también. Nos quedamos en silencio un rato pensando hasta que él dijo:

—Pues… eso parece controlar el problema. Hace tanto tiempo que fui joven que ya olvidé como era. De todas formas me sentía usado, a Dumas le das tu cariño y admiración, pero a mí me ves como un pedazo de carne. No soy uno de esos chicos fáciles, Psique. Seré uno de los parientes pobres, pero todavía tengo sangre azul, soy un princeso.

—Así no se dice…Y… ¿Leyó lo de Dumas…en mi diario?

—No se lo voy a decir. Es algo que solo sabremos nosotros dos.

Hubo otro largo silencio hasta que le pregunté:

—¿Alguna vez vio una de esas películas donde los reptilianos usan a la gente como ganado…?

—Estás siendo racista.

—Quiero decir… ¿La familia es así…?

—Mira, no creo que tu color de piel o la forma de tu rostro te predispongan a “usar a la gente como ganado”, el poder corrompe a los estúpidos que no entienden que la humanidad es un todo y si dañas una parte te afectará a la larga porque también eres parte de ese todo. No hay genios del mal, ni planes maestros, ni conspiraciones, solo gente tonta con demasiado poder.

—Pero, a lo que voy es… Sí son…lo que llaman “reptilianos” …

—Ya basta. Esa palabra es ofensiva, discriminatoria e inexacta. ¡No somos reptiles!... Somos gente con ADN de reptiles. Y otros animales… Y además, ¿qué pasó con aquello de que ibas a seguir amando a tus padres pase lo que pase? Tú amas a tu familia aunque no compartes su sangre, yo amo a mi familia aunque no comparto sus ideas. Ese amor es lo bastante grande como para tatuarme el escudo de la familia en un hombro aunque esté en contra de todo lo que significa, no es lealtad a un apellido sino a mis padres y mis hermanos. A la gente que amo. Así que deja de llamarnos por esos nombres, nuestros errores no nos definen si estamos conscientes de ellos y tratamos de enmendarlos.

Miré a mi tío un momento y empecé a hablarle seriamente:

—¿Usted amaba a su madre aunque lo obligó a nacer así…?

—Mi madre... Sabes, la compraron, como a la de Violeta. En el futuro venden muchachas como tú para diversión o para usar sus vientres. Yo era el favorito de mi madre, pudo haberme odiado por la forma abusiva en que mi padre se le acercó en un principio, pero no fue así. Nos amó a todos, ¡hasta a él! A veces me pregunto si acaso simplemente evadía admitir la realidad, porque ella sabía todo, pero… Supongo que quería una vida sencilla, era campesina, me enseñó a vivir en la montaña y a ser como soy. Cuando murió, yo no podía dormir, no quería comer, ya no sabía cómo vivir; me costó mucho sepultar toda esa angustia junto a ella, toda esa rabia de pensar en que la usaron como al ganado humano que mencionas, la máscara ayudó un poco a esconder todo eso que me mataba por dentro. ¡Siempre estaba triste! Y no quería hablar al respecto, así que solo escondí mis emociones. Quise volverme insensible, pero con los años me di cuenta de que fue una decisión estúpida. Morí en vida, perdí muchas oportunidades de amar o de superarme por vivir evitando enfrentar lo que sentía. Dejándolo para más tarde. Cuando ella vivía le huía al destino porque no quería dejarla sola y ahora aún le huyo porque no quiero olvidarla.

Entonces le dije, tratando de imitar a mi propia mamá:

—¿Sabe cómo se cura un duelo? Usted debe soltar, déjela descansar y tome todo ese cariño que ya no puede darle para entregarlo a otra persona viva que lo merezca. Tiene muchas hermanas para querer y poner en ese espacio vacío que dejó su madre. No será lo mismo, ni mejor y ojalá no peor, pero se sentirá lleno.

—Sí, de hecho quiero hacerlo. Quiero volver a sentir una conexión profunda con alguien, quizás salga lastimado, pero… El amor es un deporte de riesgo.

—Ahora usted habló conmigo sobre esa pesada carga que reprimía y no quería enfrentar. Debe sentirse mejor tras soltarla por fin.

—Sí…Creo. A cincuenta años desde que la perdí. Ni siquiera era algo tan difícil… No era que lo evadiera por cobardía, era una jodida pereza por empujar la puerta oxidada de mi sucio corazón y abrirlo. Esta fue la verdadera tragedia… No haber aprovechado el tiempo. Pero…Este momento debía llegar. Solo ya no me estoy resistiendo a lo inevitable.

—¿Puede ahora comprender cómo me siento yo sin mi madre? Y ella está viva, necesitándome. Usted podría ayudarme a volver con ella, ¿verdad?

—No te pases de lista... No voy a meterme en eso, dicen que en la Luna te esperaba algo peor que todo lo que pueda pasarte aquí. Aunque hasta ahora el único horror que has vivido fue comerte un condón sin usar.

—¿Un condón? ¿Dónde y qué es eso?

Quise saber y me contestó vagamente:

—Olvídalo, total que si se diera el caso no lo usaría contigo.

—Me parece bien.

Sentencié adivinando que hablaba de más cosas de campo y él agregó:

—Ahorraría en eso y en lubricante.

—Claro.

Respondí bostezando. Esa charla sobre asuntos campiranos me empezó a dar sueño, ya algo más relajada pregunté con curiosidad:

—Si los híbridos no pueden tener hijos, ¿por qué tía Violeta tuvo un bebé?

—Su marido es astuto y siempre se sale con la suya. Él quería un hijo de ella.

—Es un hombre muy malo, ¿cómo pueden seguirlo defendiendo?

—Eso deberías preguntarte… Espera.

Justo en ese momento se escuchó un sonido cerca. Entonces mi tío Bug se levantó preparando el rifle y murmuró:

—Huele a Diesel pero se mueve como algo vivo. Es una biomáquina.

Todavía no terminaba de hablar cuando de entre el oscuro follaje emergió una enorme criatura humanoide con piel de reptil y rostro demoníaco. Debió medir unos tres metros, las partes de su cuerpo que no se cubrían de escamas mostraban los músculos en carne viva y tenía piezas mecánicas incrustadas en sus miembros. Era espantoso, algo como un cruel experimento de taxidermia de tamaño colosal. Tío Bug empezó a dispararle, pero, aun cuando efectivamente le daba en la frente, las balas no atravesaban la dura coraza de la bestia. En ese momento aquella cosa horrible estiró un brazo como para alcanzarme, grité cayendo al piso y cerrando los ojos por un instante; al abrirlos de nuevo, mi tío Bug había desaparecido. Miré a todos lados y realmente no estaba en ninguna parte, en ese momento el monstruo me tomó un tobillo y me levantó en el aire. Estaba segura de que se disponía a arrancarme las extremidades a tirones, entonces de alguna forma tío Bug reapareció. Juraría que solo se evaporó y de repente se materializó sobre el horrible ser, sacó unas largas uñas retráctiles y se las clavó en el cuello hasta decapitarlo. Caí al suelo y casi junto a mí cayó también la bestia desparramando cables y un líquido que se veía más como aceite que sangre. Noté horrorizada que todavía se estaba moviendo, la cabeza seguía conectada al cuerpo por unos alambres que chisporroteaban. Casi al instante se cubrió en llamas y mi tío Bug me apartó de los restos levantándome en un solo brazo. Entonces finalmente me sentí tan frágil y desamparada que rompí en llanto:

—¿Qué era eso? Es cruel, no era necesario tratar de despedazarme, ¡¿Por qué me mandaron a este lugar?! ¿Cómo voy a sobrevivir a estas cosas?

—Tranquila. Las “biomáquinas” son ciborgs, son criaturas controladas por computadoras. Las diseñó la empresa de tu padre para trabajar en zonas rurales, pero vienen aquí ilegalmente; saquean estas tierras donde se supone que las leyes de la Luna lo prohíben. Probablemente no quería matarte, sino reproducirse usando los famosos “nanobots” de tu papá…Todos son machos.

—¿Qué?

—Su esperma son robots microscópicos que fuerzan el organismo de las mujeres para gestar nuevas biomáquinas. En teoría deberían hacerlo bajo un contrato, en un laboratorio con supervisión médica; pero se ahorran todo eso viniendo aquí y simplemente atacando chicas. No sé qué estaban pensando al idear robots que se reproducen así, quizás fue para reducir costos… Pero por eso decidimos cazarlos y vender las partes reciclables. Es el negocio familiar aquí en la montaña. ¡Es rentable y a la vez se hace un servicio a la comunidad!

Me quedé helada, tuve nauseas, quería gritar, por fin logré decir algo:

—¿Mi papá ideó eso? No… ¡No puede ser!

—Mira, no sé si será verdad que fue idea de él, esos son secretos de las empresas que no se rebelan al público, pero lógicamente no es un orgullo decir que eres de la familia Lunae que gana dinero con este tipo de negocios. Otra razón para usar un alias cuando eres un Lunae.

No sé por qué empecé a llorar más fuerte, desesperada, ¡nunca había llorado y cuando lo hice al fin fue como si erupcionara un volcán! Creo que mi angustia abrumó un poco a mi tío, se quedó un momento aturdido y después exclamó:

—Ya deja de llorar…El pasado pasó y el futuro aún no llega. La única certeza es que estás viva y mientras yo esté en tu presente no voy a dejar que te hagan nada. Voy a cuidarte.

Seguí llorando desconsolada mientras él me cargaba con un brazo y con el otro sostenía su rifle, en cierto punto creo que ya se hartó de oírme llorar y dio un disparo al aire. Al momento me quedé callada y él me gritó:

—¡¡Ya deja de llorar!! ¡Te estoy diciendo que voy a cuidarte! ¿Bien?

—Es que…también estoy enojada…Porque no me dejaron decidir, ni puedo defenderme sola. No quiero volver a sentirme frágil. Es humillante. Quiero matar a la biomáquina pero no puedo.

—¿Qué?... Pues…¡Voy a cuidarte hasta que te hagas fuerte y mates biomáquinas!

Sus palabras me reconfortaron, asentí con la cabeza y me abracé a él con fuerza porque ya sé que con él todo debe ser rudo. Pude sentir su cabello, es muy sedoso y además noté que aunque había transpirado no olía mal como imaginaba sería con un hombre así, de hecho, huele igual al petricor. Definitivamente no es un ser humano normal, no sé cómo se ve en realidad, pero en ese momento dejó de importarme. No lo solté hasta que volvimos a su caserón. En el trayecto por el bosque frío y oscuro tuve mucho miedo, temía que más monstruos se ocultaran en las sombras, pero él me estrechaba con firmeza caminando de prisa como si supiera que yo necesitaba que me sacaran de ahí pronto, hablándome de golf y tratando de hacerme reír. Al llegar a su casa me sentí como volviendo a mi hogar. A salvo. Me hizo ver todo un torneo de golf antes de quedarme dormida acurrucada a su lado y en su cama. Dijo que yo era la primera mujer que sin ser una de sus hermanas se atrevía a entrar a su habitación, realmente entré porque él me llevó en brazos y no imagino razones para no ir a su dormitorio. Está limpio, es bonito y está cálido. Dice que odia el frío, me estuvo contando que desde que era muy pequeño lo asociaba con el dolor y le daba ganas de llorar. Que todavía a veces se despierta de madrugada y si hace frío siente una angustiante tristeza, no sabe por qué. Pobrecito. Se había quitado la camisa, así que podía verle mejor los tatuajes, en especial uno con el lema de la revolución francesa rodeado de cadenas rotas en su pecho; le pregunté si le dolió que se lo hicieran, dijo que sí, pero se aguantó. Entonces le di un beso en el pecho, me recosté en él abrazándolo y le acaricié la piel tatuada, porque me dio como compasión. Creo que eso lo relajó pues dejó de contestarme y pronto noté que estaba muy dormido aún con la máscara puesta. No se la quité, está bien así. Puedo convivir con mi tío Bug. Es un hombre interesante, me inspira, hasta se me ocurrió una historia para escribir sobre una chica exploradora que encuentra una nueva especie de serpiente y la estudia y juega con ella. Desperté esta mañana y él ya me había preparado un desayuno, cocina mejor que mamá, aunque no tan bien como Violeta. Debió aprender de su madre. Me dijo que no durmió muy a gusto y me sirvió una salchicha, con un par de huevos fritos muy redonditos y un vaso de leche; después me preguntó si no recordaba algo por lo que debería disculparme. Le pedí perdón por comerme los dulces de su auto, agradecí su hospitalidad y le pedí un cuchillo para cortar su salchicha a la mitad porque era tan grande que no me iba a caber. No sé por qué se quedó un rato como confundido, luego me lo dio sin decir nada más y creo que con eso ya limamos las asperezas del primer encuentro; luego me puse a escribir. Dice que pronto vendrá a visitarnos Amleth. Esto me alegró, pero aún me duele imaginar cómo estará mamá. Trato de no pensar en ella, pues solo recordarla hace que me salten algunas lágrimas. Ahora ya aprendí a llorar.


 

Caso II: Amleth

 

Lunes 16 de agosto de 3030

 

Querido diario, hoy por la tarde llegará Amleth, me sorprendió saber que de hecho ella es un año mayor que mi tío Bug. Creo que iré estudiando a los hermanos así, de menor a mayor hasta volver con papá. Ayer fue un domingo muy lindo, ¡caminé tanto que por la noche no me quedaron energías para escribir! Acompañé a mi tío a recorrer la zona buscando más de esas biomáquinas horribles, por suerte no hubo nada raro. Él va por el bosque caminando a zancadas, si una rama le estorba la troncha y a media mañana le disparó a una enorme rata que pasó corriendo. La despellejó, la destripó y después la cocinó con hierbas para hacer un caldo. Observé todo en silencio, al final él se bebió la sopa y me pidió que me comiera la carne con las hierbas. Estaba deliciosa. Hay algunas personas viviendo en el área sin ser parte de la familia. Todos parecen montañeses caníbales, pero son inofensivos, solo se la pasan borrachos. La libertad es un poco melancólica cuando es solitaria, dice mi tío, él está contento de tenerme para platicar y decir sus chistes groseros. Me llevó a un prado y me enseñó los nombres de todas las hierbas y para qué sirven. Unas curan, otras son venenosas, otras se comen y algunas son divertidas. Le pedí que me enseñara un diente de león, los he visto en películas y siempre quise soplar uno; estuvo mucho tiempo buscando porque no crecían en esa zona y cuando lo halló y lo tuve en mis manos lo soplé, pero no pasó nada. Él lo tomó y dijo:

—Todavía no estaba bien maduro, necesitará ayuda para volar.

Entonces le arrancó los pétalos y los puso en su mano para que yo los soplara, así lo hice y se elevaron por todos lados, ¡fue genial! Pero me lamenté:

—¡Qué triste que para que vuelen tan lindo deba destruirlos!

—Al contrario, los ayudaste a liberarse. Si se hubieran quedado todos juntos y en la humedad, se pudrirían. Ahora con suerte caerán en buena tierra y se convertirán en nuevas plantas.

Entonces se sentó en la hierba y me tiré a su lado, preguntándole:

—Usted es muy agreste cuando la familia está llena de hombres y mujeres de ciencia y artistas. ¿Nunca tuvo problemas por eso?

—De hecho sí. Mi tío Adámas siempre se lamenta por mi madre, cuyo heredero consentido solo es bueno para disparar. Amleth me insistió mucho en que terminara la escuela, que leyera o algo, pero mi don es ser buen cazador y conocer el bosque. Uno debe saber valorar lo poco o mucho que tenga. Si no sabes hacer eso, no importa dónde estés, sentirás que todo es insuficiente. Al final lo aceptó, más que mi hermana es una buena amiga. Somos los más pequeños y muchas veces debimos aliarnos contra los hermanos mayores molestos.

—¿Sabe que ella habla con su padre muerto?

—Sé que no le creen que habla con nuestro padre. Pero yo he visto cosas, una sombra que la ronda, una voz que le responde cuando platica supuestamente sola encerrada en su habitación. Otros aquí en el pueblo también lo han notado, habla con alguien, pero no queremos saber quién es.

Lo miré asustada y él se rio, inquiriendo:

—¿Temes que Amleth hable de verdad con un fantasma?

—No…No sé, es que yo no creo. Nunca los he visto.  Así todo es dudoso, pero antes hasta me costaba creer que existían los bosques. Ahora no sé. Nunca le temí a los fantasmas, no vi muertos hasta aquel día en que usted les disparó a los hombres aquellos. Le temo a las conspiraciones.

—¿A los hombres lagarto…?

—No…

Murmuré porque ya me di cuenta de que se siente mal por eso. Entonces señaló a un lugar al otro lado del prado y me dijo:

—Allá está un diente de león que se nos pasó.

—No veo nada.

Opiné. Él preparó el rifle, apuntó con la mirilla y disparó, un montón de semillas voladoras se dispersaron en el aire. Me tendí en la hierba, las miré flotar sobre nosotros barridas por la brisa y él me comentó, revisando su arma:

—Renuncié a mi herencia para venir a ser guardabosques en esta montaña y disparar todo el tiempo, fue la mejor decisión de mi vida.

—¿No se arrepiente de haber perdido los lujos y el privilegio?

—No. Ahora tengo toda esta libertad y miles de hectáreas de bosque para cazar. ¿Tú las dejarías para volver a estar encerrada en la mansión de tu padre?

Tuve que pensarlo un rato antes de contestarle, mirando las nubes esponjosas que iban cruzando el cielo azul celeste intenso mientras aún volaban algunos dientes de león:

—Ya no podría vivir si no vuelvo regularmente a la naturaleza. Ayer dormí muy tranquila, me sentía segura en la cama con usted aunque sea un… “lagarto”.

Él se tendió a mi lado y guardó silencio un rato, después me interrogó:

—¿Tu mamá no te dijo cómo se hacen los bebés?

—El óvulo se junta con el espermatozoide.

—¿Cómo llega el espermatozoide desde el hombre hasta el óvulo en la mujer? ¿Sabes cómo funcionan los…hombres? O solo…curioseas…Pero no entiendes… Porque ya sé que las chicas jóvenes se tocan, … y tocan, mis hermanas eran unas pervertidas y me odiaban porque yo siempre gritaba acusándolas con mamá, ¡me habían dicho que si las niñas hacían eso les entraría mugre y se podrirían como un animal muerto… Recuerdo tomar aire para gritar: “mamá!, ¡London se está picando su ranura!”, y luego ella golpeándome por soplón. Pero ahora entiendo que no hacían nada malo, a lo mucho era como una travesura… Como hurgarse la nariz…No sabían o estaban aprendiendo…Yo qué sé, soy un guardabosques.

Me quedé pensando porque realmente nunca me había molestado en averiguar esa parte. Deduzco que el pene es como un diente de león que tira semen y si te descuidas cae en el ombligo, entra, te embaraza y el bebé sale por la vagina, y es un proceso medio tonto, por eso no lo hablamos. Tío Bug murmuró ante mi silencio:

—Lo sabía...No tienes idea. Me aterra pensar qué hubiera pasado de haberte dejado sola con otro hombre, no me puedo apartar de ti mientras tu papá y tu mamá no te estén cuidando personalmente. ¡Hace calor! Es hora de ir al lago.

Entonces se levantó de la forma más rara posible: de alguna manera pasó de estar acostado a pararse de manos y después cayó de pie, debería trabajar en un circo. Yo intenté hacerlo y caí sobre mi propia cabeza, suerte él ya se había adelantado caminando y no me vio. Bajamos por la ladera hasta un lago del mismo color del cielo, tenía plantas acuáticas con flores en la orilla. Me acerqué para tocar el agua y exclamé:

—¡Está muy fría!

—Yo la calentaré.

Dijo mi tío comenzando a quitarse el abrigo, le pregunté

—¿Se hará pis dentro?

Él me miró ladeando la cabeza como incrédulo, replicando luego:

—No me quiero imaginar cómo se te ocurrió eso, voy a lavar mi tina con cloro. ¡Y así quieres enamorar al chico con peinado de estilista y ropa de diseñador!

Se quitó la camisa, está todo musculoso de tanto andar en la montaña, me fijé otra vez el tatuaje que tiene en su pecho y le pedí:

—Hábleme del anarquismo, ¿por qué Dumas, tío Alonso y usted son así?

—Porque es estúpido que te gobierne gente incapaz, no necesitamos un rey.

—¿Los anarquistas incendiaron el palacio?

—Eso…Bien… ¡Mira! ¡Tengo un símbolo de psy en la espalda! Como tu nombre.

—Parece un tenedor chueco ¿Por qué se lo hizo? ¿Y la víbora qué representa?

—Eh, la víbora…que nací en el año de la serpiente, es un Anfisbena… Tiene dos cabezas, una está en el dorso de mi mano derecha, la otra acaba por ahí.

Me sonrojé un poco porque cuando estaba dormido ya la había notado. La Anfisbena le recorre un brazo, le baja por un hombro cruzándole la espalda, llega a su vientre y se mete en sus pantalones. Luego se quedó solo con la ropa interior y la máscara, así entró al agua. Vi su piel blanca aporcelanada erizarse, me dieron ganas de tocarlo, se volvió a mirarme y dijo: “tú deberías ser la que este aquí”. Luego me dio la espalda, se descubrió el rostro y se hundió todo entre unos nenúfares dejando fuera solo la mano con la máscara, haciendo una escena siniestra donde ese rostro fantasmal estaba como flotando sobre el agua. Volvió a salir y habló todavía sin verme de frente:

—Está fría pero luego te acostumbras. Me gusta este lugar, el agua es tan clara que puedes ver todo ahí abajo. ¿Sabes lo que hay?

—¿Rocas?

—No, este lago se formó por un embalse, dejó bajo el agua un viejo cementerio. Descubrí que justo aquí estoy enterrado, por lo visto algún día iré a esconderme más al pasado y pediré que me sepulten en estas tierras con mi familia. A veces, si vienes de noche, hay llamitas azules justo en la orilla. Como si los fantasmas estuvieran esperando para meterte al lago, lo digo porque si yo fuera uno haría justamente eso. Seré un fantasma que hace bromas pesadas. Y estoy aquí enterrado.

Eso fue tan tenebroso que me alejé un poco del agua, él se rio y volvió a ponerse la máscara. Escuchar del cementerio y de la sombra que sigue a Amleth me empezó a dar miedo, ¿qué tal si resulta siendo verdad? A estas alturas ya todo podría ser posible. Justo entonces escuché una voz conocida llamándome, ¡era Dumas! Apareció de pronto a unos metros detrás de mí, me levanté alegremente y fui a encontrarlo. Le salté encima y lo abracé un rato muy emocionada, no me salían las palabras. Por fin le besé una mejilla, preguntando cómo estaban mis padres, qué había pasado, y él me habló siempre con dulzura:

—¡No pasa nada! Todo está bien, acabo de hablar con Amleth sobre retomar tus clases porque todo sigue normal. Es solo que tenías que venir aquí a descansar por tu enfermedad. Ya tus padres lo habían decidido.

—Pero una chica llamada Violeta me dijo otra cosa. Y recuerda que tío Ray dijo que faltaban unas operaciones para fortalecer mis músculos y huesos, y papá dijo que el otro año “quizás” me traería a conocer el bosque…

—Sí, pues, ¡hubo un cambio de planes! ¿Tu tío Bug te trata bien?

—Es muy gracioso.

—Ya lo creo. El otro fin de semana traeré a mi perra para que la conozcas y juegue contigo. Se llama Frida, es una mezcla de perra y lobo.

En ese punto mi tío Bug apareció tras de mí ya vestido, se interpuso entre nosotros y habló dirigiéndose a su hermano:

—Tanto tiempo junto a ella y nunca le contaste que ya tienes a tu perra. Por cierto, ¿cuánto tiempo va a durar esto? Apenas entiendo qué está pasando, he tenido que explicarle todo lo básico sobre su propia familia.

Dumas encendió un cigarrillo y le contestó sonriendo:

—Me alegra que te estés encariñando con Psique.

Tío Bug se puso la capucha del abrigo con rudeza y se preparó para irse diciendo:

—Ya vete, dejé el tabaco hace años. Me estás tentando a la adicción.

Entonces Dumas alzó una ceja, me miró, lo miró a él y luego dijo:

—Como siempre has presumido de que eres tan hombre y tienes una voluntad tan fuerte que un día decidiste no fumar y simplemente lo hiciste...

—Lo soy, pero eso no significa que no tenga deseos, paso mal conteniéndome. Dime una cosa, ¿tú…? ¿Alguna vez has dormido con ella?

—No desde que era una bebé, pero sé que lleva muchos años sin mojar la cama. ¡Pareciera que le tienes miedo! ¿Acaso la niñita te hizo algo, machote?

—Mi sobrinita me está abusando cada noche.

—¡Pues será mejor que desarrolles síndrome de Estocolmo porque no se irá todavía! Ya hablando en serio, debemos unirnos por ella. Por la familia.

Sentenció el hermano mayor sonriendo y tío Bug calló mirando a otro lado. Eso estuvo cerca. Después, Dumas sacó sus anteojos de cristales rosados y dijo:

—Pronto estos días serás una anécdota del pasado, y al pasado debemos verlo con los lentes de color rosa. ¿Sabes qué significa eso, Psique?

Me preguntó y respondí ya bien entrenada por él mismo:

—Que todo lo que ahora parece malo cuando estemos bien se verá gracioso o nostálgico. Así que no te debes enojar, ni llorar.

Luego me mandó un beso guiñándome un ojo y se dispuso a irse diciendo que volverá el otro domingo. Antes de que se fuera le pregunté a tío Bug si no lo despediría con un beso, para ver si era verdad que también lo besaba. Él se levantó la máscara, lo besó rápidamente y dijo:

—Te quiero. ¿Eso no es gay, verdad?

—Claro que no, pichoncito.

Le contestó Dumas, luego le dio una nalgada y se fue. Lo vi poco tiempo y aun así su visita me tranquilizó. Después Amleth llamó para decirle a tío Bug que un oso se había metido al patio de su escuela y no podía sacar a los niños, tuvimos que ir al pueblo en la furgoneta y yo estaba contenta porque podría ver al fin una cara conocida. Al final apenas pudimos saludarnos, ella estaba ocupada con los niños, oculta tras las cortinas de un salón de clases. Mi tío Bug me dijo que esperara dentro del vehículo y salió con el rifle, mientras el oso comía basura frente a la escuela. Amleth nos saludó gritando:

—¡Psique!, ¡hermanito pequeño!, ¡me alegra verlos! Lamento molestarlos en esta tarde helada, sé que allá en la montaña hay tanto trabajo que a esta hora ya solo están cansados y friolentos…

—No te preocupes, Psy y yo siempre andamos calientes y con ganas. Ahora, si sigues gritando lo enojarás, enana boba.

Le advirtió tío Bug, mirando tranquilamente al oso mientras Amleth lo veía con cara de confusión. Uno de los niños preguntó desde su escondite:

—¿El oso nos hará daño, señor guardabosques?

Mi tío le respondió en calma:

—Por supuesto, le gusta rasgar panzas para comerse las tripas suaves. Por eso siempre prefiere atacar chicos gordos como tú. Tendré que dispararle justo en la frente, tengan cuidado, la sangre y el cerebro pueden salpicar hasta ahí.

Los niños empezaron a llorar, Amleth iba a regañar a tío Bug por asustar a los pequeños, entonces el oso rugió y mi tío le contestó igual, lanzando un horrible sonido inhumano pero agregando una grosería, con esto los alumnos de su hermana chillaron espantados e incluso el oso huyó a toda prisa. Yo aún estaba perpleja por esto cuando Amleth apareció a mi lado dentro del vehículo, no sé cómo, pero sí noté cierto humo negro. Fue extraño. Me abrazó como si nada preguntando:

—¿Te han tratado bien? ¿Te gusta este lugar? Tus padres están seguros en casa, los vi esta mañana. Todo en orden.

—¿Qué pasó? ¿Por qué me trajeron aquí, Amleth? Hace un rato vi a Dumas y me dijo que seguiré estudiando, ¿pero aquí? No entiendo nada.

—Ah, ¡repetíamos una y otra vez las mismas lecciones, Psique! Tus papás ya no sabían qué hacer para entretenerte allá. Creo que te hará mejor aprender en la práctica, no es lo mismo un bosque en los libros que visitarlo en la vida real.

—Sí, todo es un poco distinto a como lo imaginaba. Hasta mi tío Bug. ¿Pero cuánto durará esto? ¿Qué pasará luego?

—Paciencia, todo irá tomando su curso correcto con el tiempo. Ahora debo ir a cuidar de mis alumnos, ¡ese tonto Bug los asustó de por vida!

Entonces bajó corriendo del auto, al pasar cerca de tío Bug le dio un empujón y volvió a entrar a la escuela. Al menos la vi un poco. Por la noche hablé más con tío Bug mientras nos preparábamos para dormir, vimos un partido de croquet tan aburrido que empecé a tratar de hacer equilibrio subiéndome en sus hombros desnudos porque para dormir sencillamente se quita la camisa y se cubre la mitad de la cara con el gorro de lana. Bueno, yo tampoco tengo algo mejor, mi camisón está sucio y solo estoy durmiendo en pantaletas y con una gran sudadera de él. Por fin se hartó de mí tratando de treparlo y me hizo caer, atrapándome en el aire; grité y me reí, fue divertido. Quise intentarlo de nuevo, así que para detenerme me cargó bajo un brazo como a un paquete y me llevó a la sala diciendo:

—No creí que tuviera que llegar a esto, pero deberé hacer lo mismo que mi madre cuando yo me ponía insoportable.

Sacó una lata de galletas de un armario, volvimos a la cama, abrió la lata y sacó bolas de estambre y agujas de abuelita. Entonces me ordenó mientras comenzaba a tejer:

—¡Fíjate bien!, luego lo harás tú. Te tejeré unas calzas gruesas para abrigar tu trasero en el otoño. Así como vamos lo pasarás aquí y no tienes mucha ropa resistente al frío.

—¡Usted es tan vulgar al hablar! Estuve preocupada de que se le saliera algo así frente a Dumas. Él es tan poético…

—De noche ronca como motocicleta y secretamente es furro. Solo tú y Amleth lo idolatran como si fuera el Dios de las niñas cursis. Los demás lo respetamos, lo queremos, pero… ¡Es el viejo y jodido Dumas! De todas formas deberías apreciar al que te da la confianza para hablar de cosas vergonzosas sin juzgarte, no a quien te hace sentir presionada a fingir que eres un ángel perfecto.

Me aburrí y recliné mi frente en una de sus rodillas usándola como almohada. Entonces se detuvo un rato a tocar la cinta en torno a mi cuello, diciendo:

—Te la dio Violeta, ¿cierto?

—Sí… ¿Qué es? Dijo que Amleth me enseñará a usarla.

—Par de tontas, han sido amigas desde niñas. Siempre con ideas absurdas que no salen bien. Esto es tecnología del siglo XXX, de donde viene mi padre, el futuro conocido más lejano…Solo falta que sea idea de él…Mi papá era igual a su hija más pequeña, se hacía el loco inocente frente a mamá y en realidad tenía todo calculado para controlarnos con puño de hierro. De tal palo, tal astilla… Pero Dumas creo que tiene sus razones justas para ser así, cualquier hermano mayor habría reaccionado volviéndose... Ah, mejor hablemos de esto.

Desató la cinta de mi cuello con una delicadeza que no esperaba de sus enormes manos callosas, después la alejó de nosotros estirando el brazo. La azotó contra el aire y se volvió rígida. Como un sable laser pero es más bien una vara. Lo mantuvo lejos y habló:

—No lo toques. Este bastón largo se usa como arma personal, golpea pero también puede cortar quemando si se lo ordenas; se conecta a la computadora que llevas implantada…Si tienes autorización del dueño. Mira aquí, en los extremos tiene un remate, de uno de ellos brota este haz de luz roja, un láser que topa hasta el otro extremo. Está programado para que la parte interna atenúe la intensidad si toca a alguien que mi padre no querría lastimar, como por ejemplo a los miembros de su familia, puedes ver cómo se torna azulado en la zona donde yo lo sostengo. Ahí no quema. El problema es que papá no te conoció y si lo hiciera quizás no te aceptaría. No creo que puedas usarlo.

Volvió a agitarlo y el brillo se apagó, regresando a su estado suave como una cinta. Me la ató de nuevo, diciendo:

—Este bastón es muy viejo, o muy nuevo, es relativo... Mi padre me lo dio cuando cumplí nueve años. Cuando nació el bebé de mi hermano se lo di para el niño porque le pusieron nuestro nombre. De seguro Violeta te lo dio a espaldas de su marido por eso de que te siente como su primera hija. Siempre dije que era mala idea pedirle que prestara su vientre, no iba a despegarse emocionalmente de ti. El problema es que ella no sabe que “el palo quemón”, cómo le decíamos porque nunca supimos su nombre verdadero, es muy difícil de usar. Únicamente los Homo cosmos puros del siglo XXX saben manejarlo, no solo por la técnica, sus cuerpos están diseñados para ser pequeños y elásticos; lo mueven a una velocidad sobrehumana, pudiendo contorsionarse en ángulos raros. Papá era una mierdita diabólica acrobática que hacía destrozos con este maldito palo, todavía tengo pesadillas con eso...

—¿Pero si me adoptaron aun así no puedo tocarlo?

—Creo que no, solo mi papá podía reprogramarlo y él jamás aceptó a Ziggy. De hecho tenían cierta rivalidad por el cariño de tu padre, era su hijo favorito. No creo que estaría muy feliz de que tú seas de alguna forma su sucesora. Quizás hasta lo planeó todo para que accidentalmente te mates usándolo, me acaba de asaltar esa sospecha…Las pláticas fantasmales de Amleth, tu visita atropellada a la montaña, este regalo tan fuera de lugar…Quizás quieren matarte…

—¡Pero yo soy como mi papá aunque no tenga su sangre! Enciéndalo de nuevo, creo que me aceptará. Déjeme tocarlo. ¡Mi abuelo me querría!

—¡No! ¡No toques más cosas largas, duras y calientes! ¡Ni cañones de rifles, ni palos quemones del futuro! Si está pegada a mí… Quizás… ¡Pero nada más!

Entonces se acostó, dejó de tejer, apagó la transmisión del partido de croquet y la luz. Poco después volví a encender la lámpara intentando insistirle y él, que ya se había quitado la máscara y solo tenía el gorro de lana sobre la mitad de la cara, se descubrió un poco para verme tapándose con la mano y ordenándome apagar la luz otra vez. Alcancé a verle parte de un ojo, es como… ¡No es un ojo de persona! Sino de víbora, gato, pájaro… Todo junto. Quise apartarle la mano para verlo bien y él se negó, le halé un antebrazo y él hizo “¡¡JISSSSS!!” como las serpientes enojadas. Entonces dije “Okay” y le apagué la luz. Ahora quisiera saber cómo se usa el bastón ese, de seguro mamá le pidió a tía Violeta que me lo diera. ¿Mamá sabrá hacer “jiss” como mi tío? Me entristece un poco ser la única de la familia que es normal. Cómo extraño a mamá…Pero bueno eso fue lo que pasó ayer. Hoy desperté inspirada y escribí todo esto. ¡Veremos cómo me va por la tarde!

 

Después del almuerzo, mi tío habló con Amleth por teléfono. Ella nos pidió verla en un lugar “donde suele ir a tomar el té con mi abuelo”. Tío Bug estaba enojado con ella por colaborar con Violeta, no confía en su cuñada por la relación que tiene con el tío Adámas, y yo no termino de entender qué tan peligroso es en verdad. ¡Lo bueno es que Amleth me mandó noticias de mamá y me sentí feliz! Dice que está bien, esperando tranquila a que yo regrese, que no me preocupe por ella. Lloré un poco, pero me contuve porque mi tío se puso nervioso; trató de consolarme y me dio tres palmaditas en la cabeza que casi me aplastaron el cerebro. Otra vez viajamos en la furgoneta hacia un centro comercial cercano donde ella estaría con el abuelo, tío Bug dice que es un sitio solitario y por eso inseguro. No comprendía por qué, en las películas esos lugares siempre están llenos de gente. Fuimos por una carretera hasta llegar a lo que parecía un descanso para camioneros. Ahí estaba el tal centro comercial. De lejos vi la silueta de una muchedumbre, parecía muy concurrido, pero al bajarnos del auto y acercarnos caminando pude ver con horror que eran todos maniquíes. Le tomé una mano a mi tío y me pegué a él, sin entender qué pasaba:

—¿Por qué hay gente falsa en todo el edificio?

Él empujó uno de los horribles maniquíes, cayó con un estruendo que hizo eco en el inquietante silencio de ese sitio y me dijo:

—Es una de tantas cosas raras que pasan aquí, la realidad se distorsiona de alguna forma. Creemos que estos muñecos aparecieron para ocupar el espacio de la gente que existe en el otro plano, pero está muerta y no enterrada. En 2020 apilaban a las víctimas de la desgracia en sitios públicos, como estadios y centros comerciales. Lo recuerdo bien, entonces yo ya tenía siete años. Quizás estos monigotes representan los cuerpos inertes.

Me abracé al tío Bug atemorizada y él me dijo bajando la voz con cierta ternura:

—¿Qué te pasa? ¡Yo doy más miedo que esto!

—No…

Respondí pegándome más a su cuerpo. Llegamos hasta lo que sería la plaza central, estaba toda llena de maniquíes. Pude notar que algunos tenían partes quemadas: la garganta, el pecho, la cabeza, como señalando la parte afectada por una enfermedad mortal; me dio escalofríos. De pronto oímos ruidos. Mi tío murmuró sacando una pistola y mirando a nuestro alrededor:

—Podría ser una biomáquina. Hay unas pequeñas que se meten en casas y edificios. No son peligrosas.

—¿Si no son peligrosas por qué saca un arma?

—Porque si no les disparas sí son peligrosas. Te dije que aprendieras a usar las armas de fuego.

No se escuchó nada más, luego se oyó otro golpe lejano, chirridos de metal y pasos que se acercaban muy rápido. Mi tío me empujó suavemente tras él y esperó apuntando el arma a la dirección de la cual provenía el sonido. Entonces llegó corriendo Amleth, y vino directamente a mí para abrazarme como siempre y hablar como metralleta:

—¡Me alegra tanto tenerte aquí, Psique! Acabo de hablar con mi papá, está muy interesado en hablar contigo, quiere hacerse una opinión propia de ti. Así que te aconsejaré qué deberías de hacer tú ahora en esta situación, ¡¡no puedo creer que estés aquí!!… ¡Oh, Bug! ¡Debemos hablar!

—¿Para que luego le cuentes a tu amiga la cara de trasero salpicado con…?

—¡¿Cómo te atreves a hablar así frente a dos damas?! Me avergüenzas.

—Casi te pego un tiro, enana retrasada. ¿No ibas a darle clases o algo a Psique?

—¡Está recibiendo la lección más importante de su vida! Además si perdemos tanto tiempo estudiando nunca vamos a hacer lo realmente importante. ¡Ahora está prendiendo a sobrevivir y ser ella misma! Es necesario introducirla al resto de la familia. Papá dice que ella podría ser una gran ayuda, ¡la acepta!

—¿Qué? ¿Nuestros otros hermanos estarán de acuerdo?

—No lo sé, ¡espera! Les haré una llamada, ¡vuelvo en un momento!

Entonces se fue otra vez corriendo y mi tío me preguntó:

—¿En tu casa se comporta así?

—Siempre. Quiere hablar con todos al mismo tiempo y al final no habla con nadie, solo fastidia. Pero no es su intención, solo quiere ser útil. Siempre me da consejos, a mí y a todos.

—Preferiría que tomara consciencia que de los cuatro hermanos más jóvenes ella es la más débil, no sabe disparar un arma sin que el retroceso la derribe, heredó la contextura menudita de nuestro padre sin su agilidad o resistencia. Pero el problema real es su temeridad… Eso puede ser peligroso.

Justo en ese momento volvió Amleth y fue directamente hacía mí tomándome de los hombros para hablarme muy alegre:

—¿Psique está comiendo bien?

Mi tío Bug le respondió cruzándose de brazos, creo que ya confundido:

—Está comiendo, llegó hecha piel y huesos. Ustedes la estaban matando de hambre. La engordaré como a un cerdo y cuando esté tetona y con el trasero bien grande me la comeré. Es un gran plan, ¿verdad?

—Sí, lo que sea, Bug. Oye, mis hermanos siguen escépticos, pero eso no importa. ¡Papá dijo que tiene muchas esperanzas en ti! Te citará muy pronto para hablar contigo, estaba un poco renuente, pero le insistí y como soy su hija más chica tuvo que escucharme. No te pongas nerviosa cuando estés con él, solo sé tú misma y se dará cuenta de lo buena que eres.

—Entonces en verdad papá está aquí, ¿cómo es posible? ¿Vino del pasado?

Preguntó mi tío Bug y Amleth respondió con las manos tras la espalda, bailoteando como una niña pequeña:

—Qué curioso que seas el primero que lo dice, ¡todos creen que es mi imaginación o un fantasma!

—Lo he visto, Amleth. He oído su voz sibilante y tenebrosa… Él dijo que nunca volvería a dejarte sin vigilancia.

Replicó mi tío en tono serio, Amleth indignada le dio un empujón, diciendo:

—¡Pareciera que te molesta! También es tu padre.

—Pero es verdad, te habla en este tiempo. Por eso se perdía muchas veces cuando éramos niños, venía a espiarnos en el futuro, a ver cómo estabas. Por eso era tan duro con algunos de nosotros, sabía quiénes eran los traicioneros… ¿Verdad? Lo descubrí.

—¡Bug, no juzgues sin saber! Ningún futuro está escrito en piedra. ¡Nadie es malo entre nuestros hermanos! 

—Yo creo en el destino. Hay cosas que deben pasar y nadie puede evitarlo. El fin del mundo, por ejemplo, si vendrá de la mano de un monstruo y lo detienes, aparecerá otro que lo reemplace y haga lo mismo de cualquier manera.

—¡Cállate!, ¡necesito hablar con mi hermana London! ¡Te llamaré mañana, Bug!

De esta forma, se fue otra vez sin terminar de explicarme lo que me estaba diciendo y mi tío se enojó más porque al final fuimos hasta ahí para nada. En todo el viaje de regreso fue en silencio escuchando su música metal fea, no le puse mucha atención porque estaba cayendo el sol y me distraje mirando el ocaso con los primeros luceros de la noche. ¡Qué lindo es todo esto! Amleth está muy emocionada con que su padre y yo hablemos, pero por la noche cuando mi tío preparaba la cena me explicó que su papá murió mucho antes de que muriera su mamá por una razón muy extraña:

—Se le arruinó el cerebro por la confusión de vivir rebotando entre el pasado y el futuro, además de la radiación a la que te expones, un efecto negativo de la exposición a los viajes en el tiempo. En sus últimos años papá había perdido casi toda su humanidad. Si de repente le daban ganas de matarte, debías luchar con todas tus fuerzas por tu vida. Papá era un animal depredador salvaje con la mente de un astuto anciano psicópata, mataba sin piedad y Amleth lo sabe.

Aquello fue un poco aterrador, pero no sé si creerlo. ¡No sé a quién creerle! Solo tengo una certeza y es que el abuelo debe ser un illuminati reptiliano hombre gris de verdad. Lo que más me da miedo de esos personajes es que nunca los describen concretamente. No sé bien a qué me estaría enfrentando, pero si es el papá de Amleth, de tío Bug, de Dumas, de mi papá… ¡No puede ser tan malo!

 

Martes 17 de agosto de 3030

 

Querido diario, estoy terriblemente adolorida, cubierta de moretones y rasguños. Me trajeron a una casa que no conozco. Escuché a mi tío buscándome cerca, pero no lo dejan verme. Espero el momento en que las luces se apaguen y todos duerman para aprovechar la oscuridad y reunirme con él. Mientras tanto, escribo. La noche de ayer empezó más o menos tranquila. Volvimos al caserón de mi tío, fuimos a dormir y le pedí ver una película de terror de las que mirábamos con mi madre; me daba vergüenza decirle que tenía miedo por lo que me dijo del abuelo y quería con esa excusa acurrucarme a su lado para que me arropara y abrazara. Me dijo que yo escogiera una pues él no sabe nada de cine, pero tenía que ser apta para toda la familia; no le hice caso y elegí la más fuerte que recordé. Ya casi al inicio había una escena de una mujer desnuda sentada sobre un hombre desnudo, yo tenía muchas preguntas, pero mi tío estaba encogido y cruzado de brazos en la esquina opuesta de la cama, con almohadas sobre el regazo, todo nervioso. Por fin se enojó y dijo que para qué veía eso si yo ni tengo senos y no lo entiendo, entonces le dije que sí tengo y me levanté la sudadera para mostrarle. Ya están bien gordos y hasta cuelgan un poco. Él se fue muy enojado diciendo que tenía que ir al baño. Se tardaba siglos en volver y yo tenía miedo, le toqué la puerta para ver si estaba bien porque a ratos suspiraba y me gritó que no quería pensar en mí en ese momento. Me sentí triste, volví sola a ver la película; cuando él regresó se tiró en la cama sin decirme nada y se durmió con la máscara puesta. Entonces tocaron a la puerta, escuché gritar a Amleth llamándome. No quise despertar a mi tío porque se enojaría más y bajé a asomarme a una ventana para preguntarle qué quería. Ella me pidió que la acompañara, pues su padre necesitaba hablar conmigo en persona. Le expliqué que mi tío estaba dormido y me dijo que lo dejara así, que no hacía falta que estuviera presente. Me dio más miedo, pero decidí ir con ella porque la conozco desde siempre; así que salí de la casa y nos fuimos juntas caminando. Amleth avanzaba muy tranquila por la carretera oscura en mitad de la noche, como si supiera que alguien la cuidaba. Recorrimos tomadas de la mano más de un kilómetro, mientras ella hablaba contenta:

—Le dije a papá que no viniste a la familia por casualidad, ¡eres como una medicina que entra en un organismo enfermo para sanarlo! Mis hermanos dudan de ti, pero, ¿qué mundo sería este si no te lo cuestionaras? ¡A veces una duda y su consiguiente búsqueda de la verdad puede salvarnos!

—Pero no entiendo, Amleth… ¿Por qué crees que puedo ayudarles tanto?

—¡Puedes usar el arma de papá! Nosotros no, necesitaríamos entrenar muchos años y aun así no dominaríamos la técnica a la perfección. ¡Con alguien que sepa usar armas del siglo XXX estaríamos en una posición muy ventajosa!

—¿Pero por qué piensas que puedo usarlas?

—Pues… ¡Vas a aprender! Podrías ayudar en las cacerías y así volverte muy útil en el pueblo. Tu tío Ray dijo que te dejarían tan fuerte como…Eh…

—Como la gente de la Luna… Mi tío Bug ya me contó todo eso. Pero no llegaron a operarme, hacía falta ese procedimiento. Además era experimental, dijo él.

—¿Entonces aún no terminaban de operarte? Oh vaya, de todas formas… ¡Lo importante es que aprendas el método! ¡Las técnicas! Ya luego tomarás práctica y desarrollarás resistencia. ¡Veras como hoy tendrás una cita con el destino y serás por fin un miembro muy valioso de la familia que todos respetarán!

—Eso es complicado, hacen falta años…

—¡Oh, no, será automático! Cosa de cargar los datos y ya. Ah, lo olvidaba. Una sola cosa, es muy importante que en cuanto oigas a papá acercarse repitas esta frase: “copiar movimientos”. Nada más. Él ya sabe por qué lo dirás.

Para entonces yo ya estaba muy nerviosa, pensé en regresar con tío Bug cuando vi el lugar al que Amleth me llevaba para encontrarme con su padre: el horrible centro comercial. Sus luces fantasmales atravesando la niebla lo hacían ver aún más escalofriante. Comencé a caminar más despacio y por fin la detuve, diciendo:

—Espera…No deberíamos entrar ahí solas. Quiero volver a buscar a Tío Bug. O podríamos llamarlo, vendría pronto en su auto.

—Oh, eso no hace falta, Psique. Papá estará aquí, ¡él es incluso más fuerte que Bug! Si hay problemas podrá defendernos muy bien. De todas formas, si quieres que le pida al tonto que venga con su furgoneta de secuestrador, lo haré. Por cierto, ¿estabas en su habitación?

—Sí, duermo con él, me da miedo quedarme sola en su casa.

—Él tenía algo con ese viejo caserón. Me ha confesado que un día se irá y quizás no lo volveré a ver…Que se irá al pasado a construir esa misma edificación, huyendo de la ley por algo. No me quiso decir qué. Otra de sus manías era evitar verte en persona, aunque pedía fotos tuyas y que le contara qué hacías. Nunca me da explicaciones convincentes para estas extrañas actitudes.

—Intentó flirtear conmigo el primer día que llegué, pero le fue muy mal. Ahora solo es como otro tío. No me parece un hombre malo.

—¡No es malo!, solo digo que tenía una especie de fijación contigo y no sé, piénsatelo mil veces antes de darle oportunidades y no te sientas mal si no te convence y decides rechazarlo. Te contaré algo, ahora que estás haciéndote mayor: recuerdo mi primer novio, nadie me dijo que desconfiara de los sujetos mayores pues te entusiasman y luego se van. Me dejó desilusionada y en cinta, ¡fue un gran susto porque según yo no podía! Y, realmente, tampoco quería, así que preferí interrumpir el embarazo porque además papi no estaba nada contento. Atrapó al sujeto y lo destripó en la sala de la casa, a mis hermanos les afectó un poco. Dumas…No quedo bien desde entonces y empezó a ser más… “cuidadoso” con sus hermanas menores. Yo me tomé todo con calma, ¡no quería darle exagerada importancia al asunto! La tonta de tu esotérica tía Fy me aconsejó darle gracias al tipo por darme una lección, perdonar y sonreír…Pero no tienes por qué pagarle bien a un mal maestro, y no me dio ninguna gran enseñanza nueva. Todo era de esperarse, es bastante normal que no te funcionen las relaciones cuando él es tu maestro y tú tienes diez años. ¡En fin! Espérame dentro del edificio con papá, iré por Bug para que traiga el auto; así ya no caminarás tanto de regreso. ¡No deambules sola afuera!

Me soltó la mano, di unos pasos tratando de mirar lo que me pareció una silueta extraña moverse a gran velocidad tras los ventanales del centro comercial y, cuando me volví para decírselo, Amleth ya no estaba. No estaba en ninguna parte, desapareció. Temí que algo se la hubiera llevado, pero no sabía qué hacer, miré en todas direcciones un buen rato intentando tener pistas de su paradero y nada. Se había evaporado en el aire. Estaba empezando a entrar en pánico. Corrí al centro comercial, buscando ocultarme entre los siniestros maniquíes. Dentro se escuchaba una música electrónica anticuada, quizá debería ser relajante, pero al resonar con eco en los parlantes del edificio vacío era más bien aterradora. Y se suponía que el abuelo estaba ahí. Llegué a la zona del comedor y me oculté bajo una mesa a esperar que alguien llegara a buscarme o que se hiciera de día para volver caminando a casa de mi tío. Seguía triste porque lo hice enojar, no debí aprovecharme de su confianza, la verdad no he querido escribir sobre eso… Pero ha sido tan generoso y comprensivo que se me fue la mano y cuando estaba dormido terminé esculcando sus cosas, abusando así de su hospitalidad. La tiene muy grande, es un buen hombre. Entonces se me ocurrió probar lo que hizo tío Bug con la cinta que me dio Violeta. La desaté de mi cuello y la extendí. Si sus temores eran ciertos, esa cosa podría quemarme gravemente la mano al activarse, pero si no me hacía daño sería capaz de comprobar si las esperanzas de Amleth no eran vanas. Decidí arriesgarme, estaba ansiosa por hacer algo para que la familia me acepte de verdad. Primero lo intenté muy lento, apenas sacudiéndola, no pasó nada. Probé una segunda vez y azoté un poco el suelo. Aún nada. Las manos me sudaban, tragué saliva y di por fin un buen azotón. Un macabro sonido distorsionado paró la música en ese momento y todas las luces se apagaron haciendo el ruido de un motor que pierde potencia. Me sobresalté, pero entre mi sorpresa noté que sostenía la vara sin hacerme daño, iluminando un poco mis alrededores con su brillo azul eléctrico. Entonces salí de debajo de la mesa poniéndome de pie y probé moverla. Pude girarla entre mis dedos sin problemas, se sentía satisfactorio de alguna forma, se me hacía fácil y me salía bien aunque jamás lo había hecho antes. De repente escuché un golpe seco, después pasos muy rápidos, entonces el brillo de otra vara luminiscente se encendió; no muy segura de si era quien yo esperaba, dije tímidamente lo que Amleth me indicó: “copiar movimientos”. Entonces la otra persona giró su vara con tanta fuerza y velocidad que zumbó cortando el aire, después la arrojó hacia mí a manera de lanza. Logré esquivarla con un salto rápido, involuntario, tan brusco que las piernas me dolieron. No conseguía ver nada concreto entre la oscuridad y me aterrorizó el hecho de que mi cuerpo estuviera haciendo cosas solo. Una silueta esbelta completamente negra recogió la otra vara, volvió a girarla y alcancé a vislumbrar un rostro inhumano entre mechones de cabello claro antes de que se volviera a alejar dando volteretas de gimnasta olímpico con posesión satánica. Ese era sin dudas mi abuelo “la mierdita acrobática” que traumó al tío Bug, un rey abdicador mutante muerto, ¿o estaba vivo y la muerta iba a ser yo?... Estaba aterrada, preguntándome si no era una pesadilla, sin embargo el ataque era muy real. Luego se escucharon más pasos veloces a mi alrededor, momentos de silencio, más pasos, silencio y de repente sentí el dolor más grande de mi vida. Un golpe ardiente, un latigazo en la espalda que me propulsó directamente al piso. Me levanté sin aliento y tragué saliva. Mi cabeza era un lío, no sabía si Amleth me había traicionado o esa era la prueba que el abuelo quería hacerme; solo recordé que mamá me estaba esperando y tomé la firme decisión de salir viva. Aún sin saber cuál era el estado de mi espalda, giré mi propia vara luminiscente, que pude ver era una copia exacta de la que tenía él, y me puse en guardia. Cuando volví a escuchar los pasos, inconscientemente moví la vara en torno a mí y cuando el abuelo me quiso golpear logré detenerlo. Al contrarrestar el ataque me dolieron las muñecas y el codo. Traté de alejarme corriendo y descubrí que yo también podía saltar como él y alcanzar su velocidad, pero al hacerlo mis músculos y articulaciones dolían como si me estuviera desgarrando. Un instinto extraño guiaba mis movimientos, aunque mi cuerpo apenas lograba resistir sus exigencias. Pese a todo, contuve las lágrimas, aguanté el dolor y seguí defendiéndome. El abuelo atacaba sin piedad, buscando hacerme perder el equilibrio. Debí saltar y esquivarlo varias veces forzando mi capacidad física más allá del límite, tenía calambres en todos mis miembros, era insoportable, pero seguía moviéndome; cada giro, cada golpe, cada salto que él hacía, yo lo replicaba luego como si fuera copiándolo de forma maquinal; y cada nueva técnica aprendida dolía como si me estuvieran despedazando viva. El sufrimiento era tan grande que empecé a sentir náuseas, sin embargo, ya comenzaba a dominarlo. Varias veces conseguí hacer recular al abuelo y azotarle los nudillos, cada vez él soltaba un chillido espeluznante, una cosa que sonaba parecido al bufar de un gato enojado o el silbido de una serpiente. Por fin logré patearle un tobillo al inclinarme para evadir otro de sus golpes, así lo derribé, rápidamente fui a rematarlo regresándole el golpe en la espalda y cayó boca abajo en el piso. Entonces, sin pensar, alcé la vara con ambas manos y usando uno de sus extremos le impacté justo en mitad de la columna vertebral. Se quedó quieto, me alejé arrastrándome un poco, soportando un increíble dolor que me dejaba sin aliento y temiendo haber matado de verdad a mi abuelo. Estuve un rato frente a él, jadeando, temblando por los calambres musculares, empapada en sudor. Iba a seguir peleando aunque se me rompiera la carne en jirones. Entonces el abuelo empezó a incorporarse de una forma aterradora, similar a lo que hizo mi tío Bug en el prado pero el doble de feo: apoyó los antebrazos sobre el suelo, levantó los pies por encima de su cabeza contorsionándose hasta ponerse de pie dándome la espalda. Apagó su vara, la ató a una de sus muñecas y me habló con una voz seseante y apagada, aún sin voltearse:

—Esto era necesario. De otra forma no podrías hacer lo que te pediré. No es un favor para mí, ni siquiera para esta familia. Yo solo tenía nueve años cuando fui padre por primera vez. Mi cuerpo alterado ya era adulto, pero mi mente no. A tu edad, yo ya tenía varios hijos, una esposa adulta que me exigía ser responsable y mi vida consumida por completo. Es lo que esta familia hace con cada uno de sus miembros, los devora, los mastica, les absorbe toda la inocencia y deseos de vivir, y entonces los escupe. No hay amor entre ellos, hay alianzas donde unos encubren los secretos oscuros de otros, perpetúan mentiras que creen piadosas pero solo pudren cada vez más nuestra sangre. El favor que quiero pedirte, es para evitar que sigamos haciendo daño.

—Dígame…

Le respondí quedándome sin aire y apoyada en mi propia vara, él siguió hablando sin que lograra verlo bien en la oscuridad del lugar:

—Rompe este círculo vicioso, es un castigo a nuestra necedad y estupidez. Esta es la razón por la que nunca conseguimos cambiar el destino, no entienden. Ellos jamás van a conseguirlo, es una maldición que pesa sobre nosotros, debe hacerlo alguien que no tenga nuestra sangre, pero sea parte de la familia.

—Lo haré. Le prometo que lo haré. ¿Pero cómo? No entiendo nada…

Respondí simplemente desesperada por demostrar que merezco estar en la familia y volver con mi tío. Entonces volvió la luz y el abuelo se había ido, en el sitio donde estaba parado solo flotaba un poco de humo negro. Salí a toda prisa del edificio y vi que la furgoneta de mi tío se acercaba, pero también una camioneta militar. Fui renqueando hacia los autos, llena de moretones y tambaleándome, tío Bug bajó de su vehículo y fue a cargarme mientras Amleth me preguntaba qué había pasado, solo acerté a decirle que hablé con mi abuelo. Una voz desconocida de mujer exclamó con disgusto:

—¿Ella también alucina cosas raras? Papá jamás la aceptaría.

Entonces por fin me desmayé. Al despertarme, estaba en otro lugar que no conozco, es una habitación de chica y afuera se oye una mujer hablar con tío Bug, la desconocida que escuché antes, él quiere llevarme a su casa y la mujer no lo deja.

 

Acaba de aparecer Amleth, dice que este es su cuarto, vamos a dormir juntas. Me duele todo el cuerpo pero al menos ya estoy quizás a salvo.


 

Caso III: London

 

Miércoles 18 de agosto de 3030

 

Querido diario, hoy conocí a London, no le diré “tía London” porque ella no me acepta como su sobrina y no nos llevamos nada bien. Tras despertar adolorida en la habitación llena de peluches y muñecas de Amleth, escribí un poco en mi diario. Luego ella llegó, me dijo que podía ducharme en su baño y me prestó un pijama de ovejita. Después nos acomodamos en su cama cubierta por un mosquitero rosa y esperé a que se durmiera para irme a buscar a mi tío. Lo podía oír discutiendo afuera, una mujer joven le hablaba:

—Solo vete a tu casa y déjala sola, nosotros la cuidaremos. ¿Por qué desconfías?

—Siempre has estado celosa de Descartes y su relación con papá, ¡te tiñes el cabello de negro para parecerte a él! Tu rivalidad se ha ido muy lejos y temo que te desquites con Psique.

—Ella no te corresponderá, tonto. ¿Para qué la mimas tanto si no te lo va a pagar? No eres feo, Bug, tu problema es que eres inútil. Lo único que sabes hacer es cazar y ser buen tirador. Vete al viejo oeste, allá quizás tendrías éxito.

—Mentiras, aquí vivimos como en aquellos tiempos, ¿no? Es tierra salvaje de nadie. Y ya ves cómo me va. Además, las bonitas no necesitan pagarnos los favores, cosa que tú que sí eres fea no lo sabes. Y de todas formas no la protejo por eso, ¡no seas mal pensada! Es por Descartes.

Entonces se escuchó un portazo, oí como ella caminaba como a saltitos, moviendo cosas, como si tuviera prisa. Después hubo silencio y por fin la mujer habló de nuevo:

—Papá nunca escondió que lo prefería, fue tan injusto…

—Mamá tampoco ocultaba que yo era su consentido, eso nunca te molestó.

—No es lo mismo, la relación entre una chica y su padre es muy especial.

—Amleth fue la hija favorita de papá. ¿Por qué no te enojas con ella?

—No, solo le ponía atención extra porque era su hija más pequeña, pero su verdadero orgullo y alegría era “el gran Descartes”.

Comencé a poner mucha atención, pronto supuse que esa mujer y yo tendríamos más de algún problema. Tío Bug seguía tratando de hacerla recapacitar:

—Mi papá nos quería a todos a su modo, cuando nos eligió los alias se tomó el cuidado de buscar personajes acordes e ilustres. Pese a todo, nos comprendía y le importábamos. ¡Ni siquiera Dumas que fue el que sufrió más maltratos de parte de él está tan resentido como tú!

—Dumas es otro macho opresor. Te lavó el cerebro con sus falsas ideas antifascistas cuando no hay cosa más represiva y autoritaria en esta familia que él. Yo soy inmune a su veneno, no me engaña, ¡pero tú no te das cuenta!

—Tienes un problema con los hombres mayores de tu familia…No es culpa de ellos el que seas un marimacho feo.

—¡Papá idolatraba a Descartes, no lo niegues!... Ni siquiera sonrió cuando le dije que gané una medalla de honor por mi desempeño militar, pero casi lloraba de emoción cada vez que su favorito diseñaba otro estúpido robot nuevo.

—¿Sabes qué creo? Que compensaba algo, seguro lo dejó caer de bebé o lo golpeó muy fuerte. Se sentía culpable y trataba de compensarlo.

—¡Pss!, claro…Anda, ve a ducharte, soldado. Dormirás conmigo y no entrarás sucio en mis sábanas. Quiero vigilarte toda la noche.

—¿Vigilarme? ¿A mí por qué?

—Porque aquí pasa algo raro. Eras el bebé de la familia, ¡siempre has detestado a los más jóvenes que tú!, de niño no podías ver ni en pintura a Violeta que solo es dos años menor que tú, no quieres cargar al pequeño Aureus, ¿y hoy de pronto eres paternal? Amleth dice que estás durmiendo con ella, no desconfío de ti, sé que no forzarías a una mujer porque tu ego necesita que te sientas deseado, pero esa chica es una mosca muerta libidinosa... Pude oler cómo se puso al verte. Lo primero que hizo cuando la cargaste fue buscarte el paquete con la mano.

—¡No seas mentirosa! La pobre estaba medio desmayada.

—¿Crees que no me fijé? ¡Já! En fin, te prepararé algo de beber.

—Cualquier cosa con alcohol. Sé una buena hermana fea.

—Será uno de mis batidos de proteínas si sigues pidiendo gustos.

—¿Por qué eres siempre una perra feminazi…?

Escuché un golpe como de bofetada y luego la risa de mi tío, después pasos. El sonido de una ducha comenzó a oírse. Amleth ya se había quedado dormida, así que quise asomarme por la rendija de la puerta y mirar qué estaba pasando afuera. Al bajar de la cama me caí, mis piernas seguían acalambradas. Contuve mis gemidos de dolor y me arrastré como pude a la entrada del dormitorio, la noche era fría y el vapor de la ducha salía de una puerta iluminada. Entonces vi una chica con un gorro de baño entrar desnudándose, su cuerpo era musculoso y al mismo tiempo curvilíneo. Hablan como si fuera fea y ella parece aceptarlo, pero en realidad es muy hermosa, y me pareció un poco incómodo verla entrar al baño donde su hermano ya estaba metido duchándose. A mi tío tampoco le gustó la idea, pues lo oí gritar y luego caerse entre un chapoteo de agua:

—¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¡¡Vete!! ¡¡Estás quemando mis retinas!!

—¿Qué? ¿Te la estabas jalando? Fuera de aquí, Rapunzel, te acabarás el shampoo lavando todo ese pelo de mazorca.

—¡¿Qué es esta cosa negra?! ¡¡La maldad se te está rebalsando!!

—¡Es tinte capilar, idiota! Debe enjuagarse rápido, o quedaré calva.

Intenté volver a la cama, pero las piernas no me respondían. Me quedé sentada sobre mis pantorrillas y la espalda me dolía tanto que se sentía como si la tuviera en llamas. No pude más y con dificultad logré acurrucarme sobre la alfombra, incluso respirar me estaba dando trabajo. Traté de estar quieta y no hacer ruido esperando a que la intensidad del dolor bajara, pero me quedé dormida así no sé cuánto tiempo hasta que me despertaron unos pasos y el sonido de la perilla de la puerta girando; supe que no podría levantarme a tiempo, al intentar moverme descubrí que estaba tan entumecida que no era capaz de al menos alzar el rostro para ver quien venía. De repente me recogieron del suelo como si no pesara nada, solté un suspiro de alivio al reconocer las manos de mi tío y su largo cabello cayéndome encima. Encendió una lámpara y se tiró en una mecedora conmigo en su regazo, cogiendo una manta para cubrirme. Amleth despertó confundida:

—¿Hermanito? ¿Qué pasó?

—Encontré a tu sobrina en el suelo, se cayó de la cama y no te diste cuenta. ¿Y así se supone que van a cuidarla? Mira, la pobre está toda lastimada…

—Suenas como mamá, debe ser la menopausia de hombre.

—No es gracioso, Amleth, pudo haber muerto esta noche.

—Pero no lo hizo y ahora ha ganado la venia de papá.

—Tú sabes algo y no me lo dices…

—Los sueños no se cumplen si los cuentas y el futuro siempre es un sueño.

—¿Qué me dices de las pesadillas?

—Con esas ocurre justamente lo contrario. Ya duérmete, hermanito.

Opinó Amleth bostezando y arropándose de nuevo para seguir durmiendo. Mi tío apagó las luces y se quitó la máscara. Gracias a la tenue luz que se colaba entre las cortinas de la ventana, logré verle al menos los contornos del rostro. Creo que no tiene nariz. Qué mal. Para mi sorpresa, me dio una especie de beso rudo en la frente y empezó a mecerme un poco. Apoyé una sien en su pecho, su cabello es tan suave, me dormí como en diez segundos. Cuando desperté ya de mañana, mi tío me llevaba en brazos fuera de la habitación de Amleth, en el pasillo estaba London. Es increíblemente parecida a mi padre, salvo porque sus ojos son dorados y chispean con una mirada amenazante. Viste de vaquera y en las paredes pude ver diplomas, por lo visto alguna vez tuvo un alto rango en el ejército. El frente de la casa es una armería, ahora comprendo por qué mi tío tenía un montón de armamento en su furgoneta. Así salí de esa casa en brazos de mi tío Bug, que discutía con sus dos hermanas sobre lo sucedido ayer por la noche.

—¡Están locas si creen que voy a volver a permitir que use el palo quemón!

London le gritó, es muy grosera:

—¡¿Qué se supone que hará aquí?! ¡¡Todos en el pueblo tenemos una obligación!! ¡Tú eres el guardabosques, Dreiser es el cura, Amleth es la maestra, Violeta atiende la cafetería y yo la armería! ¡¡¿Qué hará ella?!!

—Usará el maldito palo para bailar en la sala de mi casa, ¿qué te importa? Casi muere ayer, temblaba y sudaba frío…

Entonces Amleth intervino, corriendo para alcanzar a sus dos hermanos que caminan como sargentos y son mucho más altos que ella:

—¡Pero es que fue la primera vez que lo hizo! La primera siempre duele, pero te acostumbras, ¡no lo vas a comprender porque no eres mujer!

—Sigue hablando así y le dispararé a otro de tus novios, enana degenerada.

Le respondió tío Bug, entonces me metió en la furgoneta y cerró la puerta. Cuando él rodeó el vehículo para subir al asiento del piloto, London me dijo con desdén:

—¿No lo ves? Le gustas porque eres inútil y puede mandarte. Él solo es bueno para disparar, es lo que mi tío Adámas siempre dice, lo usa para humillarnos. Y tú solo sirves para depender de los demás. Para esto te arrebataron de tus verdaderos padres, para que fueras la muñequita bebé de mamá, el conejillo de indias de papá, y ahora eres la chica perfecta para Bug.

Justo entonces mi tío entró al auto y arrancó, se fue sin despedirse de ella. Estaba muy enojado. Puso su música de gritos y no decía nada, solo conducía. Entonces le comenté:

—London acaba de decirme que soy inútil. Y que me arrebataron de mis verdaderos padres.

Tío Bug se volvió a mirarme y me contestó:

—Le ganaste en una pelea a mi padre, ¿no?

—¿Pasó en realidad?

—Sí. Yo tenía razón, cuando estaba vivo hacía viajecitos espaciotemporales para vigilar a sus hijos después de muerto y por eso Amleth le habla. Su curiosidad de seguro empeoró la enfermedad que lo mató…Los fantasmas no existen.

—¡Entonces ella no está loca!

—Lo estará, cada saltito cuántico te funde millones de neuronas y ella y papá saltan tanto entre líneas de tiempo que parecen una de esas malas películas de cine independiente que tu madre ve. Lo que sucedió ayer fue una imprudencia muy grave, si los cálculos de Amleth y Violeta hubieran fallado ahora estarías muerta. Además tengo una mala espina: mi papá tenía sus manías contra algunos de mis hermanos y puede que fuera porque sabía lo que iban a hacer…Y sobre London…Psy, cuando alguien no puede superarte dice mentiras para intentar rebajarte. Lo que te dijo London es un ataque cobarde, sucio y débil. Simplemente ignórala, es una imbécil.

—Pero quiero demostrarle que soy fuerte, no solo a ella, a todos. Usted no entiende, me hicieron algo y pude copiar lo mismo que hacía él. Hay algo que mueve mi cuerpo como a un títere, aunque yo lo controlo… Quiero mostrarles.

—¡Ya no hace falta! Convenciste a mi padre, los demás no importan. Todos los años que sufriste siendo operada y estando encerrada en tu casa valieron la pena… Supongo. Es irónico, siempre sucede que cuando esperas demasiado por algo y por fin lo consigues ya no se siente tan bien. ¡Deberíamos estar contentos! ¿No? Superaste a un Homo cosmos puro. Muchos de ellos querrán someterse a los mismos procedimientos que recibiste y mejorarse, mi tío Adámas sin duda... Él ha gastado muchísimo dinero intentando alargar su vida y su gobierno por siempre. Ahora, descansa, se acabaron tus aventuras violentas, te enseñaré a cocinar y tejer. Ya viste que fuera de casa hay un mundo peligroso lleno de gente repulsiva que no te tratará bien.

—Pero yo creo que ahora ya podría enfrentarme a una criatura de esas, como la que me atacó el otro día. Puedo ayudarle a cazar, tío.

Le comenté ocultando el hecho de que en realidad me sentía mal herida, solo mantener la cabeza erguida me estaba costando trabajo, pero continué diciendo:

—Déjeme intentarlo. Para que London se calle.

—No... Esas biomáquinas son más grandes y pesadas que tu abuelo. Además, ¿segura que quedaste bien? Te ves llena de golpes, una vez basta, Psy. No debes probar nada.

—Amleth dijo que “una duda y su consiguiente búsqueda de la verdad puede salvarnos”. Quizás debo probar y, si todo sale bien, ayudarles siempre.

—Amleth nunca participa activamente de las cacerías, no sabe nada de nada.

—¡Tío no quiero quedarme en casa! Me gustó pelear…Fue emocionante, como las luchas de robots que veía mi papá. Quiero hacer eso…Como un robot luchador. ¡De verdad me gustó y lo hice bien!

—No eres un robot, eres una chica… ¿O no?...

Dijo mi tío entre dientes y tamborileó con los dedos en el volante del auto, pensando, finalmente habló de nuevo:

—De todas formas, esta noche debíamos salir a buscar presas. No quiero dejarte sola en el caserón, ni quiero volver a despegarme de ti. No lo sé, vendremos a platicar con tu tío Dreiser al medio día, comerás donde Violeta.

—¿Mi tío Dreiser el religioso? ¿Vive aquí? Ugh, no…Siempre está mirando al piso, habla muy bajo y solo llegaba a mi casa para rezar cuando yo estaba muy enferma y mamá lloraba. Me da tristeza verlo.

—Mamá nos dividió en grupos de cuatro para que nos cuidáramos entre sí, y de los cuatro más jóvenes él es el mayor y el que hace de líder. Voy a fingir que ese tímido ratoncito asustadizo me da buenos consejos y tú me vas a seguir la corriente, ¿de acuerdo?

—Solo le va a decir lo que usted quiere escuchar y no me dejará ir de caza…

—¡Sí! Pero London también se verá obligada a respetar su decisión porque Dreiser es la única cosa con pene que ella respeta, y así aceptará que te quedes en casa con Amleth hablando sola y jugando a la escuelita.

Estaba muy enojada por las triquiñuelas de tío Bug, pero cuando llegamos a la cafetería de Violeta, donde ya nos esperaban Amleth, London y mi tío Dreiser, las cosas se le voltearon. Mi tío Dreiser está como lo recuerdo, hubiera jurado que es el más joven porque parece un adolescente callado, tiene un ojo amarillo y un ojo azul, anteojos dorados redonditos y cara de cachorro triste. En el pueblo lleva una capa impermeable para cubrirse el hábito, diría que también se mete al bosque a cazar. Creo que a veces quisiera hablar, pero solo se muerde el labio. No entendía por qué era así, pero hoy me di cuenta: London vive pegada a él como una garrapata militar y no lo deja ni respirar. Ella se ocupó de dar órdenes mientras le frotaba los hombros como si se lo fueran a robar si lo soltaba tres segundos:

—Psique debe participar, Bug, no tiene excusa. No solo porque es repugnante ser débil, ¡no merece ser parte de mi familia si es débil! También tiene una deuda moral. Su padre diseñó las biomáquinas, fue idea de él que para reproducirlas usaran mujeres, es la monstruosidad más misógina que ha venido de la Luna.

Lo que dijo se sintió como una puñalada, pero rápidamente Amleth intervino:

—¡No fue “su idea”! Descartes no planeo que estas cosas vinieran al pasado y abusaran inocentes. No sé quién lo propuso o porqué lo autorizaron, pero la intención era darles trabajo a mujeres voluntarias. Se les pagaría muy bien y el proceso de concepción sería in vitro, ¡así como hicieron con Violeta! Estas biomáquinas han sido hackeadas para venir al pasado y reproducirse ilegalmente, Descartes no tiene nada que ver con esto.

—¿Y no puede hacer nada al respecto? Piensen en esas mujeres, no solo las que son abusadas aquí, también esas que alquilan sus vientres para los ricos de la Luna. Gestar un hijo, darlo a luz y después entregarlo; Violeta, tú, ¿en verdad quedaste tranquila luego de ese proceso? ¿Realmente te despegaste de Psique? Piensa, a ella también podrían apresarla como engaños como hicieron contigo. Podría acabar como tú, casada con su propio acosador.

Replicó London mirando a Violeta que se volvió a verme con los ojos húmedos. Amleth parecía disgustada con lo que su hermana mayor estaba diciendo, pero no se atrevía a enfrentarla del todo, así que la militar de la familia continuó hablando:

—Amleth, tú y yo tuvimos que asistir a Violeta en su último parto porque no podíamos hacer público el nacimiento de su propio bebé. ¿Ya olvidaste la angustia? ¿Cómo se retorcía de dolor? Esas mujeres Homo sapiens deben vivir lo mismo decenas de veces, dar a luz aquí, en mitad de la nada, sin asistencia médica. ¡Y luego perder incluso la ilusión de quedarse con los niños porque no son niños! Son monstruos, biomáquinas. Sufren como sufrió nuestra madre, fabricando crías una y otra vez, sin descanso, ¡como vacas! Algunas no sobreviven. Es culpa de Descartes de cualquier manera, fue una imprudencia crear robots que funcionan como organismos vivos. Humanizar a la máquina es deshumanizar a las personas. ¡Es un pecado! Esa Psique debe ayudarnos a cazarlas para disculparse en nombre de su padre. ¿Verdad, Dreiser?

Mi tío Dreiser se puso de pie, nos miró a todos de reojo y dijo hablando tan bajo que apenas se le escuchó, como siempre:

—Alguien me informó que hemos sido engañados, Descartes nos manipuló para que creyéramos que íbamos a salvar de algo a esta chica si la traíamos aquí, pero ella ha venido para ayudar a mi tío. Está recopilando datos de todos nosotros en un diario que le dio Descartes y luego se lo entregará a mi tío para chantajearnos con la información íntima contenida ahí. Si eso es verdad, lo más prudente sería entregarla a mi tío para que Descartes entienda que descubrimos su treta y ya sabemos que está del lado de quienes nos procuran el mal.

Todos se volvieron a mirarlo sin entender, Violeta quiso opinar pero London la interrumpió con prepotencia, explicando como si estuviera escupiendo hechos escritos en piedra:

—¡Entonces no se hable más! ¡Ella debe irse! ¡Hay que regresarla a la Luna y convencernos de que Descartes es un mentiroso, un manipulador, un misógino y la peor persona de esta familia!

En ese momento adiviné que ella había revisado mis cosas cuando me duché en su casa, y quizás desde entonces ideó esta obra de teatro para fingir que una misteriosa fuente confiable me había “delatado”. Pero cometió un error que dejó en descubierto su calumnia: dijo que el diario me lo dio mi papá, de seguro solo lo hojeó sin atención. Rápidamente saqué mi diario y se lo mostré a tío Dreiser diciendo:

—Lea aquí, la dedicatoria en la última página. ¡Vea la letra!, ¿la reconoce?, me lo regaló tío Alonso para que aprenda a ser escritora. Si no me cree, llámelo y pregúntele. ¿Ahora también dirá que tío Alonso es traicionero? ¡Llame a mi padre y dígale todo esto! No con indirectas, ¡dígaselo abiertamente si es verdad!

El religioso leyó, se volvió a mirar a London y no dijo nada. De inmediato le exigí:

—Respóndame una cosa: ¿es usted mentiroso?

—Por supuesto que no…

Me respondió ante la cara de irritación de London, yo seguí hablando con seriedad y sin perder los estribos, pero directa al grano:

—Entonces dígame quien le dio esa información falsa. Quien mintió para hacerme quedar mal a mí y a mi padre.

Hubo un tenso silencio, London tenía cara ya de sorpresa más que de enojo. Por lo visto no está acostumbrada a que la atrapen con las manos en la masa y que la confronten. Tío Dreiser solo murmuró:

—No hay duda de que eres la hija de Descartes.

Luego se fue cubriéndose con la capucha de su impermeable que al apartarle la parte frontal ondeó al viento como alas que se despliegan, acentuando su aire angelical que no es de mucha utilidad. ¡Y esa fue su gran intervención! Tío Bug no decía nada, pero aún con la máscara se le notaba que estaba enojado porque apretaba tanto un puño que podía escucharlo. Dio un golpe a una mesa que resonó en todo el local y habló indignado:

—¡Ya basta de patrañas, London! Ella no es como nosotros. Si la acorralan no puede escapar. Esa es la única razón por la que podemos enfrentarnos a la mierda que mandan del futuro, evolucionamos lo bastante para escapar de nosotros mismos. Solo un puñadito de privilegiados, mi padre y sus hijos, pueden moverse a voluntad por el espacio tiempo. ¡Hasta la misma Violeta carece de ese indulto totalmente inmerecido! Y tú, alguien que está dentro de esa infinitamente pequeña porción afortunada de la humanidad, todavía le exige a esta chica “que no sea débil” y que “se disculpe por su padre”.

Ella, con un cinismo increíble y siempre engreída, replicó:

—El ser humano es el peor depredador del planeta, si ella no nos alcanza, su destino será la extinción. ¡Puede mejorarse si quiere! ¿No es lo que hace mi tío? Él trabaja por superarse, al menos eso hace bien.

—Mi tío es ridículamente rico, ella solo tiene una bolsa de ropa y la comida que yo le regalo. No puedes ser tan…

—De todas formas, nosotros tampoco somos invencibles. Ya ves que con todo y nuestra afortunada mutación, mi tío que no tuvo la suerte de heredar este gen nos ha expulsado de la historia conocida obligándonos a ocultarnos aquí, en el olvido. Apuesto a que puedo darte una paliza con todo y “nuestro don”. Tú no eres menos vulnerable que ella.

—¿Ah sí? Intenta darme una paliza.

La desafió mi tío Bug y Amleth quiso interponerse entre los dos mientras Violeta tomaba a su bebé y a mí tratando de alejarnos. London al menos tuvo la consideración de salir de la cafetería. ¡Es realmente hombruna! Bonita, como todos estos seres extraños diseñados en un laboratorio de ingeniería genética que llamo mi familia… Pero se comporta como mi tío Alonso. No era casualidad, mientras se subía en una mesa para verlos mejor, y London corría a saltitos de espaldas riéndose de tío Bug que iba hacia ella como un tren:

—London siempre ha sido así…Como éramos tantos niños, mamá pidió ayuda a Dumas y Alonso para que educaran a sus hermanos más pequeños. Se los repartieron: Dumas que siempre fue más dulce y comprensivo se llevó a las niñas, pero no soportó las travesuras y groserías de London mucho tiempo. Se la cambió a Alonso por Dreiser. Eso fue…muy malo. Dumas acentuó la pasividad de Dreiser y Alonso convirtió una niñita peleonera en London…

De repente oímos una especie de chillido o aullido de lobo, no sé, London lanzó un sonido extraño e intentó patear a tío Bug. Él la esquivó. Intentó golpearlo otra vez y en una de sus embestidas sacó unas largas garras negras. No estaba segura de qué eran cuando vi a mi tío Bug hacerlo antes, pero hoy lo miré claramente. Tienen garras retráctiles, como los gatos. No sé si todos son así, pero al menos tío Bug y London sí estaban intentando cortarse sacando las uñas literalmente, haciendo de vez en cuando unos sonidos horribles. La pelea se volvió cada vez más violenta y rápida, mi tío hacía lo posible por mantener una actitud defensiva pero en cierto punto ella lo arrinconó y cuando iba a golpearlo de lleno él se disolvió en el aire, se hizo humo, como tinta negra que se diluye. Fue algo tan extraño que me sobresaltó. Apareció en otro punto más lejos de ella y a partir de ese momento el combate se volvió confuso, aparecían y desaparecían en distintas partes entre siniestro humo negro. Ellos de alguna forma han desarrollado la capacidad de teletransportarse naturalmente para vivir entre los túneles espaciotemporales. Empecé a sentirme mareada comenzando a deducir verdades espantosas, ¿son algo paranormal? ¿Acaso existe lo paranormal o solo es una aberración de la física? No son como yo, nunca seré como ellos. Recordé una vez en que mi tío Dreiser el religioso se quedó a mi lado leyéndome la Biblia mientras yo ardía en fiebre, y me contó una historia sobre los habitantes del cielo teniendo hijos con las mujeres de la tierra y creando así gigantes híbridos malvados. ¿Así veía la gente del pasado a mi familia? ¿Son malos…? No pude ver cómo terminó el enfrentamiento, me fui tras unas mesas y me desmayé comprendiendo que había terminado rodeada de mis peores temores. Tío Bug me encontró más tarde y creyó que solo estaba aburrida tomando una siesta. No le dije lo que pensaba y él solo me admitió que yo tendría que participar de la cacería de esta noche para que London dejara de molestarme. Me mostré muy valiente y segura, pero en realidad tengo miedo de estar sola con él ahora que sé lo que es. Necesito sobrevivir entre ellos.

 

Jueves 19 de agosto de 3030

 

Anoche fue mi primer viaje de caza. No fue nada bueno. Después de escribir un poco en mi diario, ayudé a mi tío a preparar sus armas, bueno, me paré a su lado mientras cargaba su rifle en la mesa de la cocina. Ahí me explicó un poco de lo que haríamos:

—Usualmente Dreiser o yo les disparamos en la cabeza y London llega después a decapitarlos con una motosierra. Eso les desactiva el mecanismo de autodestrucción que los hace incendiarse y así es posible reciclar sus partes. No es tan grotesco como suena, es como partir maniquíes del centro comercial. Tendrás que ayudarla a ella a cortar cabezas si hay más de una presa. Si solo es una, mejor déjala tomar la delantera, puede que por esa tontería empiece a competir contigo.

—Pero… ¿Las biomáquinas no sufren? Tienen partes vivas, ¿no? La que vi tenía carne. Tío, si tiene al menos un pedacito humano, ¿no es una persona?

—La ley, hasta donde es conocida en el siglo XXX, no reconoce como persona a ningún organismo ciborg que no posea un cerebro humano completo porque todavía no existe un cerebro artificial que iguale uno biológico.

—¿Qué pasará cuando construyan uno? ¿Seguirá siendo legal matarlos?

Mi tío dejó el arma sobre una mesa y de un tirón me acercó a él para rodearme la cintura con sus brazos diciendo:

—Aún si no lo fuera, los matarían. Lo mismo que sucede con los seres humanos normales. La ley no le pone precio a la vida, lo único que le da valor es que la amen. Y se puede amar hasta a una tostadora, y matar por defenderla.

—¿Qué tal si la tostadora aprende a amarse sola y no quiere que la maten, aunque nadie más la quiera?

—¿No empieza así la rebelión de las máquinas?

—Más o menos. No me gusta la ciencia ficción, me quedo con los slashers. Si vamos a matarlos…Al menos que sea rápido. ¿Esta vez sí funcionarán las balas? Con el grande no funcionó que le disparara mucho.

—Llevo balas expansivas, estas suelen ser suficientes.

Empecé a sentirme triste por las biomáquinas, pero si no participo en esto no me aceptarán como parte de la familia. Mi tío me dio una nalgada, porque así es él de delicado, y me dijo que estaba todo listo. Partimos al caer el sol hasta un punto oscuro en el bosque, London ya nos esperaba, y no era broma, traía una motosierra. Le hubiera quedado mejor a tío Bug, pero ya me quedó claro que la psicópata aún sin máscara es ella. Amleth estaba ahí, pero metida en la camioneta de London, por lo visto ha dejado de enseñarme ciencia y matemáticas para enseñarme a ser parte de la familia; chasqueó los dedos haciendo aparecer una pantalla holográfica sobre su mano y entonces gritó anunciando:

—¡Uno anda cerca! No es una biomáquina, es solo un robot. Un modelo SL. Está a cincuenta metros al este.

Después bajó del auto de un salto y fue directo hacia mí indicándome:

—Los SL se ven como una persona, llevan trajes formales negros. No dan miedo. Solo debes tener cuidado porque usan armas de fuego, ¡disparan! Cuida de no abordarlos de frente. Trata de ir por la espalda siempre. ¡Tú puedes!

Entonces mi tío Bug le preguntó con voz seria:

—¿Es uno de la generación 30? Amleth, revisa.

—El radar no le detecta datos específicos porque no es un modelo original, lo han modificado con partes de otras máquinas. Sabrán su aspecto hasta que lo vean. Volveré al auto, suerte. ¡Va a ser muy fácil!

Concluyó Amleth y entonces London hizo una llamada en su teléfono, y mi tío aprovechó para darme algunas indicaciones:

—Enciende el palo ese y mantenlo así, voy a ubicarte por el brillo azulado. Le dispararé si se te acerca, entonces solo deberás cortarle la cabeza.

—Okay.

Respondí activando la vara luminiscente, él me tomó un brazo y me dijo una última cosa:

—¿Segura que quieres participar? Puedes quedarte con Amleth, ¡al diablo lo que diga London! No ganas nada con esto, ella siempre seguirá criticándote.

—Le propongo algo: si gano me dirá el nombre real de Amleth.

—¿Y si pierdes qué? No vivirás para lamentarlo, pero yo sí.

—Solo sé que viviré para que me confiese otro nombre.

Respondí e hice girar la vara rápidamente para ver cómo estaba mi cuerpo, seguía con la misma pericia extraña y dolorosa, pero quería mostrarles lo que aprendí. Después London volvió y guardó el teléfono hablando de mala gana:

—Era nuestro hermano Dreiser, viene persiguiendo a la presa. La trae hacia aquí, Bug.

—¿Ya lo vio? ¿Es un 30? Psique no debería venir si es un 30.

—Dice que el SL es un… Eh… 25 o 26. Haremos una pinza: Bug, ve a la derecha por el lado alto de la ladera, la chica y yo iremos a la izquierda. Le cerraremos el paso cuando venga.

Dijo ella con una sospechosa calma. Tío Bug se volvió a mirarme por última vez y se alejó poniéndose la capucha de su abrigo y alistando el rifle. Yo fui con London, que revisó su motosierra sin encenderla todavía. Caminamos varios metros entre la maleza, mirando a una vereda cercana, y luego me ordenó:

—Entra al camino y ve a su encuentro, Bug te cubre desde arriba, yo prefiero no intervenir todavía porque el ruido de mi herramienta podría repelerlo.

Su actitud me parecía tan sospechosa… Pero no tuve más opción que obedecer. Salí de la maleza con cautela y a lo lejos vi acercarse una silueta que me pareció familiar. Al tenerlo más cerca vi con alegría que era mi padre. Venía caminando apurado, vestido con un traje formal negro y tan serio como siempre, supuse que llegó para evitar que participara en la cacería y llevarme de regreso a casa. Corrí a encontrarlo, pero le dispararon justo en una sien. Grité horrorizada e iracunda, ¡mi tío Bug acababa de matar a mi padre! Fui a recoger el cuerpo de papá y llorando acaricié su rostro, ¡era él sin dudas! Le besé la frente, y de pronto oí a mi tío gritarme mientras bajaba por la ladera:

—¡No lo toques! ¡No es él! ¡Es un SL 30! Los diseñaron con el aspecto de tu padre para homenajearlo porque él fundó la empresa que lo fabrica, ¡es un robot!

De pronto escuché un chasquido metálico y vi como el cuerpo de mi padre empezaba a estirarse dividiéndose en segmentos parecidos a los de un ciempiés, todavía incrédula me negaba a soltarlo hasta que su cabeza chisporroteante se hundió ocultándose dentro de su horrible tórax segmentado, y por fin todo su cuerpo mutó convirtiéndose en una especie de arácnido monstruoso con tenazas afiladas. Logré esquivarlo de un salto, pero su cabeza ya no era visible y sería más difícil saber a qué punto debía atacar. Me di cuenta de que sería necesario cortarle las patas, una por una. Era una tarea difícil, porque mientras intentaba cercenarle una con la vara, otras dos trataban de cortarme con las tenazas; mi tío lograba detenerlas disparándoles, pero al destruir un apéndice, otra nueva brotaba. Llegó un punto en que los dos ya no dábamos abasto para tantas horribles patas y probé arriesgarme un poco más, me escurrí hasta subir al lomo del robot y empecé a cortar las patas desde ahí, no me había fijado en que tenía además una cola de escorpión con la misma tecnología láser de mi vara que intentó aguijonarme, pero conseguí bloquear el ataque con la vara. Mis músculos otra vez dolían terriblemente y mientras la cola se empeñaba en picarme sin lograrlo, las patas entraron en un frenesí asesino y solo intentaban cortarme. Realmente debo reconocer la inhumana pericia de mi tío Bug, sacó un arma automática y disparó acertando cada vez que una tenaza estaba a punto de tocarme, pero no podríamos seguir así mucho tiempo. Por suerte, justo en ese momento nos alcanzó mi tío Dreiser y desde la copa de un árbol disparó una flecha y averió el aguijón de la cola, así por fin pude cortarlo y con un giro que involucró todo mi cuerpo en una dolorosa contorsión logré partir la máquina en dos. De una de sus mitades asomó la cabeza de mi padre suspendida entre cables y hasta en aquel momento intervino London, que con la sierra eléctrica la separó del resto del cuerpo y después cruelmente la cortó a la mitad. Al instante, todas las partes dejaron de moverse. Entonces London tomó una de las secciones de la cabeza y me la lanzó, exclamando:

—Oye, princesita, ¿no la quieres de recuerdo?

Ver el rostro mutilado de mi papá fue más de lo que pude soportar, lo puse en la tierra cuidadosamente y le cerré el ojo. Tomé los jirones de su chaqueta y cuando iba a cubrir sus restos reconocibles me fijé en la etiqueta cosida al cuello: “SL”. Ese mismo logo está en mis uniformes negros. El SL30 llevaba un uniforme negro de marca SL, igual que yo. Entonces me sentí como aterrada, angustiada por no sé qué, y terminé vomitando junto a un arbusto. London se echó a reír y oí a mi tío Bug decirle, antes de ir a levantarme en brazos para sacarme de ahí:

—Hay días en que me cuesta mucho recordar que eres mujer y no debo golpearte, London. Arréglense como puedan recogiendo las partes, me voy.

Cuando llegamos al auto, yo iba llorando porque me imaginaba que habíamos matado a mi papá. Lloré mucho tiempo recostada en el pecho de mi tío, que me dijo que el nombre real de Amleth es Aurora, me contó las cosas que hacían de niños, pero nada terminaba de distraerme y consolarme. Preguntó qué le pediré cuando descubra todos los nombres, le dije que no sé todavía porque estoy muy confundida. Me dormí abrazándolo y cansada de llorar. Hoy me desperté todavía muy triste. No quiero comer. ¿Por qué me visten como a un robot?

 

 

Viernes 20 de agosto de 3030

 

El jueves hubo que salir a cazar otra vez por la tarde, yo no tenía ganas de hablar con nadie, tío Bug respetó mi decisión aunque ocasionalmente me frotaba la cabeza o un hombro. Es raro, es una de las pocas personas que sabe cómo tratarme, pese a que me intimida. Debíamos encontrarnos con los demás en un prado cercano, desde que salimos del caserón me aferré a una de sus manos porque ya no quiero volver a quedarme sola en una situación para la que no estoy preparada. Solo me obligo a ir porque quiero ser parte de la familia y saber de una vez qué pasa, ¿qué otros horrores me ocultarán…? Me duele hasta escribir lo que sospecho… Mi tío Dreiser ya nos esperaba sobre un árbol, encapuchado con su impermeable y preparando el arco, nos saludó con la mano desde ahí, sin decir nada. Tío Bug igualmente empezó a revisar su rifle, poco después apareció London a caballo y con sombrero vaquero. ¡Como si fuera la dueña del lugar! Nos miró por encima de un hombro y se dirigió a su hermano menor:

—Ya es suficiente, ¿qué te traes con esa chica? ¿Te gusta? ¿Ahora eres pedófilo?

—Es mayor de edad, todo legal.

Respondió tío Bug, espero que en broma, London dio una vuelta con el caballo y replicó:

—Eso no importa, enfermo. Es muy pequeña para ti. ¡La vas romper!

—Es como el plástico, London. Si se calienta bien, se estira.

—Eres un cerdo.

Tío Bug soltó una risita extraña y London se le quedó mirando de forma amenazadora, luego chasqueó los dientes indicándole al caballo que galopara y se fue al otro lado del prado. Mi tío me dijo en voz baja:

—¡Nos llevamos bien porque es tosca! Desde niños jugábamos juntos, hacíamos travesuras, nos divertíamos. Sin embargo me molesta su actitud. Pregona la independencia, pero solo para ella misma. Los demás tenemos que lamerle el trasero o explota. ¡Todos estos justicieros son iguales! “Libérate de tu Dios para adorarme ahora a mí”, ese es el cuento de siempre. Te lo repite mi tío Adámas, Dumas y por supuesto Jacky London; la indomable vaquerita ex marine.

—¿Pelea muy a menudo con ella?

Le pregunté viendo a London bajar del caballo y atarlo a un árbol. Tío Bug contestó:

—Sí. Pero ella sabe que, así como no tengo pelos en la lengua, no soy rencoroso. Diré lo que me plazca y así mismo puede decirme lo que quiera, al final haré lo que yo decida. Cada quien respeta su terreno.

De repente apuntó con su arma a unos arbustos lejanos que se agitaron, de ahí salió un cuerpo mutilado. Solo el torso sin piernas, me estremecí parándome un poco tras él:

—¿Qué debemos hacer? No tiene cabeza…

—La escondió dentro del tronco de su cuerpo, ya viste que a veces hacen eso. Tendrías que cortarlo sagitalmente, de arriba abajo, como en tus películas de terror. Si quieres deja que el marimacho lo haga y tú…

No espere a que terminara de hablar, corrí hacia la presa activando la vara luminiscente y al mismo tiempo escuché a London encender su sierra eléctrica. Sería una competencia por ver quién llegaba primero a cortar. En ese momento hubo dentro de mí una sincronización rara, no sé si fue la concentración de la parte instintiva o la racional, pero logré dar un par de saltos sobrehumanos que dolieron como el infierno y así llegué antes que London, rebanando la presa de un solo tajo. Ella me miró con desprecio y tuve la sensación de que iba a irse sobre mí con la motosierra, así que giré la vara y cuando ella se me iba acercando le lancé una estocada. La vara le cortó algunos cabellos. London dijo, congelada en la misma posición:

—Así que no nos consideras tu familia…

—No te considero a ti mi familia, porque tú sientes lo mismo por mí.

Repliqué y volví corriendo a encontrarme con mi tío Bug, antes que él pudiera comentar algo escuché a Amleth gritar a lo lejos saludándonos y me fui con ella a buscar cristales entre las rocas de un arroyo cercano. Más tarde volvimos al caserón y no quise decir nada, me despedí de ella y me senté junto al fuego a escribir. Ni siquiera platiqué con mi tío Bug por la noche. Hoy viernes desperté, me puse a escribir y me siento triste. No me hubiera entusiasmado con ser parte de una familia de haber sabido que luego iba a enterarme que mi papel dentro del hogar era ser un electrodoméstico…


 

Caso IV: Dreiser

 

Sábado 21 de agosto de 3030

 

Querido diario, mi tío ya no quiere que le diga tío, dice que debe ser Bug a secas. Ha sido así desde el viernes. Esa mañana él fue por su rifle, se puso el abrigo y me extendió la mano para que se la tomara y lo siguiera. Fui de mala gana porque estaba escribiendo, pero tenía hambre y él es el tipo que me da comida. Nos fuimos juntos por el bosque, yo no hablaba porque seguía sintiendo un nudo en la garganta. Así que tras mucho silencio, él me preguntó mirando a los matorrales cercanos:

—Hay muchas ratas de campo, ¿quieres comer rata o te busco un conejo? O nos comportamos como gente civilizada y te llevo a comer al pueblo con Violeta.

—Rata…Los conejos son muy lindos para comerlos y no quiero ver a nadie.

Respondí. Me senté en una roca y él preparó el rifle esperando a que apareciera algún roedor. Entonces intentó sacarme plática:

—El caldo de rata está bien, pero me gustan más las ratas vivas. Una vez encontré una cría, la cuidé y le di de comer hasta que se hizo grande. Nuestra amistad solo acabó cuando murió de vieja y de gorda, pues la mimaba regalándole siempre golosinas. Tú me recuerdas a esa rata, estoy empezando a quererte mucho.

—Gracias. Tío, quiero saber una cosa.

—De esto quería hablarte…Ya deja de llamarme “tío”, las cosas se ponen turbias y mientras estés lejos de tus padres no sería bueno que te separen de mí para llevarte con otro familiar.

—¿Por qué?

—¡Por que la familia no te desea ningún bien! Ni a ti, ni a nadie, la mayoría de estos cabrones piensa al estilo: “quiero verte bien, pero no mejor que yo”; y tú has permanecido entre nosotros muchos años sin nada que reprocharte salvo cosas que no son tu culpa. Querrán embarrarte de alguna forma, así son, todos infelices y pensando que es injusto que los demás no se sientan igual. A los miembros más tímidos y honestos, como el pobre Dreiser, los aíslan de todos y los abusan confiados en que nunca van a denunciarlos y los mantendrán así de por vida, esclavizados, como juguetes humanos… ¡No quiero eso para ti!

—¿Qué le hacen a él? A tío Dreiser. ¿Por eso usted vive solo…?

—No, yo vivo aquí por la libertad, en el pueblo no se está en paz…Ya viste lo que pasó con London, hizo lo posible por mortificarte. Será mejor que dejemos el asunto del tío y la sobrina fuera, y digamos que somos una pareja. ¡No digo ser una real! Solo que lo supongan. Así dejaron en paz a Violeta. La familia cree en aquel dicho: “entre marido y mujer, nadie se debe meter”. Bueno, quizás tu madre se escandalice un poco… Pero nada más.

Tomé aire, ¡mamá no solo se escandalizaría! Le daría un ataque. Ella jamás me habló como si algún día fuera a encontrar un hombre e irme a vivir con él, peor aún con un hombre como “Bug”. Creo que la única razón por la que me dejaron con él fue porque hace tantos años que no lo veían que han olvidado lo salvaje que es:

—Tío…

—Deja de decirme “tío” … Cada vez que me digas “tío” te ignoraré.

—¡Pero es que mi mamá se volverá loca! Y me dará mucha vergüenza que los vecinos digan que mi tío es mi novio…

—No sé con quién estás hablando, tú no tienes tíos.

—Claro que en realidad no los tengo, los robots no tienen tíos…

—¿Qué quieres decir?

Entonces le confesé algo que estuve pensando toda la noche anterior:

—Tío, es lo que quiero saber, ¿mi papá me construyó como al SL30 de ayer?

—¡No! Y deja de decirme “tío”.

—¡Dígame la verdad! ¿Soy un “SL algo”? ¿Por eso me tenían guardada en mi casa y aprendo habilidades con solo recitar “copiar movimientos” como si fuera un comando de computadora o me cargaran una aplicación? ¡¿Por qué me visten como uno de los robots de mi padre?! ¿Soy otra de esas biomáquinas?

—Eres una chica común y corriente. Hay fotos y videos de Violeta preñada de ti, y de tus padres biológicos, los que donaron el embrión. Yo mismo los vi, eres el vivo retrato del tipo que te engendró, pero tienes los ojos de su novia, que por cierto estaba muy buena; ¡contrario a Violeta pecas feas! La familia los eligió desde antes porque eran muy atractivos y tenían no sé qué problema, querían su primogénito. Un embrión para implantarlo en Violeta porque Ziggy ya era muy mayor para arriesgarse a un embarazo y ninguna otra mujer de la familia quiso hacerle el favor de prestar su vientre. Al menos en eso Violeta fue generosa. Sospechosamente abnegada… Decían que pese a la condición extraña que ibas a heredar, nacerías muy bonita y mis hermanas te esperaban entusiasmadas como cuando eran niñas y les prometían una muñeca nueva.

Un disparo desgarró entonces la quietud del bosque, volaron algunas aves y “Bug” fue a recoger una rata muerta, me contó mientras empezaba a despellejarla:

—Lo recuerdo como si fuera ayer, nos reunieron a todos en tu casa para que te conociéramos, yo fui por compromiso. Nunca me han caído bien los bebés. Nos contaron tu historia, que tenías no sé qué en el cerebro heredado de tus padres, que te iban a operar para encontrar la cura, y cuando oí el nombre que iban a ponerte quise salir corriendo. Y tu mamá Ziggy no paraba de insistir en que te cargara, tuve que hacerlo. Me consta que eras una bebé de verdad, toda llena de baba y con olor a pañal sucio. ¡Yo estaba temblando!

—¿Qué problema tenía en el cerebro? ¿Si solo tenía problemas ahí por qué me operaron todo el cuerpo?

Él empezó a encender fuego para hervir agua y a recoger hierbitas, diciendo:

—No lo sé. Querían fortalecerte para que vivieras tanto como nosotros, fueron mejoras. Implantes y eso, principalmente una cosa delicada en tu cabeza.

Comenzó a cocinar y me quedé pensando. Entonces le pedí:

—Necesito hablar con mi tío Dreiser.

—¿Por qué?

—Porque no solo me preocupa que papá me esté usando para sus experimentos con robots, también quiero saber qué son ustedes… Si son entes malignos.

Confesé, él suspiró y me dijo:

—No decidí ser “un hombre lagarto”, Psique. Tú no puedes juzgar bueno o malo a quien obtuvo lo que no pidió ni provocó. Simplemente es así. Te llevaré, pero quiero que sepas que no importan las circunstancias, yo siempre te querré. Ojalá tú también puedas aceptarnos a nosotros así como somos.

—Gracias. Bug.

Le dije besándole una mejilla de la máscara y me sentí un poco mejor porque hablaría con un religioso y quizás me daría un amuleto para estar segura o resolver mis dificultades. Y me comí mi rata. Al atardecer lo acompañé a un claro en el bosque donde se encontraría con tío Dreiser. Él ya nos esperaba. Cuando está tranquilo, y creo que contento, se para muy recto y por fin levanta la mirada. Tiene no sé qué, como que no le dejan decir algo y solo puede expresarlo con los ojos. Me da mucha compasión, quizás le pasó lo mismo que a mí, siempre encerrado y escondido por la familia en una iglesia. Tío Bug, ¡o más bien Bug ya que quiere que le diga así!, fue a buscar piñas de pino para alinearlas en una roca, dándome espacio a mí para que hablara a solas con mi tío Dreiser. Pero él se limitó a mirar al suelo y mover piedritas con el zapato. Parece un niño pequeño. Por fin yo tuve que hacerlo hablar:

—Tío, ya me contaron la verdad. Pero dígame usted, ¿nuestra familia es del diablo?

Él me miró abriendo los ojos como si hubiera dicho algo terrible y murmuró:

—No exactamente.

Fue un momento extraño porque solo nos quedamos mirando, en ese momento me convencí de que él y yo estamos en problemas. De repente dijo, siempre hablando en voz muy baja:

—Bug, London y Amleth siempre están en el ojo del huracán. Pareciera que buscan cosas que los distraigan para no pensar o recordar. Cuando eran niños no querían quedarse solos. Lloraban. Una vez le pregunté a Bug por qué, era muy pequeño, quizás tendría tres años. Me respondió que le daba miedo estar consigo mismo. Se tenía miedo.

Lo miré extrañada, él continuó explicándome:

—Poco a poco comencé a observar que toda la familia tenía ese mismo sentimiento, miedo a quedarse solos con todo lo que saben. Con sus conciencias sobre las que pesan una multitud de injusticias, abusos, toda la sangre de tantos inocentes; y de pronto empecé a notar que yo también tenía miedo. Por eso siempre estaba más cómodo cuidándolos y soportándolos. Y así viví mi juventud, mi vida adulta, pero en los últimos años fui atreviéndome a enfrentarlo. Me alejé, me hice más silencioso, meditaba a solas, cavilada sobre mis culpas y errores; y al aceptarlos, arrepentirme, tratar de reparar, fue dejando el miedo. Ese proceso se reflejaba en mis sueños, sabes, en sueños, encontraba una gran casa abandonada y ruinosa que era mía. Al inicio me daba temor entrar y explorarla, pero luego me animaba y empezaba a limpiarla, arreglar las averías, decorarla, comprarle muebles nuevos, y pronto al dormir ya no tenía extrañas pesadillas sino que llegaba a un lugar hermoso donde me gustaba reposar. Aún quedan habitaciones cerradas y oscuras, partes desvencijadas, pero ya no me da miedo, como tampoco temo estar a solas conmigo mismo. Este soy yo, con mis fallas, soy tan insignificante como estas piedritas del bosque. Pero fíjate: ¿no hay una gran paz y belleza en este bosque? Que hermoso debe ser vivir como estas piedritas y reposar aquí en esta gran serenidad. Tú…debes dejar de pensar en justificaciones para tus padres o tus tíos, o para contigo misma si acaso has hecho algo incorrecto, ¡todos hemos pecado! Todos hemos fallado, lo que es necesario hacer es pensar en cómo arreglarlo y que no suceda otra vez. Toma tu tiempo para conocerte, decidir quién eres y qué quieres en verdad…

De pronto suspiró, como quedándose sin fuerzas, sin saber cómo continuar. Yo estaba muy interesada en sus palabras porque parecía que estaba a punto de decirme algo serio. Pero entonces cambió un poco de tema:

—Me gustaría…Llevar a la realidad mis sueños y comprar una vieja casa, repararla, hacerla mi lugar favorito. Pero la iglesia y la familia no me dejan tiempo. Debo hacer este sacrificio…Por ellos.

—No, tío Dreiser.

Le repliqué:

—¿No ve que no está siendo sincero? Por eso la casa de sus sueños no se termina de reparar. Todavía no arregla algo en su consciencia…

Justo entonces volvió Bug diciendo:

—Dreiser y yo necesitamos practicar siempre, de nuestra puntería depende muchas veces la vida de London. Y ahora la tuya, Psy. En general yo hago casi todo el trabajo, Dreiser es como un apoyo. Ese arquito de Robin Hood apenas alcanza a disparar unos setenta metros.

Tío Dreiser empezó a preparar su arco y objetó:

—Trescientos metros…Es un arco compuesto, Bug.

—Nunca será tan preciso como un rifle de francotirador.

—No me gustan las armas de fuego. Son ruidosas. Y se requiere más destreza para usar un arco. Por eso lo uso yo, soy el mayor y soy más hábil.

Bug se le quedó mirando y le arrebató el arco diciendo: “¡dame acá!” Y después se pasó un buen rato tensando las cuerdas hasta que disparó una flecha que avanzó unos sesenta centímetros y se clavó en el suelo. Tío Dreiser le dio un zape y le quitó el arco, preparando tres flechas que disparó casi simultáneamente acertando en las piñas de pino que habían dispuesto como blancos. Al terminar se sacudió y frotó la mano, comentando:

—Siempre pensé que los hombres que se fijan en gente menor lo hacen por compensar la deficiencia de algo.

—Si tuvieras monaguillo sería tu novio, cura virgen. ¡No sabes nada!

—¿Te sientes aludido?

—¡No! Siempre me has visto con maduras. ¿A qué viene ese comentario?

Le reclamó Bug y tío Dreiser le dijo en voz muy baja:

—Nada, solo decía. Psique ha crecido un poco desde que vino, ¿no? La veo algo más desarrollada. En plena adolescencia. En cambio tú, parece que retrocediste tanto que se encontraron en la misma edad…

—¿Qué significa eso?

—¡Nada!, yo sé que tú nunca serías un viejo verde a menos que fuera algo mutuo. Tienes una voluntad de hierro que solo se derrite cuando te atrapan desprevenido y te pican el corazón. Por eso confío en ti. Para cosas graves.

—¿Qué cosas graves?

—Solo digo…Soy tu hermano mayor y tu guía espiritual, debo aconsejarte.

—¿Guía espiritual? ¡Qué raro estás! Pero mira, tengo una teoría, sobre asuntos espirituales: ¿y si un tipo dentro de unos años se entera de la forma de inmortalizar a la gente en masa y viaja al pasado para hacer una lista de gente a la que hará vivir eternamente, su padre financiará el proyecto, pero tienen una discusión y el padre le dice que solo soltará la plata si el hijo se deja matar para convencerlo de que va en serio y entonces él…?

De repente tío Dreiser lo calló dándole un puñetazo en el hombro, dejaron de charlar y empezaron en serio con su práctica de tiro. Fue extraño, creo que tío Dreiser intentó decirnos algo, no sé. Cuando nos despedimos de él, nos invitó a ir mañana a la iglesia, bueno, regañó a Bug y le ordenó que fuera. Con suerte quizás cuando lo veamos otra vez pueda hablar bien con él y me explique qué pasa con la familia.

 

 

Domingo 22 de agosto de 3030

 

Hoy fue un día complicado desde que comenzó. Debíamos ir temprano a la iglesia de tío Dreiser que está en la cima de la montaña en cuya ladera descansa el pueblo, es un edificio de más de cien años, todo de madera, muy grande y un poco siniestro. Al acercarnos pude escucharlo crujir con el viento, fue estremecedor. Llegamos tarde porque Bug no sabía qué ponerse y terminó yéndose vestido todo de negro, encapuchado con un largo impermeable andrajoso, varios medallones de pentagramas y una máscara nueva que lloraba sangre y tenía una cruz invertida en la frente. De momento no se me ocurrió que eso no estaría bien para la iglesia, lo pensé luego cuando Violeta lo recibió dándole manotazos y rociándole agua bendita. En la iglesia, además de mi tía Violeta con el bebé, estaban también Amleth y London; esta última lucía irreconocible, llevaba un vestido largo, un rosario, el cabello cubierto por un velo, y corría de un lado a otro barriendo el gran edificio oscuro de madera antiquísima. Olía a flores, perfume quemado y no sé qué más. Me senté al fondo, entre Amleth que se hacía cargo del bebé y Bug que escuchaba cruzado de brazos, de vez en cuando refunfuñando. Al poco tiempo, noté un ambiente extraño. La escasa gente que llegaba además de nosotros seis no nos saludaba, ni se nos acercaba. Además, Violeta hacía lo posible por preparar el templo ya que por lo visto no hay un sacristán, pero London casi le arrebataba las cosas de las manos porque quería demostrar que ella podía hacerlo mejor. Luego llegó el tío Dreiser, es tan alto como Bug y tan serio como papá, pero de alguna forma parecía indefenso ante algo que en ese momento yo no entendía. Cuando empezó el sermón vi una cosa que me perturbó: London estaba sentada en la primera banca y miraba a su hermano sacerdote de pies a cabeza, sonriendo como… feo, no se sentía bien. Pasó un tiempo y el bebé ensució su pañal, Amleth me pidió que la acompañara al baño de damas para enseñarme a cambiarlo. Fui y la ayudé, es un poco desagradable, pero creo que podría hacerlo, además me alegró saber que el bebé hace del dos así que “la sangre mala” en él es mínima y ya es casi completamente Homo sapiens como yo. Cuando estuvo limpio, me dejó cargarlo y salimos del baño, el pasillo que lo conecta a la nave del templo lleva justo a un costado del altar mayor, yo iba delante de Amleth con el bebé en brazos y entramos precisamente en el instante en que mi tío Dreiser le estaba dando la comunión a London; ella la recibió y le besó a él los dedos, no entiendo por qué. Me volví a mirar a Amleth y ella se veía espantada. Me llevó de regreso a la banca y Bug tampoco parecía estar cómodo, los dos hermanos pequeños saben algo de los dos más grandes y no les gusta. Al terminar la ceremonia, tío Dreiser llamó a Bug con un gesto de los dedos y él me dijo en voz baja:

—Quédate un rato con las mujeres y luego ve a buscarme, London se obsesiona con demostrar que no es tan marimacha cuando viene aquí.

—Ya lo noté…No quiero competir por ser la mejor buena mujer contra London.

—Yo sé que tienes alma de macho, igual que ella, pero ve y haz el ridículo a su lado un rato. Dreiser le da mucha importancia a la familia, la tradición, si no lo convences de que puedes ser tan sosa como él, no confiará en ti, ni te apoyará. Por cierto…Él colecciona muñecas. No las toques, son frágiles.

—Okay…

Repliqué y no me quedó más que ir con las chicas, que bajo las órdenes de London se fueron todas a la cocina de la casa de tío Dreiser que está detrás de la iglesia a preparar una sopa para un almuerzo familiar que todas sabíamos Bug despreciaría porque él más que nada sobrevive a base de meterse caramelos debajo de la máscara de vez en cuando, creo que por eso está en un eterno subidón de azúcar que le imposibilita estar sentado en el mismo lugar por más de cinco minutos. Lógicamente, la más capacitada para cocinar era Violeta, pero London no dejaba de explicarle cómo hacer las cosas y cuando yo trataba de ayudar en algo ella me decía que lo hacía mal y no siguiera. Entonces solo me senté a mirarlas, así que London dio un manotazo en la mesa y exclamó:

—¡¿Psique no piensa hacer nada?! Todas nos estamos matando aquí y ella solo se sienta muy cómoda, si quiere ser parte de esta familia…

Violeta le respondió ya cansada de sus desplantes, interponiéndose entre ella y yo:

—¡Mi hija ya es parte de tu familia! Las familias aman de forma espontánea y sin esperar nada a cambio, de otra forma dejarían de ser. Por eso estoy aquí cocinando en mi día libre, aunque debería pasarlo a solas con mi marido en lugar de con ustedes. Él y yo solo nos vemos los fines de semana.

—De eso también quería hablarte, Violeta. Amleth y yo no podemos cuidar a tu bebé todas las noches de sábado. ¿Por qué no lo hace ahora tu hija mayor…?

—Habla de eso con tu hermano, mi marido es quien pide que tengamos tiempo solo para nosotros dos.

—Ese alfeñique solo necesita quince minutos contigo, se ve que es arma de un solo tiro, ¿me equivoco?

—En realidad es que… Psique es muy joven. No es su tiempo de cuidar niños, está en la edad en que tienes aventuras emocionantes y conoces al amor de tu vida; luego ya no habrá magia, no será lo mismo.

—Claro, como dice mi hermano Dumas: hay que agarrarlas jóvenes y tontas para que después no se te escapen.

Así comenzaron a pelear entre las dos, la sopa pedía atención y Amleth muy abochornada me pidió que por favor llevara al bebé afuera porque empezó a llorar y necesitaba aire. Me fui a toda prisa, realmente fue un alivio. Las cosas no cuadraban, ¿por qué London que era tan masculina y dominante estaba peleando por actuar como una mujer sumisa de la antigüedad? Y se sintió tan raro que de pronto Violeta actuara como mi madre. Llevé al bebé a mirar una fuente en mitad de un pequeño jardín, entonces escuché un sonido muy hermoso. Fui a buscar de dónde provenía y pude ver un poco más de la casa parroquial, todo es antiguo y algo siniestro, pero además hay un montón de estatuas y pinturas de ángeles victorianos que dan miedo, algunos eran incluso más altos que yo; tenían pelucas algo enmarañadas y ojos de cristal con telas de araña. Estas deben ser las “muñecas” de las que hablaba Bug. Ya muy inquieta, me fui internando entre los pasillos hasta un salón al que me asomé, vi que tío Dreiser ataviado con una sotana negra estaba en su oficina hablando con Bug que estaba de espaldas a mí con la máscara en la mano. Tío Dreiser se veía muy triste y tocaba algunos acordes en un arpa, hablando casi en susurros:

—Dijeron que era sacrílego, que estaba bendiciendo un cadáver movido por máquinas, le llamaron “títere del infierno”.

Me alejé unos pasos, perturbada por lo que escuché, con tan mala suerte que choqué contra otro de esos inquietantes ángeles gigantes. La estatua se cayó haciendo un gran estruendo y el bebé empezó a llorar. Mi tío Dreiser salió muy preocupado, se caló los anteojos, me quitó el bebé y dijo con sus eternos susurros:

—Levantaré la imagen, Bug ve a dejar al pequeño con su madre. Quisiera hablar a solas con Psique.

Bug se fue ya otra vez con la máscara puesta, protestando porque no quería cargar a su sobrino, y yo me quedé ahí mismo. Una de las manos del ángel se desprendió y tío Dreiser me pidió que fuera a guardarla en su escritorio. El mueble es muy viejo, si mis tíos tienen como doscientos años el escritorio debe tener como… ¡mil! Es tan antiguo que las gavetas no abrían y solo pude hacer que cediera la última. Dentro había muchas notas, vi que eran poemas-cartas de amor, de una tal Alexia a un tal Angello. Por lo visto, tío Dreiser te confisca cosas así, deberé tener mucho cuidado de que no encuentre mi diario o me lo quitará. En ese momento, mi tío Dreiser volvió a entrar a su oficina. Me miró palideciendo, se aclaró la garganta y habló con la misma ceremoniosidad con que da sus sermones y mirando al piso:

—Debes haberlo adivinado ya, soy un prisionero de esta familia. Como tú.

—Explíqueme…

Le contesté. Él continuó hablando:

—London nunca me dejó hacer amistades fuera de la familia, tenía tanto miedo de que conociera a otra mujer y me enamorara que me presionó para que me ordenara sacerdote. Ya atrapado en mi hábito, conocí a Violeta y nos hicimos buenos amigos. London, en un ataque de celos, la acusó con mi tío Adámas y la hizo quedar tan mal ante la familia y la ley de la Luna que fue condenada a vivir aquí para siempre. Es otra prisionera. Su hijo también…Y es en parte mi culpa porque al haberme acercado a ella desperté la ira vengativa de mi hermana. Siento que cada día es una pesada carga que debo soportar.

De pronto empecé a adivinar que él es el misterioso padre del bebé de Violeta, pero no me atreví a decir nada. Lo dejé continuar su especie de confesión:

—Tu caso es todavía más complicado, a través de los procedimientos médicos experimentales que practicaron en ti, se encontró la forma de alargar la vida indefinidamente. Quizás para siempre. Por eso tu padre te escondía, era preciso que Adámas, el padre de Violeta, jamás te encontrara. Puede que el hecho de que ella te haya dado a luz sea la única razón que los obligue a respetar tu vida y no sacrificarte para borrarlo todo.... Yo la admiro, fue como una santa madre virgen ante mis ojos, pero lo que hicieron contigo al traerte a esta familia quizás fue un error abominable del cual todos nos podríamos lamentar.

—¿Pero por qué?... ¿Qué me hicieron exactamente? Me siento extraña…

—No puedo explicarte eso, es algo que Honore y Maxim podrían decirte mejor, al mismo tiempo que liberarían las cargas de sus consciencias tras tantos años sin ser honestas. Solo sé que mi tío Adámas quiere vivir lo suficiente para exterminar hasta el último ser humano. Lo hará, es su destino, y por más que intentamos cambiar el pasado no logramos impedir ese futuro. Tu padre accidentalmente al tratar de hacerte más sana, encontró la forma en que Adámas cumplirá su nefasto propósito de vida. Nuestra familia es la peor de todas, la última que quedará en pie después de propiciar el mayor genocidio de la historia. Nosotros somos los culpables del fin del mundo, la sangre más inmunda de toda la Tierra y la Luna. Y te obligamos a ser parte de esto, tú puedes abrirle el camino a la inmortalidad a tu tío abuelo Adámas.

—¿Pero por qué…? No entiendo…

Inquirí rompiendo en llanto, en ese momento llegó Bug y ya no quiso que hablara más con tío Dreiser. Me sacó muy enojado y nos fuimos de regreso al bosque. Al volver al caserón, vimos una película y él hizo lo posible por animarme. Le dije que la próxima vez que salgamos a cazar biomáquinas lo cuidaré yo también a él. Lo quiero mucho porque él siempre me defiende, ahora dormiré abrazándolo muy fuerte. Necesito su cariño, necesito sentirme mejor.

 

Lunes 23 de agosto de 3030

 

Anoche, Bug me hizo algo que no me gustó. Casi me asfixia. Todo sucedió en completa oscuridad, no podía ver, no podía hablar, ni respirar. Cuando terminó me besó, me abrazó y me pidió disculpas. Pero yo me sentía muy mal, no le hablé hasta el día siguiente, cuando me senté a tomar mi café en el pórtico del caserón. Él llegó, se sentó a mi lado a ver las montañas y me dijo:

—No sé sonar sincero disculpándome por algo que solo espero con impaciencia que ocurra otra vez, pero no quiero que lo nuestro se arruine.

—Pudo haber sido perfecto. ¿Por qué tuviste que hacer las cosas…raras?

Pregunté molesta. Él simplemente me respondió, como sin fuerzas para decirlo:

—Estoy enamorado de tu rostro.

—Yo nunca he visto el tuyo.

Le contesté. Entonces vimos que se acercaba un auto negro, de ahí bajó tío Dreiser con un impermeable y unos bultos. Bug se puso de pie, diciéndome entre dientes:

—Bien, al menos, técnicamente sigues siendo virgen…Dreiser estará contento…

Tío Dreiser fue directo a la furgoneta, subió sus bultos y Bug y yo nos volvimos a verlo sin entender. Al acercarnos, nos habló siempre en voz baja:

—He meditado mucho. Escaparé esta noche después de la cacería, no puedo permitirlo más. Llévame a la costa con Maxim.

—Pero…Es que Maxim no sabe que Psique está aquí, y no puedo ir a ningún lado sin ella, se supone que es un secreto… ¿Por qué decides esto ahora? ¿Qué no debes permitir?

—Lo que Psique encontró en mi escritorio.

Replicó y siguió descargando cosas de su auto. Bug se quedó desconcertado al igual que yo hasta que en esos segundos a solas con el enmascarado tonto le informé:

—Encontré unas cartas de amor muy apasionadas de una tal Alexia a un tal Angello. ¿Quiénes son?

Entonces él me tocó un hombro y me ordenó que entrara a la casa. Obedecí. Desde una ventana lo vi ponerse de espaldas a mí y por sus gestos supongo que le pidió más explicaciones a su hermano. Luego negó con la cabeza, dando un puñetazo a la furgoneta, después se abrazaron. Creo que al menos uno lloraba. Fui a la cocina y tomé un poco de leche; me distraje pensando en que ahora ya no me gusta, así sabe Bug. De pronto entró él preparando un rifle y me avisó apresurado:

—Debemos empacar algunas cosas y ocultarlas como se pueda en la furgoneta, que Amleth y London no las vean. Hay que cazar ahora, apareció una presa. Inmediatamente luego, nosotros tres saldremos del pueblo.

—¿Qué pasa?

—Iremos a visitar a Maxim y Honore, tus tías patosas, de seguro querrás hacerles una o dos preguntas. De paso ayudaremos a Dreiser a que se aleje de London. Está cansado.

—¿De qué?

—De todo. Yo sospechaba, pero no lo quería creer...Es tan difícil…

Luego se fue caminando a zancadas a otra habitación y corrí tras él para detenerlo halándolo de un brazo:

—¡Bug, espera un momento! ¿Qué está pasando?

—¿Puedes confiar en mí cuando no quiero que me hagas preguntas?

Entonces lo solté sin decir más. Hemos estado estrechamente juntos día y noche por casi dos semanas, sé que a su modo siempre hace lo mismo que haría yo. Además, seguía molesta con él, debería estar avergonzado. Lo dejé hacer sus cosas junto a su hermano, cargaron armas, provisiones y después me llamaron a mí. Tío Dreiser se sentó en la parte de atrás de la furgoneta, preparando su arco compuesto. Esa arma me llama la atención y desde el asiento del copiloto me volteaba para verlo y hacer preguntas. Bug, que como siempre conducía, se enojó porque dijo que si frenaba de repente me podría lastimar, pero creo que solo se puso algo posesivo conmigo y eso me cayó más mal de él. Notó que yo estaba incómoda y, muy astuto como siempre, se distanció de nosotros dándome espacio aunque podía sentirlo todavía pendiente de mí. Está comportándose como si fuera mi dueño y yo estoy empezando a enojarme, ni mi papá me ha tratado así. Cuando bajamos del auto para llegar al punto donde nos reuniríamos con London para buscar biomáquinas, la situación se puso más incómoda. Estaba yo sola con dos hombres grandes y armados, ambos son tranquilos y me cuidan, pero ya no siento que me ven como a una niña; ahora me hago mayor y tengo que ir tomando una nueva posición en la familia, no quiero salir del encierro de la casa de mis padres a vivir encerrada en la casa de Bug como su novia o algo así. ¡Ni siquiera es el que quiero! Quien me gusta en realidad es Dumas. Ellos decidieron que para no encontrarse con London se quedarían en un punto alto y desde ahí dispararían. Dijeron que la biomáquina que se suponía rondaba la zona era “sencilla” y tenía forma de ciervo. Me quedé con ellos en una colina, Bug revisaba la zona con la mirilla del rifle mientras tío Dreiser preparaba sus flechas con gran esmero preguntándole:

—¿Ves bien con la máscara puesta?

—Je je, más o menos.

—¿Por qué no te la quitas para disparar?

Bug se volvió a verme y luego le respondió riéndose:

—¡Tú eres guapo, yo no!

—Pero yo soy sacerdote. No eres feo, eres…Especial.

—Especialmente deforme.

—No, eres…Bonito. Si fuera una chica del pueblo me haría tu novia.

—¡Cállate, gay!...

—Tienes pelo lindo. A las mujeres les gusta eso. ¿Verdad, Psique?

Yo por respuesta me encogí de hombros. Estaba enojada con Bug, pero no me lo sacaba de la cabeza, no comprendo. Es como que esperaba que me diera algo y no lo hizo, o se lo quedó todo para él solo. De pronto algo me sacó de mi ensimismamiento, vi que tío Dreiser estaba riendo por fin, ¡jamás lo había visto así! La libertad es una medicina muy poderosa, y él estaba tan cerca de obtenerla. Hubiera querido acompañarlo y celebrar con él en ese momento, pero Bug y yo solo estábamos abochornados por todo lo que salió mal entre nosotros. De pronto escuchamos como se movían los arbustos tras de nosotros, nos habíamos distraído, de entre la maleza saltó una máquina cuadrúpeda extraña; no era muy grande ni tenía carne, pero sí unas tenazas con las que podría lastimarnos. Se movía muy rápido, Bug y tío Dreiser consiguieron dispararle a una velocidad prodigiosa, más no estaban haciéndole mucho daño. Decidí intervenir. Como siempre, el dolor era un problema, aunque estoy empezando a acostumbrarme. Lo que no sé hacer muy bien todavía es calcular mis movimientos, estaba consiguiendo cortar partes del aparato, pero en una mala estocada golpeé accidentalmente a Bug. Entonces fue como si me olvidara de que estuviera la máquina, tío Dreiser tuvo que hacerse cargo solo, yo estaba más preocupada porque Bug se sostenía el rostro con la máscara visiblemente destrozada. Le pregunté si estaba herido, él negó con la cabeza y vi un pedazo de porcelana caerse, lo recogí y al levantar la vista él tenía el resto de trozos en las manos. Su rostro estaba descubierto. Es algo…muy raro. No sé con qué película compararlo, se ve alienígena. Respira por un par de ranuras, porque eso no es una nariz, y sus ojos tienen párpados rojos, no es que estén enrojecidos, ¡son de un rojo encendido!, pero la esclerótica es negra y la pupila de un azul intenso. Me miraba muy serio, creo que hasta ese momento finalmente se avergonzó de lo que hizo. No le dije nada porque no sabía qué decirle. Entonces tío Dreiser nos avisó que la máquina había escapado pero ya iba muy averiada y London seguro recogería pronto sus restos. Le preguntó a Bug si estaba bien y él murmuró que sí, nada más, tomó los trozos de la máscara y nos fuimos a la furgoneta para salir del pueblo rumbo a la costa, a ver a mi tía Maxim. Yo vengo escribiendo mientras ellos se turnan para conducir, el viaje durará toda la noche. Estaba enojada con Bug, ahora no sé. Me siento mal por no decirle nada sobre su rostro, no sé qué expresión puse al verlo. Es…una criatura extraterrestre, no sé. No sé qué decir sobre él y el hecho de que lo dejé besarme, y hacerme otras cosas…, me perturba.

 

 

Fin de la primera parte


 

Caso V: Maxim

 

Martes 24 de agosto de 3030

 

Querido diario, hoy desperté en la furgoneta. Cuando abrí los ojos todavía íbamos en la carretera, fueron más de dieciséis horas de viaje hasta la costa californiana. Vi el amanecer desde la parte de atrás, a nuestro alrededor se extendía el desierto teñido de rosa y púrpura, con sus matorrales color esmeralda. Era tan hermoso que me sentí embelesada hasta que vi por el reflejo del espejo retrovisor a Bug mirándome de reojo mientras conducía fumando. Nunca estuve preparada para ver a los ojos a un cazador metalero extraterrestre fumando. Le aparté la vista inmediatamente y de hecho me escondí entre unas cajas. Él no dijo nada, poco después tío Dreiser le preguntó, deduzco que sobre el cigarrillo:

—¿No lo habías dejado?

—Todavía caigo a veces, cuando hay mucho estrés.

Se callaron un rato, luego Bug habló de nuevo:

—¿Qué piensas hacer ahora? Ya le avisé a Dumas y él dice que tú debes decidir.

—No lo sé, quiero hablar con Maxim primero. Ella es un año mayor que yo, ha sido la más cercana a London y a mí. Por lo pronto podríamos decir que vinimos a reparar tu máscara, Dumas la hizo y está aquí. Eso nos dará tiempo para pensar…La familia no puede fragmentarse más.

—A veces es sano cortar lazos con la familia, Angello Lunae. ¿Por qué no hiciste nada para detenerlo? Estoy un poco…Enojado por eso. Es difícil creer que es un abuso si tú no te defiendes. Es como si, digamos por ejemplo, ¡no es que me haya pasado!: si una chica duerme a mi lado “solo como amigos” pero ella de todas formas me manosea y yo no hago el menor esfuerzo por detenerla porque lo estoy disfrutando, sería tonto decir luego que me abusó.

Lo que escuché de Bug me aclaró muchas cosas perturbadoras, como que Bug de seguro estaba despierto cuando yo creía que dormía, pero principalmente que las cartas iban dirigidas a tío Dreiser, parece que London fue más allá de lo que podría imaginar. Alexia y Angello eran sus nombres reales. ¡Es terrible, son hermanos! Es un ambiente muy claustrofóbico el que se vive entre ellos, nadie entra ni sale. Tío Dreiser trató de explicar por qué toleró tantos años así:

—No, Bug. A veces no reaccionas simplemente porque no sabes cómo reaccionar. ¡Aunque puedas defenderte! Te congelas, temes enfrentarte a esa realidad, admitir que te está pasando a ti, que te están traicionando, que la persona en la que confiabas te está obligando a eso. Solo quieres hacer como si no estuviera pasando en verdad. No todos los casos son iguales. Yo no quería que pasara algo así… Estuve años y años deseando huir, pero temía rebelarme, y finalmente toda mi esperanza se perdió. Fue un sacrificio que ofrecí, renunciar a la libertad, al amor verdadero, puse todo a los pies del santísimo y…

—¡No hubo nada de santo en lo que pasó! Mierda, hermano, nos debería caer un rayo a todos. Pero por lo visto Dios no existe.

—O nos tiene infinita misericordia.

—Misericordia… Tú mismo ya no te crees tus propios rezos. Te diré algo, vivo con temor de que me avisen un día que te encontraron colgado de una viga de tu iglesia. Eres justo ese tipo de familiar que se muere por sorpresa.

—No moriré aunque yo quiera. Creo que Dios me mantendrá vivo hasta que termine de serle útil a él, a la familia…Entonces moriré de pronto y sin aviso, dándome cuenta de que nunca fui otra cosa que una herramienta del destino. No todos nacen para ser felices o cambiar la historia, algunos lo hacemos solo para ser útiles.

Dijo tío Dreiser sin ganas. Hace tiempo vi una película sobre una chica que vivía prisionera del fanatismo religioso de su madre, esto fue algo parecido, solo que aquí es la hermana quien lo reprimió. Creo que Bug y Amleth lo sabían perfectamente, pero nunca se decidieron a enfrentar el problema y actuar. Voy comprendiendo por qué el abuelo me dijo que esta familia está llena de feas intrigas, lo que no sé es cómo romper estos círculos viciosos mucho más asfixiantes que el bucle espaciotemporal que nos aprisiona. Por lo pronto, al menos hubo un pequeño avance: mi tío está escapando. Llegamos a una pequeña ciudad un poco más moderna, pero desierta al igual que el pueblo, nuestro destino fue una casa victoriana de madera que está sobre una colina al final de una calle. Conforme nos acercábamos, pude ver al fondo una basta planicie azul, ¡el mar!, callé aunque estaba muy emocionada de estar ahí. Cuando nos estacionamos, leí en el buzón los nada discretos alias de mis tías: “señorita Maxim Gorky y señorita Honore Balzac”. Nos recibió frente a la casa un rostro que me era familiar, ¡mi tía Maxim! Bajé del auto corriendo y la abracé con desesperación. Ella me saludó alegremente:

—¡No puedo creer que estés aquí! ¡Oh, estoy tan feliz y a la vez tan nerviosa! ¡No quiero que te vayas más…! ¿Bug te ha cuidado bien? Creo que la única vez que lo vi haciéndose cargo de ti fue una vez cuando eras bebé y Ziggy le pidió que te cargara mientras tomabas tu biberón. ¡El tonto casi te ahoga con la leche!

—No ha cambiado mucho.

Le contesté lánguidamente y soltó su clásica risa de foca, haciendo sonreír divertido a tío Dreiser, pero Bug y yo nos quedamos serios. Nuestra situación es horrible. Entonces tía Maxim me tomó un hombro pidiéndome:

—Ve con tu tío Bug a la playa, tío Dreiser ha venido hasta aquí para hablar a solas conmigo de algo muy delicado.

—¡No, yo quiero quedarme contigo!

Lloriqueé y seguramente soné muy infantil y malcriada, pero ya no quiero estar con Bug. Él dijo que se iría a ver a Dumas y me sentí mejor sabiendo que mi pintor favorito está cerca, me quedaré en la casa de mis tías nerds, estoy a salvo aquí. Tío Dreiser decidió que mejor nos dejaría instalarnos y él se iría con sus hermanos varones pues “quiere saber cómo es vivir”. Yo le entiendo, aunque temo que al igual que yo se lleve alguna desilusión. El mundo exterior es hermoso, pero también incierto y lleno de riesgos. Bug se fue volviéndose a mirarme varias veces, iba triste. Yo también me sentí como con ganas de detenerlo, no sé por qué, me sentí mal de separarme de él. ¡No me gusta!, sigo fantaseando con casarme con Dumas, pero hay algo que me atrae a él. Estoy tan confundida. Al entrar a la casa, encontré también a tía Honore, me recibió con un abrazo rápido y empezó a hablar toda nerviosa limpiando sus lentes y soplando el flequillo sobre su frente:

—¡Realmente está aquí! No puedo creer que Violeta se atrevería, ¿te das cuenta, Maxim? No podemos devolverla ya, si regresa jamás volverá a salir de la Luna. Es nuestra oportunidad de liberarla por fin y para siempre.

Su hermana le respondió más enfocada en recoger la taza de té a medio tomar que había dejado en la sala de la casa y sacudiendo el polvo de la mesa:

—Te dije que Dios haría un milagro y la sacaría de ese encierro. Punto para los creyentes. Y no seas tan desordenada.

—Si las cosas salen mal, nos podrían dar pena capital a todos por traición a la patria, punto para los ateos. No seas tan obsesiva con la limpieza.

Objetó tía Honore y salió apresurada diciendo:

—Voy a reforzar la seguridad en mi taller y ver qué noticias hay de la Luna. Se supone que estamos a salvo aquí, pues hasta ahora es tierra de nadie y sin ley, pero si Adámas decide hacer reformas sobre este espacio olvidado podríamos tener graves problemas. ¡Esos anarquistas inútiles deberían moverse ahora! Aún no consigue ser inmortal, hay que… ¡pum! En toda su cabezota.

Remató diciendo mientras hacía un gesto de disparar antes de cerrar la puerta tras de sí. Cuando nos quedamos solas, mi tía Maxim volvió a sonreír con cierta torpeza tierna y forzó un gesto de entusiasmo alzando un puño y diciendo, en un intento por sonar extrovertida:

—¡Eres libre! Vamos a…tener mucha diversión. ¿Quieres conocer la playa? Ven, te prestaré un traje de baño. Has crecido mucho, seguro ya te queda mi ropa.

Así conocí la habitación de mi tía, jugamos con su maquillaje, me probé ropa y joyas de ella. Había un anillo suyo de cuando era niña, se lo dio su madre, decía “Alicia”, seguro es su nombre real. Apenas habla de sus padres, ahora que lo pienso, se lo pregunté y me dijo que casi nunca pasaba tiempo con ellos; los hijos del medio vivían algo así como por su propia cuenta, de seguro por eso tío Alonso y Dumas son más rebeldes. El sol entraba por la ventana y estábamos muy felices. En verdad no quiero volver a la Luna, como dicen ellos, pero extraño a mamá. Ojalá estuviéramos los tres aquí: mamá, papá y yo. Pero estoy sola, teniendo problemas que nunca me hubiera imaginado. Fuimos a la playa y fue como cuando salí por primera vez al bosque, ¡mis sentidos estaban sobrecargados! La arena cálida y suave en mis pies, el agua fresca, las olas que me mecían, el sol, el olor del mar, el sabor del agua salada, y fue una experiencia aún más arrolladora que el bosque porque en cierto momento me descuidé jugando en el agua y una ola me arrastró. A duras penas llegué a la orilla y me quedé un momento en shock bajo el sol. ¡Es demasiado! A veces me pregunto si no es verdad. Si estoy soñando. O morí finalmente y vine al cielo. Soñaba tantas cosas, pero jamás me imaginé en serio que estaría aquí, afuera. Cerré los ojos y cuando los abrí mi tía Maxim se tendió junto a mí para tomar el sol y platicar:

—Es mejor que cualquier realidad virtual, ¿verdad? Cuando programo una inteligencia artificial, siento tristeza al pensar que nunca podrá experimentar esto. Solo un cuerpo humano verdadero podría percibir tantas sensaciones.

—¿Las inteligencias artificiales quieren sentir, tía?

—Sí, en especial las que se han basado en una persona real, en las memorias de alguien que vivió. Quieren recordar y sufren porque nunca es igual, los receptores de textura y temperatura recopilan información y la procesan para traducirla a una orden que hace que la inteligencia artificial diga “está caliente” o “es suave”, y eso es todo. Solo datos que no producen un placer realista. Pero ya encontramos una forma de solucionarlo.

—¿Cómo?

—Se les podría donar un cuerpo humano. Uno con muerte cerebral, se extirpa el cerebro y se pone en su lugar una computadora con la inteligencia artificial. Ya lo hemos hecho con éxito… ¿Cuál es la sensación que más te ha gustado hasta ahora? ¿Ya palpaste las plumas? ¿El aroma de las flores?

—Hace dos noches Bug me tocó y lamió entre las piernas y eso fue lo mejor.

—Disculpa, creo que te escuché mal. ¿Cómo?

Preguntó mi tía, se lo repetí y se puso frenética. Todavía no entiendo bien cuál es el problema, ¡nadie me dijo que no era correcto jugar así! Al menos ya me explicó las cosas correctamente y me aclaró que no te meten nada por el ombligo. De seguro eso era lo que me dejó de malas, no me penetró, al menos no donde yo si quería. Nos fuimos de la playa, ella quería reclamarle a Bug. Por una casualidad sospechosa, no tuvimos que caminar mucho porque Bug estaba fumando todo ansioso cerca de la playa. Tía Maxim se le fue encima dándole un montón de manotazos, él no entendió nada hasta que ella le dijo algo al oído. Entonces él habló lánguidamente, es raro verlo sin la máscara, me siento tan extraña mirándolo así:

—Ya es adulta, ¿no? Tiene veintitantos años. Hubo atracción mutua.

—¡La corrompiste!

—¿Cómo sabes que no es amor verdadero? Al menos de mi parte…

—Me refiero a que la corrompiste en verdad, no estaba programada para esto. Ahora todo su sistema podría comenzar a fallar, ella no tenía que ser el tipo de chica… que andaría contigo, ¡yo misma la escribí! Es como mi hija, como yo, ¡quería que amara más allá de la carne! Que se enfocara en la personalidad, la inteligencia… ¡Tú solo sabes disparar bien! Ya estoy harta de que mi tío siempre se burle de la familia por eso. Psique debe ser más racional, más intelectual, porque su mente inmortal un día va a prescindir de ese cuerpo y quiero que ame a otras inteligencias artificiales.

—Su alma inmortal, tiene alma…Esta viva, es una persona, ¿no? Explícanos.

Dijo Bug de una forma acusadora y yo me quedé congelada, lo que ella estaba diciendo me mareó. Bug agregó:

—Todos ustedes la reclaman como hija, les encanta la idea de crear vida, de ser padres, pero no quieren admitir que los hijos son prestados.

Entonces tía Maxim me tomó las manos y comenzó a decirme:

—Eras la última frontera de la mecatrónica, Psique. Llegaste a la familia sin tener futuro. Te engendró una pareja de psicópatas, físicamente muy atractivos pero mentalmente enfermos: tu padre era un asesino serial y tu madre una cruel estafadora de hombres mayores, había algo en la morfología de sus cerebros que los hacía ser así, y te heredaron ese defecto. Terminarías siendo una criminal. Un miembro de nuestra familia nos informó del caso y te elegimos, eras la paciente perfecta para recibir el cerebro perfecto. Luego de tomarte de tu madre biológica cuando aún eras un embrión e implantarte en el vientre de Violeta en condiciones óptimas, Descartes, Ziggy, tu tío Ray, tu tía Honore y yo formamos un equipo. Entre todos te intervenimos desde antes que nacieras. Escaneamos tu cerebro biológico, lo copiamos, modificamos su diseño original, lo extrajimos y sustituimos por un aparato que Honore diseñó usando neuronas WetWare. ¡Es como un cerebro real! Pero artificial y sin fallas. Hoy piensas y actúas gracias a una computadora orgánica. Ray pasó muchos años operándote para conectarla cuidadosamente a cada nervio de tu cuerpo y afinar los detalles. Yo misma programé la inteligencia artificial que sería tu mente, escribí muchos de tus pensamientos, tus gustos, la forma en que tomarías decisiones y controlarías la única parte que dejamos intacta de tu sistema nervioso central: la estrictamente relacionada a tu soporte vital, que actuaría como un nexo entre tu cerebro artificial y tu cuerpo orgánico. Pero esta actitud que tuviste con Bug me preocupa, parece que esa parte salvaje del cerebro que dejamos se fortaleció, y alguna conducta errática podría emerger. ¡No debes perder el control! Esos feos impulsos aún están escondidos dentro de ti, como monstruos submarinos.

—¡Esos feos impulsos son ella misma, Maxim! La parte que no le mataron.

Objetó Bug. Miré al piso mientras sentía que el mundo se me derrumbaba y pregunté:

—Entonces… ¿Mis sentimientos y pensamientos no son reales? ¿Ya morí o vivo a la fuerza por una máquina? Tengo muchas dudas…Por esto London me dijo que mi papá me usó como a un conejillo de indias, seguramente en los primeros años no me amaba. ¿Cómo podría amarme lo suficiente y jugar con mi vida así? ¿Qué soy?

Ella replicó, tranquila:

—¡Eres un ciborg como muchos! Hasta nosotros tenemos uno que otro aparato implantado, solo que en tu caso es tu cerebro… ¡Pero yo no le doy importancia! He amado las inteligencias artificiales desde que era niña, me enamoré de muchas, a otras las amé como hijas. Y sé que tu padre piensa igual que yo.

Luego se sentó a seguir hablando, mientras Bug la miraba desconcertado, creo que él tampoco sabía en realidad qué habían hecho conmigo. La escuchamos atentamente, sin palabras ante el horror que para ella era tan normal:

—Una familia no se teje con lazos de sangre. Compartir genes no necesariamente significa ser “tu familia”, a mi tío Adámas lo siento como un completo extraño, y aún entre mis hermanos hay algunos que para mí no son más que un compromiso social. ¡Y odio los compromisos sociales! Había tantos cuando era niña, bailes y reuniones sociales por razones políticas y compromisos de mi padre. Detestaba ir, era infeliz entre tanta etiqueta y no aprobaba el pasar tiempo con familiares de valores cuestionables solo porque su estatus social es muy alto; pero de aquello dependía la paz entre mi padre y su hermano menor, y además mis hermanas mayores desde jóvenes eran pretenciosas, les gustaba el glamour, querían que todos asistiéramos a esas tontas fiestas donde solo se iba a besar los pies del viejo Adámas y decían que si no las obedecíamos nos llamarían groseros. La mayoría de hermanos se les rebelaba y no asistían, pero yo siempre tuve problemas con decir no. Me llevaban a la fuerza, la pasaba mal, me obligaban a ser una señorita de sociedad con muchos amigos e interesada en temas que francamente no me importan, ¡solo quería volver a casa y seguir programando en mi computadora! Ellas nunca me escuchaban, decían que mis deseos eran “caprichos” y sentía que era mi deber ir y perder horas y horas complaciéndolas. ¡La familia no tendría por qué ser una condena inexorable! No, no se teje con lazos de sangre, sino de amor, y el verdadero amor es algo muy amplio en el que caben tantas cosas…Y a la vez tan raro que lo encuentras en muy pocos.

Luego, miró al cielo y dijo:

—A veces alguien que no tiene ningún parentesco contigo, o un animal, ¡o una inteligencia artificial!, puede ser más familia tuya que tus hermanos o tus padres. Es el amor, la confianza, lo que crea una familia. Una vez estuve segura de esto y empecé a valorar más estos cariños sinceros que me hacen feliz, tomé la fuerza suficiente para decirles: “no, no quiero”. Y entonces fui libre, y empecé a ser lo que la gente dice que es ser feliz. Todo está bien, Psique, eres una chica normal y eres amada. Eres parte de mi familia.

Yo le respondí consternada:

—Pero…Es que entonces aun cuando muera esa parte instintiva de mi cuerpo, mi cuerpo en fin, yo seguiré pensando mientras no me apaguen… ¿Y si me entierran, será como que me entierren viva? O como cuando estaba postrada en la cama… ¿Y qué quiere decir eso de que podrían emerger conductas erráticas? ¿Soy Mala? ¿Por eso me gusta comer criaturas pequeñas que corren por el bosque y perdí el miedo a ir a cazar biomáquinas…que quizás son mis iguales?

De repente escuché la voz de Dumas, venía todo de negro con sombrero y lentes de sol, desenvolviendo un caramelo en un palito. No sé por qué ahora le noto cierto halo siniestro. Traía una gran perra negra peluda que saltaba y movía la cola, nunca antes había visto un perro de verdad. Sonreía de esa manera pícara, que ya no sé si es confiable y sin embargo me alivia porque la conozco desde siempre:

—¿Qué te importa, Psique? Deberías estar feliz, fuiste el puente hacia la inmortalidad verdadera. Ya oíste: todo está bien.

Corrí hacia él y lo abracé, necesitaba volver a sentirme en ese lugar seguro entre sus brazos que conozco desde que tengo memoria. Él probó el caramelo y me lo metió en la boca después, ahora ya sé para que lo hace…Pero no me molestó. No quería escuchar más, me ardía la cabeza, me pareció hasta que me zumbaba… ¿Acaso se sobrecalentó? Dumas me cargó en brazos porque casi al instante me dormí. Desperté ya de noche en una habitación de la casa de tía Maxim y me siento tan rara, ¿sentiré de verdad? Quiero llorar pero de nuevo ya no puedo. Claro, ¿cómo podría? Los objetos no lloran… No quiero ser una cosa, no es justo que lo sea, no me siento así.

 

 

Miércoles 25 de agosto de 3030

 

Hoy de mañana desperté y Bug estaba sentado en un sillón junto a mi cama, hojeando libros de mis tías que guardaban en una repisa. Tenía puesto un balaclava, se ve que extraña esconderse tras su máscara que por lo visto Dumas aún no repara. Me senté en la cama, enojada y harta de que me siga a todos lados:

—Dijiste que aquello no era tener sexo, Bug.

—Si no hay riesgo de escribirle a la cigüeña, para mí solo es sana diversión. De todas formas, tú también hacías trampa desde la primera noche. Solo por ti le terminé creyendo a mi hermano…Yo también me congelé, no me lo esperaba ni quería parecer un monstruo si de repente me levantaba dos veces más grande que tú y erecto, preguntando si querías servicio completo. Así que me dejé. Pero no soy Dumas, en realidad no te gusto. ¡Es enredoso ser hombre y sentirte así! No me debería enojar de ser usado…

—Tú me provocaste…Dormías medio desnudo…

—¡Es igual! ¡Tenías que respetar como lo hice yo! Ojalá solo hubieras jugado con mis bolas, pero también jugaste con mis sentimientos.

—No es mi culpa, no entiendo, mi cuerpo me pide cosas que no comprendo.

Él cerró el libro que tenía en las manos y dijo:

—Leo sin terminar de entender eso de los cerebros artificiales. Dice que quieren usarlos para, por ejemplo, probar drogas. Usar “cerebros desechables”, ¿pero qué tal si piensan y sienten? Deberían implantamos a todos en cuerpos con muerte cerebral. ¡Ja!, seguro luego todos estarán resentidos porque experimentamos con ellos y nos ataquen. ¿Así empieza la rebelión de las máquinas o el apocalipsis zombi? ¿Y qué tan enfermo estoy si me enamoro de una de estas cafeteras?

Después tiró el libro sobre una mesa y exclamó:

—¡No me importa! No me importa. Es como las tetas de silicona y las naturales. Da lo mismo si son suyas porque nació con ellas o suyas porque las compró… Siguen siendo sus tetas y eso basta.

—¿Cómo puedes comparar el cerebro con eso? Mi tío Dreiser estaba diciendo algo en la iglesia, algo de…un cuerpo…animado por una máquina. Era yo, ¿verdad? No tengo más alma que la otorgada por las personas reales a los objetos y criaturas que aman. ¡Qué chiste cruel fue llamarme Psique…! ¿Por esto te tatuaste la Psy en la espalda? ¿Te sentías culpable por lo que me estaban haciendo en los laboratorios de tus hermanos?

Bug dijo entonces como en una especie de confesión:

—Cuando te vi por primera vez, todavía eras una niña sana a la que le iban a vaciar el cráneo como a una calabaza para meterle una máquina. Hubo tiempo para impedirlo. Pero te tuve en brazos y no hice nada. No quise, cuando oí tu nombre tuve mis motivos. Solo te diré que me tatué la Psy mucho antes de que nacieras, aunque sí, fue por ti… Tengo derecho a guardarme algunos secretos, ¿no? De todas formas mi actitud no fue peor que la de otros miembros de la familia. Decían que te quitaron el alma, que tus pensamientos ya no eran más que datos procesados en una computadora. Pero aquí estás, siendo normal, yo creo que si te corrompí como dijo Maxim y te hice perder control sobre tus impulsos, entonces estuvo bien. Volviste a darle poder a tu parte humana. Puedes controlar a la tostadora y ser tú misma. Ser una chica de verdad. Y de todas formas no me importa, yo te amo así como eres. ¿No lo ves?

—Quiero irme con Dumas.

Le respondí y él se arrellanó en su sillón como frustrado. Hubo un silencio incómodo, después dijo, ya con ánimo de molestar:

—¿Sabes que en realidad se llama Ariel? Como la sirenita.

—Bug, esto es serio…

—No tienes idea de cuantas veces fuimos obligados a escuchar la canción “Bajo del mar” solo porque a él le gustaba. No te hechizó con su canto, sino con sus besos narcotizados, pero todos despertamos tarde o temprano de la anestesia…

En ese momento tía Honore tocó el cristal de una ventana. Le abrí y ella, que obviamente estuvo escuchando, sonrió al hablar:

—¿Entonces en verdad Bug anda ofreciendo su embutido exótico a la mujer más joven de su propia familia y ella no lo quiere? Eso alcanza niveles de patetismo inexplorados. Ahora, tenemos que hablar de dinero. Los espero en la cocina, “tortolitos”.

Se fue riéndose y dejándonos sin palabras, ¡es horrible! Ahora todos lo sabrán. ¿Por qué Bug se tuvo que fijar en mí? Qué fastidio… No entiendo qué tiene conmigo, apenas lo conocí hace unas semanas y ya me ama a morir y se tatuó mi nombre, ¿qué le pasa? Fuimos todos incómodos a la cocina para encontrarnos con mis tías Honore y Maxim, y tío Dreiser, al que por primera vez vi sin el hábito; con un pantalón caqui, camisa blanca arremangada y tirantes. ¡Todos mis tíos son atractivos!, salvo Bug, Bug es una chinche. Mis tías tenían un problema derivado de la inesperada huida del pueblo de sus hermanos menores: no iban a recibir las partes de biomáquinas que necesitan reciclar y vender para subsistir. El pequeño negocio familiar se estaba tambaleando porque ya no había un equipo concreto. Era preciso que se reestructuraran o resolvieran el conflicto con London. Bug habló en nombre de los dos hermanos varones menores, aunque es el más joven es también el más extrovertido comparado al callado tío Dreiser:

—Ellas se las arreglan bien solas con la armería y las clases particulares que da Amleth. Nosotros nos quedaremos aquí con Dumas y seguiremos cazando; ustedes dos pueden seguir como antes. No cambiaría nada en realidad. Solo reemplazaremos a London con Psique.

Mis tías se miraron entre sí y antes que empezaran a regañar, mi tío Dreiser explicó:

—Sabe usar el arma de mi padre. Él mismo, con ayuda de Violeta y Amleth, intervino para “instalarle” esa habilidad. Ya nos ha ayudado y lo hace bien.

Pude ver que tía Maxim se ponía roja, se enfureció, pero no explotó realmente, sino que tragó saliva y se frotó los ojos. Iba a llorar y Bug fue a abrazarla al momento, pero ella lo rechazó diciendo:

—No, ustedes están arruinando a Psique. La están volviendo una persona que terminará en una realidad muy cruel, todos nuestros esfuerzos por salvarla de un futuro trágico serán en vano. Y es culpa de ustedes…Ella no está preparada para someterse a ese esfuerzo físico extremo. Puede lesionarse, incluso morir. No estaba lista para que la manosearas como si fuera…una cualquiera.

Bug le respondió entonces:

—¿No hablaban todo el tiempo de liberarla? Ya salió al mundo real, fuera de su casa no todo es dulce y suave. Y siempre te has quejado de que nos metemos demasiado en tu vida juzgando tu raro amor por las inteligencias artificiales. Si no quieres que los demás se metan en tu intimidad, tú no te metas en la de los demás. Lo que yo tenga con Psique no es tu problema ni es cualquier cosa.

Luego se fue muy enojado. Hubo un silencio embarazoso y finalmente la reacción de las hermanas fue resumida por tía Honore que comentó con una sonrisa burlona:

—Solo le faltó pegarte con el pelo al voltearse, así…Como diva de telenovela.

—Le hubiera devuelto el golpe, mira, lo tengo igual de largo.

Le respondió tía Maxim aún llorosa y enojada, me di cuenta de que no lo tomaron en serio, así que yo tuve que hablar por mi propia cuenta:

—Ya no se preocupen, tías. Sí puedo cazar biomáquinas y todo estará bien. Mañana tendrán las partes que necesitan.

No esperé que me respondieran nada, salí corriendo, volví a mi habitación y tomé mi mochila dispuesta a salir y conseguirles algo que vender. No tenía verdaderas esperanzas de éxito, pero quería demostrar que ya tomo mis propias decisiones y no aceptaré que repriman mi derecho a elegir. Bug me enseñó que hay que buscar las presas en sitios solitarios, la computadora implantada en mi mano muestra datos al respecto y no los terminaba de entender. De repente y no sé si por fortuna, él apareció tras de mí, creo que literalmente, y me empezó a enseñar como se usa el aparato para detectar si hay presas cerca. Dice que no hay ninguna por la zona, que lo más probable es que aparezcan de noche y es raro encontrarlas en la costa; por lo que tarde o temprano deberemos volver a las montañas donde es más fácil para ellas esconderse. Caminamos un rato hasta un parque de diversiones vacío junto a la playa, ahí nos detuvimos a esperar a tío Dreiser que se nos uniría después de que hablara con mis tías sobre “sus problemas”. Bug encontró una tienda con un montón de máscaras y se puso a estar eligiendo una, tardaba un montón y por fin protesté, porque me harté de estar parada frente a ese lugar espeluznante:

—¡Toma cualquiera! Solo quieres ocultar tu rostro…Hasta una bolsa serviría…

—No hay ninguna triste que valga la pena.

Por fin se puso una de payaso llorón y me preguntó, revisando su rifle:

—¿No escribiste sobre nuestro primer beso…en tu diario?

—Lo olvidé.

—¿Por qué no te pareció relevante como el de Dumas?

Su pregunta me dejó desconcertada, no había pensado en eso:

—No lo sé… Estábamos en un momento de mucha confianza, creí que solo querías cuidarme y hacerme sentir mejor. Se sintió natural, no extraordinario o sensual, solo…como cosas de seres queridos. Como… algo bueno y normal.

—¿Crees que los hombres son tiernos y cariñosos todo el tiempo?

—¡No sé!, pero me sentía contenta de poder volver a confiar en alguien. 

—La primera noche que pasaste conmigo, cuando te recostaste en mi pecho y me empezaste a acariciar los tatuajes porque te preocupó pensar que me dolieron e intentaste consolarme aunque ya era tarde, creo que en realidad sí sentí que me curabas algo; todo mal recuerdo del pasado se me borró para reemplazarse con la ilusión de llegar a tener siempre un bultito cálido a mi lado que me haga mimos al corazón por las noches. Eso fue un alivio, me dormí como una roca porque fue como si por fin pudiera descansar; y claro, luego te aprovechaste de eso. Esperaba a que te durmieras después de manosearme todo y te besaba como se besa a un recién nacido, mi primer amor verdadero por fin llegando al mundo. Puedes seguir confiando en mí. Ya te dejé verme siendo cursi, solo mi mamá y mi rata mascota sabían que puedo llegar a ser así de afeminado.

Me cansé de sus bobadas y hubo un silencio, hasta que le pregunté:

—¿Qué sucede con mi tía Maxim y las inteligencias artificiales?

—Nunca le gustó del todo la gente real…

Me respondió como no seguro de seguir hablando, después dijo:

—Hubo un punto en que para mí fue el colmo y tuvimos una pequeña discusión al respecto. Maxim siempre fue la hermana mayor comprensiva que me consentía en todo y por eso intento tratarla con delicadeza. Sin embargo, no acepté cuando se obsesionó con la interfaz de usuario de un asistente virtual de los muchos que colecciona y hace “su familia”. Empezó a investigarlo, logró ubicar en un lugar del mundo y la historia al tipo que prestó su imagen y voz para el programa, hizo el conecte a través de un antepasado de la familia y les dio la idea a tus padres de adoptar a su hija porque supuestamente eso iba a salvarte de un futuro trágico. Esa niña eras tú. En realidad… Han dicho tantas razones, que no era seguro para ti vivir con tus padres biológicos, que serías más feliz en una familia rica, que ibas a nacer mal, pero lo que pasó fue que Maxim cumplió su costoso capricho jugando a tener una hija con su computadora y después se desatendió del asunto. Esa es una vieja costumbre de la familia, reescribir la historia a su favor, agregando u omitiendo detalles. Ahora culpa a todos por los problemas que sufres, pero no ha vuelto a mencionar que en un inicio fue su idea. Al final, hasta las personas más adorables pueden rendirse ante la tentación de abusar del poder y las influencias. Podía hacerlo y lo hizo, sin importarle nada más.

—Pero… ¿Qué pensaban hacer conmigo cuando creciera?

—Nunca ibas a crecer. Tus tratamientos no solo eran para fortalecerte, también querían mantenerte niña. Por eso de pronto estás desarrollándote ahora que ya no recibes tus “medicinas”. Como te dije, no sé qué edad tendrás realmente, es un dato perdido entre mentiras y saltos espaciotemporales.

—Es inhumano, todos ustedes son bestias…

Sentencié y en realidad tengo mucho más que sacar, demasiado que reclamarles a todos. Estoy muy enojada, ya no sé si quiero volver con mis padres, o con Dumas, ¿por qué permitieron todo esto? Estoy enojada con todos, ¡con todos! Con mis padres biológicos por no pensar antes de concebirme en circunstancias tan conflictivas, con mis padres adoptivos por usarme como a un objeto caro, con mis tíos por no intervenir e incluso buscar sacar provecho de mí. ¡Me sentí furiosa! Pero también sola. Infinitamente sola en un mundo que no me considera un ser humano. Fui a sentarme en un carrusel y a escribir en mi diario, hago eso ahora mientras espero a que caiga la noche y Bug merodea a mi alrededor. Sé que está buscando el momento de volver a estar en buenos términos conmigo y no entiendo por qué demonios me hacen falta sus abrazos. Pero no voy a caer en la tentación. Aunque una parte de mí quiere estar con él, mi razón dice otra cosa.



Caso VI: Honore

 

Jueves 26 de agosto de 3030

 

La noche de ayer fue muy difícil. Yo estaba escribiendo en el carrusel del parque de diversiones vacío mientras esperaba a mi tío Dreiser y Bug andaba a mi alrededor haciendo cualquier tontería con tal de llamar la atención, cuando se escuchó una alarma sonar. Vi que la actitud de Bug cambió al momento, le quitó el seguro al rifle y empezó a mirar a nuestros alrededores. Me tomó una mano y dijo en voz baja, poniéndose la capucha de su abrigo:

—Vamos a un sitio alto con buena vista. Viene una biomáquina de las que no pueden rastrearse. Esas generalmente son del gobierno…

—¿Por qué sonó una alarma?

Pregunté desconfiada y encendiendo mi vara luminiscente más para sentirme un poco segura que por saber exactamente qué hacer con ella. Bug respondió:

—De seguro atacaron a alguien en la zona, la alarma se usa entre los lugareños para advertirse entre sí sobre la presencia de biomáquinas peligrosas. Pero eso no especifica cuántas son o por donde vienen. No te despegues de mí. Es extraño que anden por esta zona sin previo aviso.

—Mejor dime qué hacer, no vas a estar cuidándome todo el tiempo.

En ese mismo instante empezamos a escuchar que algo venía hacia nosotros, no podía asegurarlo porque mi experiencia al aire libre es muy escasa pero me pareció escuchar un caballo acercarse al galope. Bug apuntó en dirección a donde provenían los sonidos y me respondió sin alzar la voz:

—¿Por qué no? La pasamos bien juntos. ¿No extrañas la montaña? Es tu hogar, sabes que te encanta, sabes que me amas. Ese dulce aroma te delata.

—Sinceramente …No quiero ofenderte, no eres “un horrible hombre lagarto”, de hecho creo que tienes ojos muy lindos, …pero no es correcto. La gente no debe enamorarse de alguien solo porque esa persona le excita.

—Si te enamoras de alguien que no te excita entonces no te enamoras, tienes una amistad pesada que incluye sexo por compasión.

—Pues tú no puedes alardear mucho en ese aspecto, si hubieras hecho lo que yo quería…Pero olvídalo. Solo no es correcto.

—¿Qué querías? ¿Cómo sabes que “lo correcto” no es algo que Maxim o tu padre programaron en tu cabeza y no lo que realmente es correcto para ti? Incluso para una persona normal es difícil saber dónde terminan las tonterías que nos inculcaron nuestros mayores y dónde empiezan nuestros verdaderos anhelos. Si ya sabes lo que quieres, solo tienes que pedírmelo…

Pensé un poco y dije:

—Necesito saber concretamente qué tengo en la cabeza, hablar con tía Honore y tío Ray. Tía Maxim…No creo que quiera ayudarme a esclarecer mis asuntos.

—Honore quizás, Ray el médico cantarín es demasiado voluble…

Estábamos hablando así cuando apareció un horrible caballo hecho de músculos, partes metálicas y cables. Venía relinchando y pateando todo a su paso. Bug empezó a dispararle a las patas, le acertó a dos pero la biomáquina no se detenía. Aun arrastrándose seguía avanzando entre contorsiones extrañas. Con algo de lástima y temor, fui a cortarle la cabeza con mi vara luminiscente y todo acabó. Se quedó quieto. Me temblaban las piernas, pero noté como voy ganando experiencia y cada vez se me hace más fácil. Bug llegó a revisar la chatarra, después me abrazó. Y me apretó el trasero, porque él es así… Todavía se escuchaban otros caballos cerca, entonces por fin llegó tío Dreiser, disculpándose porque no recordaba dónde había metido su capa impermeable y tardó buscándola. Cuando Bug le preguntó para qué la necesitaba él respondió mirando al piso, muy serio:

—Toda mi ropa es comprada por London, no quiero estropearla.

—Necesitas pasar una temporada entre tus hermanos hombres para que se te caigan de una vez esos calzones de vieja que te pusieron.

Opinó Bug recargando su rifle y de repente llegaron Dumas con su perra olfateando todo y mi tío Alonso con otra arma de fuego grande que no tengo idea cómo se llamará, ¡me alegró verlo! Pero no quise ir a abrazarlo, sigo resentida por todo lo que he ido descubriendo. De todas formas Tío Alonso nos saludó desde lejos, gritando:

—¿Qué los trajo a la costa, vaqueros del secreto en la montaña?

Los dos hermanos mayores se rieron mirándose entre sí, entonces Bug le contestó:

—Vinimos a ver a nuestras hermanas mayores que prefieren vivir calentitas en la costa. ¿Cómo están, nenas? ¿Ya se bañaron en tanga en la playa?

—Ya habló Buguito, el niño más heterosexual y pitudo del mundo.

Se burló tío Alonso yendo directo a Bug, por lo visto entre ellos dos también hay una rivalidad. Dumas los ignoró y se acercó a tío Dreiser, mi tío religioso se quedó rígido mordiéndose el labio inferior cuando él lo estrechó entre sus brazos para decirle al oído:

—Ya estoy al tanto de todo, tomaré cartas en el asunto. Tranquilo.

Me pareció algo misterioso, tío Dreiser solo asintió sin levantar la vista. Dumas fue después hacia mí, se situó a mis espaldas y me acarició los hombros diciendo a los demás:

—Creo que nuestros hermanos menores deberían unirse a nuestra pequeña comunidad de artistas. Como ven, hay una actividad inusual de biomáquinas cerca y sus mayores no somos muy buenos cazando, necesitamos su ayuda. Nos llevaremos también a Psique. Es bueno que conozca el negocio familiar, esta será su nueva vida. Oigan, por cierto, ¿qué es ese olor? Cómo de mujer…

Hice mi mayor esfuerzo por pensar en golf y por suerte Bug llegó al instante a cargarme diciendo que debíamos volver a casa de mis tías por mi equipaje. No sé qué haré sola entre hombres, pero al menos Bug ya advirtió mi problema. Sin embargo esa no fue mi mayor preocupación. Cuando llegamos y mis tías supieron que Dumas quería llevarme, se negaron. En especial tía Honore. Yo no entendía nada, en un descuido ella me tomó de un brazo y salió corriendo conmigo fuera de la casa en medio de la noche. Huíamos y no sabía por qué. Nos detuvimos de nuevo en el parque de diversiones abandonado, ahí fuimos a escondernos en una casa de espejos. Por fin nos sentamos sin aliento en una esquina, me tomó la mano donde tengo implantada mi computadora y la apagó con unos códigos, luego me informó atropelladamente:

—Hay que evitar que puedan rastrearnos. Olvida todo lo que te han dicho, es la verdad a medias y distorsionada. Mi avaro tío abuelo Adámas anhela vencer a la muerte por cualquier medio, teorizó que podría conseguirlo al encontrar la forma de perpetuar su consciencia en una máquina. Un cerebro artificial que reemplace perfectamente al orgánico nos garantizaría vivir quinientos años, mil, quizás más.

—Eso ya lo sé, tía. Solo quiero saber si ahora que han obtenido la información que desean todavía me van a considerar realmente parte de la familia…

—¡¿Para qué querrías eso?!... El día luego del ataque al palacio, Adámas de alguna forma supo la verdad sobre los hallazgos obtenidos con tu cerebro artificial y fue a tu casa exigiendo que le compartiéramos la información, como tu padre se negó, amenazó con tomarte por la fuerza y usar ingeniería inversa para descubrirlo; ese maldito sería capaz de hacerte una vivisección. Maxim y yo teníamos un plan en caso de que algo así sucediera. Encriptamos todos los hallazgos de tu experimento y los cargamos en la base de datos dentro de tu cabeza sin dejar otra copia, la idea era que así podríamos esconderte luego y perder contigo los datos. Planeábamos enviarte de regreso con tu familia biológica, ocultarlos a todos en algún punto remoto de la historia, ¡ningún ambiente iba a ser peor que este que se vive dentro de la familia que provocará el fin del mundo! Pero fuimos traicionadas. Al llegar el momento de tu huida, Dumas, que organizó tu falso secuestro, te trajo a este lugar diciendo que solo estarías de paso, pero te ha retenido claramente con la intención de tomar control de tu vida y ahora todos lo apoyan.

—¡Pero yo tampoco quiero irme, tía! Ustedes son mi familia, quiero estar con ustedes, quiero estar con mamá y papá…

Lloré por fin, mi tía me abrazó, diciendo:

—Es que será mejor que te vayas con tu familia verdadera, aquí ya no quedará mucho más tiempo. Estamos casi a punto de comenzar un grave conflicto que desatará la guerra entre los Lunae. Hermanos contra hermanos, tío contra sobrinos, padre contra hija…El ataque al palacio de la Luna fue perpetrado por Dumas, Alonso y Bug. Ellos cometen actos terroristas bajo la bandera del anarquismo. Mi tío no había descubierto quienes eran, pero las pistas cada vez lo acercan más a la verdad. Fue Dumas quien asesinó a los selenitas mientras Bug y Alonso prendían fuego al palacio. ¡Ellos son malos! Debes escapar…

—No… ¡No, tía! Dumas y tío Alonso son buenos, ¡Bug también! ¡Si los mataron de seguro fue por alguna razón justa y debían hacerlo!

Mi tía me dio una bofetada, luego me tomó de los hombros y exclamó:

—¡Escúchame! ¡Nadie debería matar a nadie! Además, si te quedas siempre existirá la posibilidad de que mi tío saque de ti la clave para su inmortalidad. Tengo un amigo, un amante secreto que trabaja en la red de túneles espaciotemporales. Él me ayudará a sacarte de aquí sin que nadie se entere. Ayer de noche lo acordamos. Diré que las biomáquinas te mataron, alguna excusa, luego te perderé junto a tu familia biológica en algún punto al azar del espacio-tiempo.

—Pero es que, tía…No conozco a mis padres biológicos, no quiero volver con ellos…Al menos déjame estar aquí cerca de ustedes y decidir por mi cuenta qué hacer con mi vida. ¡Voy a pelear hasta con mis últimas fuerzas por que el tío abuelo Adámas no obtenga la información guardada en mí. Si aguanto así hasta que él muera, o lo maten…

Mi tía pensó un rato, luego me respondió:

—Sí, podría ser... Quizás en eso ha pensado Dumas, aunque no me fio de él. Vamos a ocultarnos en casa de mi novio mientras decidimos qué es lo mejor. Allá tengo un poco de ropa, dinero y lo que haga falta. ¡Pero no debes dejar que Dumas te lleve con él y tome control! Él ha gobernado y decidido mi vida y la de Maxim desde que éramos niñas, ¡durante más de un siglo! Todo el tiempo estudiando, encerradas en casa, eso quiere para ti también. Psique, naciste mujer, y algo que a lo largo de la historia siempre nos han negado es la libertad. Te la quieren quitar tus padres, mi tío, Violeta, Dumas, ¡y también Maxim! No debes permitir que te la quiten, ni aprender a vivir sin ella… Como yo.

Salimos con cautela, a lo lejos se oía todavía el galopar de las biomáquinas. Nos alejamos por una avenida rodeada de palmeras e iluminada por neones, hubiera sido agradable verla animada por la gente. Mientras caminábamos, la soledad de ese lugar era tan pesada que el eco de nuestros pasos en el vacío era casi doloroso. Mi tía Honore puso uno de sus brazos sobre mis hombros y trató de hablarme como siempre, como cuando mi vida era aburrida y sencilla encerrada en casa de mis padres:

—¿Ya tienes planes para el futuro?

—Antes creía que de alguna forma me convertiría en una científica como mi padre o me casaría con el amor de mi vida. Ahora solo quiero aprender a cazar biomáquinas para vender sus partes y sobrevivir así. En realidad, ya no quiero volver con mis padres, ni biológicos y menos aún con los adoptivos, mamá nunca se opuso a los procedimientos a los que me sometieron y papá de seguro debe estar más ocupado viendo sus luchas o trabajando en su hija robot de verdad. Sospecho que mi cerebro era la nueva actualización para su chatarra…

—Me consta que no era así. O al menos Maxim y yo jamás se lo hubiéramos perdonado si llegara a hacer eso. Lo de las luchas de robot, no creas es algo tan tonto. Antes no podíamos decírtelo, pero en cada evento hay un juego de apuestas entre tu padre y mi tío Adámas. Si tu papá pierde, debe pagar fuertes cantidades de dinero a mi tío, pero si mi tío pierde debe pagar la misma cantidad en Homo sapiens esclavos siendo liberados. Eso garantiza cierta paz en la familia.

—¿Hay esclavos en la Luna?

—Sí, los abducen del pasado para eso…Acaban en laboratorios, burdeles o como mascotas humanas…Así te obtuvieron a ti, a mi madre también. Una forma amistosa de solucionar el problema fue con las apuestas, pero, te imaginarás que no es algo del todo ético…

—¿Pero es que ya no existen los derechos humanos en el futuro?

—Se fueron degenerando con el tiempo y las nuevas formas de pensar de la gente. Primero los humanos no nacidos dejaron de ser considerados personas, después los enfermos terminales, después los niños, los ancianos, por último todos los Homo sapiens salvo los que influyan notablemente en la historia. Así que casi el 95% de la humanidad no tiene derechos para el siglo XXX. Una persona que sea una gran celebridad del pasado, muy popular y amada por todos, pero cuya existencia no sirve para beneficiar el futuro de los Homo cosmos, puede ser abducida y borrada de la historia. La ley lo permite.

Escuchar esto me indignó profundamente, siento que ya no hay dudas de que mis padres me veían como a una mascota. Por primera vez en mi vida quise llorar de rabia y dije:

—Ya no me importa, me quedaré en las montañas y cuando pueda cobrarles lo que me hicieron lo haré.

—¿Te quedarás con Bug? Piénsalo bien…

—No puedo decirte que no imagino cómo sería vivir con Bug, desde el primer día sentí como si lo conociera desde siempre. Pero no creo que deba tomarlo en serio. No es controlador como tú crees, pero a su lado me siento como un conejito junto a un puma, siempre resulta muy dominante y de alguna forma me intimida. Quizás por eso mismo me atrae y me impulsa a querer ser más fuerte. No quiero que me consideren indefensa, me molesta esa idea. Además eso envalentona a los abusivos.

—Tú lo controlas a él. Te sigue como perrito.

—¿Qué quieres decir?

—Que en realidad influyes en Bug más de lo que te imaginas, Psique. Hay un gran poder en manos de las mujeres, lo siento hasta peligroso; porque usado de manera inescrupulosa puede hacer mucho daño. Todavía no hay un mecanismo más perfecto para desarrollar vida que el cuerpo femenino, por eso dependemos de las hembras humanas o animales para la creación de biomáquinas más complejas. Físicamente seremos débiles, pero el misterioso origen de la vida sigue escondido dentro de nosotras, incluso los hombres son nuestra obra. ¡Es tan fácil que ese poder se te vaya de las manos!, o que simplemente no lo comprendas. Un hombre astuto como Dumas lo detecta, y por supuesto lo reprime; uno simple como Bug lo percibe, pero se tira a sus pies con cierta veneración. ¿Cuándo encontraremos el correcto equilibrio? Creo que solo es posible a través del amor.

Opinó calándose los anteojos y continuó diciendo:

—Yo creo en los amores predestinados. ¡Sé que todo el tiempo estoy diciendo que soy atea y que la ciencia puede explicarlo todo! No obstante, los viajes en el tiempo me han enseñado que existe el destino. Cosas que te sucederán quieras o no, sin importar cuanto cambies las variables, cada quien tiene un destino y no puedes evitarlo. Puede ser tan terrible como el de mi tío Adámas, que por más que hemos intentado prevenirlo manipulando el pasado acaba igual todo el tiempo. Pero también hay destinos hermosos, amor inevitable y sorpresivo. Parejas que nunca imaginaste ver y que el destino junta. Dicen que es algo que llega tan sencillamente que ni siquiera te das cuenta, y cuando lo encuentras se siente natural, tuyo, no hay dudas o celos, ¡nada! Solo empiezan a amarse como dos personas que están predestinadas a envejecer y morir juntas. Quizás te suene hasta aburrido, no sé, para mí es como si todos anduviéramos buscando nuestra alma gemela y al conseguirla se siente como volver a casa. Quizás eso sea lo único que tengo en común con Dumas. Él también cree fielmente en esto. Sabes, al principio no era así, fue después que un sujeto atacó a Amleth cuando era niña. Eso nos afectó a todos, pero Dumas... Se volvió obsesivo con nosotras, sus hermanas menores. Sabes, yo entiendo que lo mueve el amor fraternal y muchas veces nos ha salvado de un peligro con su sobreprotección, pero el amor que asfixia es peligroso. Puede matarte.

Hubiera querido seguir hablando sobre Dumas, que me causa más entusiasmo, pero justo entonces llegamos a un edificio de apartamentos. Ahí vivía el novio de tía Honore. De inmediato comprendí porqué a ella le parece razonable que yo tenga un romance con Bug, su novio es un papanatas. Pelo enmarañado y sucio, barba desprolija, ropa sucia, anteojos de fondo de botella… Mientras ella es una beldad diseñada en laboratorio genético. Tía Honore debe ser de esta gente que dice que “los opuestos se atraen”, yo no lo creo. Quizás cuando sea solo en apariencia, que es el caso de Bug y yo. Nos vemos muy distintos, pero los dos pensamos de forma más o menos similar: sin complicarse y al grano. Podríamos vivir para siempre juntos sin problemas en el bosque, cazando ratas. Pero tía Honore y su novio…Viven en mundos distintos. Desde que llegamos se mostró frío y distante, como si le molestara nuestra presencia. Luego se la pasó refutando todo lo que mi tía decía o burlándose de ella, la trata como a una tonta. Quise defenderla, pero mi tía dijo que “estaba bien, así es vivir en pareja”. Nunca vi a mis padres comportarse así. Tía Honore le dijo que escapamos de casa y quizás era momento de mandarme de regreso con mis padres biológicos. El hombre inició una discusión por eso. Ni siquiera tuve tiempo de opinar. La charla terminó con él dándole un empujón a ella y dejándonos solas en la cocina. Yo le tomé un brazo a mi tía y le supliqué:

—Tía Honore, volvamos a tu casa. Hablemos con Bug, él es sincero.

—¿Bug sincero? No lo conoces. No es que sea sincero, es que él mismo se llega a creer sus propias mentiras o las mentiras que quiere creer, como las de Dumas.

—¡No importa, tía! Es mejor tratar con ellos, ya los conocemos. Este hombre es malo… No te trata bien, no estás contenta a su lado.

Tía Honore sonrió como si fuera a decir algo muy sabio y me explicó:

—Oye, es normal. Debe ser así, él solo me hace ver mis errores. ¡No me digas que no has notado que puedo ser muy terca! Siempre desafiante con los demás, necesito a mi lado alguien así. Que me ponga en mi sitio. Él hace eso por mí.

—No, tía. Hasta tus hermanos más rudos parecen más amables que él.

—¡Oh, no tienes idea…!

Replicó y súbitamente la puerta del apartamento fue derribada, tío Alonso entró golpeándola con todo el peso de su cuerpo y se anunció lanzando un rugido animal. Nunca lo había visto así. Empezó a romper todo y rasgar el tapizado de los muebles con unas espantosas garras retráctiles negras. Tras él venía Bug con el rifle, no tuve que decir nada, fue directo a nosotras y me señaló diciendo:

—Aquí está Psy, te dije que era su olor.

Entonces llegó Dumas, traía esa mirada fría que pone a veces, se nos acercó comentando:

—Vaya, tenías razón. Qué maravilloso es el olfato de un macho en celo. Ahora me das un poco de asco, Bug, pero al menos hiciste algo útil. Enciéndele su computadora de nuevo. La familia siempre debe estar comunicada.

Bug le obedeció sin cuestionamientos, después tío Alonso volvió trayendo a rastras al novio de tía Honore y gritó:

—¡¡Tiene ropa de mi hermana en su armario!! ¡¡Voy a matarlo!!

Dumas se volvió a él y le dijo con calma:

—No. Hazle lo que quieras, pero que no muera todavía.

Luego le acarició el cabello a tía Honore hablándole y apoyando su frente en la suya, con una actitud que quizás intentaba ser cariñosa, pero era más bien amenazante:

—¿Quién es ese, Allegra?

Así supe su nombre real, lo apunto para no olvidarlo, pues sería fácil luego del estupor que me causo ver lo que pasó a continuación. Ella le contestó, retadora:

—Es mi pareja. Me mudaré con él. Seré una esposa, estoy harta de que ustedes me obliguen a ser “una mujer buena” aislada del resto de la gente. Estoy harta de la familia y vivir atrapada entre ustedes. ¡Necesito verdadero amor!

—¿Cuánto más amor necesitas? ¿No te he dado suficiente?

Entonces la besó como me besó a mí. Tía Honore escupió después exclamando:

—¡Al diablo tu veneno! No seguiré siendo una adicta como los demás, voy a irme. ¡Puedo vivir sin ti, sin la familia y sin depender…!

Dumas no la dejó terminar de hablar. Pude ver cómo le saltaban unos colmillos puntiagudos y la mordió rápidamente en el cuello, como una serpiente. Ella lo miró incrédula y empezó a convulsionarse, poniendo los ojos en blanco. Dumas la soltó y cargó luego, diciéndole en voz baja como si la arrullara:

—Shh…Te quedan treinta minutos. Ya no vas a poder escapar. Debo llevarte a casa para inyectarte el antídoto. Te vas a poner bien en unos días. Muy bien.

Después salió con ella sin decir nada y yo me volví a mirar a Bug que estaba apoyado en una pared con su máscara de payaso triste y sosteniendo el rifle bajo sus manos entrelazadas sobre su regazo como si nada, y le pregunté:

—¿Qué acabo de ver…?

—Te dije que no deberías quedarte en esta familia. Yo sí quería ayudarte a que te fueras, o al menos a perderte conmigo en las montañas.

Entonces le contesté con arrojo, lista para salir corriendo tras Dumas:

—¿Cómo podría irme ahora sabiendo que dejaría a mi tía Honore con ustedes?

Él me detuvo asiéndome de una muñeca y me dijo:

—Si te quedas vas a tener solo dos opciones: o te vuelves como London o acabarás como todas las otras mujeres sometidas a la voluntad de Dumas.

—¿No eras hombre? No te vi hacer el menor esfuerzo por defender a tu hermana. No puedes esperar que hagan todo solas cuando físicamente son más débiles, ustedes se aprovechan de eso, son cobardes.

Me solté de él y al salir corriendo de la cocina fui interceptada por tío Alonso. Pude ver al novio de tía Honore mal herido y tirado en el piso, mi enorme tío pelirrojo me tiró sobre uno de sus hombros, exclamando:

—¡No más paseos para usted, señorita! Tú, niño máscara, ve a donde la otra chica nerd y dile que se quede en su casa. Que Honore se puso enferma y la cuidaremos en la casa de la playa. Yo me llevaré a Psique.

Tío Alonso me cargó hasta una especie de mansión decadente iluminada por fogatas e hileras de luces, había pinturas de Dumas apoyadas en todas las paredes, además libros, esculturas y esas cosas. Imaginaba sería algo así, lo que me sorprendió fue que me llevó al segundo piso hasta una habitación donde al abrirla nos encontramos con dos chicas muy bonitas también de aspecto bohemio, una rubia y otra negra con la cabeza afeitada. Supuse eran sus novias y me sentí muy incómoda, ¿Cuál será la de Dumas? Parecen muñecas de tan bonitas mientras yo seguro me veo como esas niñas fantasmas de película de terror… Tío Alonso les gritó que debían dormir en otro lado porque tenían visitas y la rubia protestó:

—¿Por qué? ¿Esa es la hija de Descartes?

—Sí, July. Ve a dormir entre los cojines, ella necesita un sitio limpio.

Contestó mi tío y las sacó casi a empujones y después cambió las sábanas indicándome:

—Espero escribas esta noche en tu diario sobre lo tonto que es huir de casa, cierra la puerta cuando me vaya y duerme bien tapada. Si Bug entra a molestarte, grita, entonces vendré y lo mataré por ti.

Luego se fue y me quedé sola en esa otra habitación extraña, muy preocupada. Empecé a escribir. No sé qué tan mal quedó el novio de tía Honore. Ya es de madrugada, necesito escapar de aquí y volver a su casa para auxiliarlo.

 

Viernes 27 de agosto de 3030

 

Es de mañana, desperté muy cansada otra vez en la furgoneta. Viajamos con la extraña comunidad de artistas de Dumas a lo largo de la costa oeste, rumbo al norte, Bug y tío Dreiser conmigo en la furgoneta, los demás van delante de nosotros en otro vehículo más lujoso. El jueves pasado fue un día horrible. A las tres de la madrugada, cuando ya no escuché pasos fuera de la habitación que me asignaron, salí sigilosamente con la intención de volver a casa del novio de tía Honore y ver si de alguna forma podía ayudarlo. Vi una luz todavía encendida en un salón. Me asomé a ver por entre unas cortinas de cuentas y la rubia July estaba cuidando de tía Honore, colocándole paños húmedos en la frente y cantándole mientras Dumas revisaba los datos contenidos en el implante de la mano de mi tía; todas sus conversaciones y correos. July le suplicó que dejara de hacerlo y él le respondió sin tan siquiera dignarse a verla:

—Amor, ya te dije que lastimas mis sentimientos si cuestionas mis decisiones. Si no pido tu opinión, entonces no la des.

Para mi sorpresa, la chica le obedeció solo bajando la mirada. ¡Nunca me imaginé que era tan prepotente con las mujeres! De pronto Frida, su gran perra loba, me olfateó y empezó a ladrar. Escapé de la casa corriendo entre la oscuridad y me perdí por un rato tratando de recordar cómo se llegaba al apartamento de aquel hombre. Cuando por fin encontré la ruta, escuché que se acercaban unas biomáquinas galopando. Luego unos disparos. Pude ver la silueta alta y siniestra de Bug caminando a zancadas por unas azoteas. Quise ignorarlo, pero más tarde pude ver una bruma negra viniendo de tras de mí, me estaba siguiendo. Continué sin darle atención y empezó a hablarme:

—Podemos irnos ahora. Nadie nos volvería a ver.

No le contesté y él siguió diciendo:

—Te diré la verdad, antes tenía miedo de pasar tiempo contigo porque sabía que me iba a enamorar, ¡era algo perverso! Conocerte casi recién nacida y después terminar así, pero iba a pasar. De alguna forma no iba a poder evitarlo.

—¿Por qué eres un enfermo o porque eres un animal?

Le pregunté por fin de mala gana, él respondió:

—No sé, puede que por las dos razones. ¿Qué pretendes hacer Psique? ¿Qué has decidido ahora que ya sabes lo mal que está todo tras la fachada?

—Ustedes han intentado cambiar su destino todo el tiempo, siempre fracasan.

—Dicen que es una maldición familiar.

—Pero yo realmente no soy parte de tu familia. Ya lo acepté. Creo que tengo la oportunidad de hacer lo que ninguno de ustedes pudo ni podrá. Y comenzaré por defender a los que ustedes han lastimado, toda la gente que arrancaron del pasado como a mí para apostar sus vidas en laboratorios y juegos de lucha como si fueran animales. Ese hombre por ejemplo, podría estar agonizando.

Sentencié y entré corriendo al edificio de apartamentos. El tipo seguía en el mismo lugar, pude ver que tío Alonso lo había tirado con tanta fuerza que su cabeza estaba atascada entre las molduras de hierro de una silla. Me disculpé en nombre de la familia e intenté liberarlo, pero se puso muy agitado cuando vio que tras de mí venía Bug, que se quitó la máscara de payaso para mirarlo bien y dijo:

—Me pareces familiar. Trabajabas para la red de túneles espaciotemporales en el pasado, ¿no? Eras el que arrestaron por contrabando de biomáquinas.

—También te conozco. Eres el más joven. Tu hermana me habló de ti.

—De seguro te habló de todos. Es el tipo de chica que le presenta su novio a sus papás. Así la criaron. Cree en el amor para toda la vida y eso.

—¡Una buena chica! Sí…Oye, somos cuñados, sácame de aquí…

—Detesto a mis cuñados. Por eso solo tengo cuñadas, a los hombres los mato. Veamos qué tanto amabas realmente a mi hermana mayor…

Entonces le tomó la mano, supe que iba a revisar su implante como Dumas hizo con mi tía Honore y lo detuve exclamando:

—¡No! ¡Es un abuso! No debes leer su información íntima.

—¿Qué tal si ahí guarda algo que debamos saber? Me parece sospechoso que un empleado de la red de túneles se encontrara justamente con la sobrina de don Adámas Rex Lunae en el exilio y empezara un romance con ella. Apostaría que vino aquí específicamente a buscarla y engatusarla.

—¿Si no es así vas a dejar que tu hermana sea feliz con su novio?

Bug miró a su costado y después giró los ojos murmurando “de acuerdo”, y empezó a revisar la información contenida en el implante del hombre que se retorcía tratando de impedirlo. De pronto vi la expresión de Bug volverse más seria, intempestivamente sacó una pistola y la vació sobre el hombre. Tras matarlo me levantó del piso y me sacó del edificio corriendo, afuera estaban todos los caballos biomáquinas que habíamos estado escuchando. Nos esperaban. Bug me explicó:

—“Mi cuñado” le avisó al tío Adámas que estás aquí, y él ordenó que le lleven tu cabeza. Solo necesita tu cabeza, por eso hay tantas biomáquinas en la zona. Tenemos que sacarte de la ciudad y esconderte. No sé dónde, porque Honore le dijo al sujeto en qué sitios residimos todos.

Antes que yo pudiera opinar algo, las máquinas se abalanzaron contra mí. Bug sencillamente se evapora en el aire si están a punto de atraparlo, yo tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano por evadir los golpes y empecé a atacar las biomáquinas como pude. Bug me ayudaba cada vez que podía disparándoles, pero aun así recibí un par de patadas que me dejaron casi fuera de combate. Pese al dolor no pude detenerme, estaba luchando por salvar mi propia vida. De alguna manera logré escurrirme entre las llamas de aquellas biomáquinas que conseguí despedazar y los golpes de las que seguían en pie. Tuve que correr aunque me quedaba sin aliento, temiendo haberme roto las costillas, Bug llegó a levantarme en un brazo mientras seguía disparando. Sé que es una excusa para abrazarme y apretujarme contra él, pero fue un alivio. De repente vi una especie de relámpago a ras del suelo, con asombro noté que había una criatura igual al padre de Bug ahí. Una persona de la Luna, una hembra de piel oscura con la cabeza totalmente calva y grandes ojos rojos. Tenía un látigo de la misma naturaleza que mi vara luminiscente y por lo visto era más efectiva eliminando varias biomáquinas a la vez. Se movía de la misma forma felina del abuelo. Al momento recordé aquel comando, “copiar movimientos”, lo murmuré casi de forma inaudible y observé, ¡quiero ese látigo! Cuando terminó, alzó un pie por encima de la cabeza en una contorsión rara y nos sonrió. Bug le levantó un pulgar, giró sobre sus talones y me contó en voz baja como para que ella no lo escuchara mientras regresábamos a casa de Dumas:

—Esa es Eco. Escultora selenita y prima lejana por parte de la madre de mi tío abuelo Adámas. Papá y mi tío eran medio hermanos.

—¿Está de nuestro lado…?

—Está algo cu-cu. No tiene el apellido Lunae, ella es Eco Oread y ese apellido en la Luna no es tan prestigioso. Se hizo mi novia hace como cien años con la esperanza de casarse un día y ser una Lunae, pero ha pasado todo este tiempo y aunque no le he dicho que cortamos tampoco estamos juntos. No quiero terminar amarrado a otro bicho raro que necesita usar máscara.

—Pero es tu novia.

—Técnicamente. Según ella. ¡Naah! ¿Te pone celosa?

“No”, susurré. No son celos, pero me molestó saber de esa otra situación y la tal Eco es un poco insoportable. Cuando llegamos y Bug le informó a Dumas lo sucedido, él actuó al instante: mandó a tía Maxim que se llevara a tía Honore a las montañas con London y Amleth para que se recupere y nosotros partimos al norte por la costa lo más pronto posible. Paramos a comer en descansos de la carretera donde apenas vimos uno o dos camioneros. Cada vez que nos deteníamos, Eco aparecía disfrazada de chica gótica normal bailoteando y colgándose de Bug. Intentó subir con nosotros a la furgoneta, pero él no la dejó. Después del almuerzo, cuando Bug mandó al tío Dreiser a sentarse a la parte trasera y me dejó a mí en el asiento del copiloto, se nos quedó mirando muy feo cuando vio que su novio no dejaba de hablarme y tratar de hacerme reír. La celosa es ella. Si yo debo hablar de celos… Diría que los siento por esa rubia July. Ella y Dumas se han alejado del resto junto a la alegre perrita Frida, se hablan entre sí al oído y están tomados de las manos todo el tiempo. Dicen que vamos a Seattle, faltan todavía unas horas de viaje y sigo preocupada por mi propia seguridad. Dormiré un poco.


 

Caso VII: Alonso

 

Sábado 28 de agosto de 3030

 

Ayer ya tarde nos detuvimos a dormir en un motel junto a la playa. Viajamos de un estado a otro casi sin descanso, a toda velocidad, y el agotamiento empezaba a notarse. Las dos mujeres entraron directamente a las habitaciones a ducharse con agua caliente, los cuatro hombres decidieron mejor ir a lavarse con agua de mar y esperar la puesta de sol al aire libre aprovechando para sacar a pasear a Frida. Esta última opción me pareció más divertida y fui tras ellos. Tío Alonso no estuvo de acuerdo en que los acompañara yo, así inició una discusión que tuve el privilegio de atestiguar al mantenerme callada y jugando con Frida un poco lejos, para que se sintieran cómodos y hablaran entre sí como si ninguna mujer estuviera presente:

—No me gusta que la niña venga con nosotros y nos vea en calzoncillos.

—Dumas y Dreiser están flacos, y tú y yo estamos feos. Le damos igual.

Se quejó Bug, yo guardé silencio entrando al agua antes que ellos para no llamar la atención y verlos de reojo mientras fingía jugar con Frida, que trataba de morder el agua sin parar. Los vi desvestirse, tuve que obligarme a pensar en golf, pero seguí mirando. Tío Alonso continuaba sus reclamos:

—¡Han perdido el pudor! Dumas debería dejar de besar a todo mundo.

—Son besos de amor fraterno sin morbo.

Opinó tío Dreiser consternado y tío Alonso le gritó:

—¡Le metió la lengua hasta la garganta a Honore como pájaro alimentando a su pollo! ¡¿Te parece normal?!

—Así el señor nos ama como ave que guarda bajo sus alas...

Le respondió el religioso confundido y el musculoso escritor lo levantó como si no pesara nada para lanzarlo al agua, siempre entre gritos:

—¡Los curas no pueden opinar sobre esto! ¡Son todos degenerados viola niños! ¿Qué le pasa a ese sujeto? Toca el arpa, tira flechas, es un puto querubín. ¡Les dije que acabaría mal siendo tan pasivo! Desde chico daba hasta miedo, tendido en su cuna como un bebé Jesús de cerámica. Lo lanzaba al lago, lo dejaba atascado en la rama de un árbol, y nunca se quejaba ni se defendía. ¡Eso está mal! Pero no me escuchan, aunque la mayor parte del tiempo tengo la razón. ¡Y esta vez les digo que no puedes besar a tus hermanos! ¡Es de amanerados!

Entonces Bug empezó a llevarle la contraria, creo que porque cuestionó su hombría y de entre todos los machistas brutos de la familia él es el más fanfarrón:

—¡El cura tiene razón! ¡Yo beso a mi hermano y eso no tiene nada amanerado!

—¡Es amanerado si le das un beso francés a tu hermano!

Objetó tío Alonso y Bug insistió:

—¡Beso a mi hermano porque nunca besé a mi padre y cuando lo perdí ya era muy tarde! ¡Eso no me hace menos hombre!

Dumas por fin dijo, arreglándose los lentes de sol:

—Sí, no tiene nada de raro. Eres lo que temes, Alonso.

—¿Y tú a que le temes, sirenito?

—A nada.

—Ergo no eres nadie…

—Soy tu hermano mayor, ten respeto. Por ustedes he salido a la playa, a donde solo vengo de noche para no quemarme al sol, y me agradeces con disgustos.

—Eres una pálida y delicada flor untada con seis litros de bloqueador solar.

—Si te da miedo besarme porque podrían cuestionar tu orientación sexual, quizás es porque se te asoma un secreto inconfesable para ti. Que no tendría nada de malo. En todo caso, tú y yo estuvimos juntos y desnudos durante nueve meses. ¡Somos mellizos!

—Lo sé, por eso te eché de una patada del vientre de mamá aquél 17 de febrero del 2007, un día antes que saliera yo. Desde entonces era el que ponía orden.

Entonces Bug, que se había metido de cabeza al agua por quien sabe qué motivo, salió de pronto y remató en lo que creo ha sido su comentario más tonto:

—¡Mellizos! ¡Eso es super amanerado!

Después tomó a Dumas de las rastas y le dio un tosco beso apasionado. Debí tener lista la cámara, ahora solo podré dibujarlos... Después lo soltó, se alejó haciendo un esfuerzo por no caer y se tendió en la arena pretendiendo que iba a tomar el sol, pero obviamente se desmayó. Dumas se encogió de hombros diciendo:

—Es bueno que descanse. Esta noche estaremos ocupados. ¡Dreiser! Ven, vamos a bautizarte esta noche. ¿Ya viste a Eco? La prensa de la Luna la ha declarado la mujer más hermosa del satélite, realmente su belleza hechiza a los hombres de cualquier época. Ella nos visita en ocasiones especiales, es una dama muy agradable, muy complaciente. Hace lo que sea por ganar el favor de la familia.  Solo renté tres habitaciones, July y Psique tendrán una para ellas solas. La otra la compartiremos. ¿Entiendes?

“No”, murmuró tío Dreiser y Dumas se echó a reír yendo a nadar cerca de él. Tío Alonso se quedó muy serio, algo enojado. Como no dejaba de estar así, me le acerqué y le tiré de un brazo para hacerlo reaccionar. Él se sobresaltó y se sentó junto al cuerpo desplomado de Bug, mientras me llamaba:

—Psique, ven, trae a la perra. Vamos a jugar a lanzarle un palo y que lo traiga.

—Quería hablar contigo, tío Alonso. Hablar de verdad. Ya no estoy pequeña.

El asintió con la cabeza rascando el lomo a Frida, le silbó lanzándole un trozo de palo y por fin dijo:

—Me imagino que te han contado cosas… Quizás resientes porque te engañamos aquella noche cuando Dumas te mordió lo bastante para dejarte inconsciente y sacarte de tu casa en la caja donde llevamos de regalo para tu padre la pintura de nuestra madre. A menudo me opongo a las decisiones de Dumas, en ocasiones es demasiado radical, pero debí adelantarme a la tragedia. El problema no era solamente que te estuvieran usando como un conejillo de indias, tuve la sospecha de que ya con tu cerebro convertido en una computadora podrían borrar tu personalidad y memoria para cargar ahí las de mi tío Adámas.  No me quedaron dudas cuando escuché que él ordenó que le llevaran solamente tu cabeza. Es un hijo de puta práctico, ya ni siquiera necesitaría la ayuda de tu padre…

—He pensado mucho durante el viaje, tío. En los últimos días me he vuelto más consciente de mis actos y del valor que pueden tener. Ya no volveré a casa de mis padres. Quizás para visitarlos… Pero ya no para vivir oculta en casa. Tío Alonso, quiero ser como ustedes. No como tía Honore o tía Maxim. Como London. Tú le enseñaste, me han contado. ¡Ayúdame a ser como ella! Apóyame.

Mi tío Alonso pensó un momento mirando a la arena, alzó las cejas y susurró para sí mismo:

—Como London…Podría ser… En la vida no es bueno ser cazador ni presa, pero si debes elegir uno de los dos, elije ser el más fuerte.

Luego llamó a Frida, volvió a lanzarle el palo para que corriera a traerlo y dijo:

—Bien, me alegra que hayas elegido ese camino. Eres joven y estás a tiempo para aprender a no vivir a la sombra de los hombres. Ya viste lo que pasa cuando vas por la vida desesperada por encontrar marido, ninguna mujer debería rebajarse a eso. ¡Siempre las veo sufrir por el amor de un sujeto que no las merece!

—¿Qué tal si me enamoro un día? No de un hombre como el que me delató ante mi tío, pero, digamos, ¡uno bueno como Dumas!

Me sonrojé al decir esas últimas palabras y me puse muy nerviosa, temí que él se fuera a dar cuenta, pero tío Alonso ni lo notó, contestándome con la mirada perdida:

—Ojalá nunca ames perdidamente, con toda tu devoción y ternura. O si caes en eso, que seas correspondida. Ya viste como sufrió Honore. Luego a solas con Dumas, lloró al saber la traición del hombre que amaba, se enojó con nosotros y nos insultó, pero en el fondo sabía que ese sujeto no merecía su cariño. Con el tiempo sanará y seguirá con su vida, en unos años de seguro amará otra vez. Pero cuando debes renunciar a una persona buena… Cuando te debes ir amando todavía…Entonces no puedes sanar, porque no te cortaron algo que te hacía mal. Sino más bien debiste quitarte parte del corazón.

Se quedó en silencio un rato, diría que se olvidó totalmente de mí, hasta que Frida volvió corriendo a tirarse sobre él; entonces me dijo tratando de parecer casual otra vez:

—Escucha mi consejo, esta es la misma clave que le di a London: sé muy sincera contigo misma y admite, de ser necesario, qué es lo que realmente quisieras ser. Tu memoria debe darte pistas, casi siempre es aquello que deseabas cuando eras muy chica. Puede que ahora te parezca ridículo, pero piensa, ¿qué sería lo más cercano a alcanzar esa meta que anhelabas al principio de tu vida?

—No recuerdo, tío, siempre estaba dormida o postrada. Deseaba ser libre. Estar con ustedes. Conocer todo lo que había fuera de mi habitación. Ser libre.

—Bien, bien, pues piensa en eso. Sea lo que sea que te acerque a esa meta, yo te apoyaré en conseguirlo. Vamos al agua o Frida se irá nadando sola a buscar a su dueño, ya está desesperada por Dumas.

—¡Espera!

Le detuve para preguntarle:

—¿Puedo saber tu nombre real?

Él me miró muy serio y respondió:

—Bug ya me contó de su juego, se acaban los secretos. ¿Qué vas a pedirle al final?

—Quizás que me deje ir.

Respondí, porque presiento que Bug está empezando a ponerse demasiado pegajoso conmigo y eso podría convertirse en un problema. Tío Alonso contestó:

—Alonso es mi nombre real. Cambié mi apellido porque la herencia de mi familia es deshonrosa, pero mi nombre es solo mío y yo no le debo nada a nadie.

Luego entramos al agua y jugamos un rato con Frida, Dumas la abraza y le habla de amor con más romanticismo que a July mientras la perrita le lame toda la cara y no lo deja terminar de decir las palabras. Me gustaría ser Frida. Después salimos, ellos despertaron a Bug pateándolo porque las olas ya se lo iban a llevar arrastrado y volvimos al motel. Cuando me quedé sola empecé a curiosear en la computadora implantada en mi mano, la información contenida no es muy específica. Es algo así como la internet pública del siglo XXI pero mucho más tonta. Descubrí que a medida que la humanidad evolucionó hasta el siglo XXX se fue volviendo más vacía y menos creativa, al punto que todo lo que pude encontrar fueron datos históricos y películas viejas porque más o menos a partir de 2200 la gente dejó de producir nuevo cine. El arte en general es propia de los Homo sapiens, los Homo cosmos que habitan la Luna han perdido esa parte humana y son más como animales. Me sentí un poco mal por esto, pues a juzgar por el ruido que se escucha en la otra habitación, mis tíos se aprovechan de esta sencillez emocional de Eco. No estoy segura…Pero creo que todos…están con ella mientras Bug, el novio, observa y no le importa. ¿July no escuchará? Vi que se quedó con Frida, quizá la está secando y el ruido del aire caliente no la deja oír, o a ella tampoco le importa. ¡Me siento muy extraña al respecto! Intento no ponerles atención, no pensar. Busqué las peleas de robots que veía papá, esas en que apuestan vidas humanas. Los luchadores son muy lentos y tontos, yo podría ganarles…se me ocurre, podría de paso ayudar a la gente del pasado. Pero no sé si se me podría considerar un robot. Llamé a tía Maxim para preguntarle cómo seguía tía Honore y luego le pregunté cuanto ganaba un robot luchador profesional, ella me dijo que no ganan nada. Gana su dueño. Cuando quise saber por qué se permitía esa injusticia, ella contestó que hasta ahora ninguna máquina se ha quejado de esto, los robots existen para ser esclavos. Me despedí de ella y ahora estoy en la cama pensando muchas cosas. ¿Yo soy una máquina? No quiero ser una esclava, pero mis pensamientos son los datos procesados por una computadora. ¿Y si lucho por nuestra libertad? La de los humanos abducidos y la de los robots… O luchar por que dejen de usar mujeres para producir biomáquinas, tengo tantas razones para hacerlo. No sé si estoy diciendo una tontería, mi cabeza es un nudo, con estas ideas justicieras violentas dándome vueltas con tanta fuerza en mi mente, y mi cuerpo ardiendo por lo que pasa al lado. No puedo seguir escribiendo. Realmente hubiera querido que Bug hiciera las cosas simples aquella noche, a menudo lucho contra el impulso de pedirle que me lleve a cualquier rincón y me haga lo que le dé la gana, que creo es lo mismo que quiero yo.

 

Domingo 29 de agosto de 3030

 

Cuando desperté Bug estaba acostado junto a mí, viendo su máscara de porcelana ya reparada. La miré señalando:

—Falta el “O.K.”

—Ya no me siento O. K., le escribiré lo que sienta cuando termines de averiguar todos los nombres y me pidas lo que quieres en verdad. Mientras seguiré cubriéndome con la capucha de mi abrigo y el balaclava. Alguien me dijo que tengo ojos lindos y me lo creí.

Supe que estaba escuchando lo que hablaba con tío Alonso ayer. Bah, no me importa. Él se levantó para asomarse a la ventana. Afuera, Dumas y tío Alonso caminaban por las rocas que adornaban una fuente ante el motel. Iban saltando de una en una mientras charlaban, Bug salió por la ventana y se les unió; creo que tiene la costumbre, quizás desde niño, de seguir e imitar a sus hermanos mayores. Al inicio iban saltando las piedras de una en una, luego llegaron a un punto en que las rocas estaban demasiado separadas. Dumas saltó primero, lo hizo dando una voltereta en el aire y cayendo de pie sin ningún esfuerzo. Le siguió Bug con la misma facilidad, ya es algo innato en ellos. Pero cuando fue el turno de tío Alonso, tomó impulso y cayó de cara en el agua. Entonces se levantó enojado y reclamó:

—¿Qué demonios…? No entiendo porque ustedes son delgaditos y acrobáticos, mientras yo soy robusto y descoordinado…Quizás el rumor era cierto. Somos hijos del tío Pete, Dumas.

El aludido respondió, con una sonrisa pícara:

—Yo sospecho que todos, menos Amleth… ¿Te molesta, Alonso?

—No, porque no creo que sea tanto así. De lo único que estoy seguro es que nuestros padres no eran almas gemelas, no se consideraban el amor de su vida entre sí. Es terrible, nunca se enamoraron en realidad, jamás conocieron a esa persona que amarían más allá del tiempo y la lógica. Creo que eso es peor que la separación, el ni siquiera llegar a conocer quién era tu ideal...

—Dicen que la ignorancia es la felicidad. Bug no se ha enamorado en serio en su vida, simplemente busca encuentros fáciles y después corta la relación.

—Se va a casar, dice que su nombre está escrito en una lápida junto al de su mujer. No he querido verla, nadie quiere saber la fecha exacta en la que morirá su hermanito. Solo me ha dicho que no acabará con Eco. Por mi parte…Yo sé a quién amo…Pero temo bajar ese sueño hermoso y perfecto a la realidad y destruirlo.

Entonces Bug se alejó de ellos y volvió a mi ventana a la que subió de un salto, cuando entro la habitación y fue a sentarse a mi lado encendiendo la televisión, le conté:

—¿Sabes qué quiero? Quiero ser un robot luchador, volver así a la Luna y que mi padre me vea. ¡Puedo derrotarlos! Estoy segura, solo necesito práctica.

—Ese es trabajo para yeguas feas como London o loquitas como Eco, sin contar que mi tío Adámas te apresaría en el mismo instante en que pises la arena.

Le di un golpe quitándole la máscara de las manos y me la puse, diciendo:

—¡Nada de eso es cierto! Además puedo disfrazarme. Jamás se imaginarían que he cambié tanto, antes era una chica escondida en su habitación, ahora decapito biomáquinas. Yo misma lo noto, ya no me veo niña, ¡soy una mujer adulta!

—Todavía te asustas fácilmente y acabas medio muerta después de las cacerías. ¡No aguantarías un round! Mira, tenemos todo este planeta medio desierto, vamos a recorrerlo juntos. Olvídate de los demás y escapa conmigo. ¡Vámonos! Quiero mucho a mi familia… Pero no son tan buenas personas…

—¡No! Quiero ser como London, ya te lo he dicho. Mi tío Alonso me apoya y él me ha dado siempre los mejores consejos. Si está de acuerdo en esto, es que está bien que siga adelante con mi nuevo sueño. ¡Participaré en las luchas de robots!

No quise seguir hablando con él sobre eso y me levanté de un salto, entonces él señaló al colchón y me avisó:

—Oye. Estás en tus días.

Yo no le entendí nada, había sangre en las sábanas blancas. Me revisé el cuerpo en busca de heridas y vi que la sangre venía de mi ropa interior. Me la quité espantada y seguía sin entender, hasta que Bug me envolvió con una sábana preguntándome:

—¿Nunca antes habías menstruado? Porque, si no te has hecho daño, es eso.

Negué con la cabeza, él me quitó la máscara y me besó la frente, diciendo:

—Iré a buscarte toallitas y agua oxigenada. ¡Entiendo de estas cosas! Recuerdo que en mi casa les venía a todas mis hermanas al mismo tiempo y era un caos.

—¿Qué debo hacer?

—Eh… Tomar una ducha caliente y no dejarme acercarme a ti dentro de diez días aunque de seguro ande extra urgido. Vas a estar ovulando y no somos hermanos. Ya lo ves, no eres un robot. Tu útero y yo lamentamos echar a perder tus planes de ser luchadora, ¡pero los seres humanos no participan en luchas de robots! Alonso cabeza dura tendría que haberse fijado en ese pequeño detalle antes de animarte a seguir adelante con ese disparate.

Concluyó y salió de la habitación, lo despedí viéndolo desde la puerta, envuelta por la sábana ante la cama manchada. Pude ver que desde el otro lado del estacionamiento estaba Eco mirándonos, seguro imaginó lo peor. Me señaló de forma amenazante y se alejó corriendo. Creo que se me ha ocurrido algo. No voy a dejar que mi útero gore me detenga. Ahora voy a limpiarme, esto apesta.

 

Lunes 30 de agosto de 3030

 

Escribiré un poco antes de dormir en el asiento del copiloto, estoy molida y vamos de camino a Seattle otra vez. ¡Hoy fue un día decisivo y no me lo esperaba! Hubo grandes cambios. Todo el día de ayer estuve en cama, lo de la menstruación es muy incómodo, pero no lo hice porque me sintiera mal. Quería provocar a Eco y probar qué tan cierto era lo que me dijo tía Honore sobre el misterioso poder femenino de influir en el ánimo de los demás. Hice que Bug estuviera todo el día pendiente de mí, entrando y saliendo de mi habitación para traerme cosas o recostado conmigo, viendo la televisión. Eco atisbaba por la puerta entreabierta y las ventanas, se estaba impacientando. Voy comprendiendo que los celos son una muestra de debilidad peligrosa, me daba la impresión de que estaría dispuesta a lo que fuera con tal de alejarme de Bug y yo solo quería llevarla a un punto en que no se negaría a mi propuesta. Finalmente, mi tío Alonso notó la tensión en torno a mi cuarto del motel y entró a inspeccionar. Alzó una ceja en señal de desaprobación al vernos. Aunque no estábamos haciendo nada malo, ¡Bug no es una persona romántica!, el hecho de que estuviera ahí acurrucado conmigo era demasiado extraño. Tío Alonso se tendió en la cama junto a nosotros y opinó:

—¿Por qué no lo hacen oficial y se van a las montañas, lejos de todo?

—Ya se lo propuse y no quiere.

Respondió Bug sin quitar la vista de la tele y tío Alonso dijo, rascándose la barba:

—A veces me pongo a pensar, si yo fuera mujer, si yo estuviera en el lugar de Psique, yo tampoco tendría mucha prisa en encontrar pareja. ¿Qué hacemos al tener novia? Empezar a repetir la forma en que papá trataba a mamá, ¿recuerdas? Casi no hablaban entre sí, a menos que fuera para intercambiarse regaños o quejas, y cuando se mostraban afecto era con esa especie de bromas sarcásticas, como si no lo merecieran… Como si hubieran podido estar con alguien mejor, ¡pero eran lo que había! Yo odiaba verlos interactuar, no quería terminar así. Pienso que es lo peor que podrías hacerte a ti mismo y a una chica, quedarte con ella por resignación, por conformismo. Prefiero la soledad antes que no estar exactamente con la persona de mis sueños.

Bug le contestó con una metáfora, sacando su lado más poético:

—Esta chica me tiene agarrado de las bolas y no me soltará. Es la definitiva.

—Más parece que se le engancharon en el zapato luego de pateártelas.

—Alonso, siempre supe que estás enamorado de Eco. Es la inspiración de tus novelas, ¿verdad? Nunca he terminado uno de tus libros, pero reconozco en lo poco que leo de la protagonista: es ella. ¿Por qué no le confiesas que es tu musa? Se sentirá halagada, a la gente le gusta lo que escribes. Ya te di un montón de oportunidades para que te le acerques, pero nunca las aprovechas. ¿Sabes qué es lo peor? Que un día otro vendrá y te comerá el mandado. Deja de idealizar tanto la cosa, dile que te gusta. Si quiere algo más o no, es su problema, tú hiciste todo lo que estuvo de tu parte. Total ella solo quiere el apellido.

—¡Eso es justo lo que no quiero! Que se conforme…

—Yo tampoco soy el hombre de sus sueños. Si fuera así no estaría peleando todo el tiempo conmigo, desconfiada y sufriendo. La pasamos mal juntos y para mí lo importante de una relación es divertirse, sentirse cómodos el uno con el otro. ¡No sé qué demonios quiere! Pero no es a mí, y yo no voy a cambiar mis gustos y mi forma de ser hasta encajar en algo que ni ella misma sabe qué es. Nadie es tan importante como para cambiar quién eres. ¡De todas formas no pierdes nada con intentarlo! A la próxima oportunidad, háblale claro.

Tío Alonso suspiró y se levantó de la cama, al abrir se encontró con Eco, quien finalmente entró a la habitación dirigiéndose a Bug y mirándome de forma retadora:

—¿No has consolado ya suficiente tiempo a tu sobrinita? Se hace de noche, que se duerma. Nosotros debemos ir a nuestra habitación.

El desgraciado Bug no contestó, solo se estiró en la cama y se rascó la barriga. Entonces decidí que había llegado mi momento de actuar y exclamé:

—Él no se irá, va a dormir conmigo como siempre. Vete y deja de molestar.

Eco dio un respingo, no se esperaba una confrontación tan directa. Bug también se sorprendió, pero se quedó tranquilo en la cama, como disfrutando el que se pelearan por él. Me cayó mal, pero no le hice caso, aquello era parte de mi arriesgado plan. Eco chilló indignada, recuperando su pavoroso aspecto real de selenita:

—¡¿Qué te has creído, niña adoptada?! Tengo Homo sapiens más famosos y ricos que tú limpiando los baños de mi casa en la Luna, tú ni siquiera serías una mascota digna. ¡He sido la novia de Bug desde antes que naciera tu abuela!

Le respondí tratando de sonar orgullosa:

—Sí, por eso ya está aburrido de ti. Yo he venido a reemplazarte, soy mejor en todo y puedo demostrarlo. Te reto a una pelea, como las de robots, la que salga primero de la arena pierde. Si me ganas, te juro que jamás volveré a acercarme a tu novio. Pero si yo te gano, tú deberás alejarte de él y además darme tu látigo.

—¿Tan segura estás de ganarme? Acepto con una condición: si te gano, te mato.

—Hecho.

Respondí y los dos hombres se alarmaron, yo misma me di cuenta de que estaba apostando demasiado, pero tenía un plan y si funcionaba conseguiría el arma maravillosa que cortaba varias biomáquinas al mismo tiempo y me daría una gran ventaja en las peleas. Claro, para conseguirla tendría que enfrentarme antes a ella. Salimos todos al estacionamiento del motel, yo empecé a delimitar la arena dibujando un círculo en el piso con un carbón mientras Frida ladraba y corría por todas partes, Dumas y tío Dreiser se ponían al tanto de lo que estaba pasando e intentaban calmar a Eco sin éxito, pues cada tanto yo le gritaba alardeando lo buena que era “pateando traseros selenitas” aunque la única vez que me enfrenté a uno acabé yo con el trasero adolorido durante varios días. Era necesario, ella debía estar realmente iracunda y los demás muy alborotados, o nada funcionaría. Una vez tuve todo preparado y antes de que alguien notara mi treta, entré al círculo de la arena justo en el ángulo perfecto y activé mi vara luminiscente haciéndola girar. Eco se abalanzó sobre mí como un toro, sin pensar, como lo esperaba, aún a metros antes de entrar a la pequeña arena que dibujé ya venía dando latigazos que sin duda iban a golpearme pues abarcaban unos tres metros en torno a ella, tuve que saltar para esquivarla una vez, pero para el segundo golpe ya estaba hecho. Salí de la arena y grité:

—¡Perdiste!

—¡Perra mentirosa, la que se ha salido eres tú!

Me respondió colérica, entonces le contesté señalando al piso:

—No, tú lo hiciste primero. Dame tu látigo y deja de meterte entre mis tíos y yo.

Hasta entonces notó que la arena que dibujé tenía un gran tajo del borde hasta el centro, como un pastel al que le falta un trozo. Y ella había entrado y salido de la arena al pisar el tajo. Técnicamente, perdió. Soltó una carcajada y protestó, con un párpado palpitándole:

—¡¿Qué broma es esta?! ¡¡Tramposa!! ¡¡Esto no vale!!

Sentía las piernas temblar, si mi treta no funcionaba ella podría matarme, por suerte en ese momento intervino Bug y me salvó al decir que aunque me había burlado lo cierto era que gané y él ya tenía decidido cortar definitivamente su noviazgo. Ella se echó a llorar, me tiró el látigo a los pies y se fue corriendo rumbo a la playa. Tío Alonso intentó seguirla, pero al final le dio la espalda mirando al suelo. En su lugar tuvo que ir corriendo tío Dreiser pues Dumas y la tal July prefirieron quedarse mimando a Frida. Bug le dio un empujón a tío Alonso como preguntándole qué le pasó y él dijo: “no quiero parecerle un buitre, la buscaré luego”. Supongo que tiene razón. Yo me fui muy contenta con mi látigo nuevo, Bug me ayudó a configurarlo para que me reconozca como su dueña. Al final sí se quedó a dormir conmigo, pero le aclaré que hice todo eso solo para conseguir un arma nueva, no para estar con él. Ya he pensado las cosas muy bien. ¿Qué clase de chica querría perder la virginidad con un tipo al que le dicen “Bug”? Quizás yo sea una inteligencia artificial, pero aún no estoy lo bastante “bugueada” como para aceptar eso. Pude volver a dormir plácidamente abrazándolo porque es agradable, nada más; el aroma de su largo cabello sedoso me ayuda a dormir mejor y su cuerpo escultural es una maravillosa almohada, no es que a mí me atraiga él. A la mañana siguiente, desperté y afuera en el estacionamiento estaba Dumas sentado bajo el sol junto a Frida, los pajaritos silvestres se le acercan hasta comer miguitas de su mano. Ni siquiera sus hermanas tienen ese nivel de gracia de cuento de hadas, sin duda es mi príncipe azul. Salimos rumbo a Seattle y aquí voy, escribiendo. Me siento capaz de muchas cosas, creo que mi siguiente paso será confesarle mi amor a Dumas. Si debo quitárselo a esa sosa July… Lo haré. Y no fallaré como Eco al obtener al hombre que quiero.


 

Caso VIII: Dumas

 

Martes 31 de agosto de 3030

 

Anoche llegamos a la ciudad, ¡es grande como en las películas! Por supuesto, estaba vacía, sus luces encendidas entre el silencio la hacían lucir un poco macabra, pero en compañía de Bug es difícil vivir con seriedad; lo primero que hizo al llegar al hotel desierto donde nos instalaríamos fue fijarse en que alguien dejó una silla de ruedas en el Lobby y subir con esta directo al último piso por el ascensor. Poco después oímos un estruendo bajar por las escaleras, luego sus carcajadas. Los demás supusimos que de seguro estaba bien, pero de todas formas tío Alonso fue a chequearlo. Mi tío Dreiser se tomó la tarea de platicar con Eco durante el viaje, parecía que a cada minuto ella se convencía más de que su exnovio era un idiota que realmente no le interesaba y ya más o menos todos quedamos en paz. De todas maneras, al atardecer nuevamente hubo una separación del grupo. Yo me fui con los tres anarquistas que decidieron ir a dar una caminata nocturna, prometía ser una velada divertida. Tardamos un poco en salir por esperar a Dumas frente al hotel. Apareció tiempo después tras darse una ducha y cambiarse de ropa, se arregló a su modo excéntrico: traje con sombrero de copa y anteojos de cristales rosas; sus hermanos se burlaron, pero se veía más guapo que nunca. Me quedé sin palabras, especialmente cuando le preguntaron por qué se había puesto tan formal y él dijo que iba a salir a cenar conmigo por primera vez en la vida. Aunque Bug traía parte del rostro oculto por la capucha y el balaclava, pude notar que se molestó, pero me importó nada. Me aferré del brazo de Dumas y empezamos a caminar. Por supuesto, llevó a su querida Frida y la condenada perra se empecinó en meter la cabeza bajo mi falda cada vez que me descuidaba. Conseguí espantarla discretamente sin que eso arruinara el paseo aunque en una ocasión me mordió el trasero, pero guardé la compostura y nadie se dio cuenta. ¡Los edificios se ven mucho más grandes en vivo! El viento frío y las luces iluminando suavemente las calles hacían todo muy romántico, tan perfecto, no tenía que pensar en golf porque estando al lado de Dumas no siento esa calentura vulgar que me provoca Bug, es algo más profundo; sé que lo amo porque lo admiro. Finalmente, todo va marchando bien. En cierto punto, Bug y tío Alonso encontraron un parque de patinaje y tuvieron la “genial” idea de meterse ahí con la silla de ruedas, Dumas y yo nos quedamos mirándolos estamparse contra el pavimento y ser perseguidos por Frida desde un café al aire libre, uno de los pocos que funcionan gracias a un solitario ciudadano. Yo intenté platicar y parecer normal:

—Vaya, no hay estrellas esta noche. En la montaña se ven muy hermosas.

Dumas me respondió arreglándome el cabello tras las orejas:

—Suele ser difícil verlas en las ciudades, mucha luz y contaminación. ¿Bug te ha tratado bien? Temí que el caserón te resultara incómodo.

—Me gusta el ambiente rural, pero Bug es un tonto. Míralo, qué infantil.

—¿Pero ayer no estabas peleando por su amor contra Eco?

Me aclaré la garganta y expliqué tratando de sonar madura:

—Fue una estrategia para apoderarme de su látigo, Bug no es mi tipo.

—Bien, es mejor. Yo creo que las mujeres nunca deberían enamorarse o dejarse seducir por un hombre, todos somos malos. Todos las vemos como objetos. A menos que sean nuestras madres o hijas.

—¿No crees en el amor? Es raro, siempre estás pintando ramitos de violetas. Busqué el significado de esas flores, simbolizan el amor fiel, leal y verdadero. Eterno. ¿Son para July? Porque no creo sean para Frida…

—De hecho Frida sí se merece las violetas, la tengo desde que era niño. Cada vez que se muere la mando a clonar, hay quienes dicen que es mórbido, pero yo creo que es algo bello y espiritual; como una reencarnación forzada en la que siempre regresa para ser mía. Pero July es mi hermana, un año mayor que yo, a mis hermanas siempre les dedico unas sencillas rosas negras. Sobre lo del amor verdadero…

Él se quedó pensando mientras se acomodaba los anillos de la mano izquierda y yo por dentro rebosaba de felicidad, ¡July es su hermana! Entonces habló de nuevo:

—Ese tipo de amor existe… Pero es peligroso. Demasiado absoluto. Qué terrible debe ser para un padre que aparezca un hombre de la nada y se lleve a tu hija. Yo comprendo que es imperdonable, preferiría que fuera una aventura pasajera y saber que ella volverá tarde o temprano, pero cuando es ese amor para toda la vida… Tienes que aceptar que él no la dejará irse jamás. Te la roba.

—Pero si son felices juntos…

—Es mayor tortura para un padre egoísta. Pero, quizás por suerte, la mayoría de parejas no terminan así. O si permanecen juntos es para compartir un calvario del que solo podrán escapar con la muerte y de alguna forma vuelven a amar a su pasado, no al amante ladrón. Así vivían mis padres. Siempre me dije que no quería terminar como ellos.

—Tío Alonso mencionó algo parecido…

—También los vio. No platicaban, no se comprendían, no eran amigos. Yo no podría soportar eso, me encanta hablar y escuchar, y ellos apenas se dirigían la palabra. Esa misma indiferencia la profesaban hacia sus hijos, no nos daban atención, mucho menos cariño. Por eso me propuse cuidar de mis hermanos más pequeños, porque si no se sentirían como yo, olvidados. Además…

De pronto se quedó un momento pensando, se tocó el tatuaje del cuello, el llanto que dice: “oh, hijos míos, ¿a dónde os llevaré?”, y dijo algo emocionado:

—Hay tanta maldad y crueldad en este mundo agónico, si yo no actúo, ¿quién los apartará del dolor? Hay violadores, sádicos, todo tipo de bestias. Mejor mantenerlos encerrados, ocultos, prefiero dar yo la cara por ellos. Ya estoy acostumbrado al mal, a mí no me duele. Me dolería más verlos sufrir.

No supe que contestar, en ese momento llegó el mesero y Dumas pidió una copa de vino. Luego me preguntó a mí que quería, “si un refresco o quizá chocolate”, le dije que ya soy adulta. Y pedí una cerveza. El mesero se volvió a mirar a Dumas como esperando su aprobación y él aceptó murmurando con algo de molestia: “ya es mayor de edad”. Cuando volvimos a quedarnos solos, me preguntó:

—En apenas dos semanas has crecido mucho, me imagino que también te has enterado de cosas que antes te ocultábamos en casa de tus padres.

Me quedé algo así como muda, la verdad es que en ese momento hablando con él se me olvidó lo vivido en las últimas semanas, o al menos dejé de darle importancia. Fue como volver a casa. De todo lo que me enteré, la forma extraña en que nací, las operaciones inhumanas a las que me sometieron, los oscuros propósitos que tenían al mantenerme oculta, solo me pareció relevante preguntarle sobre el asunto del veneno, porque quería saber si me besó por amor o solo es una forma de “convencer”. En realidad ya sabía la respuesta, pero, tenía una esperanza y quizás podría ganar más:

—Me sorprendió saber que lo de ser “híbridos” era algo más complejo. Que tú… Bueno aquella vez, después que me besaste, me dormí casi de repente…

—Es un gen recesivo muy extraño y temido, ambos padres tendrían que portarlo para que la capacidad de inyectar veneno se manifieste, y se supone que mi madre no lo tenía. No estaba modificada. Mi nacimiento fue lo que empezó a deteriorar la relación entre mis padres, hubo desconfianza, Alonso tampoco se parecía a mi padre. Era muy corpulento para ser suyo. Hubo demasiadas dudas, pero al final nunca aclararon nada.

—¿Tus padres pelearon por eso?

—No realmente. Mi papá no enfocó su enojo en mi madre, ni siquiera en Alonso al que ignoró completamente, lo proyectó en mí. Yo era el venenoso. Todo mundo decía que era más lindo que sus otros hijos, mis hermanos mayores me mimaban porque si los besaba se sentían mejor. Se estaban haciendo adictos a mí. Ya no obedecían a mis padres, solo hacían lo que les pedía yo. Cuando cumplí siete años, nació Bug. En ese tiempo aún no habíamos visto el aspecto real de mi padre y no sabíamos que era su vivo retrato, pero papá sí. Entonces sucedió algo horrible que dividió a la familia, algo que fue responsabilidad de los niños mayores, pero papá injustamente me castigó a mí por todo. Recuerdo que yo estaba dibujando con mis lápices de colores en mi habitación. Llegó con su apariencia real, me golpeó, empezó a arañarme la cara intentando sacarme los ojos, me rompió algunos huesos y solo me salvó el que por fortuna llegaban de visita en esos momentos mis tíos maternos. Prácticamente tuvieron que secuestrarme para salvar mi vida, así como después yo hice contigo. Solo me regresaron con la condición de que ya no me consideraran hijo de mi padre, sino de mis tíos. Ellos eran bohemios, el ambiente en su casa se sentía muy distinto. Mi tío me enseñó a pintar, mientras mi padre me obligaba a tomar clases de esgrima, fue su último intento por controlarme. Nunca entendió la importancia de ser dulce para que se traguen tus órdenes. Y ya ves, terminé quitándole a sus hijos más pequeños. Los siete siguen mis órdenes, ¡incluso London! No le queda más que ir con el grupo o quedarse sola.

Nunca antes me había hablado así de su vida, había algo siniestro en todo lo que me dijo, más allá del maltrato de su padre, algo en él estaba mal, pero sus preciosos ojos azules entornados me impedían atreverme a pensar cualquier cosa en su contra. De pronto llegó el mesero, sirvió las bebidas y sin pensar probé la famosa cerveza. Sabe horrible. Tuve que contener las arcadas con tanto esfuerzo que los ojos se me llenaron de lágrimas aún más que por la historia que acababa de escuchar. No sé si Dumas se dio cuenta, si fue así lo encubrió muy bien diciendo:

—Mejor no arruinemos esta hermosa noche con recuerdos tan tristes. Lo que importa es que estamos aquí, y que tú siempre estarás conmigo. Bug se está entusiasmando contigo, ¿verdad? Sería mejor que cuando todo se calme te quedes viviendo con tus tías Honore y Maxim, lejos de las montañas. Así el ya no tendría la tentación de enamorarse.

No pude responder. Alejarme de Bug es algo muy drástico y la verdad es que he llegado a encariñarme mucho con él. Dumas no esperó a que le contestara, me guiñó un ojo y se levantó. Lo seguí, como cuando era pequeña y empezaba a caminar, y me iba sosteniendo de las paredes con tal de ir tras él si salía de la habitación. Tomó una espada japonesa de la decoración del lugar y salió hasta una terraza desde donde podía ver a sus hermanos. Ahí empezó a examinar la espada y me explicó:

—Es una muy mala imitación, pero al menos las medidas son correctas. Recuerdo heredé una de parte de mi tía bisabuela paterna, de las últimas de la familia imperial de Japón. La espada no era un tesoro nacional porque había estado en la familia no sé cuántos cientos de años, su valor era más sentimental para aquellos distinguidos nobles; recuerdo que la empuñadura olía a sandía podrida, tenía una historia curiosa que sonaba más a leyenda y decía que un par de personajes célebres del pasado habían perecido bajo su filo. Siempre me imaginé que el mal olor eran los restos de sus entrañas. Tuve que usarla en algunas ocasiones especiales, porque mi papá me obligó a entrar en una escuela de esgrima tradicional y debí aprender toda la parafernalia, la filosofía, la ceremonia…

—¿Te gustaba?

—No, pero aprendí a controlarme y fingir. Además desde entonces empecé a coleccionar navajas. También aprendí que con paciencia se puede lograr lo que sea, una pequeña y suave corriente de agua constante puede terminar derrumbando los cimientos de un gran castillo.

—¿Y cómo terminaste siendo anarquista?

—Decir que soy anarquista fue mi forma de rebelarme contra mi padre, pero hay algo de lo que no podemos escapar, Psique: la herencia, lo bueno es que tú decides qué hacer con ella. Esa espada que te mencioné todavía está en algún rincón en mi casa. Me sirve como paleta para pintar y a veces para abrir latas, sí, la desprecio. No le rindo respeto, pero tampoco me deshago de ella. Sé que es muy valiosa. Me divierte pensar en lo mucho que la idolatraron en el pasado y hoy está tirada, como basura en mi casa. Bien dicen, nadie sabe para quien trabaja.

Escuchar eso me indignó un poco, no me atreví a reprocharlo, pero le dije:

—Si no la quieres dámela a mí, yo la cuidaré.

—Te la daré a su tiempo, como todo lo demás. Te diré un secreto que no muchos saben: yo no he renunciado a mis bienes, mantuve una buena relación con el resto de la familia. Mis hermanitos menores fueron demasiado estrictos con lo del anarquismo. Lo bueno es que la fortuna que ellos no quisieron se suma a la de los demás hermanos. Al menos de mi parte, tendrás un futuro asegurado.

Sentí una sensación muy fea, algo no está bien en lo que dice. Él seguía revisando el arma, hizo algunos movimientos desenvainándola y finalmente dijo:

—Hay un montón de técnicas para usarla correctamente, pero yo siempre he preferido mi modo. El nombre que le pongas a las cosas es simple decoración, lo que importa es la acción y el resultado.

Entonces la giró un poco como para agarrar impulso y después la arrojó a manera de lanza, ¡directo a sus hermanos! La espada cayó a centímetros de ellos y clavó la silla de ruedas al piso. Luego les gritó:

—¡Ya basta!, ¡se van a lastimar! Traigan a mi perra.

Después regresamos al café para pagarle al tipo y seguimos caminando. Bug volvió a rondarme aprovechando cada excusa para sacar plática o pegarse a mí, así que al final y luego de esa charla tan rara no le dije a Dumas lo que siento por él. Estoy enojada conmigo misma por no aprovechar la oportunidad, ¡la noche era perfecta! Mañana lo haré sin falta, a la primera oportunidad que tenga de estar a solas con él. Ahora voy a descansar, el hotel es muy bonito y tengo toda la habitación para mi sola. ¡La vista es espectacular! Solo lamento que la noche pudo haber acabado mejor.

 

Me pasó una cosa extraña, quise imaginarme cómo sería tener sexo con Dumas, pero acabé pensando en hacerlo con Bug bruscamente en el bosque. Estúpido Bug me creo un bug… Tengo que arreglar ese problema, no quiero ser involuntariamente infiel en mis pensamientos cuando sea novia de Dumas. ¡Ha sido una noche especial!

 

Miércoles 1 de septiembre de 3030

 

No sé cómo sentirme. Por la mañana me despertó Amleth, entró corriendo con Frida a mi habitación y me abrazó informándome que había llegado con sus otras hermanas. Para mi sorpresa, de pronto entró también London con sombrero vaquero y chaqueta militar, se desplomó en un sillón y dijo mirando al vacío:

—Dreiser ha pedido la mano de Eco en matrimonio. Anoche. Le dio un anillo y dice que quiere casarse lo más pronto posible.

No me esperaba que el religioso fuera más veloz que yo a la hora de encontrar pareja, en todo caso me pareció una buena noticia. Sin embargo, London lucía devastada y Amleth se quedó sin palabras. Yo discretamente salí de la habitación excusándome con que tenía que saludar a mis tías, en el pasillo encontré a tía Maxim ayudando a tía Honore a entrar a la habitación de July. Ahora sabiendo que todas son hermanas puedo comprender por qué July cuida con cariño a mi tía Honore. Dumas les estaba exigiendo explicaciones, a lo que tía Maxim respondió:

—Violeta pidió que la familia estuviera junta. Quiere estar con Psique.

—¿Alguien le llevó el chisme de que su padre quiere la cabeza…?

—¡No!, no sé… Quizás es intuición de madre. Ya está aquí con el bebé…

Dumas la miró muy feo y tía Maxim dio un respingo. En ese momento apareció Violeta muy elegante con su bebé en brazos, y Dumas la saludó con extra dulzura:

—Violeta, luz de mi vida, fuego de mis entrañas…

Mi tío Alonso se asomó por una puerta y le criticó, se veía tan deprimido como London:

—¿No sabes lo que sigue verdad? No te metas con la literatura, me hostiga ver maridos cursis como tú empalagando a sus pobres esposas con frases robadas de libros que jamás leyeron completos.

Sentí que se abría el piso y me caía en un abismo. Ni siquiera pude hablar. Dumas besó a Violeta, le dio un beso diferente a los que él suele dar, acariciándole el trasero. Después tomó al bebé, diciéndole: “ven con papá”. Eso me dejó claro que es su hijo, ahora noto el gran parecido entre los dos. Violeta fue a abrazarme y revisarme, me llevó con ellos a su habitación y ni siquiera tuve oportunidad de reaccionar cuando me enteré de que me consideran su primera hija. Apretujada contra el pecho de Violeta que pedía soluciones a mi situación, los escuché hablar sobre en qué ciudad sería mejor esconderme del tío abuelo Adámas. Ella me habló, besando mi cabello:

—Ya no volveré a dejar que te separen de mí. Eres mi niña milagrosa. Desde que te recibí en mi vientre, mi vida se iluminó. Y gracias a ti tuve a mi propio bebé. Estoy por fin tranquila, estamos los cuatro juntos.

—Cinco, Frida es parte de la familia.

Le corrigió Dumas, ella le replicó:

—¡Está bien! Cinco con Frida. Pero me importa más el futuro de nuestros dos hijos humanos… Necesitamos que mi padre deje de molestarnos. Hay que matarlo, Dumas. Ya no más juegos, ni indirectas, los atentados no lo afectan. Hay que matarlo de una vez.

—Decirlo no es tan fácil como hacerlo… Es más sencillo escondernos. Descartes y Ziggy todavía no sospechan nada, creen que Adámas realmente la sacó de su casa aquella noche y ahora solo se hace el tonto.

—Pero mi padre ya sabe que Psique está aquí… No quiero esconder a mi hija hasta que mi padre se muera. Además puede que le cuente a Ziggy, ¡y ya no pienso regresársela! Yo la gesté, la di a luz, la amamanté. ¡Es mía!

En ese punto reaccioné, yo creía que al menos mi madre sí sabía que estoy con mis tíos:

—¿Mamá no sabe dónde estoy…?

Pregunté alarmada, Dumas me respondió, sincerándose al fin:

—Tus padres iban a entregarte a mi tío, Psique. Ellos nunca te vieron realmente como una hija. En cambio Violeta y yo siempre te consideramos nuestra. Yo tuve que soportar que mi mujer prestara su cuerpo para un experimento de la familia solo para que después no le agradecieran debidamente. Siguieron manteniéndola oculta aquí. Además te cuidamos desde antes que ellos, Violeta y yo te hablábamos ya desde que estabas en su vientre, yo corté tu cordón umbilical cuando naciste, pasaste con nosotros los primeros seis meses de tu vida, eres más nuestra que de mi hermano mayor y de Ziggy. Por eso siempre me mantuve cerca, esperando el momento de traerte de regreso a casa. Nosotros somos tus padres y este es tu hermano.

Me estremecí, era demasiado, más mentiras desvaneciéndose para descubrir realidades crueles. Dije que tenía que ir al baño y salí corriendo. Me escabullí fuera del hotel y fui hasta un parque de juegos para sentarme en un columpio. Me sentía tan abrumada, no sabía si llorar, enojarme, asustarme, siempre quise jugar en un columpio y cuando por fin pude hacerlo fue en ese momento horrible. Para colmo, empezó a llover. De hecho era una tormenta, la primera que vi en persona y no pude disfrutarla, fue como si lo que sentía en mi interior saliera y mis lágrimas se volvieran parte del ambiente. De pronto escuché pasos sobre la gravilla y alguien sentarse en el columpio junto al mío. Por supuesto era Bug, con la capucha de su abrigo y el balaclava porque no es tan tonto como para salir en una mañana oscura al aire libre sin nada con que protegerse de la intemperie, o como para enamorarse de su propio tío que se cree su padre. Me sentía tonta, tonta y extraña. Al cabo de un rato, le inquirí:

—¿Por qué no me dijiste que estaba casado con Violeta? Creí que tío Dreiser era el padre del bebé…Dumas no parece interesado en una vida tradicionalista…

—Para que aprendas a no dejarte llevar por las apariencias.

—¿Desde cuándo están juntos?

—Más de cien años, su historia ya es más una leyenda. Se la robó cuando ella solo tenía dieciséis y él veintiséis. Según él, ella se le tiró encima, mentiras. En realidad yo recuerdo que con trece años él ya iba a sentarse con Violeta de tres y Amleth de seis cuando jugaban a la fiesta de té, y le decía a Violeta que ellos dos se tenían que casar cuando fueran grandes o si no él se iba a morir de tristeza. La pobre le tenía tanto miedo que cuando se reencontraron ya muchos años luego le costó acordarse de “su primo el que dibujaba”, tenía ese recuerdo bloqueado. No lo conoces como hombre. Ya desde adolescente en la academia de arte tenía un raro fetiche: se obsesionaba con sus rivales, los seducía y los saboteaba desde adentro, ¡pero decía que era amor! Con Violeta sucedió algo parecido, creo que envidiaba el poder que heredaría, pero al mismo tiempo la admiraba, quería poseerla. Le habrá escupido su veneno en el refresco, ¡no la enamoró!, la corrompió. Inmediatamente después publicó su hazaña a los cuatro vientos, se tatuó la violeta desflorada sobre el corazón como un trofeo mordaz para provocar a su padre y declaró que ella era su alma gemela. Por muchos años padre e hija lucharon por alejar a Dumas, pero fue entonces que él finalmente le hizo la oferta de salvar a su madre a cambio de su mano en matrimonio, y Violeta aceptó, traicionando a su padre. Desde entonces, Dumas la convirtió en el centro de su universo. Siempre está pintando violetas, siempre que se juntan hablan horas y horas sin parar, y siempre anheló tener hijos con ella. Primero se conformaron con clones de Frida, después se animaron contigo y finalmente nació el niño. Han pasado ya tantos años y aunque tienen peleas de vez en cuando, y le da su espacio para no cansarla…

—Está enamorado y nunca la dejará.

Concluí. Bug remató diciendo:

—Violeta no me gusta, pero es la heredera más poderosa del siglo XXX. La mujer más inalcanzable que él podría encontrar y la atrapó. Hasta le dio un hijo. No quería decírtelo porque es como… que nunca podrías competir contra Violeta y tu amor era muy tierno, pero imposible. Como todo amor platónico.

Se me escapó un gemidito, no lloraba tanto por Dumas, era todo junto. Bug se levantó y fue a quedarse de pie tras de mí, inclinándose un poco para cubrirme de la lluvia, y comentó intentando hacerme reír:

—Al menos no eres Alonso. Él lleva setenta años escribiendo sagas de fantasía inspiradas en Eco solo para que al final ella se comprometiera con nuestro hermano el religioso debilucho del que siempre se burló. ¡Igual Dumas ni te gustaba en serio! En el diario decías que apenas empezaba a llamarte la atención.

—Sí, supongo que lo amaba como a otro padre. Pero de todas formas es mi primer amor. El más lindo y el más especial.

Ahora que lo escribo, creo que decir esto fue bastante ingrato para Bug. Dumas me dio un beso que lo mismo pudo darme mi papá Descartes o la perrita Frida, pero con Bug tuve mis primeras experiencias sexuales de verdad. Yo sí me le tiré encima para hurgarle los pantalones en la primera noche que pasé con él. Quizás hubiéramos tenido un momento emotivo, pero justo entonces oímos ladrar a Frida desde la puerta del hotel. Eco venía saliendo con su apariencia real y tras ella venía London con un arma, disparando. Tuvimos que ir a refugiarnos tras unos autos, ahí nos encontramos con Amleth que nos informó hablando atropelladamente:

—¡London retó a un duelo a muerte a Eco para que no se case con Dreiser y ella no tiene armas! Dreiser dice que London va a lamentarlo si continúan y fue a buscar su arco y Alonso no quiere intervenir porque dice que así se deben resolver los problemas entre la gente fuerte, pero Eco está desarmada y de seguro la van a matar! ¡Tienen que detenerlas!

En ese momento di un puñetazo a la carrocería del auto tras el que nos ocultábamos y me asomé gritando a la selenita:

—¡Eco! Tengo tu arma, te la prestaré para que te defiendas. ¡La pelea debe ser justa, London! Ella está desarmada, le quité su látigo.

Pero entonces Eco se paró sobre un pilar y dijo con orgullo:

—Quédatelo. No lo necesito, la derrotaré a mano limpia. Este día les enseñaré a las dos por qué las mujeres Homo cosmos somos superiores a las híbridas y las Homo sapiens. Para que sepas lo que perdiste, Bug. Y con lo que te quedaste…

Bug le gritó contestándole y rompiendo el momento épico:

—Mi hermana se teletransporta, cabeza de tamal. ¡Te vas a morir!

En cuanto terminó de hablar, London disparó de nuevo y se esfumó en el aire. Apareció detrás de Eco, pero eso no le dio mucha ventaja, la mujer del futuro se mueve como un felino, saltaba, se escabullía y daba zarpazos rápidos. London se quedaba sin balas antes de poder alcanzarla, pero entonces simplemente se diluía en el aire y volvía de pronto a disparar desde otro sitio. La ventaja siempre iba a ser de London, tarde o temprano Eco quedaría acorralada y finalmente sucedió. Quedó en cuclillas en una esquina como un gatito atrapado, pero justo entonces se materializo frente a ella tío Dreiser protegiéndola de London. Tenía el arco tensado y la flecha lista apuntando a su propia hermana. Todos nos quedamos en silencio, en ese mismo instante salieron Dumas y tío Alonso, que solo se quedaron mirando como si ya conocieran el resultado de esa confrontación. Ninguno de los dos bajaba el arma, así que mi tío Dreiser habló:

—¡Deja en paz a Eco! Han jugado con ella durante décadas, quiero darle su lugar. Es una gran mujer, fuerte y generosa. Voy a tratarla como se merece, y por eso no voy a permitir que nadie vuelva a lastimarla. ¡Ni siquiera tú!

—Dreiser, nadie la quiere en la familia. Nos avergüenza, no tiene una sola gota de sangre sin alteraciones genéticas desfigurantes.

Le respondió London con desprecio, él le contestó alzando por fin la voz:

—¡No me importa la opinión de la familia! Eco ama de forma fiel e incondicional, soportando, con paciencia, con la pasión de una verdadera devota. ¡¿Quién es como ella en la familia?! Si por desgracia un hermano ofende a otro, en lugar de buscar arreglar las cosas va y trama venganzas en secreto. Todos viven comparándose entre sí, resintiendo favoritismos que quizás ni existían. ¿Si papá prefería a Descartes, por qué no le reclamaste a papá en lugar de vivir compitiendo contra tu hermano que jamás pidió la injusticia? Siempre moviendo hilos y planeando tretas para forzar a los demás a que hagan lo que la familia quiere, y la familia está equivocada, ¡la familia es la mano derecha del puto anticristo y todavía se siente con autoridad moral para decirle a los demás qué hacer, qué pensar y qué sentir!

London respondió con indolencia:

—No tienes elección, esto es lo que te tocó vivir, aquí naciste y debes aceptarlo. ¡Es tú familia y debes amarla tal como es! Puedes maldecirnos, irte lejos, negarnos, pero seguirás siendo uno de nosotros. No puedes cambiarte la sangre.

La lluvia cesó y pude escuchar el arco tensarse, tío Dreiser estuvo a punto de soltar la flecha, pero solo siguió apuntando al igual que London, los dos estaban fijos en la misma posición con agua todavía goteándoles. Estaban empapados. Era una especie de batalla final, tras todos los años de relación enfermiza entre ellos dos, ambos se estaban dando un ultimátum: ceder o morir. De seguir vivos, tendrían que regresar a la mórbida rutina o aceptar que ya nunca iban a volver a sentarse juntos en una mesa, o a dirigirse la palabra. En esas circunstancias no hay espacio para términos medios. Mi tío habló sin el más mínimo cambio en su actitud retadora:

—Baja el arma o no responderé. Haré lo que sea con tal de darle una oportunidad a Eco, la desahuciaron como a mí. Ya no le auguraban ningún futuro, iba a morir rogando migajas de cariño como yo iba a podrirme escondido en una iglesia. Incluso Alonso parece conforme con que su historia sea una tragedia y cerrar el libro ahí. ¡Pues no será! ¡Ustedes no decidirán su final! Ni el mío.

Ninguno de los dos bajó su arma y mi tío Dreiser le advirtió:

—Voy a contar hasta tres…

Fue terrible, debieron ser exactamente tres segundos pero se sintieron como una eternidad en la cual se me hizo un nudo en el estómago, quería que aquello terminara y al mismo tiempo sentía pavor de saber el final. Los dos se veían furiosos y dispuestos a todo por imponer su voluntad. Terminó de contar y sucedió, ambos dispararon, mi tío cayó herido y la flecha pasó a centímetros del rostro de London. Amleth soltó un grito agudo, se le unió tía Maxim y poco después ya estaban varios revisando la herida de tío Dreiser, se apretaba el pecho y le salía sangre. Yo caminé lentamente hasta acercarme a Dumas y tío Alonso, sentía el sudor helado perlar mi frente, pude escuchar a Dumas decirle a tío Alonso, que estaba pálido y serio:

—Yo sabía que Dreiser jamás iba a dispararle a London, así lo eduqué. Pero tú educaste a London y seguro sabías que iba a dispararle en serio. ¿Por qué no la detuviste?... ¿Fue tu último intento de quedarte con Eco?

No obtuvo respuesta, así que se fue caminando hasta London; ella estaba en shock, con los brazos colgando a los costados de su cuerpo. Incluso soltó el arma. Dumas se le acercó y me dejó atónita cuando le gritó a July llamándola. Nunca lo había escuchado enojado. La mayor de las hermanas llegó corriendo, él la miró de reojo antes de irse a ver a Dreiser y le ordenó fríamente señalando a London:

—Golpéala.

July le obedeció sin hacer preguntas, abofeteó a London hasta hacerla caer de rodillas. Por suerte, al abrir la camisa de mi tío Dreiser que estaba recostado sobre el regazo de Eco pudieron ver que una gran cruz de plata había detenido la bala. Su pecho estaba lastimado y sangraba un poco, pero no parecía una herida grave. Cuando London escuchó que estaba bien, empezó a llorar y pedir disculpas. Luego hubo una escena de reconciliación entre hermanos muy poco convincente, creo que la mitad de ellos no entiende la gravedad del asunto y la otra mitad lo comprende y solo perdonó a London del diente al labio. Pero tío Dreiser fue el único claro al expresar sus sentimientos:

—Puede que te perdone con los años, London, pero jamás olvidaré. Aunque no hay enemistad entre nosotros, quiero que sepas que esta es la última vez que hablo contigo y la última vez que pises mi casa y mi iglesia será en mi boda con Eco. Luego de eso, ya nunca volverás a ser bienvenida.

Amleth intentó media todavía gimiendo un “pero…” y Dumas la calló con una sola mirada. Yo preferí alejarme en silencio y fui a mi habitación para darme un baño y cambiarme. ¿Me estoy volviendo cínica? No he salido desde entonces porque no quiero ser parte de este ambiente familiar que huele a falso, no les creo nada, lo peor es que ellos tampoco piensan que están bien juntos pero se obligan a creer. Me quedé aquí escribiendo, ahora voy a salir a comer lo que encuentre y después caminaré sola por la ciudad. Necesito un tiempo lejos de todos ellos.

 

Jueves 2 de septiembre de 3030

 

Ayer a medio día me robé unos chocolates de la recepción del hotel y salí a caminar sin avisarle a nadie. Con la ciudad vacía podía entrar en las tiendas y hacer lo que quisiera. Pude notar que había objetos que de repente aparecían o desaparecían sin explicación, de alguna forma así funcionan las cosas en este bucle espaciotemporal; de seguro la gente está aquí en algún día de 2020, los pocos empleados y guardas que trabajaban aún, pero estamos en planos distintos. Para mí son fantasmas y yo, que tomo vestidos, juguetes y dulces sin que se den cuenta, debo ser también un fantasma para ellos. Estuve un rato probándome ropa, combinándola con joyas; al principio me preguntaba por qué no había saqueos, después yo misma me di cuenta de que no valía la pena. Estábamos tan solos que nadie vería mi atuendo. Pero una cosa llamó mi atención: aquello que tomaba de los anaqueles y me lo quedara, ya no volvería a estar cuando el bucle reiniciara su ciclo, entonces cada pequeño cambio que hacíamos estaba dando origen a una nueva especie de universo independiente del que lo había originado. Y este nuevo mundo aún no tenía un gobierno establecido, eventualmente ese lugar tendría que ocuparlo alguno de los miembros más influyentes de la familia. Empecé a sospechar que de seguro era por eso que Dumas estaba interesado en establecerse ahí, en mantener al tío Adámas alejado. Tiene sentido, si la otra Tierra será destruida y su destino ya no puede cambiarse, pueden empezar de nuevo aquí… Pero estoy casi segura de que Dumas sería solo una nueva versión del tío Adámas. Habla de amor, justicia, rebelarse a la autoridad, pero su autoridad es tan tiránica como la que critica. Al final sería el mismo resultado, pero ahora duplicándose. ¿Cómo iría degenerando la familia en cada generación? Si el tiempo volviera a correr normalmente y solo para nosotros aquí, quizás para ese nuevo siglo XXX los futuros seres humanos descendientes de esta generación sean aún peores. Volví a la calle más abrigada, conservaré mis uniformes porque son cómodos, pero no protegen mucho contra el frío. En determinado momento pasé frente a una pared de vidrio espejado y pude ver que tras de mí venía como siempre una silueta siniestra encapuchada: rostro medio cubierto, largo cabello rubio, rifle colgado de un hombro, Bug. No le hice caso y seguí mi camino hasta llegar a un museo. Entré corriendo con la esperanza de dejarlo atrás aunque cuando atravesé el vestíbulo del edificio me lo encontré probándose máscaras de una exhibición. Pasé de largo sin hacerle caso. No quiero quedarme a solas con él y que se ponga a “flirtear”, se insinúa con la delicadeza de una mula pateando y ahora ando sensible. Caminé por los pasillos mirando las piezas de arte hasta que tras una esquina vi a Dumas absorto en una pintura. Me hubiera ido, pero no sé por qué fui directo a su lado y él sin ni siquiera apartar la vista del cuadro extendió un brazo y me atrajo hacia él. Lo abracé, creo que siempre podré hacer eso, como cuando era pequeña y sabía que él me iba a dar más atención que los demás adultos. Porque claro, yo no sabía, es lo más cercano a un papá de verdad. Me siente parte suya y me mima. Alguna vez, cuando mi vida era sencilla, vi una película y no le puse atención más que a una parte en que una chica decía que seguía amando a su padre aunque el hombre era un asesino. Apartas todo lo malo y sigues amando la voz, el calor y los recuerdos. No pude más y empecé a llorar. Por supuesto, él saco un pañuelo para limpiarme la nariz y me sacó en brazos del museo. Creo que sencillamente imaginó que estaba asustada por las pinturas. Fuimos al mismo café de la otra noche, el único que funciona, y me pidió algo de comer especificando que por favor nada tuviera brócoli o avena, pues “la niña tiene mala digestión”. Entonces finalmente me resigné y fue un momento algo triste, pero al mismo tiempo tuve la confianza de pedirle que me comprara chocolate caliente y postre extra. Si quiere ser mi papá, que lo haga bien. Empezaba a oscurecer y pronto se nos unieron London y Amleth que venía paseando a Frida, más bien venía siendo arrastrada por Frida, al menos estaba contenta. No sé en qué momento apareció también Bug y todos nos quedamos en una mesa cenando, ellos tomando café y yo comiendo todo el pastel de chocolate que me cabía porque noté que eso me consuela. El ambiente familiar era pesado, pero todos hacían su mejor esfuerzo por parecer en paz, Amleth no dejaba de parlotear sobre lo buena chica que era Frida y todas las cosas que hicieron juntas esa tarde. De repente London preguntó:

—¿Cuándo le dirán a Descartes que no le devolverán a Psique?

Dumas pensó un momento, tomó un poco de café y después dijo:

—No hace falta hacerlo.

Todos guardaron silencio después, hasta que Amleth comentó:

—Ziggy está muy preocupada.

Su hermano mayor le respondió alzando una ceja:

—Le quitó su bebé de seis meses a Violeta hace veintiún años y no la dejó verla ni un solo día durante todo ese tiempo. Sobrevivirá.

London soltó una carcajada y habló otra vez:

—Y Psique no tiene la opción de decidir si volver o no, obviamente.

Hubo otro silencio incómodo, hasta que yo dije:

—Dumas fue a buscarme cada viernes de mi vida, Descartes no ha aparecido en más de veinte días. Además no puedo perdonarle las operaciones que me hizo. Quizás hubiera sido una mujer distinta si no me hubieran extirpado casi todo el cerebro. He llegado a comprender por qué Violeta y Dumas me secuestraron. Los perdono. Además quiero hacer mi propia vida, sola, me interesan las peleas de robots. Quisiera involucrarme y ganarme la vida con eso.

—Te le acabas de voltear a Descartes y a Dumas en un solo movimiento, bien.

Me contestó London. Dumas nada más sonrió y London volvió a tomar la palabra:

—Me gusta la idea de las peleas de robots, deberíamos ensamblar algunos y venderlos específicamente para eso. ¡Tú la deberías de apoyar, Dumas! Si no encuentra un oficio que le ocupe su tiempo va a terminar como Bug. Imagínalos ya juntitos en la montaña, semi analfabetos y comiendo ratas. De todas formas, ¿quién puede ir en contra del verdadero amor? Nadie.

Pude ver que Dumas no dejó de sonreír pero tenía los ojos fríos, sus pupilas pasaron de London a Bug, y sin usar una sola palabra se entendió que internamente los quería matar. Se terminó el café y por fin respondió:

—Vamos a pensarlo bien. Pero tenemos muy poco dinero, como siempre le digo a Violeta, y participar en esos eventos requiere de mucho capital. Necesitarían algún mecenas, quizás July que siempre está en buenos términos con las hijas mayores. Pero…Me parece bien, Psique, quisiera que te acerques más a tus tías Maxim y Honore y aprendas más de las máquinas. Pero tú, London, mejor no te metas en eso. Ya ganas bien con la armería.

—¡Pero quiero hacerlo! Necesito una pasión, algo de adrenalina. Quiero estar en ese momento en que Psique se vuelva algo relevante en el deporte favorito de Descartes y él se dé cuenta de hasta dónde ha llegado.

Objetó London y pude ver que empezaría una discusión, pues Dumas se puso serio:

—En verdad no quiero que presiones a Psique con esto, déjala ir a su ritmo y si quiere. Quizás se interese en algo más femenino dentro de esa área, puede ayudar en los diseños… Además, es cierto, ya está en edad casadera. Si quieres que un matrimonio dure para siempre, hay que enlazarse joven y ciegamente enamorado de una persona algo más boba que tú. Lo bueno es que Bug ya quedó completamente soltero.

El menor de los hermanos lo miró ofendido y London volvió a la carga:

—¡Lo femenino no tiene por qué ser aburrido, Dumas! Si yo no la impulso, no hará nada. Todos lo sabemos. Además ya lo decidí, no hay forma en que puedas detenerme. ¡Esta es mi nueva ilusión!

Dumas se volvió a reír con los ojos sin emoción y London insistió “en broma”, hasta que se tiró sobre la mesa y ella misma tomó a Dumas para besarlo casi dejándolo sin aire. Cuando lo soltó dijo:

—Me podrías morder cien veces y no pasa nada, soy la única en la familia inmune a ti. No me vas a detener, Dumas. ¡Vamos a divertirnos con esto!

Entonces se fue corriendo entre risas de una forma juguetona, pero inquietante, con Frida tras ella. Amleth nos miró con una sonrisa nerviosa, se levantó y las siguió. Dumas estaba enojado, ya era notorio, se limpió la boca con fastidio y murmuró:

—Ella sabe que ya no importa qué diga o haga, siempre será la oveja negra de la familia.

Fue a pagar la cuenta y en ese momento en que me quedé sola con Bug, él me advirtió con un gesto que mejor no comentara nada sobre lo que hablaron. Todos volvimos al hotel y pronto Dumas se olvidó de la pequeña discusión con London porque Violeta le informó que se había comunicado con su padre usando a July como intermediaria y habían llegado a cierto acuerdo. Yo dije que estaba muy cansada y me quería dormir, para que Bug no se escabullera a mi habitación, ¡porque me anda siguiendo a todos lados y me está empezando a desesperar! Por la mañana desperté, me avisaron que íbamos a volver a las montañas, habría que seguir de viaje y con cautela, ahora escribo mientras salimos de la ciudad. El padre de Violeta negó que quisiera hacerme daño. Nadie le cree. Pero en teoría están en paz y él respeta el hecho de que su hija me proteja porque fue mi madre subrogada. No sé qué sucederá, pero quiero que todos me empiecen a respetar por ser yo misma, no por ser la hija de Fulano o Sutana.


 

Fin de la segunda parte


 

Caso IX: July

 

Viernes 3 de septiembre de 3030

 

Vamos de nuevo por la carretera, de regreso a las montañas. Dormí y desayuné en el asiento del copiloto de la furgoneta de Bug, London viene con nosotros. Somos algo así como los tres marginados. Estoy empezando a comprender que London es odiosa porque no se da cuenta de que lo es, no por maldad. Eso me está ayudando a soportarla. Con Bug se lleva bastante bien, le pidió consejo sobre como convencer a July de que nos ayude económicamente, hemos descubierto algo importante: la ley prohíbe a los ciborgs, es decir a los humanos con partes cibernéticas, participar de las peleas de robots; pero también dice que solo se consideran como ciborgs aquellos organismos que conserven un cerebro orgánico, ¡de modo que yo sería tomada en cuenta como una biomáquina por mi cerebro artificial y puedo inscribirme como robot luchador! Me siento segura de poder ganarles a todos y London a su modo me apoya, ¡es que sería muy fácil! Vemos muchos encuentros mientras viajamos y los luchadores son tontos, es fácil engañarlos o distraerlos. Bug no está de acuerdo. Nos escucha entusiasmadas y solo va conduciendo aburrido, desanimándonos:

—Esas peleas están arregladas, no pueden ser tan malos. De todas formas July odia las biomáquinas, ve tú a saber por qué. No las querrá patrocinar y solo la inscripción para obtener el permiso de participar en las luchas cuesta más que mi casa. July odia tanto las biomáquinas que si vive aquí aunque tiene su propia casa en la Luna es porque detesta la tecnología del siglo XXX. ¿No se han fijado que hasta evita acercarse a Psy?

—No importa, hermanito, se siente muy culpable por haberme abofeteado y de seguro ahora puedo hacerla cambiar de opinión. Aun si Dumas se lo prohibiera, nos ayudará a escondidas si yo se lo pido. Es la hermana buena onda.

Objetó London, pero Bug siguió en su postura negativa:

—No con las biomáquinas, en verdad tiene como una fobia con eso. Además tocaste otro punto importante, ya nos hemos aprovechado mucho de ella, desde que éramos niños ha sido la que nos defiende de todo; aun así, Dumas la trata como a otra Frida. Es triste, imaginé que sería un personaje inmortal en la historia, pero solo perdió la voz y siempre está borracha.

—Pues esa fue tu culpa, hermanito…

—Fue idea de Dumas…

Me les quedé mirando sin entender y pregunté a qué se referían. Bug, que traía el rostro descubierto, suspiró y se puso la máscara de porcelana que traía guardada en la guantera. London empezó a contarme:

—July es la única en la familia que alcanzó la fama por razones correctas. Por un tiempo fue una cantautora muy popular, tenía millones de admiradores y ganaba premios cada año; pero en cierto punto empezó a tener una conducta errática. Fue algo raro, de repente dejó de esmerarse en lo que hacía, aun así tenía mucho apoyo. ¡La gente la adoraba! Sus fanáticos veían virtudes hasta en sus defectos. Entonces Dumas, que desde siempre había sido su mejor amigo y confidente, le empezó a serruchar el piso. A sus espaldas decía que era injusto que solo por ser una mujer bonita le celebraran cada cosa que hacía, mientras él apenas era conocido como pintor y Alonso batallaba porque lo aceptara alguna editorial pese a que los dos se esforzaban mucho por crear arte de calidad. Y realmente para ese tiempo las canciones de July eran bastante malas, la gente la idolatraba quizás por nostalgia o porque simplemente les caía bien. Entonces sucedió… De seguro todavía pueden encontrarse fotos de eso…

—¡London, no!

Le pidió Bug, pero ella buscó en su pantalla holográfica y me mostró la mejor foto de la vida, explicándome el contexto de esa escena:

—Mi papá era un señor del siglo XXX, no conocía bien las modas y costumbres del siglo XX, así que era común que hiciera cosas extrañas o se pusiera ropa de mamá porque no veía la diferencia entre la de hombre y la de mujer. En especial le gustaba ponerse una gran sudadera rosa de ella y sentarse a mirar videos en su sofá. Un día alguien consiguió ir a nuestra granja para entrevistar a July, no lo dejaron pasar más allá del jardín, pero por una ventana pudo entrever a papá con la sudadera rosa. Cuando le preguntaron a July quien era ese señor con ropa de dama, ella mintió diciendo que no sabía. Entonces, para la próxima vez que dio una entrevista, sorpresivamente llegaron estas tres gracias: Dumas vestido de señora de sociedad, Alonso de callejera y aquí el bebé de la familia con trenzas y vestido de niña pequeña. Fueron a revelar que el tipo vestido de rosa era su padre y que ellos no se avergonzaban de él. Por supuesto, el público aplaudió al trío de travestis falsos y July fue cancelada. Jamás se recuperó de eso, empezó a volverse alcohólica, sus fans más fieles comenzaron a olvidarla y cuando quiso retomar su carrera artística ya no pudo hacerlo. Su voz estaba muy deteriorada. Actualmente, nadie recuerda a July, pudo llegar a ser una gran estrella pero desapareció en la oscuridad. Seguramente por culpa de los anarquistas que no son anarquistas porque Dumas sin duda va a coronar a su hijo rey en cuanto se muera su suegro.

Fue una historia muy triste, quise estar seria, pero era difícil reprimir la sonrisa viendo a Bug convertido en una Amleth musculosa gigante con máscara de gatito. Él intentó disculparse, mientras yo preferí dejar a los hermanos seguir hablando solo entre ellos. Temía que se me escapara la risa si participaba de la charla:

—Jamás lo hubiera hecho de no ser por la mala influencia de Dumas…El siempre reprime los sueños de las mujeres, no empezó a presionar a Violeta con lo de la maternidad hasta que ella se entusiasmó con ser una bailarina profesional. ¡Al siguiente día de su primer recital serio le compró la cafetería y le pidió que comenzaran a probar tratamientos de fertilidad!

—Lo sé, Bug. Recuerdo en mi graduación de la escuela militar, papá por supuesto no quiso ir y mamá estaba enferma. Dumas y Alonso fueron en lugar de ellos. Alonso hizo su mejor esfuerzo, se cubrió los tatuajes con una camisa de manga larga, se puso tirantes y un pantalón con la cintura hasta las costillas para intentar que creyeran que era mayor. Pero Dumas, quizás realmente tiene ciertas inclinaciones…Llegó con una camisa que decía “Mamá” y se les insinuó a todos mis superiores. ¡A los hombres! A las mujeres no las saludó. ¿Sabes? Estoy harta del machismo en esta familia, han hecho que comience a pensar que ningún hombre vale la pena, te diré algo: he perdido interés por todos ellos.

—Lo sospechaba.

—Ya no creo en el amor, en el amor romántico. Pero, ¿qué tal en el amor propio? Quizás me haré un tatuaje como ustedes, algo para conmemorar que he decidido darme amor y ser feliz.

—He oído que los pepinos les ayudan mucho en eso a las mujeres. ¡Yo prefiero usar una sandía! Le haces un agujero y…Amor propio.

—Bug, eres repugnante. Te hablo en serio, me haré un tatuaje. ¿Dónde duele más hacerse uno? Y donde duele menos.

—Ah…Los brazos duelen menos. Lo más doloroso son las partes donde la piel es más fina. Espalda, vientre, genitales…Es lo peor.

—¿Te dolió cuando te hiciste la víbora?

—¿Qué te importa, degenerada? Igual, que lo sepas: tu hermanito el macho se aguantó. No pude tener citas con sandías por un tiempo, pero valió la pena. Así conquisté luego a la chica de mis sueños…

—Que solo existe en tus sueños…Me haré un tatuaje como el que July lleva en el brazo. El que parece la cuenta de un restaurante y cobra la vida al precio de una muerte. Es discreto y no dolerá tanto como la víbora peneana.

—Ese tatuaje de July tiene que ver con su decadencia como cantante, ¿verdad? ¿No te ha dicho nada al respecto? Es de esa misma época.

—Dice que no quiere que le pregunten al respecto. ¿Sabes? De hecho por esa época salía con el que ahora es dueño del robot de combate más famoso, Silenos: es parte robot, parte humano y parte cabra, ¡pero tiene la inteligencia artificial de un ladrillo! Si Psique lo derrotara se volvería la campeona absoluta y humillaría al ex de July. ¡Quizás puedo abordarla por ese lado para que ayude!

—O quizás le revivas algún trauma horrible y se cierre. ¡No todo el mundo es una machorra resentida como tú, London!

Concluyó Bug y yo recordé que Dumas mencionó otro evento que esconden en la familia relacionado con el nacimiento de Bug. Le preguntaré cuando estemos solos, ahora dormiré mientras ellos siguen hablando.

 

Sábado 4 de septiembre de 3030

 

Hoy nos detuvimos a comer en un descanso para camioneros, luego seguimos hasta un altiplano donde encontramos un viejo caserón vacío en mitad de un trigal. Es un lugar tan bonito que paramos a descansar otra vez, había una gran piscina tan azul como el cielo, una linda glorieta victoriana y mucho lugar para dormir. Hacía calor y tía Honore se estaba empezando a sentir mal, así que decidimos esperar ahí hasta que se mejorara. Jugué un rato en la piscina con Amleth, el bebé y Frida; después anduve explorando los alrededores mientras los demás también trataban de relajarse. ¡No me había fijado en que Dumas le entorna los ojos y da besitos a todo mundo! ¡A todos! Solo tío Alonso se lo aparta. Violeta no parece celosa, cuentan que ha sido así desde niño, pero es incómodo, en especial con July…Están tomados de las manos todo el tiempo, se hablan al oído dándose besitos en la oreja, se quedan mirándose a los ojos y solo distingues que Violeta es la esposa porque es un poco más sexual y relajado con ella, se hablan con más confianza; pero por lo demás... Le comenté a Bug que es algo perturbador verlos así, él la trata como a una novia…o a Frida. Él me aseguró que es “100% no incestuoso”, y para probarlo fue a sentarse todo despatarrado en las piernas de Dumas. Todavía no entiendo qué probó con eso, ahora solo estoy más convencida de que esta familia necesita respetar más el espacio personal de cada quien. Entonces, London me dio un codazo y se llevó a July al pórtico de la casa, aprovechando que por fin se apartó un rato de Dumas, yo me quedé un poco alejada. Así que aproveché un poco y escribí en mi diario.

 

Las cosas se ponen cada vez más difíciles de entender. Ahora me siento algo perturbada. London y July hablaron mucho tiempo mientras yo esperaba con mi diario en una banca colgante cercana, estaba tranquila mirando al cielo y las espigas de trigo ondeando con el viento. De repente vi que July se alejaba muy rápido, miré a la casa y London estaba llorando. Me acerqué corriendo a ella y me contó:

—Dice que el maldito dueño de Silenos la engañó durante un paseo juntos, usó su biomáquina como semental para que July le produjera nuevos modelos. Nunca nos dimos cuenta porque todo duró apenas unas horas. Fue violada, preñada y forzada a dar a luz una camada de biomáquinas en una tarde. Suele ser así, es un proceso tan rápido, violento y doloroso que deja a las mujeres traumatizadas de por vida. Por esto su carrera artística se fue a pique. No quería confesarnos lo que pasó porque ya antes habíamos sufrido mucho cuando un viejo degenerado sedujo y raptó a Amleth siendo niña, desde entonces Dumas se volvió muy sobreprotector, temía que otro golpe así lo trastornara más; además Silenos y las criaturas que le engendró son los combatientes más longevos y que más ganan las apuestas en favor de los Homo sapiens, así que los protege callando aunque los detesta, no quiere saber nada de ellos… ¡Y yo quiero vengarme! ¡Quiero matarlos! Pero sin ellos morirán muchos inocentes… Debí escuchar a Bug, ¡no hubiera querido saber esto!

Aquella horrible información me revolvió el estómago, pero guardé la calma y traté de buscar una solución:

—London, he visto a Silenos y su equipo. ¡Sé que puedo derrotarlos! Si me apoyan, los ayudaré a ganar las apuestas para seguir ayudando a liberar más Homo sapiens abducidos. ¿Por qué no le decimos a Dumas? El querrá vengar a su hermana favorita. ¡Tiene dinero! No ha renunciado a la herencia…Solo se hace el tonto, la sigue guardando para mí y el bebé.

—Ese tramposo, ya me imaginaba… Pero no, lo conozco, lo que hará es matarlos sin complicarse y dejará a los esclavos Homo sapiens sin robots de combate que los representen en las apuestas. Debemos guardar el secreto con July hasta que encontremos una forma de pagar la inscripción a uno de esos eventos o la convenzamos de que podríamos tener éxito vengándola. Ahora tratemos de seguir como si nada, ¡no le digas ni una palabra de esto a Bug!

Así que tratamos de seguir aparentando calma y yo me puse a escribir en mi diario. ¿Qué podemos hacer? Necesito enfrentarme a ese Silenos, no solo para vengar a July, quiero superar a los robots que mi padre Descartes tanto admiraba, a los que daba más atención que a mí sin saber todo el mal que le habían hecho a una de sus hermanas. Me siento muy mal, entre enojada y asustada. Seguiré escribiendo más tarde.

 

No sé si podré dormir aunque estoy agotada, demasiadas emociones fuertes para un solo día y no sé qué curso tomará mi vida a partir de ahora. La familia entera ha dado un vuelco. Al menos, la habitación en que me quedé es hermosa y cómoda, todo se ve antiguo y la madera cruje con el viento. Me gusta, es como el caserón de Bug. Ahí también se duerme a gusto, y hoy quisiera descansar de todo… Después de medio día, el cielo se llenó de nubes doradas, el paisaje era muy lindo y Dumas se puso a pintarlo con su secta de niños buenos sentados a su alrededor mirando cómo lo hacía. Yo tomé a Frida y me fui al lado oscuro, con tío Alonso, Bug y London, que vieron un conejo cerca y se pusieron a intentar cazarlo. Mi tío Alonso tiene pésima puntería, sus hermanos menores se burlaban de él, hasta que se fijaron en que July los miraba desde lejos con las manos sobre la cadera. Se veía enojada. Bug comentó en voz baja, entre risitas traviesas:

—Se nos olvidó que es vegana. Vámonos más lejos, Alonso hace un ruido de los mil diablos desperdiciando munición.

Entonces mi tío Alonso opinó sobre su hermana mayor, siempre entre cuchicheos:

—Cada año se hace más aburrida. Se pasó todo el viaje hablando no sé qué de la metafísica y el poder del pensamiento positivo, está organizando no sé cuántas despedidas de solteros para los novios y se ofreció a casarlos en una fiesta especial en la India, porque es sacerdotisa de no sé qué religión rara. El cura no aceptó porque se va a convertir a otra religión que le deje seguir vistiendo de cura y entonces empezó a molestar a Violeta con que hagan juntas una danza contemporánea antes de la boda para simbolizar el amor.

Bug disparó, opinando al respecto:

—Yo llegaré en una botarga de corazón y haré un perreo violento frente al altar para simbolizar que soy el ex y me tiré a la novia primero.

—Si te pones en ese plan tendríamos que hacer una coreografía grupal.

Todavía estaban ellos hablando cuando July le quitó una bufanda a Honore y empezó a bailar frente al grupo, diciendo que: “era la personificación de las pinceladas oscilantes de Dumas”, quien dejó de pintar un rato para darle unos aplausos. Bug se empezó a burlar de ella imitando sus movimientos con el rifle y tío Alonso comentó preparándose para seguir cazando en el trigal:

—Dumas es un tipo de droga, su influencia es nociva y con el tiempo te funde las neuronas. July es la prueba de ello.

London, que había estado recargando su arma todo ese tiempo, le contestó:

—No la juzgues. Me ha pasado que a veces he sido dura y exigente con alguien sin comprender sus motivos. Y luego me arrepiento.

Ese comentario llamó la atención de Bug, que al instante dejó de bailotear y le preguntó:

—¿Hablaste con ella? ¿El tatuaje tiene que ver con el tipo de los robots?

—Algo así…

Contestó London mirando al piso y Bug siguió hablando despreocupado:

—Jamás me haría un tatuaje de una ex pareja. Hay que vivir en el presente, si ya no está contigo es como si nunca hubiera existido. Si mal no recuerdo, no pasaron mucho tiempo juntos. No sé por qué le da tanta importancia. ¿Tú lo recuerdas, Alonso? Era aquel híbrido de apellido Stern. ¿Era nieto de un banquero, no?

—No conozco a nadie del siglo XXX que no sea nieto de banqueros come niños. Hablo con él de vez en cuando. Es un tacaño y siempre anda buscando partes usadas de biomáquinas para repuestos. Cada vez que viene intenta hablar a escondidas conmigo porque Dumas es otro avaro, no rebaja un solo centavo. Yo le hago algún descuento porque se esmera en agradarme, pero ahora que me han dicho que terminó mal con July voy a pensar en algo para escarmentarlo.

London y yo nos miramos entre sí, en ese momento empezamos a contarle nuestra idea a tío Alonso, lo seguras que estábamos de ganarle a Silenos y lo mucho que nos alegraría si él nos arreglara un encuentro amistoso con la popular biomáquina, simplemente para empezar a darnos a conocer y animar a July a que nos ayudara. Creo que estábamos tan entusiasmadas y nerviosas de no conseguir su favor que lo asustamos un poco, pues en el mismo instante llamó al hombre dueño de Silenos y le pidió que llegara al anochecer para probar “una nueva biomáquina” que quería vender como luchadora. La cita se concertó y London y yo nos alejamos un poco de ellos fingiendo saltar y celebrar un poco, pero al estar a unos metros de distancia ella me abrazó para decirme al oído:

—Solo vamos a tener una oportunidad y será una sorpresa para July. Si no lo destruyes y convences a todos de que eres la próxima estrella de las luchas, nuestra aventura habrá terminado aquí y July se sentirá peor.

—No te preocupes, ¡ya viste que será pan comido!

Repliqué confiada, y cuando regresamos con Bug y tío Alonso, este último nos dijo:

—¡Solo les advierto una cosa, chicas! No se vayan a sentir mal si pierden, las peleas de robots de los eventos oficiales casi siempre están arregladas. Los representantes de los luchadores cobran el rescate a los familiares de los esclavos cuya libertad se apuesta y si alcanzan a pagarlo gana Silenos, si no, pierde. Se lo dije muchas veces a Descartes y él nunca me hizo caso porque decía que esos rumores iban a tensar más la relación con mi tío Adámas. Pero es así, y en la vida real las biomáquinas de combate son mucho más difíciles de derrotar de lo que parecen. Te aconsejo, Psique, que te concentres en evadir sus ataques y en cuanto te sientas cansada te des por vencida. ¡No estará mal! Ganarás experiencia, eso ya es un éxito. Silenos es especialmente resistente al daño y golpea con una fuerza descomunal, no en balde es el luchador más premiado y además lo alquilan a menudo como semental.

London, preocupada, se volvió a mirarme y le dije, antes de irme detrás de Bug que se había ido a sentar a la banca colgante cerca de la casa:

—Voy a ganar, aunque me cueste la vida.

Ya para ese momento estaba consciente de que me había metido en un problema serio, corrí a sentarme junto a Bug, de hecho me abracé a él. Me gusta como huele y me relaja jugar con su cabello, él ya lo sabe. Estaba cayendo el ocaso y las nubes algodonosas se estaban tiñendo de colores, desde el azul violeta hasta el rosa intenso, las miramos sin hablar. Tardaría mucho en escribir lo que ha pasado entre nosotros dos las veces que hemos dormido juntos, mi himen debe seguir tal cual estaba el día en que nací, pero desarrollamos una especie de lenguaje sin palabras y supe que él no estaba de acuerdo con lo que yo quería hacer, aunque no iba a impedírmelo; me tomó una mano, la midió con sus dedos como comprobando lo pequeña que era, y luego se la llevó al pecho para hacerme sentir los latidos acelerados de su corazón. Tenía miedo por mí. No le dije nada, pero eso terminó de convencerme de que tenía que hacer todo lo que pudiera por ganar y vengar a su hermana, así terminara con algunos huesos rotos o herida.

Empezaba a caer la noche cuando el hombre de apellido Stern llegó en una especie de vehículo futurista que remolcaba una gran caja cromada. Saludó a todos con gran amabilidad y alegría, July estaba pálida. Intentaba sonreír, pero su rostro era más bien una mueca extraña enseñando los dientes. El hombre ese la saludó como si la extrañara mucho, ella parecía un cuerpo de pie cuya alma le había abandonado. London tenía la mirada turbia. Hacía un esfuerzo por contenerse. De repente la caja se abrió, el famoso Silenos emergió de su interior, es más grande y aterrador en persona. July tuvo un sobresalto y corrió a esconder el rostro en el pecho de Dumas. El tal Stern la miró sonriendo, entre compasivo, burlón…Creo que disfrutando su miedo. No sé en qué momento London saltó tras de mí y me dijo al oído:

—Mátalo, mátalo, ¡mátalo! No pienses en que la violó a ella, imagina que te lo hizo a ti. La bestia no vio a mi hermana, a la hija de alguien, a una chica linda cuyo nombre era July, solo vio un cuerpo femenino. Nos vio a todas en ella, porque todas somos mujeres, le hubiera dado igual atacar a cualquier otra. Una niña, una anciana, una madre, ¡no importa! Solo vio la oportunidad de abusar de su poder sobre un cuerpo indefenso, es el peor de los desprecios. ¡Debes matarlo!

Yo le repliqué, comenzando a acobardarme:

—London, ¡espera! Es tan grande como un monstruo que me atacó una noche en el bosque, Bug tuvo que decapitarlo con dificultad para detenerlo. De hecho se parecen, quizás aquel era uno de los hijos bastardos de July y su hermano lo mató sin saber, ¡qué espantoso es todo lo que está pasando! Quizás no debamos seguir, piénsalo bien… Confesemos todo ahora y pidamos ayuda a los demás. Todos deberían saber lo que le pasó a July y hacer justicia.

—No… Porque no puedo, sería hipócrita pedirles que castiguen ahora, cuando tuvieron clemencia conmigo… Yo también he sido un monstruo…

Antes de que pudiéramos terminar de hablar, mi tío Alonso se nos acercó platicando con el hombre y le explicó que yo era “la biomáquina de combate”, él soltó una carcajada. Me temblaban las piernas, London tenía las manos frías, pero me mantuve firme. Lo escuché preguntar mi precio y si yo era fértil, mi tío respondió que “ya me había reservado para un cliente muy importante y no estaba a la venta”, Stern solo sonrió mirándome de pies a cabeza y se relamió los labios. Me volví a ver a Bug, a Dumas, a tío Dreiser… Ninguno de los hombres sospechaba lo que realmente estábamos pasando London, July y yo. Incluso las demás mujeres se sentaron muy contentas en la glorieta y esperaban el espectáculo con palomitas de maíz. Todo iba pasando muy rápido, más de lo que hubiera querido, y sin que me terminara de preparar llegó el momento del combate. La bestia dio un rugido, rascó el piso con sus pezuñas y se me acercó intentando atraparme, yo saqué el látigo de Eco e intenté azotarlo y él sacó un tridente con él que lo enredó y me lo arrancó de las manos. Eco se rio aplaudiendo y con ella las demás que creyeron que eso era gracioso, July estaba escondida detrás de todos mirando de reojo y London me gritaba que usara la vara luminiscente. Así lo hice, pero él bloqueaba todos los golpes con su tridente, mis ataques parecían inútiles, July se desesperó por fin y fue a la orilla de la arena improvisada en el trigal para quedarse justo entre London y Bug que estaban atentos a la pelea. Verla me dio un subidón de adrenalina, ¡no quería defraudarla! Logré escabullirme por un costado de Silenos, le di varios golpes en la espalda y noté con horror que no eran suficientes para hacerle daño. Tuve que tomar impulso y entonces lo arremetí dándole un bastonazo con todas mis fuerzas. Lo hice caer de rodillas, lanzó otro grito horripilante y conseguí darle dos o tres golpes iguales a ese; pero de pronto él tuvo un arranque de furia, se levantó volteándose hacia mí con una velocidad que no me esperaba y me dio un golpe brutal con el tridente. Estuvo cerca de matarme, mi cuello y una mano quedaron entre dos de los picos de la herramienta que se clavaron en la tierra, obligándome a estar postrada en el piso sobre mis rodillas y mi rostro. Stern vitoreaba excitado y yo, sin poder ver qué sucedía, sentí con rabia que Silenos me levantaba la falda. De repente escuché un disparo. Dos o tres más, golpes secos. No sé. Luego solo silencio. Nada. Tiempo después oí pasos sobre la hierba, Bug llegó a liberarme y finalmente pude mirar lo que pasó. Silenos estaba tirado en el piso, le habían disparado en la cara y entre las piernas. Stern también yacía en el piso con la cabeza…desinflada, una cosa como pure de papas salía de entre su cuero cabelludo reventado, es terrible lo que hacen las balas expansivas a los seres humanos. En un principio creí que fue obra de Bug, después vi a July con el rifle del menor de sus hermanos. Jadeaba de emoción, de felicidad, no sé, pero por fin se veía despierta. Dio un grito de júbilo, disparó al aire y todos se le quedaron mirando extrañados. Pude ver que London llegó a tocar la espalda de tío Alonso antes de desmayarse en sus brazos. Entonces July, como recuperando su autoridad de líder de los hermanos menores que por tanto tiempo le había quitado Dumas, ordenó:

—Traigan licor, cervezas, lo que tengamos. Haremos una fiesta ahí, en la glorieta, y una fogata con estos malditos. ¡Una gran fogata! Quiero quemar a Stern, a Silenos, a su auto, todo. Vamos a celebrar quemando cosas. Y, Maxim y Honore, quiero que me hagan una lista de las mejoras necesarias para que esta chica Psique se vuelva capaz de participar en serio en las luchas. Voy a patrocinarla, ¡me convertiré en la jodida reina de las luchas de robots! ¿Oyeron?

Todos la miraban mudos, con temeroso respeto. Ella concluyó diciendo:

—Con los fondos generados, les financiaré una investigación y lo que mierda necesiten para encontrar un método de reproducir biomáquinas sin usar mujeres. Así que saquen sus libros y prepárense, ¡pero ahora vamos a festejar!

Poco a poco los demás salieron de su estupor y el ambiente se “normalizó”. Ya que Stern viajaba a este bucle espaciotemporal de manera ilegal, no hay registros oficiales de que hubiera estado aquí y su asesinato pasará prácticamente desapercibido en el siglo XXX. Quizás le habló de mí a alguien, pero no supo que yo era “la nueva biomáquina de tío Alonso” hasta que vino. Deberán ocultar mi identidad de alguna forma al presentarme como propiedad de July, todavía están planeando eso, les preocupa más incrementar mi resistencia y potencia al golpear. Cuando todo se terminó de quemar, los cinco hermanos más viejos y Violeta se quedaron platicando en la glorieta, los demás nos fuimos a dormir. Yo quise darme un largo baño. Apenas me embarré la cara de tierra, pero me sentía sucia. La historia de July me impresionó y ha sido quizás la hermana más difícil de conocer a fondo, en realidad me cuesta escribir de ella y será mejor que por ahora descanse un poco de esto. Dicen que mi tío Ray debe ayudarnos a solucionar el problema de mi poca resistencia física, empezaré a estudiarlo a él. No averigüé el nombre real de July, investigando solo encontré algunas canciones suyas firmadas como “July Caesar” y pude ver que en el pasado no era tan tímida, fue una diva que se dejó morir. No lo sé, es una historia tan abrumadora que prefiero dejarla hasta aquí y empezar a investigar al buen doctor Ray que me ha curado desde niña. Estoy escribiendo en la cama y aunque la puerta está cerrada percibo el peso de alguien que se acostó a mi lado, por el olor a bosque llovido sé que es Bug. Mañana seguiré escribiendo, por ahora no quiero pensar más.


 

Caso X: Ray

  

Domingo 5 de septiembre de 3030

 

Hoy desperté y platiqué con Bug un rato en la cama, estamos en buenos términos. Ya he ganado algo de experiencia con él y yo misma lo busco. Se quedó un poco extrañado al inicio, pero lo agradeció, no me ahogué y fue lindo. Hasta he dejado de verle cara de lagartija. Le pedí un mechón de su cabello para pegarlo en mi diario, y el muy tacaño apenas me dio unos pelitos. Me tuve que quejar al respecto:

—Ojalá a mí me creciera tanto el cabello. Si lo tuviera así, aprovecharía que ya es claro y lo teñiría de rosa, lo rizaría, me haría peinados…

—Lo quemarías y lo arruinarías. ¡El pelo es como la tierra y la gente, Psy! Debes respetar su naturaleza o se corrompe y muere.

Para vengarme porque no me dio un mechón más grande, le hice una llave de lucha que aprendí viendo peleas de robots, él me miró aferrada a su brazo haciendo palanca y preguntó:

—¿Estás jugando a ser una garrapata? En verdad no sé cómo piensan aumentar tu fuerza, me preocupa esa idea de las luchas.

—Te quería preguntar: ¿qué pasó cuando naciste? Dumas me contó algo sobre eso, que su padre lo golpeó y tuvo que irse a casa de unos tíos.

 —¿Cuándo nací? No sé, dicen que me quedé como muerto, de seguro por algún defecto congénito. Por suerte, Ray que apenas tenía diez años me revivió de alguna forma; él desde entonces quería ser médico. Dumas también era un niño inocente y papá se desquitó con él. Esa es la verdad y todos los adultos de esa época, incluidos Ziggy y Descartes, te lo dirán: él no tuvo culpa de nada. Papá solo lo agredió porque secretaba veneno y estaba frustrado porque sus hijos estaban naciendo extraños. Quizás por eso Ray se volvió tan evasivo.

—No, pasó algo más, me lo dijo el mismo Dumas. Algo que dividió a la familia. ¿Por qué tus hermanos mayores no tienen contacto contigo? Hay algunos hermanos de los que ustedes nunca hablan. ¿Por qué?

—Por que apoyan la monarquía. Alveena, la mayor de las mujeres, tomó el título de princesa y vive en un ala del palacio de mi tío Adámas. Y todos los que se llevan bien con él son algo así como…abiertamente a favor del genocidio de los Homo sapiens. Claro, ellos te dirán lo contrario, que están ahí para representarlos y defenderlos, pero yo no les creo, ¡no mejoras la situación apoyando a mi tío! Además, tú sabes, hay rivalidades muy feas, algunas sin sentido. Yo me llevó mal con alguno de los más viejos, pero en especial con las hijas mayores. Me maltrataban todo el tiempo, llegaron a hacerme sentir culpable por mi madre. Como si yo la hubiera obligado a traerme al mundo, hubo un tiempo en que eso me hizo mucho daño.

—Creo que fue algo más, ¿no quisieras averiguarlo? ¿Por qué les gusta guardar tontos secretos que solo les traen conflictos y los separan?

Entonces Bug se levantó de la cama y se estiró diciendo:

—¡Precisamente por eso no quiero saberlo! Debe ser un secreto estúpido como que Maxim se casó a escondidas con un holograma o que Dumas es adicto al porno furro, Dios guarde a la pobre Frida por cierto, no me interesa y tampoco creo que esté cerca el día en que algo de verdad cambie en la familia.

Se fue a la ducha y no quise seguir insistiendo porque sé que los ejemplos de secretos familiares que dio son los que no le duelen, yo creo que más bien esconden algo como la relación retorcida que tenían London y tío Dreiser, o que me robaron de una pareja de adolescentes… O que todos saben que mi tío Bug está aquí en mi habitación, pero se hacen los distraídos. Poco después, Amleth tocó a la puerta y desde fuera me dijo que bajara a la cocina. Fui aun vestida con la misma sudadera con que dormí, había una especie de reunión feminista presidida por London con la venia de July. Violeta vigilaba una olla de sopa con el bebé en brazos, mientras Honore explicaba que si querían que yo participara en las luchas era necesario alterar un poco los planes de mejora que tenían previstos para mí:

—Deberán recurrir a implantes especiales para mejorar el rendimiento físico, no sé cómo ha podido resistir todo este tiempo usando el bastón de mi padre sin ellos. Debería sentir un dolor terrible, sufrir algunos desgarres musculares.

—Siempre sufro dolores intensos cuando debo pelear, pero los soporto porque quiero que vean lo que soy capaz de hacer.

Confesé y Violeta dijo, abrazándome:

—Lo que sucedió ayer fue horrible, pero aún antes de las muertes el encuentro de lucha no me gustó. Fue irrespetuoso que levantara la falda de la niña.

Mi tía Honore se encogió de hombros, diciendo:

—Es parte del espectáculo. Yo no creo que sea realmente peligroso que Psique participe. El único problema es que necesita recibir los implantes mediante una intervención quirúrgica, Ray puede hacerlo, pero se daría cuenta. Eso me parece más problemático que los pervertidos de las luchas.

Violeta se negó meneando la cabeza y por fin July se levantó de donde estaba sentada y habló con autoridad:

—¿Podemos salirnos de la cocina? Violeta amo a mi hermano Dumas, pero creo que deberíamos empezar a seguir nuestra intuición y no solo las órdenes de él. ¿Qué ganas cocinando todo el tiempo? Te aburres desde que empezaste con la cafetería y dejaste de bailar. ¡Y los bebés no mejoraron el asunto!

—No lo entiendes, no se trata de divertirse, o de amor romántico…Somos una familia. Luego de tantos años juntos, ya lo siento como parte mía…Es la costumbre, la seguridad... No sería feliz si él no está contento.

—Violeta, ¡te secuestró a los dieciséis años y desde entonces ha vivido engatusándote para que no lo dejes aunque en el fondo debe saber que tienen la química del agua con el aceite! No me quiero imaginar su vida sexual, ¿te lee poesía post moderna mientras lo tienes encima?

—¡July, por Dios no seas vulgar! Y…algo así…

—Por un carajo, hermanas y cuñadas, ya estoy harta de que esta familia viva endulzando las cosas. Vamos, ¿nadie puede terminar el almuerzo por ella?

En ese momento apareció Bug atándose el cabello y levantó la mano ofreciéndose para el trabajo. Entonces salimos todas al pórtico de la casa y en el camino Violeta me susurró al oído:

—Bug es un buen partido aunque parezca sencillo y campirano, voy a regalarte unas tierras y ahorritos para que se establezcan, ya hablé al respecto con Dumas y aceptó a regañadientes…

Me sonrojé porque eso me confirmó que todas ellas sabían… y habían decidido juntarnos. Tienen un poder silencioso sobre la familia, y eso es interesante cuando la familia a su vez tiene poder sobre muchas otras personas; eso me dio cierto temor, creo que comprendo por qué Dumas se empeña tanto en controlar a su esposa y a sus hermanas. Él sabe lo que podrían hacer las mujeres…y yo soy una de ellas. ¡Ahora lo entiendo! Y no me voy a dejar…Ya acomodadas afuera, July retomó la palabra:

—Vamos a llamar a Ray para que venga a tratar a Honore, le diremos que… Tuvo una pelea con Dumas, la mordió, la mordedura se ha complicado… ¡Y necesitamos que venga a pasar unos días cuidándola! Cuando esté aquí le contaremos la verdad, y lo convenceremos de que nos ayude y no se vaya.

—¿Y si no se quiere quedar?

Preguntó Amleth aburrida mirando al cielo, July contestó, siempre como una diva:

—¡Sencillo! Lo obligaremos. Vamos a hacer lo mismo que Dumas cuando quiere que alguien se quede, imposibilitando que haga un salto espaciotemporal: lo vamos a envenenar.

Amleth le respondió balanceando los brazos:

—Pero Dumas no nos quiere ayudar, está allá mirándonos de lejos con cara de “¡jum!”.

—¡No lo necesitamos! Tenemos a su hijo.

—¿Él también es venenoso?

Inquirió Amleth y Violeta respondió mirando a su bebé:

—Hm…Realmente no lo sé. A estas alturas ya soy inmune a su padre. A veces siento que me pincha el pecho, pero creo que es porque ya le están saliendo sus primeros dientitos.

Entonces Eco sugirió muy alegre:

—¡Ya está! Hay que hacer que muerda a alguien. Si lo asustamos y le metemos un dedo en la boca, nos morderá y veremos si tiene colmillos retráctiles.

Se miraron entre todas buscando voluntarias y London murmuró: “yo soy inmune”, Maxim se echó a reír como foca alejándose, Honore se negó rotundamente y por fin solo Amleth se atrevió a revisar la boquita al bebé mientras London se le acercaba por detrás lista para gritar, aplaudir y así asustarlo. Lo hicieron, el bebé se echó a llorar, pero antes lanzó una rápida dentellada a Amleth. Todas rieron y chillaron enternecidas consolando al pequeñín hasta que Amleth se empezó a poner azul y se desplomó en el piso. Y aquí quiero tomar un momento para meditar, veo la urgencia de que las mujeres dejemos de ser relegadas a un papel pasivo, pero también la necesidad de darle un zape a tantas mujeres brutas que actúan sin pensar, como también lo hacen los hombres, ¡estoy empezando a convencerme de que la estupidez sencillamente no tiene género y corro el riesgo de discriminarlos a todos volcándome a la misantropía! Entonces de todas formas hubo que llamar a tío Ray porque el veneno del bebé es diferente al de su papá y no tenían antídoto a la mano. El médico debía venir y hacer uno. Mientras lo esperábamos, se discutió cómo explicarle mi presencia, y les pedí que me dejaran hablarlo con él. Conozco a tío Ray, es mi médico y sabe todas mis intimidades desde siempre; Bug me apoyó. Nos dejaron solos con Amleth en una habitación para recibirlo cuando llegara. No tardó en aparecer, pero en cuanto abrió la puerta su rostro pasó de la seriedad esperada de la situación a la profunda sorpresa, con la mirada clavada en mí. Se acercó casi dejando caer su maletín y exclamó:

—¡Psique, estás aquí!

—¿No lo sabías? Creí que el tío abuelo Adámas ya había dicho algo.

Respondí y mi tío replicó frotándose el rostro:

—No. No ha dicho nada, tampoco lo hubiera imaginado. Al igual que tu padre y tu madre, aún en nuestra angustia tras tu desaparición pensábamos que nuestros hermanos menores jamás nos esconderían algo así. Ahora…Déjenme a solas con Amleth, debo trabajar. Mañana hablaremos.

—¿Me guardarás el secreto? Tío, no quiero volver. No quiero seguir encerrada, ya comencé una nueva vida aquí.

Tío Ray miró que estaba tomada de la mano de Bug, asintió y se quedó trabajando, se le veían los ojos llorosos. Me sentí mal por él, creo que se tomó todo como una traición. Ahora está ocupado intentando estabilizar a Amleth, el bebé resultó siendo muy peligroso. Luego tuve que dejar eso un poco a un lado, detectaron biomáquinas cerca, lo cual es extraño porque en esta zona se supone que no las hay. Bug, London, tío Dreiser, tío Alonso y yo saldremos a revisar el área.

 

Martes 7 de septiembre de 3030

 

El domingo pasado fue quizás el peor día de mi vida, el más horrible. La noche empezó hermosa, el cielo azul oscuro se iluminaba por las estrellas más grandes que he visto y la luna casi llena era hasta amenazante, como si nos observara. London, tío Alonso y Bug discutían porque la señal en el radar era extraña, y eso podía significar muchas cosas; una de ellas era que fuera una biomáquina propiedad del gobierno de la Luna cuya tecnología más avanzada dificulta el que las detecten. Mi tío Dreiser y yo estábamos vigilando los alrededores, había algo raro en el ambiente, él se estaba preparando para tensar el arco ya con una flecha lista. De pronto vimos que mi tío Ray venía saliendo de la casa y se nos acercaba. La bata blanca le ondeaba con el viento junto a las espigas y se veía contento de estar ahí, ya más tranquilo. Mi tío Dreiser le dio un rápido abrazo y le preguntó cómo estaba Amleth, mientras los otros tres hermanos se acercaban también para saber las noticias, él respondió con aire cansado:

—Mejor. Aprendió a las malas una lección sobre las personas que producen sustancias tóxicas: su veneno es más potente cuando son infantes. Es la forma en que sus cuerpos se defienden cuando están más vulnerables. Por suerte no esperaron mucho para llamarme, pudo haberse complicado. En realidad, no sé por qué me han ocultado tantas cosas: trajeron a Psique, Dreiser se va a casar, el bebé ha crecido mucho…Yo siempre he estado del lado de ustedes.

London giró los ojos y comentó:

—Tú estás del lado de todos, Ray…Quieres estar bien con Dios y con el diablo, cuando hay problemas solo te callas. ¿Por qué no vienes aquí? Hacen falta médicos, las mujeres necesitan atención, los ancianos, los niños…

—Tengo que atender a la familia, es lo primero. Lo mismo voy a curar a mi tío Adámas que a Amleth, a ti, a quien sea.

Respondió el médico entre risas tímidas, tío Alonso le reclamó un poco más serio:

—Yo de hecho quise hablar contigo muchas veces, necesito que me aclares qué planeaban hacer realmente con Psique. Pero en cada ocasión me respondía tu secretaria diciendo que el doctor Ray Bradbury no estaba en la oficina.

—No es que no quisiera contestarte… Te confieso que hay días en los que evito responder llamadas y mensajes de todos si no son una emergencia, a veces estoy tan emocionalmente agotado de tantos pleitos que necesito un tiempo para recargar energías…

—Pues no me has respondido en más de un año. Creo que has descansado suficiente. Explícame bien qué pasaba con Psique. ¿Por qué la escondían si todos podíamos unirnos para protegerla de mi tío? Te lo he preguntado con amabilidad antes, pero te lo preguntaré de nuevo ahora que ya no temo que me saquen discretamente de la vida de la chica como hicieron con Violeta. Dime qué demonios se traían con tanto misterio.

Tío Ray estaba nervioso, metió las manos en los bolsillos de la bata y respondió:

—Sabes que nosotros solo respetábamos las decisiones de Descartes y Ziggy. Sé lo mismo que tú y solo estaba ahí para cuidar la salud de todos y terminar de intervenir a Psique. Ahora me piden que las termine aquí y Honore dice que cambiemos un poco el plan para ponerle implantes de alto rendimiento…Yo respetaré sus decisiones como lo he hecho siempre. No escondo nada.

—¿No escondes nada? Tú sabes cosas que harían que la excelentísima Alveena venga a parar aquí con nosotros y no por voluntad propia.

—Por Dios, sabes que el amor familiar va antes que todo…Hay que perdonar esos errores de juventud…

—Ya no son jóvenes y siguen dando preferencia a los miembros de la familia que no tienen mutaciones desagradables, no invitan a Bug a ningún evento formal, Dumas asiste a esas tontas fiestas solo porque se ven obligadas a invitarlo pues vive conmigo. Se les olvida que somos mellizos y si él es un error de la naturaleza entonces yo también. Piensa una cosa: el bebé es venenoso. Si mi tío muere, que debería ser lo natural ya a sus cuatrocientos treinta y cinco años de vida, ¿qué harán ellas con un heredero que no les gusta? ¿O qué crees que harán los padres del chico? Las echarán a la calle, las mandarán a este sitio. Nosotros no estamos obligados a perdonarlas, ellas deberían pedir perdón. Nadie está en la cima para siempre, y si no hiciste bien tus asuntos cuando estabas arriba, no te debes extrañar cuando estés abajo y te escupan los que queden sobre ti. Así que mejor toma desde ya partido y déjate de rodeos. Tarde o temprano van a caer y tú con ellas si las sigues solapando.

—Puedo asegurarte que nada respecto a Fy y Alveena es como lo imaginas, por otro lado… Entonces Violeta sí va a reclamar la herencia de su padre…

Dijo tío Ray un poco acusador y tío Alonso replicó:

—¿No es lo justo? Te daré otra noticia, mi tío ya pidió la cabeza de Psique. No a la chica, no quiere que la regresen a su casa, ¡quiere solo la cabeza! Un espía se hizo pasar por novio de Honore y le reveló todo a mi tío. Si su objetivo al mantenerla tanto tiempo escondida de él era evitar que se le ocurriera usarla para alcanzar la inmortalidad, entonces es hora de usar un plan B porque ya anda tras de eso. ¿Qué se les ocurre que sea diplomático y no dañe los sentimientos de mi pobrecito tío Adámas el tirano asesino?

Pude ver a mi tío Ray desmoronarse. Lo conozco desde que tengo memoria y siempre ha sido ese personaje meloso, algo infantil, que canta y baila para que todo parezca un juego incluso antes de una cirugía mayor, pero por primera vez lo vi acorralado ante una realidad dura. No le quedó más que decir:

—No lo sé…No quisiera pensar en eso… Yo también he sufrido, Alonso. Ya una vez me rebelé y actué, y apenas era un niño. No quiero que nadie más sufra, que nadie más sienta que el resto de la familia lo abandona…

No pudo seguir hablando, volvió a la casa apresurado. London preguntó entonces:

—¿Cuándo se rebeló de niño?

Tío Alonso le dio la espalda y volvió a buscar presas, apenas murmurando:

—Se refiere a cuando salvó a Bug.

Miró al cielo un momento, después siguió diciendo:

—Bien, ya es hora que lo sepan. Fue un acontecimiento muy traumático para él. Mamá siempre daba a luz en la granja donde crecimos, ¡era una campesina!, no confiaba en los médicos del futuro ni quería que los del pasado vieran a sus hijos. Cuando Buguito nació, Hugo se había ido a estudiar a la ciudad con Descartes, papá estaba ocupado cuidándote a ti y a Dreiser que se habían enfermado de sarampión. No había más adultos cerca, la mayor de mis hermanas apenas tenía quince años, la otra catorce. Se supone que Bug había nacido muerto, lo sacaron a la basura, caía una tormenta, mamá estaba medio desmayada y pedía ver a su recién nacido…

—Un minuto… ¿Qué me tiraron a la basura?

Preguntó Bug indignado, tío Alonso resopló y continuó relatando:

—¡Creyeron que estabas muerto! Nuestras hermanas mayores no nos dejaban verte, todos estábamos llorando por nuestro hermanito, pero Abel Lunae, ahora doctor Ray Bradbury, se escapó por una ventana en un descuido de mis hermanas mayores. Fue a buscarte, estabas llorando y temblando, pero no estabas muerto. Solo eras jodidamente feo.

Yo me alegré porque averigüé otro nombre, tío Ray se llama Abel, me falta el nombre real de July. La charla siguió con Bug cada vez más encrespado:

—¡¿Me despertó la tormenta o solo me sacaron a morir de frío estando bien vivo?! Oye, me voy enterando hasta ahora de porqué a veces me despierto por las madrugadas con ganas de llorar si tengo frío…

Tío Alonso le dio un abrazo rudo, contestándole:

—Bug, lo siento, quisimos ayudarte, pero no nos dejaban. Ellas ni siquiera querían dejar volver a entrar a Ray contigo, él estaba bajo la tormenta sin camisa porque la usó para envolverte y los demás solo llorábamos y las jaloneábamos para apartarlas de la puerta. Lo conseguimos, volviste con mamá que dijo que eras la cosa más bella del mundo, papá apareció y se enfureció… Con Dumas. Porque en su cabeza era culpa de Dumas que “mis pobres hermanas estuvieran asustadas por el aspecto del bebé”. Por entonces él aún no nos decía que no era un hombre normal, Dumas nos dio las primeras pistas y por eso pagó.

—Espera un minuto. ¿La princesa doña Alveena me quiso matar?

—¡No lo sé! Es un rumor… Yo solo fui testigo de que no querían dejar que Ray entrara contigo, según ellas porque estabas muerto y no querían que te viéramos. Luego de eso desdeñaban a Ray, y él lloró varios días. Pasó mudo algunos meses. De los cinco hermanos mayores que estaban ahí: Alveena, Fy, Sherl, Jean Gabin y Ray; solo Ray hizo algo por salvarte pese a que estoy seguro de que todos tendrían que haberte visto nacer vivo. No sé si Ray salió a buscarte porque no quería dejar tu cuerpo bajo la tormenta o porque sabía que estabas vivo y te sacaron a que murieras. Si fuera eso último…Alveena y Fy tendrían que pagar por ser las mayores.

—Voy a golpear a ese cabrón hasta que me diga la verdad.

Concluyó Bug y Dreiser exclamó:

—¡No! Su valor salvó tu vida, agradécelo con cariño. Y compréndanlo: su corazón debió romperse al ver a su hermanito abandonado, sufriendo, mientras su madre angustiada pedía verlo y el resto de la familia lloraba. Por eso huye de nosotros, de la realidad, del dolor, no quiere revivir esa escena… Por favor no sigan presionándolo con esto. Han pasado tantos años ya...

Finalmente London le dio unas palmadas en la espalda a Bug y dijo:

—Vamos a sacar al tío Adámas del trono y traeremos a esas arpías aquí, para que pasen el resto de sus vidas trabajando en un deshuesadero de biomáquinas.

Y justo en ese instante se escuchó un zumbido, algo pasó volando, después otro. Todos se pusieron en guardia y yo hice lo mismo. Creo que ellos lograban oír los motores acercándose y sabían a qué dirección apuntar, yo no oía nada más que algunos sonidos como de pequeños proyectiles. London nos alertó:

—Estos son drones militares. Se supone están programadas para no herir a miembros de la familia real, pero eso pudo cambiarse. Atentos a desvanecerse.

Bug objetó entonces señalándome:

—Ella no puede hacer ese truco…Hay que meterla a la casa.

London se colgó la motosierra del cinto y preparó una pistola ordenando, pues por lo que veo sus hermanos respetan su entrenamiento militar y la dejan decidir qué se hará:

—No alcanzaremos a llegar, tendrá que correr en esa dirección mientras los demás intentamos derribar los drones. Psique, no avances en línea recta y…

Todavía no terminaba de explicarme cuando de entre las espigas se elevaron varios aparatos voladores que parecían extrañas libélulas, las biomáquinas más raras que he visto hasta ahora y las más peligrosas. Empezaron a disparar ráfagas de proyectiles que en la oscuridad se veían al rojo vivo y sentí pánico al ver que todos a mi alrededor se esfumaban entre humo negro, solo Bug se quedó para empujarme recordándome que corriera y sencillamente lo hice. Corrí con todas mis fuerzas, la casa estaba a unos cincuenta metros y me parecía inalcanzable, pero la opción de darse por vencida no existía; los proyectiles seguían cayendo a mi alrededor y el fuego comenzaba a extenderse tras de mí. Bug aparecía a veces de la nada y me jalaba un brazo para que no siguiera corriendo en línea recta, honestamente te vuelves más tonta cuando estás asustada y confundida. Escuché que London le gritaba que dejara de estar cuidándome o le iban a dar a él, después la oí lanzar un grito de horror, habían alcanzado a Bug, me volví a ver si él estaba bien y entonces me dieron a mí. No me dolió, solo fue como un golpe fuerte en mi ojo izquierdo, después no podía ver; pensé que no podía abrirlo pero al tratar de tocarlo con mi mano no sentí más que algo blando, cálido y mojado. Otros tres proyectiles impactaron en mi cabeza y los oí como campanazos, como el sonido del metal contra el metal, después de eso no recuerdo nada. Fue como si me distrajera, un mareo, no sé, y cuando traté de ordenar ideas pensé que si eso era la muerte entonces era horrible. Una gran nada, volver a estar postrada, pero peor. No quise morir, apenas estuve un tiempo libre caminando, y terminar así de nuevo… Estaba muy preocupada por eso cuando me empecé a despertar. Me encontraba acostada, en una cama, sentí el cabello de Bug sobre mi pecho. Es increíblemente sedoso, el pelo más bonito que he visto en mi vida y es del hombre más feo, o raro, realmente ya no me fijo en eso. Nunca había tenido un amigo real, alguien con quien hablar de todo, sin secretos, sin temer que lo moleste y me regañe; y si lo hace no importa porque sé que no me dejaría de… ¿amar? La última noche que pasamos juntos hizo todo lo posible por gustarme, me dio lástima, ganas de cuidarlo también. Quizá ternura. ¿Por qué se supone que no me gusta si siempre me quise acostar con él? Claro, no era Dumas. Tampoco sé por qué me gustaba Dumas. Seguía cavilando todas estas cosas mientras acariciaba el cabello de Bug sobre el encaje de mi camisón de dormir, sentía los párpados estaban pesados, tenía miedo de intentar abrirlos porque recordé mi herida. De repente oí la voz de mi tío Ray, me cantaba otra de sus canciones bobas que en ese momento me sonó angelical. La señal de que seguía viva. Al terminar me dio unas palmaditas en la cabeza y me preguntó dulcemente:

—¿Ya te sientes mejor? Tuvimos que operarte de emergencia, ya puse tus implantes, además tuve que hacerte un poco de cirugía plástica reconstructiva. Te dispararon en el rostro. Por suerte la coraza de tu cerebro artificial protegió las partes vitales de tu sistema nervioso orgánico y sobreviviste. Perdiste los ojos, pero te puse unos cibernéticos muy bonitos de color púrpura, combinan con tu nuevo cabello largo. Como te afeité la cabeza para operarte, te puse micro extensiones, están pegadas al folículo piloso y será como tu cabello real. Es cabello humano de verdad, era el de Bug. Dijo que te lo tiñéramos de rosa, que tú querías eso.

Entonces abrí los ojos alarmada, el cabello estaba pegado a mí, y mi amigo no estaba a mi lado. Sentí pánico. Me levanté de prisa, al inicio encandilada por la luz, después empecé a ver sin problema. Sentí el peso del pelo que ahora me llegaba casi a las rodillas. Pude escuchar a Amleth y mis tías nerds decirme algo que ni recuerdo, vi que July y Dumas me miraban con sorpresa desde la sala de estar de la vieja casa de madera donde nos refugiamos, Frida ladraba; Violeta venía tras de mí, y en un momento me detuvo para abrazarme. Pero no encontraba a Bug. Me puse a llorar y tenía miedo de decir por qué, no quería preguntar dónde estaba y oír una mala noticia. De repente vi entre todos a una persona que no conocía, pregunté quién era, algunos se echaron a reír y mi tía Maxim lo presentó ahogándose en su extraña risa:

—Es que pasó de error de sistema a error de la naturaleza, es Bug pelón.

Entonces la situación se volvió más casual con todos bromeando sobre Bug con corte militar, que respondió sacándoles el dedo medio y yéndose mientras encendía un cigarrillo. Lo seguí hasta su habitación ya que todos habían superado el verme otra vez de pie y ya estando ahí le pregunté conmocionada:

—¿Qué pasó?

—Una bala me rozó un brazo y a ti te dieron de lleno en la cara. Después de eso, los drones se fueron. Vamos a irnos de aquí pronto, esperamos que el viejo haya pensado que te destruyeron accidentalmente. Mejor escondernos antes de que se dé cuenta y de paso cambiarte un poco el aspecto. Querías mi cabello, ¿no?

Me empujó suavemente hacia un espejo y nos miré con decepción, aún sin poder dejar de llorar porque el cambio me atrapó desprevenida:

—Me veo muy extraña…

—¡Pero dijiste que querías esto!

—Y tú te ves mucho más extraño…

Él se rio y fue a buscar su gorro de lana negra, diciendo:

—Ya lo sé. Pero era para ti. ¡Volverá a crecer! Solo necesito pasar los próximos siete años encapuchado como un monje. No me arrepiento, te hubiera dado los ojos, la vida o lo que fuera. Así de tonto estoy y todos saben que si intentan hacerme entrar en razón solo me harán ponerme más necio. Quizá me entenderías si hubieras entrado al lago a ver mi lápida, no sabes lo que fue pasar todos estos años tratando de adivinar quien iba a ser esa tal Psy Lunae que terminaría enterrada conmigo, me la tatué en la espalda y cuando apareciste no eras la diosa de la lujuria que me imaginé, bueno, no como me la imaginé. Pero eras la que esperaba.

Fue un alivio encontrarlo, no hubiera podido superar su pérdida. Me he sentido aislada toda mi vida, pero con él he conocido lo qué significa la intimidad. El estar unida a otro ser humano por algo más personal que un documento, la costumbre o lazos de sangre, me ha hecho sentir realmente humana. Lo abracé y le besé el brazo herido, el me levantó del piso para besarme como él dice, “bien”. Eso siempre escala a otra cosa. Tuvimos que parar un momento porque mi tío Ray se asomó por la puerta, pero solo nos miró, estábamos ya algo acalorados y con la respiración agitada, y él dijo:

—Entonces… Te quedarás… Comprendo.

Después se fue cerrando la puerta, estuvimos unos segundos esperando no sé qué, y entonces él me preguntó algo que yo sabía qué quería decir:

—¿Quieres que te de algo más?

Le dije que sí y le puso llave a la puerta. Así perdí por fin la virginidad con Bug. Creí que me dolería un montón, siempre me intimidó su tamaño y su forma de ser, al inicio estaba bastante cohibida mientras él soltaba risitas diabólicas que lo hacían más perturbador, pero yo tenía tantas ganas que aunque él trataba de ir con cuidado terminé pidiéndole que solo fuera él mismo, porque yo también quería soltarme. Quería…que fuera rudo. Creo que me excedí para ser mi primera vez, ahora me arde un poco, es soportable. Me gustó, así que seguirá pasando. Después, nos dimos un baño porque sudamos mucho, nunca me había bañado con alguien antes, fuimos a la cama y se sentía bien. Así como… después de comer o dormir bien, se lo dije, él se alegró, me abrazó y se durmió poco después.  ¡No quiero decir que es mi novio porque…! Aj, no me veo con él bailando una balada romántica o escribiéndonos poemas, creo que vamos a seguir yendo a cazar al bosque y riéndonos de pisar caca de ciervo, ¡no lo sé! Ahora tengo que retomar mi proyecto de entrar a las luchas de robots y mis tíos Ray, Maxim y Honore, que son casi todo el equipo que me “ensambló”, me apoyan. Creo que juntos haremos algo genial. Por lo pronto necesito dormir un poco, vamos de camino a las montañas y realmente molesta ir sentada con irritación ahí abajo.


 

Caso XI: Jean Gabin

 

Miércoles 15 de septiembre de 3030

 

Al atardecer del jueves pasado por fin volvimos al caserón de Bug, ya lo siento como mi hogar. Los árboles se tiñeron con los colores de otoño y se ve más hermoso, hasta acogedor. Los vecinos, viejos andrajosos medio borrachos, nos vieron llegar y uno gritó señalándome:

—¿Qué es eso, guardabosques? ¿Dónde estabas? ¿Qué fue de tu sobrina?

Bug respondió muy tranquilo:

—Me fui a casar con ella a Las Vegas. Mírala, ahora es mi esposa.

—Felicidades...Maldita basura blanca endogámica de ladera de cerro…

Respondió el viejo entre dientes con cara de asco. Hemos estado una semana evitando a los demás, alejados de la familia, no quiero escribir sobre lo que estuvimos haciendo porque son tonterías que solo nos importan a nosotros dos. Los primeros días me sentía demasiado impresionada con este nuevo aspecto de la vida adulta y creí que pasaría el resto de mi existencia siendo adicta a lo mismo. Después de practicarlo casi sin descanso hasta el hartazgo, dejó de parecer algo morboso y especial; está bien hacerlo, pero es como comer o dormir, no es lo más importante del mundo y él lo sabe. Ya aprendió qué me gusta, lo repite casi maquinalmente y si no le sugiero algún experimento sigue igual sin variar la rutina. Estuvimos así, probando nuevas bobadas, pero después empezamos a interesarnos en otras cosas también divertidas. Como por ejemplo probar qué tanto aguanto ahora en combate. Ya no me duele hacer los movimientos que abusivamente me programaron para imitar las técnicas de ataque de los Homo cosmos, he podido con todas las biomáquinas que se han aparecido en el bosque, incluso algunas tan grandes como Silenos, aunque todavía tendría miedo si llegara a encontrarme otro dron. Solo fallo a la hora de anticipar los movimientos del contrincante, con algo de maña me terminan dando uno o dos golpes buenos; estoy ganando más por resistencia que por estrategia. ¡Pero creo que mejoraré con la experiencia! Bug no se interpone en mi meta de convertirme en una trituradora de biomáquinas, pero no se apasiona como yo. Quienes me están acompañando en esa aventura son sus hermanas, ellas andan por su lado tratando de buscarme un evento para debutar en las luchas. Se organizan algunos encuentros en la zona y los mejores combatientes son seleccionados para ir a la Luna a probar suerte; eso es lo más alto que se puede llegar. Si consiguiera alcanzar ese nivel seguro me vería mi padre, pero Dumas me insinuó algo más hace poco: que si llegara a estar ahí, sería una excelente oportunidad para un atentado pues suelen invitar al tío abuelo Adámas a los eventos más importantes. La verdad no me siento lista para eso, es verdad que los pocos habitantes del pasado que conocen de la existencia de los tiranos en el futuro detestan al tío abuelo; pero también es cierto que los habitantes del futuro no híbridos que residen en la Luna lo respetan. Al asesinarlo, me ganaría el odio de la nación de la Luna. No quiero cargar con eso, pero si no queda más opción... Hoy de noche estábamos descansando con Bug en una torre de control del bosque, nos gusta venir a escondernos aquí en lo alto, mirando las copas de los árboles y el paisaje montañoso extenderse a kilómetros a nuestro alrededor. Las puestas de sol son hermosas y las noches inolvidables. Bug preparaba la cena mientras yo me curaba las heridas de mi última pelea, nada grave, casi todo lo entretenido en el mundo es brusco y hay que aprender a jugar así. Íbamos a comer cuando llegaron sus hermanas London, Honore y July, habían conseguido un contrincante y estaban organizando un evento de lucha en el pueblo. Pero tenían un problema, necesitaban ocultar mi identidad. Hacerme pasar por un robot cualquiera. July tenía una idea y había venido a compartírnosla:

—¡Una muñeca! Le ponemos una máscara, pintada con pestañas y todo. Como un autómata, una chica de cuerda, haciendo alusión al relato de Francine Descartes, la hija de Descartes real. ¿Qué les parece? Incluso la quiero llamar así, “Francine”, suena tan farandulero…

Bug las miró con escepticismo, preguntando:

—¿Qué relato y qué Francine?

Entonces Tía Honore le explicó entusiasmada:

—René Descartes, el verdadero, perdió a su pequeña hija y mandó hacer una réplica mecánica de la niña, cuentan que la llevaba a todas partes como si estuviera viva. Por desgracia un día la descubrieron en su equipaje durante una travesía en barco y fue arrojada al mar. Es fascinante, ¿no?

Por respuesta, su hermano giró los ojos al cielo y objetó:

—No voy a permitir que mi mujer sea una muñeca de cuerda peleonera.

London le contestó dándole un zape y comenzaron a pelear:

—Tú te pones la máscara y pareces maniquí de mercado de pulgas.

—¡No te metas en asuntos de pareja, machorra pervertida!

—Esta no es una decisión de pareja, sino personal, ¡de ella! ¿Cierto, Psique?

Me preguntó London y yo asentí, porque la verdad me gusta la propuesta de ellas tres. No me reconocerían a la primera, pero mi papá quizás captaría la indirecta. Eso me basta. July palmoteó lanzando un chillido de alegría y Bug no tuvo más opción que cruzarse de brazos resignándose a escuchar. Entonces tía Honore desplegó una pantalla holográfica sobre la mesa y enseñó algunos esbozos del diseño de lo que sería mi disfraz:

—Mira, Psique, es una cubierta realista que irá sobre tu piel, parecerá como que tu cuerpo es de porcelana articulada; hay que vestirte con cualquier cosa que no estorbe, mantendremos el nuevo color de cabello porque es totalmente distinto al original. Eso hará más difícil que te reconozcan. Solo necesitamos seguir evitando que Adámas sepa que sigues viva, Amleth ha ido con Ray a visitar la familia en la Luna y del lado de Descartes siguen sin saber nada, mientras que el viejo tío anda muy tranquilo. De seguro se ha creído que te mataron y no tiene caso seguir molestando aquí. Estará entretenido tratando de sacarle información al mismo Descartes. Pero tenemos otro problema: dicen que han visto hombres de negro por esta zona. Chicos, será mejor que salgan mañana a buscarlos y destruirlos, no les costará nada, ya saben que esos monigotes tienen un pésimo diseño. Solo no queremos espías cerca.

Al escuchar esto pregunté:

—¿Hombres de negro? ¿Cómo los que buscan extraterrestres?

London me respondió bajando la mirada:

—De hecho sí, oficialmente son herramientas del servicio secreto selenita, pero la gente del pasado creía que eran una entidad gubernamental involucrada con eventos sobrenaturales. En realidad se encargan de mantener en secreto la existencia de los viajes en el tiempo y evitar cualquier intento de impedir que la soberanía de los Homo cosmos llegue a existir. Son robots 100% artificiales con aspecto de Homo sapiens, no biomáquinas. Su inteligencia artificial es muy simple, así que no te sientas mal de romperlos. Ya te enfrentaste a uno, los fabrica la compañía de tu padre, son los SL.

Comprendí que se refería a la vez en que me enfrenté a uno con el rostro de papá, así que ya pude hacerme una idea. Luego comimos todos juntos, platicamos un rato con ellas; sinceramente me aburre hablar con July, es una mujer enfocada en ser una gran celebridad a costa de lo que sea. Creo que, como no pudo seguir cantando, ahora será representante de robots de pelea solo para volver a ser relevante y popular; me hubiera quedado de mal humor tras su partida pero me sorprendió que al preguntarle su nombre real me lo dijo amablemente y sin problemas: se llama Azul Lunae, ahora quiero tener una hija y llamarle Azul Violeta para que me envidie Dumas por robarle el nombre de sus chicas y colores favoritos; ella también cuenta que sus padres los separaron en grupos de cuatro, pero su cuarteto era el más desunido porque todos eran demasiado distintos entre sí. Estaba ella, tío Ray que siempre fue evasivo y algo aburrido, la pesada tía Sherl de anteojos de molduras gruesas que básicamente les hacía bullying a todos pese a que era la mayor y se suponía que tenía que cuidarlos, y otro más que nunca he visto y llaman Jean Gabin. Ese, según todos, “es un psicópata”. No quise preguntar por qué pues se hacía tarde y solo quería que se fueran para ir a la cama y escribir un poco. Pero tomo nota, voy a estar pendiente a escribir sobre el misterioso Jean Gabin pues es el que le sigue en edad a July. Así que pronto sabre qué tan malo puede ser.

 

Viernes 17 de septiembre de 3030

 

Le pregunté a Amleth sobre Jean Gabin, el hermano que nunca he visto, su reacción fue extraña. Estábamos platicando en un pastizal sobre la ladera de una montaña, ahí se quitó un anillo de piedra negra y lo tiró al cielo, claramente pude ver cómo se quedaba suspendido en el aire. De repente vimos sobre nosotras una serie de luces agrupándose hasta formar un gran disco brillante sobre nosotras. Chasqueó los dedos y el anillo volvió a caer en su mano y el disco empezó a desaparecer, entonces me lo entregó explicando lánguidamente:

—Supongo que ya has visto alguna de esas luces en las películas, la gente cree que son ovnis. En realidad son puertas a la red de túneles espaciotemporales. Esto es una llave que las abre ilegalmente, te permite viajar sin pagar y sin dejar rastro. Perdóname por no habértelo dado antes para que volvieras con tus padres, pero... Ya sabes, tenías que estar aquí. Ahora de todas formas no quieres volver. Toma, te lo regalo. Fue el único obsequio que me dio alguna vez Jean Gabin, la única vez que no fue aterrador. Pero de todas formas me trae malos recuerdos. Jean Gabin es… Especial.

Luego nos fuimos y estuve mucho tiempo en la cama observando el anillo. Ya puedo volver a casa, ¿pero esa era mi casa? Ya no la siento así. No lo tiro por la ventana solo por respeto a Amleth que me lo regaló, pero lo que era un mal recuerdo para ella en mi mano es ahora la prueba más grande de que ya soy una adulta y estoy tomando mis propias decisiones. ¿Estaré en lo correcto? Espero que sí.

 

 

Lunes 27 de septiembre de 3030

 

Hoy apareció Jean Gabin. No escribí en los días anteriores porque estuve ocupada acomodando la casa, ya que me mudaré aquí permanentemente y además necesité estar probando el disfraz que usaré en las luchas. Dumas terminó la máscara ayer, es un rostro de muñeca antigua, creo que es femenina y a la vez intimida lo suficiente como para una pelea. El material aguanta bien los golpes, no hay riesgo de que se rompa como la de Bug. Me he rizado un poco el cabello y logré ya en las primeras pruebas verme como un verdadero autómata de combate, July está encantada. London, tía Honore, Maxim y yo solo nos preocupamos de que el atuendo resista y sea útil como coraza. La protección extra no está de más. También estuve participando en las cacerías, yendo al pueblo, interactuando más con todos. Ya no tengo un papel tan pasivo en la familia, así que hay días en que se me olvida totalmente escribir. Esta tarde tomaba un baño en la tina con Bug. Se hablan cosas muy profundas en esos momentos después… Cuando quedas como sedada. Compartíamos un cigarrillo, me está pegando el vicio, y empecé a recapacitar en los cambios que nuestras vidas han tenido desde que estamos juntos:

—Esto es mejor que el lago, ¿no? Agua caliente y perfumada.

—De todas formas seguiré yendo, mi futuro está escrito en esa lápida. ¿No te gustaría saber qué más dice de ti?

—Dice que soy tu mujer…Ya sé lo suficiente, no me cuentes más. Creo que las profecías se cumplen solas y no es que existe el destino. Por eso no deberías espiar al futuro, nunca es definitivo, puede cambiar en cualquier momento. Leer esa lápida limitará nuestras vidas a esperar solo lo que dice ahí. Imagina, de no haberla leído, quizás hubieras sido feliz con Eco…

—La lápida dice que tendremos tres niñas y moriré de viejo.

Me “spoileó” él entre risas, le mordí un antebrazo en venganza y dijo:

—¡¿Qué importa?! Dices que se puede cambiar. No lo niego, de hecho temo que cambie. Puede pasar, es cierto, puede cambiar en cualquier momento y por eso la miro con algo de ansiedad. Pero mientras podemos elegir nombres de niña.

—Una se llamará Azul, otra Violeta.

—La tercera “Marrón” ... ¡No!, qué feos nombres. Un nombre mal elegido puede hacerte mucho daño. Te daré un ejemplo y de paso te ayudaré revelándote otro nombre, el de mi hermano Jean Gabin: le pusieron Alfa.

—¿No es un poco pretencioso…?

—Alfa Romeo G1 Lunae, mi papá tenía un auto de juguete que le gustaba mucho y le puso el nombre que venía en la etiqueta. Mi pobre padre apenas entendía el siglo XX. Creo que eso detonó todo lo que después fue Jean Gabin, pues su nombre en la familia era como una anécdota cómica gracias a la cual el pequeño Alfa era simpático para los mayores. Empezó a no tomarse en serio a sí mismo y a la vida, y cuando todo te parece un chiste puedes volverte peligroso. De niño lo recuerdo obsesionado con los autos de juguete a control remoto, los armaba y desarmaba una y otra vez, creo que era lo único que lograba emocionarlo además de Alveena que lo defendía de cualquier regaño porque lo consideraba “un genio incomprendido”, hasta la fecha son como madre e hijo; casi siempre estaba solo y era mejor no sacarlo de su ensimismamiento porque entonces se volvía un abusón tenebroso que nos perseguía por toda la casa con un jodido desatornillador. Dimos gracias a Dios cuando tu padre se lo llevó a estudiar a la ciudad. Todos creíamos que se volvería otro ingeniero en mecatrónica, pero, siempre desinteresado en satisfacer las expectativas de los demás, terminó entrando en la policía de la Luna y por sus influencias consiguió un alto puesto en el servicio secreto selenita. El diseña los hombres de negro, aunque los ensamblan en las fábricas de tu padre, ¡por eso son tan malos! He oído que es como tú pero al revés, que se fue quitando partes del cuerpo para irlas reemplazando por miembros y órganos artificiales. Dicen que actualmente solo conserva el cerebro. Por eso debe usar siempre los túneles espaciotemporales, él ya perdió el don de teletransportarse porque ya no es más que un pequeño trozo de cuerpo orgánico, no un ser humano. Lo creo, es un puto loco. Si alguien está de acuerdo en exterminar a los Homo sapiens y la humanidad en general para que solo queden robots, ese es él.

Exhalé el humo del cigarrillo y me quedé pensando. Hasta ese momento ninguno de los hermanos me había parecido “malvado”, quizás al inicio, solo de vista, pero cuando vas conociendo a la gente te das cuenta de que no hay villanos absolutos que puedas condenar sin remordimientos. Todos tienen una parte humana y alguna pizca de razón. Salimos de la tina para vestirnos, íbamos a ir a cenar con Violeta al caer la noche, pero entonces llegaron London y tío Alonso para decirnos que habían visto un hombre de negro cerca. Poco después se nos unieron Eco, tío Dreiser y Dumas, y empezaron a discutir porque estos dos últimos no querían usar armas de fuego. Lo cierto es que las armas tradicionales de ellos dos no son muy efectivas, pero también son muy buenos usándolas, ¡yo no sé! Pero estábamos perdiendo tiempo en eso, se los dije, y London ordenó que nos separáramos para cubrir más espacio rastreando intrusos en la zona. Solo las mujeres nos quedamos juntas y, como ya había sido muchas veces antes, Eco presumió su anillo de compromiso de diamantes con un verso bíblico y no sé cuántos detallitos. London rumiaba su resentimiento en silencio, es difícil acabar del todo con las malas mañas, así que escupió algo de veneno:

—Qué bueno que te quedaste con el hermano correcto, Eco. La pobre Psique ni siquiera ha recibido una flor, Bug no le ha regalado más que lo mismo que tú le regalaste a él. Suerte que Ray ya se los está quitando con un buen tratamiento.

Me hubiera enojado, pero estaba más preocupada por el riesgo de volver a dejarme sorprender por un ataque y terminar besando el suelo frente a ese par de criticonas. De repente volvió Bug y aproveché para irme con él y dejarlas solas, pero antes London le preguntó extrañada porque se suponía que iba a irse en otra dirección:

—¿Qué pasó? ¿Lo viste?

—Hm, ni siquiera sé que estamos buscando. Recuérdamelo. ¡Ya sabes que me distraigo y soy algo estúpido!

—“Hombres-de-negro”. Espero no le contagies también la idiotez a Psique.

—¿Psique?

—La chica que está a tu lado, la hija de Descartes, ¿recuerdas?… ¿Qué te pasa, Bug? ¿Te golpeaste o algo? Sácate la máscara. ¿Por qué te la has puesto de nuevo? Hace rato no te veía con ella.

Él se descubrió el rostro y respondió tranquilo, nada fuera de lo común:

—Naah, es que vi una cosa por allá, pero le perdí el rastro. Me voy con Psique.

London lo miró alzando una ceja y meneando la cabeza, se alejó con Eco y nos quedamos solos. Yo ya no tenía ganas de andar buscando presas en el bosque y me pareció que Bug tampoco, pues recostó la espalda en un árbol para volverse a poner la máscara y empezó a sacarme plática:

—¿Estás disfrutando tu estadía entre los campesinos ignorantes?

—Podría pasarla mejor.

Respondí abrazándolo y acariciándole el bulto, él se echó a reír:

—¡Imagina que tus padres supieran lo que estás haciendo! ¿Yo te he vuelto así? ¿Qué pasó contigo? ¡Está muy turbio!

Ya sintiéndome en confianza… ¡En realidad sin darme cuenta sí me he estado volviendo algo libidinosa e impulsiva! Le metí la mano en los pantalones sin pensar y él continuó con esa actitud extraña:

—¿En serio te gusto? Te podrías conseguir algo mejor, no te merezco.

—No soy una cosa, no puedes ganarme o poseerme…

Dije y entonces noté que tenía otra vez el cabello largo y no traía la misma ropa con la que salimos del caserón. No entendía qué pasaba, le busqué la marca de la mordida que le hice en el antebrazo hacía apenas una hora y no había nada. De hecho ni siquiera estaban los tatuajes. Me alejé de él rápidamente preguntando:

—¡¿Quién eres?! Tú no eres Bug.

Él siguió riéndose hasta que finalmente me contestó:

—¿Por qué te fijaste en él? Es un perdedor, el peor de todos los hijos. Hasta mi tío Adámas siempre se burla de que lo único que sabe hacer es disparar bien. No hay nada de malo en que te involucres con uno de nosotros, ¡la verdad ni siquiera somos familia y es legal! Pero debes mejorar tus gustos, subir tus estándares… Te lo digo sinceramente, yo que lo conozco pues soy su hermano.

Se quitó la máscara y esta vez mostró su rostro real, era aquel hombre que vi la última noche que estuve en mi casa, el que vestía de traje formal negro y acompañaba a mi tío abuelo Adámas. Se sacudió la ropa y como polvo desapareció para revelar el traje negro con que lo conocí, al mismo tiempo que me decía:

—Yo soy Jean Gabin, el sexto hermano. Mírame bien, la verdad yo soy el que más se le parece físicamente. La tecnología que usan las máscaras realistas del siglo XXX se basa en tu rostro, solo “traduce” los rasgos de un Homo cosmos a cómo serían los de un Homo sapiens. Curiosamente, si él quiere parecer un Sapiens se verá como yo, y si yo me quiero ver Cosmos seré igual a él. Esto lo enojó tanto que prefirió quedarse con la máscara barata que le hizo Dumas. Ridículo.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Nada. Mi tío quería saber cómo iban las cosas con los exiliados. El viejo imbécil cree que le voy a decir la verdad, cuando yo hago nada más lo que me da la gana. Quizá le cuente a mi hermana Alveena. Pero únicamente lo que me convenga. Por ejemplo, no le diría si tenemos alguna aventura juntos, no es bueno quedarse con las ganas, ya habíamos empezado…

Tuve una mezcla entre rabia y vergüenza. Hay momentos en los que siento que me apresuré demasiado en entregarme a Bug pese a todo lo que ha hecho por mí, y este idiota simplemente llegó y…Para colmo no podía reclamar, yo me adelanté a las cosas al tocarlo. Se me empezó a acercar y tuve que ponerme a la defensiva con la vara luminiscente. El hombre siguió como si nada:

—¡No te ofendas! No es tu culpa. La naturaleza siempre se abre camino y tarde o temprano iba a emerger quién eres verdaderamente. Tus padres biológicos eran criminales, gente muy peligrosa, muy violenta, muy lasciva. Es normal que te gusten las armas y los hombres… Y Bug no es celoso. Siempre ha tenido relaciones abiertas, si un día crees que él ya no es suficiente…

En ese momento llegó Bug, después me enteré que se fue en otra dirección pero se volvía a verme cada tanto por la mirilla del rifle para chequear como estaba. Así sorprendió a su hermano intentando engañarme… Se puso furioso, le vació todas las armas que traía. Cuando ya no tuvo munición se le fue encima y empezó a golpearlo, creo que ya no quiere tener relaciones abiertas. Mi tío Dreiser y Dumas llegaron a separarlos, el pintor le dio un puñetazo a Bug para que se calmara, reclamándole:

—¡¿Hasta dónde han llegado?! Ya no esconden que por celos son capaces de matar a sus propios hermanos, ¿cómo has podido dispararle? Más del 50% de su cuerpo ya no es suyo, ya no puede desvanecerse y escapar. ¡Además no te devolvió ni un golpe! Míralo, ¿dónde ha quedado el amor familiar?…

Con horror vi que Jean Gabin se levantó, literalmente se caía a pedazos pero no estaba muerto, le salían cables de entre la falsa carne gelatinosa que dejaba ya al descubierto su armazón metálica. Su rostro, antes hermoso, parecía derretirse medio chamuscado por los disparos. Se apoyó en un hombro de Dumas y opinó:

—Así es, mi querido hermano hippie. Yo solo le estaba proponiendo a la chica eso, que hagamos el amor y no la guerra.

Bug intentó volver a atacarlo, pero tío Dreiser lo detuvo y Jean Gabin exclamó:

—¡Vine a buscarlos con ánimo de ofrecer mi ayuda desinteresada y discreta! Puedo servirle de mucho a esta señorita Psique, abrirle las puertas a la Luna y hacerla indetectable para el viejo Adámas. Pero ahora me niego, a menos que Bug me pida disculpas. Me ha dañado el corazón.

Aun forcejeando por soltarse de tío Dreiser, Bug le recriminó:

—¿Cuál corazón, maldito? Si acaso lo tienes solo palpita para lamerle los pies a Alveena, a todos los demás nos traicionarías sin pensarlo dos veces.

Jean Gabin, por respuesta, se apartó las costillas metálicas dejando caer tubos y órganos sintéticos, mostrando la bomba que hacía las veces de su corazón:

—Mira, lo rayaste. Reparar este daño es caro, ahora me lo pagas o te disculpas.

Le di la espalda sintiendo un mareo y comencé a ver negro, aquella visión dantesca fue demasiado. Sufrí un desmayo y al despertar estaba de nuevo en la torre de control, Bug dormía a mi lado. Me puse a escribir un poco porque no logro volver a conciliar el sueño. Creo que mañana voy a tener mi primera pelea de pareja por celos.

 

Martes 28 de septiembre de 3030

 

Para mi sorpresa, Bug no estaba enojado. Al menos no conmigo. Sin embargo me dio una especie de advertencia en caso de infidelidad mientras me buscaba dientes de león en el prado, pues quiero tapizar con ellos el patio del caserón:

—Si te hubiera visto con él no disfrazado de mí, no hubiera intervenido. No te diría nada, solo desaparecería de tu vida. No perderé tiempo peleando por alguien que no está completamente segura de estar conmigo. De todas formas es difícil encontrar una persona que te calce bien específicamente a ti, y cuando la encuentras, ¿por qué preocuparse de que te la roben? Si era para ti, se supone que no te dejará, y si lo hace pues no era para ti. Nunca me opondría…

Le tomé una mano sin mirarlo, se la besé y seguimos caminando, creo que no hace falta ponernos cursis, él entiende. Debo ser más pudorosa quizás, tratar de actuar como mamá, como Violeta, como una mujer mayor respetable. Pero también voy floreciendo de verdad, abriéndome, y no soy una mujer del mismo tipo que ellas; ¡ninguna mujer es igual a las demás! Creo que yo tendré que ser de un material más duro, porque quiero transitar caminos más pedregosos. Y Bug es un buen compañero en este viaje…Él está bien. Ahora que lo veo sin la máscara todo el tiempo que estamos solos, noto que también era guapo, pero antes no quería verlo así pues ya había elegido a otra persona. Lo detuve para un beso. Me gusta callar lo que creo que ya es evidente, sin embargo hay cosas que es mejor recalcarlas; que quede bien claro por si acaso. Íbamos a seguir nuestro camino cuando al voltearnos nos encontramos a Jean Gabin con un aspecto macabro, algo salido directamente de una pesadilla, con partes cubiertas de vendas, pedazos de piel engrapada para remendarse el rostro y las cuencas vacías. Tenía los ojos en la mano y los alzaba en dirección a nosotros, como mostrándonoslos. Nos sobresaltó, él intentó tranquilizarnos hablando con calma mientras nos acercaba sus ojos:

—¿Qué pasa? Solo estaba apreciando este momento tan bonito.

Bug le preguntó de mala gana:

—¿Por qué carajos te sacaste los ojos?

—Son inalámbricos. Me los saco de vez en cuando para ver mejor, ahora estoy esperando que seque el pegamento con que me reparé parte de los párpados.

Tomé aire y le pregunté horrorizada:

—¿Eres todo sintético?

Él me respondió metiendo la mano libre en un bolsillo y con la otra haciendo malabares con sus propios ojos:

—Todo menos el cerebro. Quiero morir un día, Psique. ¿Para qué ser eterno? Lo que se alarga demasiado se vuelve una rutina, y la rutina siempre te hace desear un final. Al mismo tiempo temo a la muerte, a la perpetuidad, mi madre solía decir que al morir uno se va al cielo a cantarle a Dios eternamente. Imagina ese tormento, participar de un musical sin fin, sin escape y sin descanso. Quiero creer en la reencarnación. En que me moriré y renaceré como un auto. ¡En eso creo!

—Puto loco.

Murmuró Bug entre dientes y Jean Gabin siguió hablando con calma:

—Vengo de verme con July y London, me recomendaron hablar con ustedes. Les conviene a todos. Soy el hombre al que se debe sobornar para que te vaya bien en las luchas y para viajar por el sistema de túneles espaciotemporales sin documentos en regla. Además me gusta apostar y comprar robots de combate. Pagaría bien por Psique, aunque sea alquilada.

Halé a Bug de un brazo para obligarlo a que nos fuéramos de inmediato, y nos alejamos sin responderle. Por la noche nos visitó July en compañía de mis tías Honore y Maxim, que ya tienen un prototipo de matriz artificial para reproducir biomáquinas sin usar mujeres; solo necesitan empezar a recibir las ganancias que July ha prometido para hacer realidad este proyecto y empezar su propia fábrica. Van por el pueblo promocionando a July como una estrella de cine y consiguiendo más apoyo y patrocinios para su evento de lucha, vende la idea como algo glamoroso que nos empoderará como mujeres; no lo sé, la única que en serio se arriesgará a que le pateen otra vez el trasero seré yo y soy la única de ellas que no se anda luciendo en público. Sobre Jean Gabin, July nos hizo saber que vamos a tener que seguir tratando con él para que las cosas se agilicen, trataré que sea lo menos posible.


 

Caso XII: Sherl

 

Viernes 1 de octubre de 3030

 

El otoño avanza y el tiempo se va poniendo más frío. Definitivamente he dejado atrás la ropa que traje de la casa de mi infancia y actualmente me pongo lo que sea esté a la venta en el pueblo para abrigarse sin verse tan mal. Ahora que ya se me apaciguaron las ansias adolescentes que antes consumían toda mi atención, he comenzado a enfocarme de lleno en mis metas personales. July rentó la cancha de baloncesto de la escuela del pueblo y la convertirá en una arena de lucha. Está haciendo buen dinero con la venta de accesorios para robots e instalación de mejoras, mis tías Honore y Maxim están felices con la nueva fuente de ingresos. July, vanidosa como parece, resultó ser una empresaria brillante que trajo prosperidad al pueblo. Vienen mecánicos y representantes de robots de otros estados a mudarse a este rincón que antes parecía una tumba, suben las compras para la armería de London, come más gente en la cafetería de Violeta y se inscriben nuevos niños en la escuela de Amleth. Por supuesto, los hombres de la familia no dicen nada al respecto a excepción de tío Dreiser que anda preparando la fiesta para su boda y por eso se ha volcado al amparo de sus hermanas, y del siniestro Jean Gabin que tras bambalinas cobra favores y trae recursos desde la Luna del siglo XXX. Todo iba bien, demasiado bien, hasta que llegó un punto en que era evidente que el pequeño pueblo estaba moviendo más dinero de lo normal. Entonces llegaron los problemas. Mi tía Sherl, la roñosa administradora de la familia, apareció esta tarde calándose los anteojos de molduras gruesas y mirando el trajín de las callejuelas pueblerinas llenas de gente cargando partes mecánicas. En ese momento, yo estaba en compañía de Amleth y mis tías las nerds sentadas ante la armería de London, mirando a July improvisar otra rifa de accesorios para robots, bailaba y palmoteaba sobre una tarima. Por mucho que me hostigue, sin duda su estrategia tiene éxito, congrega a mucha gente y así mismo gana más fondos. Nos distraíamos así cuando tía Sherl nos sorprendió de pronto, tenía cara de indignación:

—¡Niñas! ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡¿Por qué hay una muchedumbre?!

Amleth se asustó al verla y trató de ocultarme, pero la bruja ojos de águila se fijó en su reacción y se me quedó mirando. Me reconoció al instante pese al cabello y la ropa diferente, se nos acercó boquiabierta pero justo entonces apareció Jean Gabin que por suerte ya no parece un zombi, de hecho no imaginarías que es tan inquietante al verlo formalmente vestido, con anteojos y bien peinado. Él fue directo a abrazarla por la espalda diciéndole:

—¡Sherl! ¿Recuerdas lo que te dije de que este cuchitril podría darnos mucho dinero y deberíamos venir aquí para repartirnos las tierras y vivir como reyes bajo nuestra propia legislatura, mandando al demonio a mi tío Adámas?

La tía Sherl lo miró de reojo todavía congelada con la mueca de indignación. Entonces automáticamente cerró la boca y le respondió:

—Explícame cómo funciona el negocio si no quieres que Hugo vea todos tus verdaderos estados de cuenta.

—Si mi barco se hunde te succionará con él, Sherl, estás muy cerca de mi curso. Te aconsejo que mejor me dejes a mí poner las reglas. Sé más de ti que tú de mí, yo soy el largo brazo de la ley…Sé todo de todos…

Tras esto, ella se puso seria y tranquila y se fueron juntos a la cafetería de Violeta. Yo corrí a buscar a Bug para darle las malas noticias, porque mi tía Sherl siempre es malas noticias. Antes del atardecer ya nos había invitado a todos a una tonta cena familiar, mamá siempre decía que es una odisea negarse a ir a una reunión organizada por esta vieja arpía, si no vas te critica durante todo el evento y después va a tu casa a reclamarte. Mis padres siempre tenían problemas con ella por eso, no podían sacarme de la casa y no había niñera para mí pues solo me dejaban a cargo de mis tíos y Sherl quería a todos ellos presentes sin excepción. Finalmente se enojó porque mis papás no cedían a su capricho y empezó a distanciarse. Para mí fue lo mejor, siempre me hizo sentir incómoda con sus comentarios burlones sobre todos y su visión del mundo tan aburrida. Ella era quien nos exigía siempre andar bien vestidos, ser formales y aparentar perfección. ¡Iba a tener problemas esta noche! Sin embargo tenía sus simpatizantes, London llegó a visitarnos con Amleth poco antes de la tal cena, llegaron a tomar café en el caserón y de paso la militar se puso a defender a su hermana recién llegada:

—Quisiera que se detuvieran a pensar en algo: cada mujer fuerte y con madera de líder en esta familia es tildada de mala. ¡Siempre es así! Si quieres ser una chica buena entre los Lunae, debes ser dócil, hogareña, dulce y muy femenina. ¡Y ahí tienes un problema, Bug! Porque se ve que Psique va soltándose y será de las “malas”. Jean Gabin anda con el chisme de que se le está despertando el lado salvaje heredado de sus padres biológicos, ya huele a que la van a querer aplastar como a Violeta que terminó anulada en este pueblo. ¡En la cocina, preñada y descalza! El hombre llegó a la cúspide de la evolución, pero jamás aprendió a ver a las mujeres como personas. Trae un mecanismo de autodestrucción, se vuelca en atacar a su origen, ya sea a las que son sus madres o al pasado.

Bug le respondió de mala gana:

—Más bien las mujeres traen un mecanismo de autodestrucción: dan a luz a los que serán padres y hermanos, pero los malcrían hasta convertirlos en los mismos que al crecer las van a lastimar. ¿Te parece sensato en Sherl ser tan amiga de Jean Gabin? Y no me digas que la solución es hacernos más afeminados, el hombre más andrógino y sensible de la familia es Dumas. ¡Y ya ves cómo va! Esta noche será una batalla épica entre los ofidios mayores.

Salimos todos juntos al caer la noche, fuimos a callejear por el pueblo para hacer tiempo porque hay que fingir que llegas tarde pues con tía Sherl hasta la espontaneidad y los imprevistos son planeados. Siempre la culpé un poco de mi tediosa existencia en la casa de mis padres, era ella quien llegaba de vez en cuando a reprimir cualquier atisbo de originalidad; además nos obligaba a seguir tradiciones familiares aunque fuera absurdo mantenerlas vivas, por ejemplo: al inicio de cada reunión familiar preguntaba a todos si recordaban una vez que tío Ray derramó la jarra de refresco en la mesa antes de comer y todos se rieron. Ella siempre estallaba en carcajadas recordándolo, aunque era evidente que ese era un mal recuerdo para mi tío y los demás solo le seguían la corriente de mala gana porque “tradición” y “nostalgia”. Esta vez no fue diferente, se sentaron todos en una gran mesa en la azotea de la cafetería de Violeta iluminada con hileras de luces, y ella contó la misma anécdota de siempre y se rio mientras los demás se quedaban indiferentes y los más amables forzaban una sonrisa. Para mi sorpresa, algo nuevo sucedió: tío Ray quizás contagiado por tantos cambios y rebeliones personales, hizo su propia insurrección atreviéndose por primera vez a confrontarla:

—No es gracioso, ¿por qué te diviertes reviviendo un momento en que sufrí? Me sentí mal aquella vez en que fui el hazmerreír de la familia entera. No tiene sentido, parece que no me tuvieras afecto.

Todos se quedaron confundidos y tía Sherl replicó molesta:

—¡Oh, Ray, no seas un aguafiestas! No fue tan grave, qué amargado eres, estamos aquí para divertirnos en familia no para que saques tus resentimientos.

—Si no te gusta mi presencia, ¿por qué me presionas para que venga?

Siguió confrontándola el médico, tía Sherl se empezó a enojar de verdad:

—¡¿Cuál es tu problema?! ¡Simplemente es una broma!

Bug, sentado junto a mí con displicencia, exclamó en tono desafiante:

—Contigo, Sherl, siempre es una broma hasta que el blanco de las burlas eres tú, en ese momento se convierte en abuso y haces un escándalo. ¿Sabes qué es divertido? Que tu alias sea Sherlock Holmes y cada vez que un extraño sonríe y dice que ese nombre es masculino tú te indignes y des una clase de historia para demostrar que “Sherlock” en realidad sí es nombre de mujer. ¡Te lo dicen en broma y no lo captas, vieja rancia! Pero en fin, Ray tocó un buen punto, ¿por qué obligarnos a venir si sabes que no nos gusta y te molestamos?

—Porque somos una familia, así debe ser. La familia no se elige y debe estar junta. Y Sherlock es nombre de chica, infórmate, significa “rizos brillantes”, es hasta más femenino que el horrible “Agatha” que consta en mi acta de nacimiento.

Le contestó tía Sherl enojada, yo tomé nota del “Agatha” y tío Ray se levantó alzando su copa y exclamó:

—Basta, dejemos las discusiones. ¡Mejor demos gracias por estar todos juntos y felices! ¿Verdad, Dreiser? Estamos de fiesta, pronto se casa nuestro hermano, por fin podemos estar con Psique fuera de la casa gris de Descartes en la Luna, el bebé de Violeta ha crecido mucho y tenemos que ser agradecidos con la vida.

Mi tío Dreiser y Maxim, los dos más sumisos, le siguieron la corriente brindando y aplaudiendo; pero todos los demás estaban tensos. Dumas, que estuvo todo el tiempo con los codos sobre la mesa y el mentón apoyado sobre sus dedos entrelazados, mirando a los demás con cara de víbora calculando, decidió hablar para poner orden e ir al grano; al igual que los demás tenía prisa por terminar todo pronto:

—Olvidamos dar gracias por la prosperidad de mi querida July. ¿Qué opinas de sus negocios en el pueblo tú que eres una experimentada economista, Sherl?

—Bien, bien, se diversifica en torno de un área que parece muy fértil, esto de las luchas de robots mueve bastante dinero ahora que lo veo…

Respondió calándose los anteojos. Jean Gabin opinó:

—Es un negocio seguro. Pero les aconsejaría lo dejen aquí, en esta tierra. Las luchas amateurs son casi todas arregladas, es más un teatro. Se acuerdan con dinero, Psique estará segura y July seguirá cobrando bien las entradas. Luego…Tengo unas biomáquinas que me gustaría que ella representara, quiero revenderlas y eso me ayudaría mucho a promocionarlas.

Dumas le hizo señas a Violeta para que sirviera la comida y los demás se distrajeran, pero yo seguí poniéndoles atención disimuladamente. El mismo Dumas empezó a hablar por mí mientras yo me preguntaba si debería decir algo:

—Sí…Pero Psique no quiere quedarse aquí, quiere llegar a la Luna, para que la vea Descartes. Al menos una vez podrías conseguirle entrada, Jean Gabin.

—¿Ya le estás lavando la cabeza para que sirva de excusa para otro atentado? Mira, Dumas, desde hace tiempo he querido sentarme y hablar contigo sobre esto. No te voy a reprochar, solo aconsejarte como un hermano mayor. Las cosas no van así, ¡todo puede hacerse! Pero bien planeado y ejecutado. Yo sé que tu meta es conseguir que tu hijo herede el trono. No lo niegues, yo también quisiera ser tío del jefe mayor, no el sobrino que le hace los mandados. Pero si quieres que esa transición se dé rápido y sin problemas, debes hacer que la partida del viejo parezca accidental. Que la familia quede libre de culpas.

—Pero… ¿Y si nadie sabrá que Psique es Francine, la hija de Descartes, y ella accidentalmente mata al hombre durante el encuentro?

Preguntó Dumas y tuve un escalofrío, nunca he matado un ser humano. Jean Gabin respondió:

—La escolta del viejo la atacaría al instante. Es suicidio. No desprecien a los hombres de negro, los que protegen a Adámas en eventos públicos son máquinas especiales diseñadas por Descartes y probadas por distintos supervisores de calidad. Son los robots asesinos más peligrosos que existen y ninguna biomáquina podría hacerles frente. Si tu meta es matar al viejo debes hacerlo durante una reunión privada, en confianza, ¿o quieres sacrificar a tu hija adoptada por tu hijo de sangre?

Entonces Violeta intervino, ofuscada:

—¡De ninguna manera! Yo di a luz a los dos. Los dos son mis hijos y no lo permitiré. ¡Y si insistes en esto da por hecho el divorcio, Dumas!

Todos se quedaron quietos y serios, menos la tía Sherl, que de un trago se bebió una copa de vino y exclamó golpeando la mesa:

—¿Ya ven? La mano que mece la cuna maneja al mundo. ¿Y por qué el niño tendría que heredar la corona ya? ¿Por qué no tenemos una reina híbrida? Yo creo que Violeta inspira mucha confianza, ¡Sí, la van a odiar en la Luna! Pero… ¿No somos más los híbridos y Homos sapiens que el puñado de Homo cosmos puros que nos gobiernan? La humanidad debe encarrilarse de nuevo, tenemos que recuperar las tradiciones y valores del pasado. ¿Y qué mejor para ese trabajo, de educar a una nueva generación, que una madre? ¡No se enojen, hermanos! Yo sé que somos tradicionalistas, pero… ¿No es la mujer la encargada de administrar la casa, mientras ustedes salen a ganarse el pan? Y se enorgullecen de eso, ¡me parece bien! Que hagan ustedes el trabajo pesado, cazar, levantar piedras, construir letrinas, yo que sé, mientras Violeta asesorada por mí gobierna la Luna. ¡Alveena que es tan linda puede venir y gobernar aquí! Por protocolo nada más, alguna nación…Hay tantos palacios vacíos donde podríamos mandarla a descansar mientras sus hermanas menores la relevamos. Si lo que la pequeña July ha hecho en el pueblo, siendo apenas aconsejada por mí, los ha impresionado tanto, imaginen que haría yo con un mundo entero. Dos mundos, este y el original. Y solo necesitamos sacar a mi tío del camino, y…Claro, apartar suavemente a Fy y Alveena. ¡Que pueden seguir en sus cargos bajo mi asesoramiento y la protección de Jean Gabin!  Como ha sido todo este tiempo. Y sobre Hugo y Descartes… Hm, pues tendrán que aceptarlo los cambios, el nuevo orden…

Jean Gabin la interrumpió entonces:

—Suena como otro nefasto futuro apocalíptico sangriento, pero esta vez con cólicos menstruales. Alveena no podría solo ir a esconderse a un palacio, en realidad le importa trabajar haciendo caridad por la gente del pasado, aunque no pueda hacer mucho ni lo creas. Además, sigue siendo un suicidio atentar contra mi tío. La mayoría de Homo cosmos lo apoyan, después del regicidio se nos echaría encima toda una turba indignada.

—¿Qué tan indignada permanece una turba bajo una lluvia de balas?

Contestó tía Sherl, después continúo diciendo:

—De seguro esos tus hombres de negro pueden mejorarse para convertirlos en un ejército de verdad, no sería problema Maxim y Honore. Haz bien tu trabajo, como buen hombrecito, y ayuda a tu hermanito anarquista de catálogo de modas a planear un atentado de verdad. Esta niña Psique no tiene por qué ser un kamikaze, tontos, ya nos ayudará bastante si nos ayuda a consolidar el negocio aquí en el pueblo. Por eso, ahora me preocupa más que Psique resulte siendo una “robot luchador” convincente. Que no la reconozcan y que esté a la altura de un encuentro de lucha profesional, ¿lo está?

Todos se volvieron a mirar a July, esta última se encogió de hombros diciendo:

—¡Lo sabremos en nuestro maravilloso evento inaugural!

En ese momento me fijé en el poder de mi tía Sherl sobre las otras féminas y sobre los hombres, que tardaban en captar cómo ella se burlaba de todos y los hacía cumplir sus órdenes. Volví al caserón con la cabeza llena de ideas nuevas, algo obsesionada con lo que tía Sherl dijo en la cena. Estábamos en la cama con Bug, mirando una de mis películas de terror, cuando después de mucho pensar le pregunté:

—¿Me seguirás amando siempre? Ahora sabes que bajo el uniforme negro no era tan indefensa. Siempre tuve impulsos que no comprendía, Bug, pero ahora van tomando forma.

—Lo supe desde el primer día, cuando andabas toda caliente por tenerme cerca y después ibas a darme un balazo sin pensártelo dos veces. Deduje que de tanto esconderte se olvidaron de enseñarte a ser una persona y eras una salvaje. Pero pensé: si es para mí, le debe gustar ser apisonada sin piedad, para eso tiene que ser tanto o más ruda que yo, así que está bien que sea así.

Luego ya no hablamos más, me subí en él e hicimos lo que las parejas hacen en secreto, pero todo mundo sabe que hacen, lo cual es tonto. Esto era el amor y el sexo. Lo pintaban como una cosa tan mágica y misteriosa, pero de hecho es como un juego de luchas sin ropa donde si pierdes en realidad ganas porque eso es lo que se siente mejor. Bug está bien, creo que si algo funciona no hay que cambiarlo, así que de seguro es verdad que nos espera una vida juntos. No tiene caso perder más tiempo con este tema. Por eso cuando se durmió empecé a escribir… No puedo ser como mamá o Violeta que han hecho el ser esposas y madres el centro de su existencia, no es suficiente para mí. Necesito algo más. Me haré un nombre dentro del deporte favorito de mi padre. Esa es mi meta, así es como quiero que me vean todos. Si para eso debo cambiar la historia ayudando a matar al tío abuelo…Bien, todo lo que vale la pena es caro, duele, o es algo violento.

 

Sábado 2 de octubre de 3030

 

 Hoy por la mañana terminamos los últimos detalles del equipo que usaré en los eventos de lucha; la movilidad es un poco incómoda porque debo usar unos accesorios para pretender que mis codos y rodillas son articulaciones mecánicas y así tener el aspecto de una muñeca animatrónica. Tía Honore dice que es porque el material es nuevo, se irá ablandando con el uso. Por lo demás, llevaré un atuendo sencillo y ligero al estilo de ropa interior antigua, unas medias, corsé y pantaletas de encaje. Al terminar de revisarlo nos quedamos platicando un rato en el taller que mis tías han montado en una casita del pueblo. Éramos las dos mujeres ingenieros, mi tío Ray que nos sigue ayudando a escondidas de mis padres, Bug, Amleth y yo. En cuanto Amleth se fue, tía Maxim comentó en voz baja:

—Hay que tener cuidado con ella, le cuenta a Violeta cada cosa que oye, y así Dumas se entera de todo. No me gusta el camino que van tomando las cosas. Jean Gabin confiscó una de las mayores competencias de la empresa de Descartes y en sus instalaciones está produciendo mil quinientos nuevos hombres de negro mejorados con nuestras revisiones. Desde que se juntó con Dumas ya solo habla de revolucionarse. Temo que hagan una locura.

Bug le informó también bajando la voz:

—Están planeando tomarse el palacio en serio. Me han pedido que los ayude, pero les estoy dando largas porque sospecho que cuando el matrimonio de primos llegue al poder solo será para hacer un nuevo fin del mundo, igual al anterior pero más artístico.

Entonces Tío Ray opinó, con una sonrisa triste:

—Quizás es lo que merece la humanidad entera. Nos reproducimos como una plaga solo para destruirnos entre sí, y a nuestro entorno. El gran fin de todas formas vendrá lentamente, con calma, un único testigo lo recibirá cuando ya no nazca ningún niño y la vejez le arranque la vida, y quizás entonces ni siquiera sienta angustia. Quizás para entonces haya aceptado lo inevitable. Como yo. Hemos sido horribles habitantes de este planeta, ¿qué nos hace pensar que podríamos quedarnos aquí para siempre sin castigo?

—Ni siquiera el cura habla de forma tan pesimista…

Se quejó tía Honore dándole un empujón y tía Maxim murmuró:

—El cura es más vivo que todos nosotros y anda ajeno a todo gozando la vida a su manera. Opino que hagamos lo mismo, ayudemos a nuestros hermanos y después vámonos, hagamos nuestra vida. En verdad podemos hacer mucho dinero con los robots de combate, y ganaremos todavía más con el proyecto de matriz artificial. Imaginen eso, seremos los dueños de la única fábrica de biomáquinas barata, rápida y sin implicaciones éticas…

Mi tío Ray se pasó las manos por el cabello y la interrumpió diciendo:

—Haces planes sin tomar en cuenta que la familia decide en base a lo que asegure que la familia seguirá siendo rica. No será el dinero de Honore, Maxim o Ray, será el de “los Lunae”. No nos van a dejar iniciar algo que a la larga no vaya a las arcas administradas por la familia, nos van a cobrar el haber nacido, hermanos… Y si nos negamos van a tratarnos como lo peor, la misma Sherl que ahora tanto nos anima va a difamarnos con todos los que pueda, para que se nos cierren las puertas y hasta seamos perseguidos. Así son ella y Jean Gabin, ¡hace mucho hubieran derrocado al tío Adámas! Pero lo han tolerado solo porque él les permite manejar el dinero a su antojo. Ahora que tienen una oferta más jugosa, lo matarán. ¿Qué nos impide imaginar que harán lo mismo con nosotros si no les damos el control de nuestros negocios? Los permisos para usar madres subrogadas es lo que pone pan en la mesa de Víctor Hugo el abogado de la familia y los sobornos para que las biomáquinas vengan a este bucle espaciotemporal a reproducirse ilegalmente son la mayor fuente de ingresos de Jean Gabin. Y ellos dos son fieles hasta la muerte a la familia. No es ningún secreto… Nosotros nunca seremos libres y estaremos en paz con la familia al mismo tiempo. Por eso yo prefiero solo seguirles el juego y…vivir.

Escucharlo hablar me exasperó un poco, ¡desde que era niña se ha encargado de hacerme perder la paciencia con su actitud indecisa y conformista! Me dirigí a tía Honore y le pregunté soltando una bomba, porque ya estaba harta de tantos secretos tontos:

—Hablan mucho del dinero cuando tienen otras cosas por las qué preocuparse y quizás los motiven más a actuar. Si Jean Gabin es quien da los permisos para que las biomáquinas entren ilegalmente, entonces por su culpa su hermana July fue abusada y obligada a producir biomáquinas. ¿Seguiría con su negocio turbio de saber esto? Si no hacen algo al respecto, ese atropello que sufrió una mujer de esta familia seguirá ocurriendo en muchas otras más. ¿No me creen? Pregúntenle a London y July, no me importa si se enojan conmigo por no guardar el secreto que supe el día que me enfrenté a Silenos, que fue la biomáquina que la atacó, ya estoy cansada de verlos complicar tontamente sus vidas por no ser sinceros, hablar claro y mover sus traseros.

Después de eso abandoné el taller y me fui a la cafetería de Violeta. Me senté en una mesa alejada del resto de la gente, de todas formas los demás pueblerinos nos evitan, he notado que ya es inútil que usen los alias. Ha llegado gente de otras ciudades que los conocen y ya nos llaman “los Lunae” a secas, solo a mí no me ubican y simplemente me dicen “la mujer del que se cubre la cara”. Me suena algo ofensivo, como dos peldaños arriba de Frida la perra de Dumas. Poco después llegó Bug, se sentó frente a mí y pude ver que tenía los ojos enrojecidos. De seguro había llorado. Solté un suspiro, ¡no tuve mucho tacto al decirles lo de su hermana July! Le tomé una mano y se la besé intentando disculparme:

—Tenía que decirles la verdad. Podría pasar de nuevo, hay que hacer algo al respecto…

—Quiero matar a Jean Gabin. Pero también sé que no sabrá vivir cuando sepa que su ambición provocó la desgracia de su propia hermana.

De repente vimos a Jean Gabin asomar tras de una banca, estaba sentado ahí con tía Sherl y nos habían escuchado. Oh, Dios, en ese momento supe que todo estallaría. Tuve que contar varias veces lo que vi y oí aquella tarde en la casa del trigal, de repente estaban ahí Dumas y tío Alonso, mandaron a llamar a July y a London, cerraron la cafetería para que la familia hablara a solas. Alonso y Bug querían matar a Jean Gabin, London y July se enojaron conmigo, los demás no paraban de llorar, fue un caos. Tuve que salir del local, ya cuando caía la noche, y me senté a tomar aire a orillas de la calle. Minutos luego salió tía Sherl, sacó una licorera de su bolso, bebió dos largos tragos y me dijo:

—Vamos a ayudar a tus tíos con su proyecto, habrá que hacer algunos ajustes, cambios administrativos…Tú solo debes dar un buen espectáculo peleando.

—No les ayudaré si no dan libertad a todos los hermanos de desarrollar sus proyectos, tía Sherl. ¿Por qué nadie se opuso a la idea de usar mujeres como incubadoras de biomáquinas? Si no reprimieran las opiniones contrarias de los demás, quizás todo esto se hubiera evitado. Creo que aún no sabemos qué tan graves han sido las consecuencias de esa pésima decisión de mi padre….

Entonces ella me confesó, dándose golpes en la frente:

—¡Fue mi idea! Yo se lo pedí porque un par de amigas mías querían un empleo desde casa y simplemente embarazarse y recibir dinero sonaba bien. Tu padre se negó, pero lo obligué amenazándolo con aumentar los impuestos si no cooperaba con lo que yo creía era el deseo de las mujeres…

—Fue inmoral, tía.

Tía Sherl se puso muy roja y me replicó casi sin aliento:

—No, fue…Un accidente. Sabes que esta familia es muy decente, que tenemos nuestros problemas como todos, pero nuestros valores…

—¿Valores, tía? No hay uno solo entre nosotros que no tenga faltas graves.

—Todas las familias son así, sobrina. No existen las familias de cuento, donde todos son buenos y se aman. Lo normal es esto… Podría ser peor…

—No, tía Sherl, es tiempo de admitir que esta familia tiene un problema muy grave y si no cambian sus costumbres irán cayendo cada vez más en la decadencia. ¿Eso quiere? ¿No le importan sus hermanos?

Entonces se sentó en la calle a mi lado, bebió algo más de alcohol y habló:

—tuvimos siempre gustos caros. Lujos que se pagaron con lágrimas, con sangre. Nos juzgan cuando ya no hace falta, estamos condenados. Lo único que quisiera es justo lo que no puede comprarse, que fuéramos felices.

—Ellos serán felices si les da libertad y respeto, tía. ¡Le están ofreciendo un negocio honrado con las luchas y la matriz artificial! Ya no sigan con la corrupción. Ganará mucho si todo sale bien… Ya libre de las limitaciones del viejo tío…Y suyas. Ahora entre y platique con sus hermanos, hagan las paces. Yo quiero ir a caminar un rato para relajarme antes de la pelea de mañana, dígale por favor a Bug que lo esperaré en casa. Debo dormir temprano.

Después de tranquilizarla así, di un breve paseo por las solitarias calles del pueblo pensando en cómo demonios voy a dar una buena impresión mañana. La verdad es que no soy precisamente destacable peleando. Me falta mucho para estar a la altura de Eco y los drones casi me mataron. Voy a pelear confiando únicamente en mi fuerza de voluntad. Encontré una tienda de tatuajes junto a un bar, tuve una idea para despistar a quienes me vean peleando y de paso hacerle un pequeño regalo a Bug: me tatué una pequeña mariquita en el muslo izquierdo, justo la parte que quedará descubierta. En un principio quise un diente de león, pero creo que esto servirá mejor como una discreta declaración de amor. Una “Lady Bug”. Después fui a casa y lo esperé, venía medio desanimado y cuando me vio la novedad se quejó de que le gustaba con la piel intacta, pero de todas formas lo agradeció. Venía obviamente deprimido, no quiso hacer el amor y me recordó que tengo un retraso en mi periodo. He leído que es normal cuando te está empezando a venir, además siendo él híbrido sería muy raro que me embarace tan pronto, no creo sea nada serio, de todas formas mañana hablaré con tío Ray. Ahora me cuesta dormir, tanta tensión y yo intento guardar la calma con la tenacidad de un animal que se aferra a la vida sin miedo a desafiar a los depredadores con tal de conseguirlo, o la de una máquina que debe cumplir sus tareas programadas. ¿En qué me he convertido?

 

Domingo 3 de octubre de 3030

 

Estoy embarazada. Tres embriones, todas hembras, lo supe en una consulta a solas con mi tío Ray que hizo una escena como si fuera a llorar de emoción; me abrazó y felicitó muchas veces. Yo solo tuve un mal presentimiento. Le pregunté al instante si eso afectaría mis planes en las luchas y él dijo que sí, especialmente en los últimos dos trimestres. Además, luego de eso por ley no podré participar más. Dice que el protocolo de no sé qué les exige a las mujeres de la familia que una vez sean madres deben dedicarse exclusivamente a criar a sus hijos y dar esa imagen de ama de casa ejemplar que mamá y Violeta transmiten y me da tan mal rollo. Al ver mi futuro aparentemente destrozado, pregunté si el aborto era opción. Mi tío me dio una bofetada por respuesta. Inmediatamente después me abrazó y pidió disculpas, diciendo que mi embarazo era un milagro, una bendición, lo mejor que me pudo pasar, la alegría más grande…Y yo no lo sentía así… Pero ya veo que esto es lo que todos esperan de mí. Me gusta la idea de formar una familia, sin embargo ahora no era el momento. Le pregunté, por curiosidad pues ya es demasiado tarde, si pude haberlo evitado. Así me explicó por fin qué son los condones… De hecho, la tecnología futurista ofrece muchos y muy eficaces métodos anticonceptivos, pero Bug no quiso usar ninguno conmigo pues creo que para él y la familia entera el procrear es el éxito más grande. ¿Por qué? No lo entiendo, no es como que gane un campeonato de luchas; cosa que ahora ya no podría lograr. Pero recordé que tío Ray dijo que me quedaban tres meses en los que quizás…Así que le pedí me guarde el secreto hasta que me haga conocida en las luchas, no me importa si luego solo quedo como entrenadora o representante de otras biomáquinas, quiero que me recuerden por esto…Y no por acabar con mi primer óvulo maduro fecundado en exceso por los galones de esperma que me bombearon. Él aceptó callar conmigo hasta el término del primer trimestre. Siento que, viva o muera, al final de esta aventura mi existencia volverá a ser de alguna forma rutinaria en una casa familiar. Quizás me guste, no lo sé, quizás entonces comprenda al tío Ray que encuentra alegría y paz en su vida de prisionero. Pero por ahora solo me mueve un fuego interno, se me acaba el tiempo. Volví al caserón para descansar unos minutos antes de la pelea, escribo, pienso, quisiera imaginarme lo bueno…Los cinco juntos en el bosque, jugando con las niñas, no sé, pero solo me imagino que no podré cuidar tres bebés al mismo tiempo y me va a doler horriblemente traerlas al mundo, como dijo London. Que siempre estaré ocupada en casa y encerrada como antes. Soy mala por esto. Dejaré de escribir ya, pronto deberé ir al evento y quiero llorar.

 

Al fin participé en mi primer evento formal de lucha, no fue nada sencillo… Las dificultades empezaron mucho antes de estar en la arena. A medio día Bug llegó al caserón, estuvo ayudando a un lugareño a encontrar una vaca que se le perdió por un sendero. Comimos algo y él me vio rara, al instante me preguntó:

—¿Qué te dijo Ray?

No soy buena para mentir, no pensé en qué haría si él directamente me preguntaba. Cualquier respuesta que no fuera la verdad de seguro iba a sonar muy ilógica y no pude hacer otra cosa que romper en llanto. Él de inmediato me preguntó si “había perdido a la niña”, era inútil mentirle y la experiencia me ha enseñado que evadir la realidad en la familia solo lleva a problemas futuros aún más graves. Decidí hacer lo correcto, hablar sinceramente:

—Son tres niñas, las tres de una vez.

Él por supuesto se puso contento, me abrazó y todo, pero notó que yo no lloraba de alegría o emoción, sino que realmente estaba desolada. Entonces intentó hacerme recapacitar sobre nuestras hijas, aunque oírlo decir que tenemos hijas y somos padres solo me hizo llorar más:

—¿Por qué estás triste? Toda la familia se alegrará y nos ayudará a criarlas.

Sollocé más fuerte, otras tres niñas educadas por ellos… Él siguió hablando:

—Ahora sí eres realmente parte de la familia. Olvida el pasado, tus tíos y al que llamabas padre son realmente tus cuñados. Ya está todo en orden.

—No entiendo por qué querías que lo hiciera tan pronto, ni siquiera pude terminar de conocer la vida. ¿Por qué te hace tan feliz? ¡No me digas esas palabras huecas de que es algo mágico, el amor y no sé qué! Hablan de los hijos como niños que anhelan tener un cachorro solo para abandonarlo cuando se hace mayor y se aburren de él. Serán tres mujeres que nacerán en una familia donde los hombres te tratan como una propiedad, en su sangre viene toda la herencia de tu familia y los genes malignos de mis padres psicópatas, nuestras vidas ahora girarán en torno a ellas. ¿Tú no tenías otros planes para la vida aparte de esto? Yo sí. Yo quería vivir, y me siento mal y egoísta por decirlo, ¡pero tú viviste más de cien años siendo libre y yo apenas pude caminar bajo el sol unos cuantos meses y ahora mi suerte está echada! ¿Por qué no me diste la opción de elegir cuando hacerlo?

Bug me respondió, algo confundido:

—Psique, la mayoría de mujeres sueña con esto, ser madres y que su marido esté feliz y orgulloso al respecto. ¡Esto es lo que las mujeres quieren! Piensa, al menos nunca estaremos solos en nuestra vejez, ¡las tendremos a ellas!

—¿Cómo tu madre te obligó a ti a cuidarla hasta su muerte? Y tú, ¿realmente las amarás o serás como mi padre que me mutiló o tu padre que intentó matar a Dumas? No quiero acabar como Violeta. Pero tampoco quiero separarme de las niñas como pasó con mi madre biológica…

Él me tomó una mano y dijo:

—No te pido que sacrifiques tu vida por amor a mí, como si fuera tu dios o me lo mereciera. ¡Pero ya están aquí! Míralas como una oportunidad de hacer las cosas mejor y distinto que nuestros propios padres. ¡Como un proyecto alterno a los otros que tienes! Te seguiré apoyando en tus peleas, no me importa si tengo que estar cambiando pañales mientras tú te vas a darte de puñetazos con un camión de helados, te prometo que voy a defenderte ante todos para que puedas seguir haciendo lo que te gusta y no te limite la tradición. Y no soy tan imbécil como para pensar que este ya es nuestro final feliz, de hecho van a ser varios años incómodos, más carencias, ¿pero cuantos millones de millones de parejas no viven lo mismo? Ya sé que no es tan genial, sí, pero es otro capítulo de la vida. Vamos a ser una nueva familia, yo quería formarla contigo. ¿Tú no?

En ese momento me di cuenta de que sí, en realidad sí quiero que él sea el padre de mis hijas. Luego de eso me sentí mejor, ya no solo pensé en que me da miedo dar a luz, o en que no quiero que me hagan preguntas o reaccionen como mi tío Ray que me abochornó actuando como si fuera la primera y última mujer preñada del mundo, angustiándome con la idea de que mi vida se podría reducir a esto. Ahora pienso en hacer mi familia a mi gusto, imagino a las niñas bonitas como sus tías, probablemente traviesas, criadas en el bosque y fuertes. ¡Las haré indomables! Temibles… Pues sé que están absorbiendo de mí el enojo y la ambición frustrada. Acordamos con Bug aún no decirle a los demás, sin embargo cuando llegamos al pueblo y fui al taller de mis tías para prepararme antes del evento, tía Sherl apareció pidiendo que nos dejaran a solas, que ella me ayudaría a vestirme. Así fue y entonces me habló bajando la voz:

—Tu tío Ray me dijo algo sobre ti, me pidió ser muy discreta. Pero tenemos que hablar al respecto. Los hijos también son un negocio, ¿sabes?

Me volví a verla espantada, ella siguió hablando tranquila:

—Sí, es una inversión a futuro. Una de tus niñas podría ser comprometida con el hijo de Dumas. Que todo quede en familia. Yo quisiera ser la madrina de tus bebés, ayudarles a que nada les falte, velar por su futuro. Eso te daría mayor libertad, más seguridad. ¿Qué opinas, Psique? ¿Seremos comadres?

Mis hijas ni siquiera han nacido y ya están decidiendo hasta con quien las van a casar. Me cubrí el rostro con la máscara de muñeca para ocultar mi expresión y asentí con la cabeza. Necesitaremos el dinero que de todas formas era del padre y ella misma le quitó. Pero no voy a presionar a las chicas a casarse con nadie, menos con su primo hijo de dos primos… Ellas tendrán sus propios problemas, su propia historia… Terminé de vestirme y fui a un baño para verme en un espejo, en verdad no estaba de humor para ser coqueta, solo quería que me dejara sola. Me miro bastante irreconocible bajo el disfraz de “Francine”, las falsas articulaciones de muñeca antigua parecen verdaderas y el rostro primorosamente pintado por Dumas luce como el de una niña muerta. Tuve un pequeño mareo imaginando que podría terminar siendo la tumba de carne de tres niñas no nacidas, pensé en que Amleth abortó una vez, lo mencionó. Creo que nunca pensó en lo que llevaba en el vientre como un niño, quizás eso lo hizo más fácil; yo no puedo, ¡no puedo! Es que para empezar no las imagino niñas, me imagino que llevo cargando a tres señoras y si hago algo mal me lo reclamarán, ¿no lo hice yo con mis padres? Y aquí estoy yo, atónita por estar en cinta cuando hace menos de un año todavía jugaba a las muñecas. ¿Cómo podría de pronto volverme una autoridad incuestionable? Quise volver a llorar y me contuve. Podía escuchar que mi tía Sherl todavía estaba afuera, platicando con Bug. Cuando salí nos dejó solos, yéndose con una sonrisa, le pregunté a su hermano entonces:

—¿Te dijo lo de ser madrina de las chicas?

—Le respondí lo mismo que creo le respondiste tú, estamos quebrados.

—Ahora podremos comprar toneladas de condones.

Comenté dándole un golpe en el estómago, se quejó entre risas. Es un idiota. Salimos a la arena y el lugar ya se veía lleno, en un palco de honor estaban los cinco hermanos mayores: tía Sherl, el siniestro Jean Gabin, tío Ray que parecía muy preocupado, July y Dumas con mirada de víbora traicionera vigilando de reojo a sus hermanos mayores. Pude ver que Bug se iba a un lugar alto detrás de la tribuna y llevaba su rifle, unos hombres empezaron a reclamar por eso, otros hacían comentarios sobre mi cuerpo, tuve que soportarlo estoicamente, se supone que soy un robot. Una biomáquina. Mi tía Sherl susurraba cosas al oído de mis tíos y los demás simplemente obedecían, algo estaban tramando. Pude leer los labios de July, me miraba nerviosa preguntando si realmente yo sería capaz de un buen desempeño, mi tía Sherl sonrió y dijo: “todo está arreglado”. La otra biomáquina entró también a la arena, se trataba de un cóndor biomecánico. No se veía nada bien para mí, los drones eran mucho más pequeños y casi me mataron. El evento comenzó cuando Jean Gabin bajó del palco, se puso en mitad de la arena e improvisó un discurso, mientras veía de vez en cuando a tía Sherl, como esperando que ella aprobara cada una de sus palabras:

—Queridos amigos, es un honor tenerlos aquí en la inauguración de la arena de mi amada hermana July. Quiero aprovechar este momento, para decirles que hoy comenzaremos una lucha contra la reproducción forzada de biomáquinas mediante el abuso de mujeres inocentes. Lo cual es un crimen que ha marcado a muchas familias, incluso a la nuestra. Quiero decirles, amigos míos, que yo estoy sufriendo con ustedes. ¡Mi hermana July fue víctima de este atropello! Y este día vamos a cambiar eso y darle justicia a todas esas madres, hijas y hermanas nuestras que corrieron esa misma suerte. ¡De ahora en adelante la reproducción ilegal de biomáquinas será un grave delito!

La multitud comenzó a cuchichear entre sí, estaban asombrados, hasta que un hombre se levantó para gritarle:

—¡Pero si tú mismo ofreces el pase ilegal de las biomáquinas y no tramitas las denuncias a cambio de un soborno…!

Jean Gabin le respondió sacando un arma y disparándole. Hubo gritos, pero con otros tres disparos al aire todo volvió a estar en silencio. Entonces continuó su discurso:

—Además que de ahora en adelante será prohibido reproducir sus ejemplares así, solo será posible hacerlo en los talleres de mis hermanas Maxim y Honore, los que lo hayan hecho antes van a ser multados. Se les confiscará el 20% de todo su patrimonio por cada biomáquina reproducida ilegalmente.

Hubo más gente escandalizada cuchicheando y alguien se atrevió a comentar:

—Pero quedaremos todos en la ruina…Mientras ustedes se enriquecen más…

Jean Gabin respondió:

—¡Tienen una solución! Pueden recuperar las pérdidas. Pueden asociarse con mi hermana July, o patrocinar a su biomáquina Francine. Yo le tengo mucha fe y puedo asegurar que tendrá éxito. ¡Hagan sus apuestas!

“Ja” se escuchó decir a lo lejos entre algunas risas, pero nada más se dijo. Me volví a mirar a Bug y ahora estaba acompañado de tío Alonso y London, todos estaban armados. Jean Gabin pasó a mi lado y me dijo al oído dándome algo en las manos:

—Tranquila, yo también sé algo de mecatrónica y hago algunos arreglitos.

Se fue y miré lo que me dio, era una tuerca. No entendí nada. Sonó la señal, guardé la misteriosa pieza en mi escote y comenzó el encuentro, la mayoría de espectadores, indignados, gritaban pidiéndole a mi contrincante que me matara. La familia Lunae permanecía impávida como para mostrar que eran diferentes a “la chusma”, por primera vez los empecé a ver desde fuera…Como la élite maligna de las películas conspiranoicas que siempre temí, una autoridad corrupta, padres que te mienten y traicionan en lugar de cuidarte. Ya solo podría confiar en mis hijas, si es que no me las robaban. De pronto escuché a Eco gritar, resaltando entre los demás sentados en torno al palco de honor:

—¡Usa el látigo!

Aún estaba mirándola cuando el cóndor biomecánico se alzó en el aire y después se lanzó en picada contra mí. Entonces comprendí el consejo, activé el látigo intentando azotar al pájaro infernal cada vez que se acercaba, no era sencillo; no se tiene control de la cuerda mientras va volando y eso te deja desprotegida en ciertos ángulos, los que mi rival aprovechaba. Me dio dos golpes fuertes en la espalda y mi tío Ray se asustó, olvidaba que ahora debo cuidarme el vientre. El cóndor tenía gran ventaja pues por momentos no podía alcanzarlo y por lo tanto le era muy sencillo esquivar mis ataques. Una vez encontró la forma de volar evitando la trayectoria del látigo, empezó a ganarme la batalla. Saqué la vara luminiscente y me propuse “batearlo” cada vez que se acercaba, no estaba dando un buen espectáculo. De pronto tuve una idea, no sabía cómo iba a resultar pero me preparé a llevarla a cabo. La próxima vez que el ave se lanzó en picada contra mí, fingí que nuevamente iba a tratar de golpearla con la vara, al último instante la giré sosteniéndola para que la misma biomáquina se empalara con la fuerza de la velocidad que traía. Logré atravesarle el cuello, pero seguía volando. Me levantó dos metros sobre el suelo, decidí saltar y volver a tocar tierra. No me arriesgaría a una caída seria. Mi contrincante se había llevado mi vara. Así que volví a usar el látigo, lo azoté con toda la fuerza de mi indignación y libertad frustradas, como si en ella viniera todo aquello que consumió mi infancia y ahora devoraba los restos de mi adolescencia. Para mi sorpresa, al golpear la articulación del ala derecha esta se zafó. Cayó al piso sin poder volar, pude recuperar mi vara y decapitarla. Ganando así sorpresivamente la pelea. Hubo aplausos y ovaciones, pero mi familia en el palco real aún estaba quieta, solo observando. Me volví a mirar a Bug y vi que estaba apuntando a la gente, al igual que sus hermanos. Me hizo señas con las manos para que saliera de la arena y volviera a los salones de preparación, cuando me iba vi que el dueño del cóndor biomecánico lo estaba revisando y gritó:

—¡Le falta una pieza! ¡Le sacaron una tuerca del ala derecha! ¡Esto no pudo ser un accidente, estaba asegurada con los músculos y los han seccionado!

Entonces recordé la tuerca que Jean Gabin me había dado. Por lo visto no cambiaron del todo sus costumbres y van a forzar a la gente a tolerar su despotismo. Después escuché disparos, una lluvia de balas. Fui directamente al baño, me quité la máscara y vomité. Me quedé un rato trémula en los lavabos, en cierto momento llegó Bug, ni siquiera le puse atención, me dijo algo sobre que le gustó verme peleando, que me veía bien vestida así, me empezó a tocar, copuló conmigo y yo apenas le hice caso. Era como si no estuviera ahí. Me sacó casi halándome de la mano para llevarme a otro salón donde sus hermanos celebraban. Se reían, creo que de la gente. Yo estaba sumamente mareada. July fue a sentarse a mi lado para ponerme otra vez la máscara y hacerse fotos conmigo, la escuché preguntar carcajeándose:

—¿Ustedes conocen la historia de Milli Vanilly? El espectáculo dura hasta que se descubre el engaño, ¡no se puede hacer trampa en la Luna?

Dumas le respondió antes de besarla para que se callara:

—No habrá tiempo para eso. Solo llegaremos a matar.

Entonces me desmayé en brazos de tío Ray. Él tuvo que revisarme, me inyectó unas cosas y me mandó directo a casa. Estoy ahora en la cama escribiendo, con dolor de cabeza, mientras Bug teje vestiditos. No dejo de sentir esta opresión en el pecho, solo quiero llorar, pero sé que es inútil. Hace unos momentos le expliqué mi angustia a Bug, él me recordó que estamos juntos, que podemos superarlo, que no me aísle y confíe al menos en él. Entonces le pedí que seamos libres juntos, con nuestras hijas, que huyamos de la familia a donde nunca más nos encuentren ni nos puedan enredar en sus asuntos turbios. Me recordó que él mismo ya me lo había sugerido antes, ahora veo que tenía razón. Si sus hermanos jamás van a cambiar sus vidas, y no podemos obligarlos a hacerlo, al menos nosotros tenemos la opción de tomar un camino distinto. Todo depende de que lo decidamos. Ahora, espero que haya estado hablando en serio y no se retracte traicionándome. Podría suceder…


 

Fin de la tercera parte



Caso XIII: Fy


Viernes 8 de octubre de 3030

 

Los días están cada vez más fríos y el bosque seco, se va quedando sin hojas. Paso de ser verde y frondoso a esto, como yo desde que llegué a este lugar hasta el día de hoy. Bug ya tiene listos varios vestiditos y pañales, les pondrá a las niñas el nombre de mis tres madres: Ziggy la adoptiva, Violeta la subrogada, y Joy la biológica que nunca conocí y cuyo nombre supe hasta hace poco gracias a los archivos de tío Ray. Ya no siento conexión con ninguna de las tres, quizás con estas nuevas versiones de ellas que vienen en camino logre construir una mejor relación. Ya se me nota un poco la panza, las tres están creciendo rápidamente y estoy preocupada porque pronto ya no podré hacer nada más que estar en casa. Tengo eventos de lucha casi todos los días y voy mejorando bastante, me enoja que Jean Gabin saboteé a los rivales porque ya no hace falta, pero él sigue; no sé si por maldad o porque de alguna forma quiere ayudarme. No me lo han dicho oficialmente, pero el rumor de mi preñez ha corrido entre todos. Eco me lo comentó anteayer, hasta me avisó que va a internarse en una clínica para tener exactamente gemelos varones y emparejarlos con las dos niñas mías que no he comprometido. Le dije que no quiero hijas casadas en endogamia para que luego salgan nietos con pata de puerco, como dice tío Alonso. Pata o cola, no me acuerdo, lo sacó de un libro. ¡Qué horrible es estar pensando ya en mis nietos! La vida se me está gastando tan rápido, no es justo, quiero vivir y siento que la muerte ya me ronda…Que algo malo acecha y me quiere robar la oportunidad de ser feliz. Dios mío, espero que solo sean las hormonas que dice tío Ray, sin embargo Bug tampoco anda tranquilo, esta mañana salió de la ducha y le pregunté hacía cuanto no iba al lago. Él se sentó en una mesita del pasillo y me haló para que me le acercara, comenzando a medirme la barriga con los dedos mientras me explicaba:

—Tengo miedo de ver la lápida. Ahora no sé qué haría si cambia en algo.

—Yo también temo que pueda cambiar…Es decir, que algo salga mal…

Le contesté, pero él solo me besó el ombligo y dijo:

—¡Simplemente estamos nerviosos! Hicimos todo muy apresurados, si vamos con calma de ahora en adelante y teniendo cuidado, todo estará bien. Lo importante es que las iguanas están sanas, cada día más grandes.

—Eso también me preocupa… Pronto tendré que quedarme en reposo, ya no podremos ayudar a tus hermanas…Y yo ya no sé si quiero seguir con esto de las luchas si está tan amañado. De verdad solo quisiera irme lejos de todos.

—Podríamos escondernos de todos aquí mismo. En esta especie de dimensión alterna. Si nos vamos del otro lado del planeta no nos encontrará nadie, podrías incluso hallar otra arena y trabajar como luchadora después del parto. Ya te he dicho que no te impediré seguir tus propias metas de vida. Solo serán nueve meses, después me encargaré de cuidarlas. Les daré tanta comida que se convertirán en obesas mórbidas y serán famosas por eso.

—Prefiero que les enseñes a disparar armas largas.

—Claro, podrían tirar sentadas desde sus carritos para gordos.

—No…Me imagino que van a ser bonitas. Altas y atléticas. ¿Son tuyas, no?

Por primera vez lo vi sonrojarse y se rio, no está acostumbrado a los piropos ni yo a decirlos. Se me salió, los dos nos pusimos rojos al final, ¡qué tontos! Luego vimos por la ventana que comenzaba a caer algo blanco, Bug dijo que estaba comenzando a nevar. Yo esperaba que iba ser bonito verlo por primera vez, pero solo me recorrió un escalofrío. Un mal presentimiento, algo terrible aproximándose. Hoy encenderemos la chimenea de la alcoba y dormiremos con muchas mantas, el clima es demasiado helado y tengo miedo. Creo que Bug también, dijo que en noches como esta se siente triste, detesta el frío y les recuerda a sus hermanas más viejas, que parece no lo quieren. Le hubiera preguntado más al respecto, no sé por qué últimamente recuerdo a menudo a la hermana adivina de mi padre, la que me pronosticó un peligro acechándome dentro de la familia; pero creo que ninguno de los dos queríamos hablar de cosas tristes, sino solo acurrucarnos juntos. Quiero abrazarme a él, últimamente necesito que me ponga su manota sobre la barriga cuando duermo, sentir que la tengo bien protegida.

 

Domingo 17 de octubre de 3030

 

Oficialmente odio la nieve, ha cubierto todo y con ella vino una bruja. Una verdadera bruja. Esta mañana se casó tío Dreiser con Eco, vino un clérigo desde otra ciudad para oficiar la ceremonia en la iglesia del pueblo. La tía Sherl nos obligó a ir de gala formalmente, el vestido que me prestó Amleth me quedaba muy apretado y me ahogaba, pero creo que la pasó peor Bug. La verdad no se ve mal en traje y corbata, es raro, lo veo mejor cada día, creo que porque lo estoy empezando a mirar con un cariño más profundo. Pensé que iba a ser incómodo asistir, pero de hecho estábamos como emocionados, tomados de las manos, imaginando que la boda era para nosotros; nos gustaría de hecho si no fuéramos tan machos y nos diera vergüenza organizar una. Teníamos ese momento tan lindo, cuando sentí un frío en la nuca, algo helado como la nieve, me volví a mirar tras de nosotros y en la última banca estaba la tía rara que adivina el futuro. La de ojos verdes penetrantes, nadie más la había visto. Nos miraba con una seriedad inquietante. Sé que es demasiado temprano, pero podría jurar que sentí a las trillizas agitarse en ese momento. Por primera vez interactué con ellas, me froté la panza para calmarlas, porque supuse que se habían asustado. London y tía Honore se burlarían si se los cuento, porque desde que se enteraron de mi embarazo dicen que lo que tengo en mi vientre aún no son niñas sino “masas de células”; pero si pueden tolerar que gente como Fy, la mujer extraña que llegó, crea en la magia y el ocultismo, deberían tolerar que yo crea que mis bebés presintieron también que algo malo había venido. Al terminar la boda, tras el beso de los novios y los aplausos, los demás empezaron a notar a la recién llegada. Unos la ignoraron, Dumas y tío Ray, a quienes ya antes los había visto con ella, se miraron entré sí algo alarmados y rápidamente fueron a recibirla entre besos y abrazos. No volví a verlos hasta el almuerzo, cuando todos nos sentamos en unas mesas acomodadas en forma de herradura dentro del salón más grande de la casa parroquial donde todos podíamos vernos. Cuando fui a felicitar a los novios, Eco me detuvo un momento para hacer preguntas sobre cómo es estar esperando, pues ella también quiere ser madre pronto. Le dije que en realidad no sentía mucha diferencia, apenas algo de inflamación como cuando has comido muchas especias. Entonces se sentó un rato conmigo porque no quería saludar a tío Alonso, según me dijo al oído. Cuando le pregunté por qué, me respondió en susurros:

—¡Me escribió todas esas historias donde soy una super heroína alienígena! No me siento halagada, sino incómoda. Apenas me habla cuando está conmigo, como si fuera un personaje de ficción y no una persona real. Por suerte Dreiser va a cumplir todos mis antojos y además me escucha siempre, ¡soy tan afortunada!, lo único malo es que me ha pedido que me lleve bien con toda su familia. Y no soporto a la tal madame Dostoievski. No sé qué hace aquí, no la invité y Dreiser dijo que él tampoco.

—¿Te refieres a Fy? ¿La adivina?

—Fy, Fyodor Dostoievski, sí, es un alias. En verdad se llama Arya, es la cuarta hija. ¡Siempre ha sido tan inquietante! Te diré un secreto…

Volvió a acercarse a mi oído después de mirar a todos lados y me susurró:

—¡Creo que es lesbiana y tiene una relación rara con su hermana Amanda! La que le dicen Alveena Huxley, la princesa. Además, todas las Lunae le rehúyen a la maternidad, pero Amanda siempre ha sufrido por no tener hijos y extrañamente nunca ha intentado relacionarse con un hombre. Su hermana Fy es su pareja en los eventos públicos. Ten cuidado, podrían tratar de obligarte a dejarlas adoptar una de tus niñas. ¡Ya intentaron quitarle su bebé a Dumas!

Lo que dijo me puso la piel de gallina, en ese momento llegó Bug y me dijo que teníamos que ir a saludar a Fy. Él no quería, pero tampoco podía ignorarla y crear más tensión. Me murmuró cuando íbamos acercándonos a ella:

—Un simple hola y unas palmaditas en la espalda y nos vamos.

Asentí con la cabeza, pues realmente nunca le había hablado a esa tía. Siempre me dio mal rollo. Pero cuando llegamos y Bug le tocó un hombro, ella le tomó la mano y le dijo mirándolo directamente a los ojos:

—Vine porque se me reveló en un sueño que vas a ser padre. Y veo que la madre es esta muchacha, ella es la hija de Descartes. La reconozco.

Bug se quedó un rato atónito, luego respondió ya a la defensiva:

—Nos enamoramos y escapó de su casa para estar conmigo. Ve y díselo a Descartes y Ziggy, ya es una adulta y lo que haga con su vida no es asunto de ellos.

—La familia siempre es asunto de la familia. Sé que espera tres hijas, tres niñas Lunae que cargan con el peso de un apellido que no puede ir rodando por el mundo como si fuera cualquier cosa, y ella te está presionando para que abandones a tus hermanos y la acompañes de regreso al mundo de donde vino, entre vicio, vulgaridad, ¡bajeza de todo tipo!

—Igual que todos nosotros, la criaron los Lunae.

—¡Hablo de la sangre! La verdadera herencia, la raza…Que ella no comparte con nosotros. Es hija de un psicópata y una mujerzuela.

—A nuestra madre la compraron en un pueblito latino y te crio en una granja donde corrías descalza y llena de tierra, ¿ya se te olvidó?

—¡La pobreza no la hacía menos! Era una mujer honrada y sus valores la elevan al nivel de cualquier noble del mundo.

—Se llevó a mi papá a los nueve años teniendo ella dieciocho y siendo su niñera, que fuera honrada no le quita la perversión.

La mujer se levantó ofendida y hubo un pequeño revuelo en torno a nosotros, hasta que el novio llegó y nos pidió a todos calmarnos y disfrutar en paz la comida para bendecir su unión. Nos sentamos con recelo, Fy se quedó hablando con Jean Gabin y Dumas, poco después se levantó Jean Gabin y fue a decirnos en voz baja:

—Váyanse y escóndanse ya.

Bug le respondió desafiante:

—¡No me voy a esconder de esa vieja ponzoñosa! Quiero confrontarla de una buena vez, ¿qué pasó realmente la noche en que nací?

Jean Gabin cerró los ojos como recordando algo doloroso y replicó:

—No te lo puedo decir. Mira, vete, piensa en tu propia familia, la que tienes a tu cargo, a los demás no puedes cambiarlos ni mejorarlos; lo mejor que puedes hacer es apartarlos de ti. Aléjate. Vete, ocúltate en las montañas, piérdete unos meses, yo te buscaré luego y te avisaré cuando volver.

—¡No! Ella hizo algo con Alveena, deja de solaparlas, quiero que me digan la verdad y si no se disculpan al menos decirles que son una mierda.

—¡Aureus Lunae V, deja de hacer estupideces y lárgate! ¡No es un juego!

Tras decir eso le dio un golpe en el brazo y se fue apresurado a sentarse junto a tía Sherl, que me miró y disimuladamente me hizo también señas para que me fuera, pero justo entonces July, que se había sentado con la siniestra Fy, se levantó muy emocionada y anunció:

—¡Chicos! ¡Acaban de conseguirnos un encuentro con un luchador de la Luna! El evento será transmitido especialmente hasta el siglo XXX y, tranquilos, Fy ya está de nuestra parte y mi tío no nos molestará.

“No le creo, no confío en ella”, susurré a Bug, él me respondió “yo tampoco”. Por fin nos despedimos de tío Dreiser y Eco disculpándonos por irnos temprano y nos preparamos para volver al caserón. Antes de irnos, Fy detuvo a Bug en las puertas de la casa parroquial y le dio una especie de disculpa:

—Me exprese mal, yo creo que todos somos iguales en el universo, y estoy en contra de las tiranías; pero también pienso que el mal no debería existir y el karma existe. La familia siempre debe estar junta, Bug, ayúdame a ayudarte… Y al mismo tiempo me ayudarías a mí.

—¿Qué pasó la noche en que nací?

Le respondió de golpe y serio. Ella miró a todas partes, le temblaban los labios, finalmente dejó salir un sollozo y dijo:

—Me dejé llevar con Alveena por la idea errada de que el bienestar de los que ya estamos aquí está por encima de quienes recién van llegando al mundo. Los niños son el futuro y es al futuro al que queremos salvar. En aquel momento no lo pensamos, nos importaba más la comodidad de mamá y nosotras mismas. Ahora lo veo todo distinto, quiero cuidar a tus hijas como a un tesoro. Eso podría salvar mi propia vida y la de Alveena.

—Habla claro.

Replicó Bug malhumorado, ella se echó a llorar y se alejó de nosotros. Luego de eso nos fuimos. Empezó a caer una fea nevada, tuvimos que irnos despacio en la furgoneta mientras charlábamos entre nosotros. Bug me confesó:

—¿Sabes qué me molesta? Ella y la otra vieja me sacaron a la tormenta, me quisieron matar y Ray me salvó, bien; puedo entender que no quieran recordarlo o admitirlo, lo que no entiendo es que encima tomen esa actitud de mártires justicieras y quieran pintarme a mí como el villano cuando fueron ellas las que me lastimaron. ¿Es su forma de equilibrar las cosas? Decir: “sí, quizás soy una perra, ¡pero tú eres peor! Déjame inventarte mil faltas”.

—Lo sé, son malvadas…Por cierto, ¿por qué nos pidieron ocultarnos?

—Ya la oíste: ella cree en el karma. Tiene buenas razones para saber que es real, ella misma se encarga de que su idea del karma se cumpla. Si te juzga mal, intenta castigarte de alguna forma. Lo peor de eso es que lo hace a tus espaldas, intentando engañarte con la idea de que no fue ella sino “la magia cósmica” haciéndote pagar. ¡Y nunca se siente mal al respecto! Está segura de que así te ayuda a ser “una mejor persona”.

Miré los árboles nevados y el paisaje gélido, entonces recordé:

—Ella le dijo a mi madre una vez que leyó en sus cartas mágicas que un peligro me acechaba dentro de la familia.

—Debes leer a Fy como si fuera una de sus cartas, si dijo eso significa que sabía que estaban tramando algo en tu contra. Ella vive en el palacio lunar, con mi tío Adámas y Alveena. Son sus damas de compañía “que abogan por los Homo sapiens” y no me extrañaría que también le sirvan en alguna otra cosa… Eso debe ser un karma autoimpuesto, suele castigarse sola, según ella.

—¿Siempre fue así?

—Sí, apenas hablaba con ella cuando era niño. Ya era una adolescente cuando yo nací. Recuerdo que recolectaba cristales, le gustaba leer, pero no se juntaba con July, Dumas y Alonso que también andaban en ese tipo de asuntos bohemios. Era más bien solitaria, creo que se sentía diferente y superior a todos los demás; por eso se llevaba bien con Alveena que siempre fue tratada como “la princesa”, la que iba a crecer para ser una especie de embajadora de los Homo sapiens en la Luna. Las dos tienen la cabeza llena de humo.

—Sabes, quizás pese a todos sus defectos sí te ama. Pero la gente suele decidir lo que considera mejor para sus seres amados sin tomar en cuenta si eso respeta sus gustos o su espacio personal. No puedes obligar a la familia a convivir junta si hay un miembro que lastima a otro, no puedes forzar a nadie a enamorarse de alguien o a no enamorarse, no importa si crees que es lo mejor para su vida. Al final puedes hacer un gran daño así, pero originalmente se actúa con buena intención y hasta por amor.  

—No por eso deja de ser una estupidez imperdonable. ¿Cómo reparas los daños en una vida? Los años perdidos. No es posible. Por eso prohibieron los viajes cortos en el tiempo, del presente a unos años al pasado para cambiar este tipo de errores por idiotez entre familiares y amigos. Era un desperdicio de logística, la gente volvía a cometer las mismas acciones aunque se les prevenía de hacerlo. No se arrepienten de lo que hacen, al volver a enfrentar la misma situación retoman sus malas decisiones; se descubrió que la gran mayoría no aprende a menos que sufra. El dolor es inevitable en el verdadero proceso de convertirse en mejor persona. ¡Es horrible! En noches nevadas como esta me deprimo pensando en estas cosas, el mundo está lleno de dolor, retorciéndose en agonía y suplicando por el final… Por eso no me preocupo tanto como los demás por evitarlo, por compasión… Deberíamos dejar que solo pase.

Le acaricié una mano, estaba fría, más tarde se las calentaría en la cama. Entonces traté de animarlo diciendo:

—Quizás si debamos irnos lejos, mudarnos a un lugar más cálido. Donde siempre haya verde y flores. Los cinco solos. ¿Qué tan lejos estará México? Podemos ir en auto, ¿verdad? Empezaré a empacar mañana.

—Sí, haremos eso. Para el próximo domingo ya no nos verán ni la sombra.

Nos besamos y ya, todo quedó bien, sin embargo el ambiente oscuro no se iba. Ahora el viento silba como un monstruo aullando fuera, intentando entrar en nuestro cálido hogar, tengo miedo y no sé a qué. Dejaré de escribir para ir bajo las mantas con él.

 

Lunes 18 de octubre de 3030

 

Esta madrugada tuve un sueño espantoso: una luz aparecía en mitad de nuestro dormitorio y unos seres que ya reconozco como Homo cosmos, aunque quizás en el pasado me hubieran parecido alienígenas, venían a descubrir mi vientre para clavarme una sonda mientras yo estaba paralizada. Por la mañana desperté y me sentía distinta, ya no tenía la congestión en mi vientre, las trillizas ya no estaban. Se lo dije a Bug y él opinó que solo tuve una pesadilla, le pregunté si era posible que me las robaran como hicieron con mi madre para sustraerme de su cuerpo. Él dijo que se habría despertado y lo hubiera impedido, ¡pero anoche bebió un poco! Dormía como una roca… Le insistí y me dijo que íbamos a pedirle a tío Ray que me chequeara más tarde, porque July llamó temprano diciendo que le habían informado que el retador de la Luna ya había llegado con su equipo y estaban preparándose todo para un evento especial esta noche. Por fin mi padre me vería luchar, pero no podía concentrarme en eso, seguía con la sensación de que habían extraído mis embriones. Poco después tocaron a la puerta, era Jean Gabin, ni siquiera saludó, estaba serio y en su faceta de policía:

—Anoche hubo una actividad rara, llegaron unos médicos de la Luna con un permiso especial, pero no me informaron al respecto. ¿Notaron algo extraño?

—Creo que alguien entró a nuestra casa anoche.

Le respondí, Jean Gabin se frotó el entrecejo, después me preguntó:

—¿Te hicieron algo? ¿Qué recuerdas?

—Me punzaron el vientre, incluso amanecí con una pequeña marca triangular, como una quemadura, estoy segura que no la tenía ayer.

—Hay que llevarte con Ray. Si ya no están los embriones debes denunciarlo.

Me contestó y en ese momento sentí que se me iba el alma. Salimos al momento rumbo al pueblo, pero al llegar había todo un alboroto. Las calles estaban atestadas de gente, había drones grabando todo, música, escándalo. July nos recibió muy ansiosa. Vimos que de hecho la arena ya estaba abierta, la gente hacía colas para entrar. Mi tía Sherl y London aparecieron también muy alteradas, decidí que vería luego a mi tío Ray. Teníamos que empezar el evento temprano o habría disturbios por la multitud salvaje que había llegado desde lejos sedienta de un espectáculo violento entre máquinas. Mi tío Alonso no estaba de acuerdo con que cediéramos a la presión, dijo que toda esa gente debió ser enviada a propósito por el tío Adámas para molestarnos. La razón que lo hacía sospechar esto era que la extraña Fy se había ido apresurada la misma noche de ayer, se negó a quedarse a dormir en el pueblo, pero July le pidió que no siguiera desconfiando  pues él mismo al igual que London se fueron poco después que nosotros de la fiesta y dieron la impresión de estar disconformes con el enlace. Entre tanto conflicto, yo misma pedí que adelantáramos el evento para estar libre y poder ir con tío Ray. Fui a prepararme a toda prisa al taller de mis tías Honore y Maxim, llegué a la arena y me tranquilizó un poco ver que mi contrincante era un robot sencillo. Ni siquiera una biomáquina, un simple humanoide de metal cromado. La alarma sonó justo cuando Dumas entraba al palco de honor preguntando enojado qué pasaba, el ruido de la muchedumbre no los dejaba escucharse entre sí, y ya no pude esperar a ver qué decían, el robot empezó a dispararme. Apenas pude esquivar los proyectiles, mi tío Alonso saltó desde donde estaba sentado y se paró frente a mí actuando como escudo humano, gritando que era ilegal usar armas de fuego. July llamó al dueño del robot por el micrófono y nadie contestó, hubo un silencio mientras la máquina seguía apuntándome. Aparentemente solo había dejado de disparar porque algo no le permitía atacar a tío Alonso, probablemente lo reconocía y no tenía permiso de atacar a la familia, de la cual yo no estaba siendo considerada parte. Entre la confusión, July perdió la paciencia y anunció:

—Perfecto. Si no tiene dueño tendremos que destruirlo. ¿No es de nadie? ¿Apareció de la nada y solo?

No obtuvo respuesta, así que se encogió de hombros y le hizo señas a Bug para que disparara desde su puesto de francotirador. Él gritó que iba a ser necesaria una sierra eléctrica o ayudarme a cortarlo, empezaron a discutir porque tío Alonso le recordó que la máquina intentaría dispararme si yo me movía de detrás de su espalda; y finalmente London dijo que iría a traer su motosierra para cortarlo. Mientras todo eso pasaba, la muchedumbre estaba cuchicheando entre sí, y entre la gente pude ver encapuchada a Fy. Algo me dice que ella trajo el robot… Pasaba el tiempo y London no volvía, la gente empezó a silbar y abuchear, Dumas bajó de mala gana a la arena con uno de sus sables japoneses. Tío Alonso lo miró alzando una ceja:

—Necesitamos algo con que cortar metal, no la espada samurái de mi abuelito.

—Corta cables y láminas de metal, por lo menos le desprenderá la cabeza.

Respondió Dumas mirando la hoja, tío Alonso siguió escéptico:

—Imagina esta gente cuando se vaya, vino a ver una pelea de robots y se irá después de ver a un furro otaku con su katana.

—Por lo menos no se irán eternamente enamorados en secreto de su cuñada sexi que se casó con su hermanito religioso.

—Uy… ¿Te ofendiste, Onii Chan?

Su hermano lo miró por encima de los lentes de cristales rosa que solía llevar y después se acercó al robot, lo observó, se situó detrás de él y de un tajo le cortó la cabeza que cayó con un sonido hueco. Le dio un par de golpes con el zapato y exclamó:

—Es falsa. ¿Lo sigo abriendo o espero a que venga London?

—Mira si puedes sacarle la cubierta para ver qué tiene dentro.

Le pidió tío Alonso que seguía de pie ante mí. Tía Honore entró a la arena intrigada, se asomó al cuello del robot y le pidió a Dumas intentar cortar unos remaches. Él hizo lo posible dando algunas estocadas y haciendo palanca. Estaban ocupados en eso cuando yo sentí que me zumbaban los oídos con un sonido como de estática, luego nada, segundos después quedé súbitamente ciega. No podía ver ni oír, pero mantuve la calma, busqué a tientas la espalda de tío Alonso para decirle, pero entonces dejé de sentir mis extremidades y me caí. Fue como si de nuevo volviera a estar en coma, muerta en vida. Estaba consciente, pero en una inmensa oscuridad, sin sentir mi cuerpo, en silencio absoluto. En aquella soledad peor que la muerte pues me sabía viva, pude sentir a mi cuerpo otra vez como una prisión en total penumbra donde se me hizo más evidente que ya no estaban mis hijas. Cómo hubiera querido que me acompañaran en ese momento, que estuviéramos juntas al menos. Las empecé a extrañar tanto que me dolía más allá del cuerpo. Me pareció que pasaron años, una eternidad de angustia, cuando de pronto desperté en una cama en compañía de tío Ray, Honore y Maxim. Esta última acariciaba mi rostro y me habló con dulzura:

—Estabas llorando muy afligida en tus sueños y preguntabas por tus hijas, me partías el corazón, pero con eso nos has demostrado que eres humana. Había una bomba de pulso electromagnético dentro del robot, eso dañó todos los aparatos que estaban cerca de él sin que nos diéramos cuenta. Por suerte lo detuvimos a tiempo, pero inutilizó tu cerebro artificial por un rato, eso impidió que pudieras tener control voluntario de tu cuerpo y tus sentidos. Tuvimos que repararte y añadir una protección extra a tu cráneo para evitar que sufras este tipo de ataques en el futuro.

Yo me senté en la cama y solo pude balbucear:

—Mi vientre… Miren dentro de mi vientre…

Tío Ray trajo un aparato para monitorear el interior del abdomen, me examinó primero con calma y después pude ver con horror como palidecía. Sus hermanas lo miraron alarmadas y él pronunció la frase más dolorosa que he oído en mi vida:

—Los embriones ya no están.

Después se fue corriendo y no supe más. Mis tías Honore y Maxim me llevaron de regreso a casa y se han quedado cuidándome. Bug no vuelve y ya es tarde, lloro en silencio mientras escribo. Se robaron a mis hijas como me robaron a mí del vientre de mi madre. No sé cómo habrá reaccionado ella, si me esperaba y de pronto un día descubrió que me había perdido, pero yo sé que tenía a mis bebés; ya me había hecho ilusiones con ellas y me las arrebataron todas. No es justo. Tantos años como muerta en vida, unos pocos días de alegría y ahora la desdicha. ¿Qué sentido tiene darme migajas de felicidad, llenarme de sueños, y después decirme que jamás podré alcanzarlos? ¿Para qué me obligaron a nacer si no me iban a dejar vivir? Porque ya no podré vivir si no encuentro de nuevo a mis hijas y paso el resto de mi vida pensando que les espera un destino similar al mío, antes prefiero la muerte.



Caso XIV: Hugo

 

Martes 19 de octubre de 3030

 

Desperté con más fuerzas, con el sol, mis tías seguían a mi lado y les dije que me acompañaran al pueblo. Tenía que hablar con tío Ray y saber qué pasó con mis hijas. Lo encontré junto a Bug, Jean Gabin, Dumas y Violeta que estaba en mitad de una acalorada llamada telefónica en su cafetería. Cuando me vio colgó y nos avisó a todos:

—Al menos ya lo admitió. Fy se llevó los embriones. Dice que están seguros, pero no quiere que sean criados por Bug y Psique, pagará madres subrogadas para que nazcan y quiere convencerme de que le pida a mi padre que ella y Alveena los crían aquí en el exilio. Que él ya está de acuerdo. Le dije que no y esto no quedará como otro de sus tontos caprichos que disfraza de disciplina. Jean Gabin, ¿se puede hacer algo legalmente contra ella?

Él se mordió un pulgar mirando al piso y respondió dudoso:

—Es robo y allanamiento de morada… Será mejor que hablen con Víctor Hugo, es el abogado de la familia y se pondrá del lado de Psique. La cuidó desde que era una bebé y siempre ha velado porque la tomen en cuenta como miembro de la familia. El problema es que él no seguirá ocultando su paradero a sus padres. Si Fy aún no les ha dicho, ahora lo sabrán por Hugo.

Tío Ray dijo entonces:

—Al menos Ziggy ya lo sabe, me llamó hace un rato. Vio la transmisión del encuentro de ayer junto a Descartes. Dijo que reconoció a Psique aún con el disfraz, empezó a gritar que era ella, pero Descartes no le hizo caso, estaba ocupado trabajando en la actualización de su máquina más importante.

Escuchar eso me molestó, pero ya no me dolía, mis padres ya estaban en un segundo plano y no había nada más que pudieran hacer para lastimarme. Iba a luchar sin miedo a nada con tal de recuperar a mis hijas y se los hice saber:

—No importa, quiero hablar con tío Hugo. Y de paso con mis padres. Descartes es el hijo mayor y la máxima autoridad de este lado de la familia, quiero cobrarle todos los años que me tuvo secuestrada pretendiendo que era por amor familiar y que me devuelva a mis niñas. Las quiero criar yo, lejos de toda esta locura. Iré sola si es necesario, Amleth me dio una llave para viajar.

Al momento obtuve una respuesta de Dumas, que me sugirió:

—No te dejarán empezar un pleito legal, Psique. Tus padres querrán resolverlo todo de forma más pacífica, mediante el diálogo. Somos una familia…

Entonces Bug me apoyó, por lo visto estaba igualmente indignado:

—Si no la reciben a ella iré yo. ¡Y no quiero negociaciones, ni acuerdos donde “todos queden satisfechos” con el abusador dando disculpas falsas y la víctima aceptando amablemente que la jodan un poco para siempre! Se acabó, hermanos. A veces se debe dar o recibir un no rotundo y aceptarlo. Digan que soy egoísta, pero nadie está obligado a seguir las tradiciones estúpidas de su familia podrida. Voy a recuperar a mis hijas y después me iré, sépanlo.

Tío Ray asintió y dijo:

—Yo voy con ellos. No me extrañaría que luego digan que Psique nunca estuvo embarazada cuando yo mismo confirmé su estado.

También Jean Gabin decidió acompañarnos, anunciándolo con otro de sus comentarios antipáticos que por suerte no acabó en pleito:

—Me sumo a la comitiva, van a decir que la pobre chica se quedó porque sufre del síndrome de Estocolmo y pude atestiguar que en realidad ella vino con la intención de abusar sexualmente del campesino con máscara.

Así fuimos los cuatro, me enseñaron a usar la llave de los túneles espaciotemporales usando cualquier puerta: puedes hacer que la luz que abre el pasaje se proyecte sobre su superficie y entonces al abrirla te llevará al lugar que quieres ir, el cual debes elegir concentrándote en pensar en él. Tuve que hacerlo yo sola, porque el ataque de pulso electromagnético de ayer le había dañado a los demás sus implantes de interfaz cerebro-computadora. Me costó bastante enfocarme en recordar mi casa de infancia. Algo me lo impedía, como si la realidad actual me convenciera de que mi pasado fue un sueño y nunca sucedió. Por fin logre hacerlo, la tecnología selenita detectó la ubicación y estuvo listo. Al tocar esa puerta en la cocina de Violeta, estaría tocando a mi casa, y volvería a ver a mis padres, Ziggy y Descartes. Lo hice, mis manos temblaban mientras golpeaba la madera luminosa con mis nudillos. La puerta se entreabrió y vimos a Amleth asomarse. Nos miró sorprendida y Dumas le hizo señas para que se apartara. Ella terminó de abrir, invitándonos a pasar. Entramos. Otra vez estaba en mi casa. Todos en silencio fuimos guiados por Amleth a la sala, donde pude ver la gran pantalla holográfica que me entretenía por las tardes, mi madre veía “Lo que el viento se llevó”. La llamé con voz apagada:

—Mamá.

Ella se volvió a mirarme y fue como si al reconocerla el pasado viniera sobre mí como una avalancha y los casi dos meses que estuve fuera se volvieran dos minutos. Nos abrazamos, pude volver a sentirme en casa, la perdoné al instante. Las dos llorábamos, me tocó el cabello y miró mi ropa, notó que venía muy distinta. Yo le expliqué:

—Me mudé con Bug. Les dije que quería conocerlo, me gustaba…

Mamá sonrió, siempre comprensiva y dulce, pero de todas formas confrontó a Bug:

—Es un chico… Interesante. Lo conozco desde que era el bebé de la familia. De hecho no me esperaba esto porque te escondías de Psique todo el tiempo, Bug. Antes venías a vernos de vez en cuando o nos invitabas a pasar una temporada en tu caserón. Das la impresión de que lo tenías planeado, no verla como sobrina y llevártela tan pronto creciera lo suficiente… Comprendo que al ir envejeciendo los hombres solos se desesperan por probar que todavía pueden amar, así como las mujeres jóvenes se desesperan por probar cómo es amar… No sé cuánto tiempo durará este experimento… Pero me hubiera gustado que me informaran…

Él solo bajó la mirada y le informó:

—Bueno… Como dijiste, simplemente se encontraron dos personas necesitadas de algo que podrían conseguir juntos. Nunca fue mi intención robarme a tu hija, de hecho, nunca estuve de acuerdo en que ustedes la robaran de su madre, pero no hice nada, fui cómplice al callar. Y ahora lo estoy pagando también. Psique y yo estábamos esperando un bebé, de hecho tres. Pero Fy robó los embriones de la misma forma en que robaron a Psique del vientre de su madre.

—¡¿Qué dices?!

Exclamó mamá, y entonces empecé a contarle toda mi aventura fuera de casa. En cierto punto pregunté por papá, ella me dijo que él estaba en su fábrica de robots, muy ocupado ensamblando ya su famosa última actualización. Tuve que comentar, decepcionada:

—Ni siquiera puede acompañarte ahora que no estoy, te deja sola en casa con tus preocupaciones… Mamá, ¿él no me quiere? Dime la verdad.

—Hijita, ¡siempre te ha adorado! Pero su trabajo es muy importante, pronto volverá a casa y…Mira, parece que ahí viene.

Escuchamos pasos acercarse, pero era tío Hugo. Me miró extrañado sin reconocerme y saludó diciendo:

—Buenas noches… Tienes visitas, solo estoy de paso para dejar unos documentos de Descartes y avisarte que hoy también dormirá en la fábrica. Está enfrascado en la actualización, dice que es algo urgente.

Entonces lo llamé “tío Hugo”, él reconoció mi voz y se me acercó alarmado. Me tocó el rostro y exclamó con la voz trémula:

—¡Estás viva! ¿Pero qué te han hecho? ¡¿Qué te ha pasado?!

Todos nos sentamos a contarle lo sucedido, y confesarle todo lo que le habían ocultado. Cuando terminamos tío Hugo estaba lívido, tenía los ojos llorosos. Se quedó mirándonos boquiabierto y por fin dijo:

—Todos estos años, desde mi juventud, he servido junto a Descartes para que esta familia viva feliz. Yo creía que eran felices. Los ayudé tantas veces sin saber que era para fines corruptos. Me senté a comer junto a degenerados, asesinos… Y no sospeché jamás… Porque era mi familia, se supone que la familia es lo más sagrado, lo más puro… La familia es la base de la sociedad…

Tío Ray intentó consolarlo, pero él lo apartó suavemente y murmuró con voz ahogada:

—No me toques… Tú se la arrancaste del vientre a su madre, me dijeron que la muchacha sabía y estaba de acuerdo. ¡Y no era verdad! Firme los permisos con engaños… Ya no puedo confiar.

Luego se cubrió el rostro y exclamó:

—¿En quién puedo confiar ahora? Ustedes eran mi mundo, mi familia… Siempre creí que teníamos algunas diferencias, lo normal… Pero me están revelando que era un pozo de mentiras, incesto, resentimiento, envidias, celos… ¡Lo he perdido todo! Todo, ustedes no pueden ser mi familia. No quiero esta familia…

Amleth también intentó abrazarlo, pero él la rechazó igualmente diciendo:

—Apártate, ya no creo aquella historia de que tuvieron que efectuarte un aborto siendo muy joven porque sufriste estupro de parte de un desconocido. ¿En realidad esperabas un hijo de Dumas?, ¿o tuyo Jean Gabin? ¡Ya todo podría ser posible!… ¿Cómo voy a seguir viviendo? ¿Cómo se sentaban en cada reunión familiar…tan tranquilos? Y decíamos que solo mi tío era lo peor, que nosotros éramos los buenos, que éramos distintos a los otros perversos Lunae… Le he contado a mis amigos y socios sobre lo maravillosos que son mis hermanos, las alegres anécdotas que recuerdo de ustedes, la hermosa fachada tras de la cual me ocultaban la verdad… Creí que sobreviviría al inmenso dolor de la pérdida de mi esposo, con el que viví ochenta años, refugiándome en el cariño de mis hermanos… ¡Gracias a Dios Renzo se fue creyendo que mi familia era la más unida, la más alegre, y yo quedaba en buenas manos!

Entonces lloró un rato, nadie se atrevió a hablar. Él continuó diciendo:

—Debí ver las señales, prevenir… Pero no quería creer que algo podría ir realmente mal con ustedes. Preferí ignorar, actuar de forma indiferente ante lo que yo creía eran excentricidades de mis hermanos, simples malentendidos… ¡No quería juzgarlos! ¡No quería pensar mal! Ahora no sé, ¿es mi culpa, hermanos menores? ¿No hice lo suficiente por darles un buen ejemplo? ¿Qué hice para que Fy pensara que la justicia puede torcerse a su antojo? ¿Para qué Sherl y Jean Gabin se volcaran a la corrupción? Ah sí…No hice nada, no actué…Ese ejemplo tomaron de mí Ray y July, y probablemente al ver que se podía hacer lo que te dé la gana sin consecuencias reales, Dumas y Alonso se atrevieron a ir más allá de cualquier límite y matar. Honore y Maxim no pidieron ayuda ante la represión abusiva de sus hermanos mayores porque seguro pensaron: “¡Hugo no hará nada! No se entera de nada” … Bajo mis narices Dreiser era seducido por London, las travesuras infantiles de Amleth se volvieron oscuras aberraciones y Bug terminó embarazando a Psique… Su propia sobrina…

De repente, para nuestra sorpresa, entró Fy. Seguramente no esperaba encontrarnos ahí. Nos miró a todos con sus enormes ojos verdes, sorprendida, y tío Hugo fue directamente a ella y le preguntó con enojo:

—¿Dónde están los embriones de Psique?

—Los destruí, no debían nacer. Era perverso.

Le replicó. Mi tío Hugo la tomó por los hombros y la sacudió diciendo convencido:

—No te creo. ¡¿Dónde están los embriones de Psique?!

Ella le apartó el rostro con desdén, tío Hugo la hizo voltear de una bofetada. Entonces lo miró sorprendida y por fin admitió llorando:

—¡Se los entregué a mi tío Adámas! Solo sabe que son de Bug, no imagina quien es la madre. ¡Nadie en su sano juicio supondría que le engendró hijos a una niña de su misma familia! Ahora él decidirá su destino, le supliqué que permita que Alveena y yo las criemos en el exilio. Quiero irme de su lado, él nos dejará salir del palacio si es para cuidar a las niñas, me lo prometió.

Tío Hugo también rompió en llanto. Apoyó su frente en la de ella, con compasión, creo que lloraba más porque no podía negarse a perdonar a su propia hermana:

—¿Por qué no me dijeron que querían ser madres…? Pensé que como a las otras chicas no les interesaba ese tema… Pude ayudarles a conseguir una niña por medios legales, una que necesitara amor y cuidados… Pero robaste la semilla de una nueva familia, una que sí quería cuidar a sus hijos. No son tío y sobrina en realidad, Psique ya es adulta… ¿Por qué no lo pensaste bien…?

—No lo sé…

Sollozó Fy, yo no pude sentir lástima por ella, pero Bug más que nadie estaba enojado, se les acercó a reclamarle sin más:

—¡¿No lo sabes?! ¿Es todo? ¿Vas a decir lo siento y crees que esto va a pasar a la historia familiar como una anécdota de la que todos nos reiremos luego? ¡No! Y ya deja de pretender ser la víctima cuando tú has sido la que lastimó en primer lugar, ya estaba enojado con ustedes por la intriga estúpida en torno a mi nacimiento, pero esto ya pasó mucho más allá de los límites de lo tolerable.

Mi tío Hugo lo miró consternado y preguntó a los dos:

—¿Qué intriga en torno al nacimiento de Bug?

Fy se cubrió la boca y, ya harto, tío Hugo le gritó:

—¡Habla!

Entonces Fy confesó:

—En aquel tiempo, no sabíamos todavía cuál era el aspecto real de nuestro padre. Una noche… Alveena y yo vimos a nuestra madre haciendo el amor con un ser… Espeluznante… Luego nació ese bebé… parecido a él… Creímos que era fruto de una infidelidad. Lo sacamos a la tormenta para que muriera de frío… Lo hicimos porque amábamos a papá y no queríamos que cuidara al hijo…de otro hombre… Durante varios años nos negamos a quererlo como hermano, aunque no a confrontar a mamá… Luego supimos…

Bug giró los ojos, respondiendo:

—Yo te hubiera perdonado eso mil veces. Pero ahora jamás te voy a perdonar que me hayas robado a mis hijas.

—Bug…

Le reprochó suavemente tío Hugo, después se limpió el mismo las lágrimas en la manga del saco y dijo:

—Vamos todos a dormir ahora, hablaremos con mi tío. Quiero creer que después de todo somos una familia… Y, si hablamos con él, comprenderá. Fy, Bug, nos encontraremos aquí con él, mañana a la hora de la cena.

Luego se dirigió a mí y me dio unas palmaditas en la espalda:

—Todo se arreglará. Enviaré unas biomáquinas nuevas a July para que siga organizando sus eventos, también tramitaré los permisos necesarios para que tus tías Maxim y Honore agilicen su proyecto de matrices artificiales. Ya no habrá más mujeres obligadas a ser madres subrogadas. Todos estarán bien y felices en el pueblo, así que tú y Bug pueden quedarse aquí el tiempo necesario hasta que regresen a casa con sus bebés. Tu madre te ha extrañado mucho, tu padre también.

Asentí aceptando sus palabras y lo abracé para despedirme de él. Una vez que todos se fueron y solo nos quedamos mamá, Bug y yo, ella nos indicó:

—Tu habitación está arreglada tal como la dejaste, solo faltan las cosas que se llevaron contigo. Supongo que obviamente duermen juntos. Así que no tengo que preparar otra cama. ¿Tienes alguna pregunta…respecto…?

Hizo un gesto haciendo una “o” con los dedos de una mano y metiendo el dedo índice de la otra mano dentro y yo le respondí, muy abochornada y llevándome a Bug de la mano a mi viejo dormitorio:

—No, madre, ya lo sé todo…

—¿Estás usando algún método de control de natalidad?

—Los…condones…y…eso.

—¿Quieres seguir la tradición de mi suegra y tener hijos sin parar?

—¡Dios!, no…

—Entonces ven… Te explicaré algunos detalles a fondo. Bug, espera ahí, nosotras tenemos que hablar cosas de mujeres.

Luego mamá me dijo todo lo que debió decirme antes, así quizás no hubiera quedado en cinta en mis primeras relaciones sexuales; ahora ya es muy tarde, ya me encariñé con la idea de las trillizas y voy a seguir con eso, ¡pero no pienso hacerles hermanitos! Así que espero poder recuperarlas. Cuando llegué a mi habitación, Bug estaba revisando mis muñecas, bastante serio, y me dijo:

—Me siento un poco incómodo por estar aquí. No tengo problema con las cosas de niña, crecí entre los juguetes y la ropa de mis hermanas, pero…En verdad me siento fatal por no haber impedido que se acercaran a ti. Tuve que haberme despertado, escuchado algo.

—Tranquilo, yo tampoco estoy de humor y sé que no fue tu culpa. Te veías cansado y deprimido, era normal que te durmieras tan profundamente.

Se tendió en la cama y me interrogó extrañado, mirando al techo:

—¿Por qué está mi foto pegada allá arriba? Ah… Entonces aquí te preguntabas que tan largo lo tenía… Ya estarás contenta porque te lo di.

—Claro. Si no estamos hablando del cabello, porque era mejor tenerlo corto.

Le respondí recostándome a su lado. Al final si lo hicimos, pero no fue porque ya esté tranquila, solo intentamos relajarnos así porque la ansiedad nos estaba matando. De hecho no puedo dormir, estoy aquí escribiendo y ya es muy tarde. Tengo miedo de lo que vaya a pasar mañana. Intentaré descansar.

 

Miércoles 20 de octubre de 3030

 

Hoy trabajamos un poco en reparar los lazos familiares deteriorados, mamá y yo tardamos apenas segundos en reconectar, pero papá ni siquiera dejó de trabajar para volver a casa y verme. Estuve todo el día sintiéndome decepcionada, molesta. Por la mañana fue un poco vergonzoso salir con Bug de la habitación, no sabía si mamá nos oyó anoche, mi vieja cama rechinaba como si no hubiera un mañana. De todos modos la encontré en calma preparándome el desayuno, en actitud de profesional de psicología… No sé qué tan perturbada estaría realmente por dentro. Bug fue de inmediato a ayudarla en la cocina, muy serio, mamá empezó a acosarlo con positivismo:

—Me alegra tanto verte ya sin la máscara y con ese corte tan bonito. Ahora ya no escondes lo guapo que eres, tú mamá siempre dijo que eras el más bonito de sus hijos. Nos peleábamos por cargarte y besar tus mejillas, ¿lo recuerdas?

—Sí, por eso empecé a usar máscaras, par de señoras melosas…

Respondió él abochornado, mamá se le prendió de un brazo y siguió hablando mientras Bug se iba poniendo cada vez más incómodo:

—¡No puedo creer que hayan pasado ya tantos años! Si parece que sucedió ayer.

—Podría ser Alzheimer, Ziggy…

—Voy a contarles una cosa, ¡yo estaba enamorada locamente de mi suegro! 

—¿Mi papá? Sí, supongo que disfrazado podía parecer un enanito simpático…

—¡Oh, no! Me gustaba su aspecto natural. Lo conocí en el patio de la casa de tu mamá, de casualidad estaba desnudo.

—¿Qué…?

—No recuerdo si me le declaré, ¡fue hace tantos años! Pero me rechazó, en aquellos tiempos yo era solo una desconocida y él era un heredero muy sensual…

—¡Ya! No quiero saber más. ¡Oficialmente estoy traumado!

“¡Oh!”, exclamó mamá reprochándolo con un golpecito en el pecho. Luego nos sentamos todos y ella me preguntó:

—Anoche estuve pensando en que podríamos visitar a tus padres biológicos y decirles la verdad. Se sorprenderán de ver lo hermosa que estás.

Yo le respondí, tras pensarlo un momento:

—Los he estado investigando por mi cuenta, creo que con ellos será mejor dejar las cosas como están. Mi padre biológico es un hombre vengativo y reaccionaría muy mal al saber lo que pasó, prefiero que sigan brindándoles ayuda económica para que sean felices dentro de lo que cabe en su estilo de vida.

—¿Y qué piensas hacer entonces? ¿Qué planes tienes para el futuro?

—Recuperar a mis bebés, empezar mi familia, luego retomar la lucha. Quiero dedicarme a eso mamá. Creo que puedo hacerlo.

—Bien, algo más que tienes en común con tu papá Descartes, a los dos les apasionan las luchas de robots.

—Admito que me influyó en eso… Pero ya no lo siento unido a mí…

—Psique, ¿segura que no estás queriendo tener éxito en las luchas de robots solo para impresionar a tu papá? Antes querías ser artista como Dumas.

—También me gustaría… Pero las luchas me dan dinero.

—Hija, escúchame en esto: decidas lo que decidas tomar, hazlo porque verdaderamente te hace feliz a ti, ¡solo a ti! No esperando que tu papá o yo nos sintamos orgullosos y te felicitemos. Cuando decidas qué hacer, no descanses hasta que llegues a tu máximo de superación en ese campo. Quien debe estar satisfecha eres tú, tú dirás cuándo será suficiente y eso estará bien.

—Por eso decidí quedarme en las luchas, mamá. Ya veo que a papá no le importa, tú no lo entiendes muy bien aunque me apoyas, pero yo igual me siento motivada a seguir. Quiero que se tomen más en serio las implicaciones éticas con los robots que tienen partes humanas, y los que han desarrollado una conciencia humana, para eso debo hacerme un gran nombre en ese campo. Si mucha gente me apoya, creo que me escucharan.

—No será tan fácil, hija. Antes deberán hacerse varios cambios entre la gente que toma las decisiones en realidad… Si te soy sincera, no creo que Hugo conozca realmente el grado de maldad de su tío. Adámas siempre fue un personaje que disfrutaba haciendo sentir mal a los demás por pura diversión… Yo creo que la única solución sería matarlo. Es terrible, pero no hay otra opción.

Me sorprendió escuchar a mi madre hablar así. Justo en ese momento entró tío Hugo acompañado de Fy, él sonrió anunciándonos:

—¡Ya estamos arreglando todo! Incluso estoy tramitando una petición para que esa dimensión alterna con el bucle espaciotemporal en 2020 sea reconocida como un planeta aparte y quede bajo la autoridad de Alveena. Claro, solo por cuestiones diplomáticas, en realidad vamos a administrarlo todos como familia, sin secretos, sin mentiras, buscando crear un mundo mejor. El tiempo volverá a correr con el desarrollo y un nuevo futuro se creará. Uno mejor.

Bug comentó, sirviéndoles jugo de naranja:

—Bien, solo tendrás que evitar que tus hermanos se maten entre sí. Y puedo apostarte que Violeta no estará contenta con eso, ella quiere que mi tío Adámas se haga a un lado y deje que su hijo herede el cargo.

Entonces tío Hugo fue y lo abrazó por la espalda contestándole:

—Paciencia…Nadie es eterno… Es horrible que lo digamos, pero es la verdad. Ya sé lo del cerebro de Psique, tranquilos, no sabe aún cual fue el procedimiento y no vamos a decírselo nunca. Maxim me comentaba que es posible programar un mecanismo para que cuando ella decida “morir” todos sus datos sean borrados para siempre. Solo quedaría el aparato ya sin su memoria y personalidad, que es realmente su alma, y este también podría autodestruirse. Podría suceder al mismo tiempo que su cuerpo orgánico colapse por el deterioro natural de la vejez. ¡Pero no hablemos de eso ahora! Tiene toda una larga vida por delante para decidirlo.

Fy se sentó también justo al lado de Bug y él solo la miró de reojo. De repente ella intentó tomarle una mano diciéndole:

—Perdóname…Te prometo que voy a recuperarlos…

Él le apartó la mano y dijo con frialdad:

—¿Para esto te pusiste tras de mí, Hugo? ¿Para qué no me escape de ella?

Entonces mi alegre tío Hugo los juntó a la fuerza, empujándolos entre sí, Bug permaneció inalterable y Fy se veía muy triste. Por fin Bug dijo:

—¿Por qué te llevaste a mis hijas? No sabes si se parecerán a mí, quizás sean tres niñas con cara de lagarto. Tú me seguiste tratando mal aun cuando descubriste quién era papá en realidad.

—¡Es que no sabía si ibas a empezar a quererme y confiar en mí si durante toda tu corta vida te maltraté! Luego solo seguí… Además no sabes, no solo quería robarte a tus hijas… Hubiera sido tan feliz criándolas lejos de la Luna…

—¡Pero son mías! Van a parecerse a mí, ¡y nunca me quisiste!

Fy entonces confesó:

—Sí te quise, eras lindo. Te reías por todo, cada cosa que hacías y decías era graciosa, los demás parecían divertirse tanto cuidándote... Alveena y yo nunca pudimos abrazarte y jugar contigo porque creíamos que era traicionar a nuestro padre. Nos perdimos eso, pero aún podríamos con tus hijas…

—¿Por qué no solo me abrazaron a mí? ¿Ahora de viejo ya no soy gracioso?

Entonces Fy rompió en llanto y lo abrazó. Bug intentó seguir haciéndose el macho, pero en el fondo se conmueve por todo y le regresó el abrazo a su hermana todo enojado aunque apretándola fuerte. Los dejé a todos un rato solos, no le puedo exigir a Bug que no perdone y ame a su hermana. Solo siento que para mí no será tan sencillo disculparle a Fy esta mala decisión, no hasta que tenga de regreso a mis embriones. Entré a mi habitación para darles tiempo de hablar y prepararme para la cena de esta noche. Nunca he hablado con el tío Adámas. Veremos que tal va todo.

 

Jueves 21 de octubre de 3030

 

Hubiera preferido no despertar. Anoche cenamos con Adámas Rex Lunae, soberano regente de la Luna, la Tierra, todo…Es un tirano, un sociópata y un genocida. Cenamos en un salón de mi casa donde ni yo había entrado antes, un gran salón con paredes de espejos, como el de un palacio. Otra vez debimos vestirnos formalmente, mamá me explicó que frente a Adámas debíamos usar los nombres reales de todos mis tíos. Mientras nos vestíamos con Bug y él se anudaba la corbata, le conté que ya sabía el nombre de todos mis tíos menos dos, los de papá y tío Hugo. Él me atrajo hacia él para abrazarme y me dijo:

—Víctor Hugo se llama Adam en realidad y Descartes se llama Alloy. Debes saberlo ahora, porque de todos modos hoy todos se hablarán por sus nombres reales. ¿Qué me quieres pedir? Haría lo que sea por ti.

Le acaricié el rostro y me perdí un poco en sus ojos únicos y solo míos. ¡Dios!, qué hermoso es, ¿cómo no me fijé antes? Entonces le respondí:

—Tengo miedo de que nos intenten separar. Júrame que nunca me abandonarás, que me seguirás a donde sea. Que vamos a ser una familia. 

Me dio un “sí” mezclado con besos, mamá entró accidentalmente, cerró al momento y desde afuera nos avisó que debíamos ir ya a la mesa. Ahí nos esperaban tío Dreiser, Dumas, tía Sherl, Fy y mamá. Pregunté dónde estaba papá, mamá nuevamente me dijo que estaba ocupado y no podría venir. Noté que Dumas me miraba atentamente, como diciendo: “yo sí vine”. Fui y lo abracé. Puedes acusarlo de muchas faltas, pero no de ser un mal padre. Tía Sherl nos miró a todos y preguntó con una sonrisa burlona:

—¿Qué pasa? ¿Nadie se puso el hermoso traje tradicional de la Luna?

Mamá le respondió, probando el vino:

—No estaba de humor para caracterizarme como un demonio extraterrestre. De todas formas, esta casa es parte del complejo de la embajada de la Tierra en la Luna. Es “él” quien por respeto debería venir vestido según nuestras galas.

Luego, tío Dreiser le preguntó tímidamente:

—¿Ustedes siempre se llevaron mal, Ziggy? ¿Cómo era el tío Adámas de joven?

—Estaba enamorado de tu mamá, de mí… Es que ninguna chica le hacía caso. Era tan… repelente. Parecía bueno, estudioso, educado y hasta dulce en el exterior, pero presentías algo repulsivo oculto en él. Maltrató en extremo a la mamá de Violeta, luego la desechó como basura. La chica nunca se pudo recuperar psicológicamente, la torturó de formas tan crueles… Simplemente le gusta lastimar, es sádico. No hay nada que odie más que una persona que encuentra placer en provocar sufrimiento ajeno. Tu papá intentaba llevarse bien con él, ¡pero en el fondo tampoco lo soportaba! Sin embargo hacía el esfuerzo para que ustedes aprendieran a ser hermanos unidos. Por eso Hugo ha sido tan tolerante, él cree que la familia no puede realmente hacerse daño entre sí.

—Está muy equivocado.

Murmuró lánguidamente tío Dreiser bajando la mirada. De pronto sonó una campanilla y todos se levantaron de sus asientos, los imité aunque no me lo pidieron. Entonces entró Adámas escoltado por Jean Gabin, tío Hugo, Alveena y cuatro hombres de negro. La princesa Alveena Huxley, o más bien mi tía Amanda Lunae, a quien solo había visto en fotos, es en persona tan imponente como se ve en las crónicas de eventos oficiales. Quizás es la única de todos nosotros aparte del viejo que sí se ve como un miembro de la realeza. Creo que es normal, no se puede ser muy elegante y especial cuando eres un aristócrata en un mundo distópico que agoniza, pero ella sabe guardar las tradiciones. Nos miró a Bug y a mí, como intentando decir algo, no pude descifrar qué. Todos se sentaron salvo los hombres de negro y Adámas alzó una copa exclamando:

—Mis primeros brindis de la noche: primero por la presencia de Aureus hijo. ¡Raramente te veo! Mírate. Tu pobre madre tenía tantas ilusiones en su heredero consentido y resultó que tú solo eres bueno para disparar en las montañas. Bien, después de todo traías el campo en la sangre. Por otro lado, tenemos al teólogo, al hombre espiritual, felicito el matrimonio del modesto Angello con la encantadora Eco. Es bueno ver que en esta familia aún hay caballeros que hacen honor a su origen noble. ¿Verdad, Adam?

Preguntó a tío Hugo mientras yo hacía mi mejor esfuerzo en no confundirme con los nombres. Dumas le respondió antes que tío Hugo, en actitud desafiante:

—¿Y a mí no me felicita, tío?

—¿Hay una razón para hacerlo? No has tenido la decencia de informarme de ninguna novedad, solo he oído rumores sobre el nacimiento de un nieto mío.

—Sí, es que soy muy celoso con la intimidad de mi familia. Pero de todas formas puede felicitarme porque ayer celebramos con Violeta nuestro aniversario número ciento sesenta. Creo que es una marca mundial, ¡y usted que decía que nos aburriríamos del matrimonio en unos meses! Yo creo que vamos a morir de viejos juntos, claro, falta muchísimo para eso. El promedio para los que tenemos sangre selenita es a los quinientos años, ¿no? Más o menos la edad de usted. ¡Ya se acerca su tiempo!

Adámas resopló, luego dijo de mala gana:

—Sí, más o menos. Ziggy y yo somos los últimos vivos de nuestra generación. ¡Pero quizás viva más! Evito en lo posible los viajes espaciotemporales, pues esos cambios en la continuidad acortan la vida. Estoy dispuesto a lo que sea con tal de alargar mi existencia en este mundo indefinidamente.

Al decir esto me miró y tuve escalofríos. Un robot doméstico comenzó a servir la cena y tío Hugo aprovechó el momento para abordar el tema por el cuál estábamos reunidos:

—Si no te lo dice Ariel, te lo digo yo, tío: tienes un hermoso nieto que en pocos meses cumplirá un año de edad. Y como ya sabes, pronto tendrá primas… Las hijas de Aureus y…. Psique, que están aquí… Porque hubo una confusión y quieren sus hijas de vuelta.

—Así que son de Psique la adoptada.

Replicó el viejo y habló con indiferencia:

—He decidido que yo mismo me aseguraré de que nazcan sin problemas.

Tío Hugo objetó:

—No hace falta que te molestes, tío. Psique quiere tener a sus hijas por su propia cuenta. Está en su derecho, es la madre.

—Pero yo soy el rey.

Contestó Adámas e inmediatamente el semblante de todos cambió. El viejo continuó diciendo:

—Las he entregado a tres distintas madres subrogadas en tres distintos puntos del planeta Tierra y la historia. ¡Solo yo sé dónde están! Y si me matan, nunca volverán a verlas. No crean que no tengo sospechas, los terroristas que atacan el castillo y han atentado contra mi vida tienen nexos con tu grupo anarquista, Ariel, si las investigaciones no estuvieran tan amañadas…

En ese momento se volvió a mirar a Jean Gabin y después siguió hablando:

—…Estoy seguro de que descubriría que tú estás detrás de todo. Siempre me has odiado, desde que eras un niño y los amigos bohemios de tu madre te sacaron de la casa paterna. Desde entonces te volviste en contra de nuestra familia y has envenenado a tus hermanos. Incluso a mi propia hija.

Tío Hugo se adelantó a todos para responderle:

—¡Tío! Somos una familia. Jamás nos haremos daño entre sí, podemos fallar muchas veces, pero al final siempre vamos a respetarnos y amarnos. Por favor devuelve los embriones a su madre, te prometo que voy a velar por tu seguridad.

—No.

Sentenció el viejo, después anunció algo peor:

—Ya las he comprometido en matrimonio. Esta vez ya tengo la experiencia de que si espero mucho tiempo se volverán rebeldes y no aceptarán a los hombres que les elegí. Tengo amigos que no tienen problema con la juventud de la mujer, voy a entregárselas a ellos tan pronto nazcan. Quizás ya sucedió, quien sabe. Cuando se manipula el tiempo, la posibilidad basta…

En ese punto todos se levantaron exaltados, los hombres de negro iban a reaccionar protegiendo al tío Adámas pero Jean Gabin les hizo una señal para que retrocedieran y miró al maldito Adámas dándole a entender que estaba solo. El viejo continuó hablando, fingiéndose derrotado para justificar su maldad con el victimismo:

—Si me matan ahora, no las volverán a ver jamás. Se perderán para siempre. Pero si me demuestran que esta familia realmente es solidaria, podría reconsiderar mi decisión. Podría permitir que las niñas sean criadas en el palacio lunar bajo la tutela de Amanda y Arya. Quizás hasta otra cosa.

Entonces Dumas le preguntó, ya sin disimular su hostilidad:

—¿Crees que no te torturaríamos para sacarte la información? Estás acabado, lo hemos decidido todos. ¡Vas a morir! Tus pocos simpatizantes podrán hacernos la guerra los años que quieran, pero tú ya estarás muerto. No importa.

—¡Me mataré antes de que me pongas un dedo encima!

Amenazó Adámas sacando una daga y poniéndosela en el cuello, después agregó:

—Y ya está asegurado, las niñas nacerán, serán entregadas en cada época a un distinto hombre. Solo yo podría evitarlo, solo yo sé dónde están. ¿Podrías seguir viviendo con el conocimiento del destino de esas infelices? Les he pedido que no las maten, que hagan lo posible por que sobrevivan, con las entrañas desgarradas pero conscientes el mayor tiempo posible. De ser posible hasta la edad adulta así, sufriendo sin descanso, cada día de su miserable existencia. ¿Cómo van a dormir por las noches sabiendo esto?

En ese punto yo no soporté más y le rogué:

—¡Por favor no! Haré lo que usted me pida, le ayudaré en lo que sea, ¡pero regréseme mis hijas! ¡Devuélvame a mis niñas!

El viejo me miró con una estúpida sonrisa y engreimiento. Se levantó, me dio la espalda y me contestó, mirándome por encima de un hombro:

—No sé. Ven a verme mañana. Sola. Quizás cambie de opinión.

Dumas quiso ir tras él, pero tío Hugo lo detuvo diciéndole:

—Por favor… No puede ser… Somos una familia, debemos dialogar con él. Mañana veremos qué resuelve con Psique.

—No resolverá nada, salvo abusarla y matarla a ella también.

Objetó Dumas furioso, entonces Alveena intervino diciendo:

—Fy y yo estaremos ahí, le guste a él o no. La vamos a defender aunque sea con la vida, el diálogo ya no es posible, Hugo. Pero tampoco podemos dejar que las niñas se pierdan. Ahora me voy, si debo llorar y humillarme toda la noche para que se ablande un poco lo haré. Ya no tengo nada que perder.

Antes de irse miró a Bug, otra vez sin poder articular palabra, luego se fue corriendo tras el viejo y Fy la siguió. Mamá murmuró, frotándose el rostro:

—Quién sabe qué horrores les esperan a esas dos muchachas esta noche… Maldito Adámas… Yo sabía que haría algo así…

Bug volvió inmediatamente al pueblo con sus hermanos, quieren juntar gente para asaltar el palacio y tomar prisionero al tío. Yo me quedé con mamá, al inicio quise llorar pero ella me pidió contenerme. Dice que debo practicar para mañana, si él me ve triste o asustada, será peor. Escribo ahora con la sensación de que estas serán mis últimas memorias. Fui feliz tan poco tiempo.


 

Caso XV: Alveena

 

Viernes 22 de octubre de 3030

 

Sé que el final está cerca. Que pronto dejaré de escribir en este diario. No pude dormir anoche, mi madre tampoco. Llamamos a tío Hugo y le pedimos que nos lleve al palacio de la Luna. Ni siquiera esperamos por papá, ya no me importa, estoy desesperada por mis hijas, imaginando que quizás ya nacieron y murieron en un punto olvidado del pasado, que sufrieron toda su vida. La ansiedad me está enfermando. Salí por primera vez en compañía de ellos al exterior de mi casa de infancia, antes tuvimos que viajar media hora en un elevador que nos llevó a varios miles de kilómetros arriba hasta la superficie; donde la gravedad es muy distinta, me sentí como caminando bajo el agua, mi cabello y la tela del vestido que me prestó mi madre flotaban en torno a mí. Afuera hay una noche eterna, la ciudad de metal y vidrio muere lentamente bajo un domo traslúcido iluminado por el cadáver del planeta Tierra, una esfera gris oscura que emite un brillo tenue. Los ciudadanos nos saludaron con cierto respeto, son espectros vivientes, seres como el abuelo, siniestros y de mirada perversa; son pocos y se arrastran por las calles como acechando. El palacio estaba en mitad de un jardín de cristal, los árboles artificiales filtran el aire cumpliendo la misma función de los reales; pero son fríos y se ven afilados, peligrosos. Llegamos al enorme edificio de arquitectura futurista y al tocar la puerta tardaron en abrirnos, finalmente lo hizo Fy. Su rostro estaba cubierto por un velo blanco. Nos invitó a pasar. Tío Hugo trató de actuar normalmente, pero mamá no estaba dispuesta a seguir pretendiendo. Se acercó a Fy y le descubrió la cara, ella intentó cubrirse, tenía un moretón en el ojo. Yo la detuve antes de que dijera algo y le supliqué:

—No vayas de una vez a pelear. Quiero recuperar a mis hijas, luego de eso…

Entonces Fy nos dijo:

—Prometió devolver a las niñas si le entregan tu cabeza, Psique. Quiere que su consciencia sea perpetuada en tu cerebro artificial. No hablen con él, es inútil. Les dará falsas esperanzas, jugará con sus sentimientos, pero al final pedirá lo mismo. Ha hecho de esto una decisión fatal: las niñas o Psique.

—Entonces seré yo.

Sentencié, pero Fy murmuró:

—Pero así salvarás tres vidas a costa de millones de muertes…

Luego se alejó corriendo. Entonces apareció Alveena, todavía con la bata de dormir, se nos acercó alarmada y tío Hugo le preguntó:

—¿Dónde están los robots de servicio? ¿Por qué atienden ustedes a la puerta?

Alveena pensó un momento antes de confesar:

—Ya que todo está saliendo a la luz te lo diré… Él solo los activa a las horas en que sabe que tú vendrás a visitarnos. Nosotras somos sus sirvientas.

—¿Cómo es posible? ¿Por qué toleras eso?

Le preguntó tío Hugo. Ella volvió a dudar antes de decir:

—Prométeme que no harás nada drástico. Tiene un sistema conectado a su interfaz cerebro-computadora preparado para destruir la ciudad en la Luna cuando él lo desee. Bastaría un simple pensamiento y sería el fin del mundo. La vida, ya erradicada de la Tierra, sería también exterminada aquí en la Luna. Este año sería el último de la raza humana pues ya no existiría ningún espacio habitable. Nos lo dijo desde el primer día en que Fy y yo aceptamos venir aquí a vivir con él para hacerle compañía, cuando con engaños nos hizo creer que su maldad no iba más allá de una leve rivalidad con nuestro padre. Desde entonces nos ha chantajeado con eso, no podíamos huir, no podíamos contarle a nadie. Ya no tengo lágrimas para derramar, he soportado tanto que de alguna forma me he vuelto insensible para conmigo. Es lo que él dijo, me volvería una muñeca decorativa en su palacio para que los de mi clase no se quejen de no tener un representante digno en la corte. Siempre haciéndonos afrontar sádicos dilemas, haciéndonos decidir cuál de las dos hermanas recibirá un castigo. Siempre elijo salvar a Fy, y Fy luego cura mis heridas. Así ha sido durante demasiado tiempo…Ya casi no recuerdo cómo era antes. Mi infancia con mamá, papá y ustedes, parece un sueño. Ya no sé si ocurrió en verdad o lo soñé de tanto desear que algo mejore… Porque estoy segura de que algo va a cambiar, algo pasará, un milagro…

Después se talló los ojos con la manga de su bata y sonrió diciéndonos:

—Váyanse, haremos tiempo con Fy. Quizás podamos engañarlo, hacer una copia del cerebro de Psique…

Entonces nos sobresaltó el eco de un “No” de Adámas, que parado desde lo alto de una escalinata en su apariencia real, la de un horrible anciano deforme de aspecto diabólico, nos empezó a hablar:

—No les daré tiempo para eso. Tengo cosas qué hacer. Para el lunes espero que todo esté ya resuelto. No vas a escaparte, Amanda. Sé realista. Dale el ejemplo a tu sobrina Psique, que pasó tantos años viviendo en un sueño fantasioso de cuento de hadas… ¡Cuando la realidad es esta! No hay finales felices, pero hay finales dignos. Si Psique hace lo que le pediré, voy a liberarte a ti y a Fy, podrás al fin regresar con tus hermanos a criar las pequeñas trillizas y ser feliz.

—¿Cómo seré feliz sabiendo el final de Psique? ¿El final de la humanidad entera…?

Preguntó Alveena sin mirarlo a la cara ni alzar mucho la voz, él respondió:

—No sabes qué voy a pedirle. ¿O sí, Alveena?

—Desde los inicios de los tiempos, las mujeres ocultas tras los muros de familias poderosas hemos sido castigadas, humilladas y marginadas por pedir un trato humano. No superior o especial, simplemente humano… Qué ironía, la ciencia avanzó tanto que las inteligencias artificiales ya piensan al mismo nivel del hombre soberbio, pero quedan relegadas a ser objetos interactivos como todavía es la mujer. Y Psique, que es ambas cosas, mujer e inteligencia artificial, ¿qué podría recibir de ti sino un castigo por soñar con ser una persona? Llegamos al final de la historia y nada cambió, la raza humana no aprendió a ser compasiva. Pero eso no cambia la realidad: las mujeres no solo servimos para parir, ni como decoraciones o trofeos. Si tenemos consciencia entonces somos tus iguales, aunque te moleste la idea…

—¡Oh, cállate, Amanda!

La interrumpió el viejo Adámas y exclamó:

—¡Dice que es igual a un hombre! Pero es una estúpida bestia movida por el instinto maternal. Igual que Psique, ¡o que tú, Ziggy! Emocionales, incapaces de controlarse, débiles, irracionales, locas, tontas, imbéciles. Quizás tú, Adam, te sientas identificado con ellas porque eres un homosexual. ¿Qué es un homosexual? ¿Un hombre superior que ya no se ensucia relacionándose con mujeres o un hombre fracasado que se siente una mujer? Nunca lo entendí. Eres tonto, Adam, o mejor dicho “mi abogado Víctor Hugo”. Nunca hiciste muchas preguntas sobre la petición de tu hermana Sherl de usar mujeres para producir biomáquinas. Te dijo que sería una gran fuente de empleo para muchachas pobres del pasado, que les proporcionaríamos vivienda, comida, una pensión vitalicia, y solo aceptaste. ¡Descartes protestó un poco! Pero tú no. No sospechaste nada, tan confiado estabas que no fuiste a corroborar si no había peligro entre los huecos legales, ¡pero yo sí estuve atento a la oportunidad!

Tío Hugo palideció, sabía que algo horrible le sería rebelado. El viejo habló como escupiendo las palabras:

—Como este cuerpo viejo y enfermo ya no podía ultrajar a tu hermana Amanda, la hermosa princesa que aparecería en los periódicos y daría discursos de paz y esperanza a los defensores de la humanidad del pasado, se me ocurrió que las biomáquinas podrían hacer el trabajo y darme un buen espectáculo. Has firmado los permisos para que los dueños de las biomáquinas vengan aquí, y tu hermana sea atada como una perra de cría para que…

—¡No!

Gritó el tío Hugo corriendo hacia él lleno de ira, Alveena y Fy lo detuvieron, mientras el viejo seguía hablando:

—Ella ha producido el 98% de las biomáquinas de la Luna mientras tú, Descartes y todos lo ignoraban. ¡La mejor calidad para mis amigos! Las biomáquinas que llegaban a la dimensión alterna de 2020 eran tus sobrinos, cazados, descuartizados, y vendidos como repuestos por sus propios tíos. Y los veían pelear entre sí, y apostaban, y morían… ¡Y eran tus hijos, Amanda! No la deje conservar ni uno, ¡tonta!, ¡quería ser madre!, aunque fuera de uno de esos monstruos. Por eso se alegró cuando le dijeron que podría cuidar a las hijas de Psique. Solo una mujer podría ser tan estúpida.

Todos lloraban, pero yo de alguna forma logré mantenerme impasible. Volví a dejar que mi cerebro artificial prevaleciera sobre el humano y le contesté en calma:

—El amor por los hijos no es el mismo instinto maternal, Adámas. No es algo exclusivo de las mujeres, ese deseo de proteger a los más débiles es la compasión. Una virtud. Usted no la conoce porque solo existe en seres fuertes e inteligentes capaces de proporcionar cuidado a otros por el simple placer de hacerlo, y tampoco puede hablar en nombre de la mayoría masculina pues su propia idea de lo que es “ser hombre” lo excluye de ese colectivo. Su hermano tuvo dieciséis hijos, ocho de esos varones, ¡su sobrino engendró tres bebés en una sola noche! Mientras usted solo engendró una hija en toda su vida. Una hija que por cierto no se le parece en nada. Está lejos de encajar en su modelo de macho fuerte. ¿Por eso está resentido? Yo no podría disfrutar arruinando vidas ajenas, de ninguna forma encuentro razones para al menos intentar hacer sufrir a otro ser humano, mucho menos a uno más joven e indefenso. Tendría que haberse sentido inferior a todos, el más grande desgraciado, para de alguna forma justificar lo que ha hecho y creer que las niñas de su hermano o todos los inocentes que han muerto tenían algún privilegio mayor al suyo y estaba bien desquitarse con ellos.

El maldito viejo rechinó los dientes. Me miró de pies a cabeza, preguntándome:

—¿Quieres volver a ver a tus bebés? Podrías ser como las madres víctimas del circo romano, que morían justo después del parto, más angustiadas por sus recién nacidos que por sus propias vidas. Una escena que conmovía hasta las lágrimas a las masas. Quizás tú tengas más suerte…

Después ordenó a los demás:

—Váyanse. Y llévense a Arya, Psique se quedará en su lugar. Si quiere volver a ver a sus preciosas trillizas…

Alveena se volvió a mirar a mamá y le susurró:

—Está bien…Él nunca lastima a Fy… Yo protegeré a Psique, váyanse y llévense a Fy muy lejos. Que no vuelva a entrar jamás.

Entonces tío Hugo le preguntó:

—¿Y Psique podrá salir?...

Yo le respondí con determinación:

—No voy a permitirle alcanzar la inmortalidad. Pero quiero que me diga cómo recuperar a mis hijas, en el mismo instante en que lo haga… Lo asesinaré con mis propias manos. Mamá, vuelve a casa y pon algo de ropa limpia en mi mochila, la que dejé en mi habitación. Tráemela. No sé cuánto tiempo estaré aquí.

Inmediatamente después que se fueron, Alveena me tomó de la mano y corrimos a los jardines, ella me dijo al oído que era mejor no acercarnos al viejo en lo posible. Asegura que cada vez que la ve intenta hacerle algún daño, así que se pasa el tiempo ocultándose por el palacio junto a su hermana, y ahora conmigo. Nos adentramos en un laberinto de arbustos con hojas de metal plateado hasta finalmente escondernos acuclilladas en una glorieta de mármol. Ahí miró a todos lados y me sonrió intentando tranquilizarme:

—¡Sé que se ve mal, pero al final el sacrificio valdrá la pena! Las cosas van a cambiar. No quiero que pienses en lo mal que se ven el pasado y el presente, enfócate en el futuro. En la vida que te espera con tu familia propia.

—Realmente no creo que llegue a vivir para eso.

Le respondí lánguidamente. Ella siguió intentando animarme:

—Hay que ser optimistas. Todavía tenemos algo a favor: él no te hará cosas repugnantes porque su perversión solo va contra mis hermanas y yo. Y además estás conmigo, así no tengo miedo; siempre soñé con el día en que Fy fuera finalmente libre, pero temía quedarme sola. La soledad me aterra.

—¿Nunca imaginaste ser libre tú también?

Alveena se abrazó a una columna y dijo, con una sonrisa triste y la mirada perdida:

—Es bueno ser optimista, pero hay que ser realista al mismo tiempo. Él no me dejará ir porque soy la primera hija de su hermano mayor, al que siempre envidió, y de la primera mujer que lo rechazó. Esta es su venganza.

—¿Desde cuando estás con él?

—Estaba por cumplir veinte años, no veía a Bug desde entonces. Lo recuerdo como un niño muy pequeño y travieso, su rostro era extraño, creía que no era hijo de papá…Pero me equivocaba. Si no hubiera sido por esto, yo quizás no habría aceptado venir aquí, pero entonces estaba enojada con mamá y quería irme de casa... En aquel tiempo, yo también estaba enamorada de un muchacho. Creí que nos veríamos luego, pero eso nunca pasó. Cada año imaginaba que vendría a salvarme, o conocería a otro chico que me ayudaría a escapar y tendría mi final feliz… Pero jamás fue así. Las princesas no siempre tienen finales felices en la vida real, es algo que mi tío me dijo desde niña. Si estás aislada del mundo no habrá quien pueda acercarse y ayudarte, por eso siempre corrimos peligro aun estando en nuestra propia casa; al mantener a la familia reprimida, guardando secretos, siguiendo tradiciones absurdas y reglas que nos mantienen lejos de la sociedad común... Solo nos hacemos vulnerables ante nuestros propios parientes malvados. Pero no pensemos en lo que está perdido. ¡Háblame de Bug! Se hizo muy guapo al crecer. ¿Cómo se enamoraron?

Suspiré recordándolo, ¡cómo quisiera estar con él!:

—Quise que fuera mío desde la primera vez que lo vi en una foto. Lo que más amé de él es que parece tan espeluznante por fuera y al conocerlo bien te envuelve con su cariño, te hace sentir cálida y protegida.

—Así era nuestra madre. La extrañaba tanto, cada noche… La veía de vez en cuando en visitas y sufría porque teniéndola tan cerca no podía pedirle ayuda. El tío hubiera hecho volar todo en ese mismo instante. Pero cuéntame, ¿y Amleth? Andaba siempre jugando con Bug, eran cuatro pequeñines, los tenían siempre en un corralito: Bug, Amleth, London y Dreiser.

—Supongo que a tío Dreiser y a Amleth los ves de lejos en eventos oficiales celebrados aquí en la Luna. Él se acaba de casar, como escuchaste, con Eco, una selenita. Y Amleth se la pasa contenta trabajando como maestra. En el tiempo en que estuve en el pueblo la vi siempre ocupada preparando sus clases o con la familia. London hizo carrera militar por un tiempo, actualmente tiene una armería especializada en equipo de caza…

No quise especificar mucho más, ahora sé que cazábamos a los hijos de Alveena. Ella siguió preguntándome entusiasmada, como una niña:

—¿Y Maxim y Honore? ¿Siguen enfrascadas en los libros?

—No mucho, trabajan con mi padre diseñando robots. Harán una fábrica de biomáquinas donde ya no se usen mujeres en el proceso de reproducción.

—¡Es maravilloso! Las veo apenas, nunca hemos podido hablar de nuestras vidas. Alonso según me han dicho sí llegó a ser un escritor. Él, Dumas y July vienen por aquí muy de vez en cuando a las grandes galas. Los tres son tan artísticos, siempre parecen estar disfrutando de la vida.

—Tienen sus penas y sus glorias, como todos. Pero están bien, se han establecido en el mismo pueblito donde yo me había mudado con Bug y la fortuna les empezaba a sonreír. Hasta Jean Gabin y tía Sherl se les unieron. Yo creo que fundarán una gran ciudad, si tan solo no cedieran a la corrupción…

—Veras que se les unirán también Fy y Hugo, luego Descartes, pondrán orden y será una ciudad próspera con gobernantes justos. Luego un reino…

—¿Y nosotras, Alveena?

Entonces se encogió de hombros y exclamó:

—¡Ten fe! Estarás ahí. Vas a regañar a las trillizas si se escapan a pasear con el hijo de Violeta, ¡ya lo imagino! Será otro rebelde como Dumas. Pero tendrás a Bug que te apoyará y dará fuerzas. ¿Tenías más planes?

—Quería… Quería ser grande en las luchas de robots. Pero de todas formas no me iban a dejar, al ser madre ya no te permiten hacer otra cosa que cuidar a tus hijos. Dicen que es por una cuestión de protocolo…

—¡Patrañas! De todos los que están en la línea de sucesión al trono ya solo Fy y yo respetamos la etiqueta. Los demás se visten y se comportan como les viene en gana y nadie les dice nada. Cuando salgas de aquí, debes hacer tu vida a tu gusto. Tú no eres un accesorio de moda o parte de la decoración de la familia. Si nadie te lo impide, ¡entonces sé libre! Ojalá yo no estuviera bajo amenaza y recibiendo tantos golpes, entonces me iría lejos, olvidaría mi apellido, mi pasado, empezaría todo de nuevo. Desde cero.

—¿Pero realmente no puedes hacer nada por ahora?

—Por lo pronto sobrevivir, luego… No sé, realmente, hay tantas posibilidades y no debemos estancarnos en las peores. Siempre podemos improvisar en la marcha y quizás nos sorprenda un agradable desenlace inesperado. Al menos tengo la seguridad de que seré recordada con cariño, así me han exhibido los políticos de la Luna, como una sonrisa del siglo XXX al pasado, una prueba y no falsa de que aún queda humanidad en este palacio. ¡Quién sabe!

Volvió a reír con un dejo de tristeza, me miró y notó mi preocupación por ella, así que me dijo como para quitarle seriedad a su situación:

—¡Oh, no creas que todo es deprimente aquí! He tenido muchos amores a espaldas del viejo. Todos pasajeros, aventuras, pero así es el amor en este mundo de apariencias. Efímero y discreto. Además me entretengo organizando colectas y eventos de caridad para ayudar a los Homo sapiens, no busco la fama como mis hermanos artistas, pero también he escrito. Doy conferencias en la ciudad para concientizar a los selenitas sobre los derechos de la gente del pasado, he logrado convencer a varios personajes influyentes de que no es aceptable tener esclavos humanos, no se debe abusar de nada y de nadie. Todo debería hacerse de forma equilibrada, con cariño si no puede ser con esmero. ¡Yo creo que a veces la gente no hace el bien simplemente porque no le han enseñado cómo hacerlo! Quizás solo soy una soñadora, pero, ¡hey!, algunos sueños se cumplen.

—Eso es hermoso. Yo también tengo algunos sueños que quisiera cumplir…

Le comenté, ya un poco contagiada de su buen humor. Así le tomé confianza y empecé a contarle mis esperanzas para el futuro. Alveena, que imaginaba sería la hermana más antipática, ha sido la más abierta y modesta; una especie de versión femenina de Bug, me lo recuerda intensamente, solo se le diferencia en que tiene modales impecables y viste como una aristócrata. La abracé varias veces imaginando que era él y casi me vencieron las ganas de llorar. En poco tiempo la sentí como si la hubiera conocido de toda la vida, tomándole cariño. Hablamos todo el día, comimos juntas escondidas en la cocina; al anochecer yo estaba contenta, así debe sentirse tener una hermana de verdad, pero el peligro aún acechaba. Debimos correr como ratones por los pasillos a su dormitorio, temíamos que el viejo nos notara. Al llegar ahí encontramos a Jean Gabin. Trajo mi mochila a escondidas. Intentaba no darnos la cara, creo que estaba llorando, ya debe saber... Nunca lo había visto ser delicado, se llevó a su hermana de la mano a un balcón donde la abrazó y le acarició el cabello. Creo que nadie más que ella lo conoce en verdad, que quizás nunca sepamos del todo que tan profundo y puro sea el amor entre ellos dos, porque su relación es distinta a las de los otros hermanos; ella lo ama como a un hijo y por esto él la respeta con una devoción inusual. Al final, quizás nunca llegará a tener un bebé propio, pero nadie pudo quitarle el don de ser madre. Aún están hablando ahí mientras yo escribo. Estoy muy cansada y de alguna forma resignada a lo que vendrá. Si debo dar mi vida por mis hijas y porque esta familia tenga otra oportunidad de ser feliz lo haré. Sí, el tío quizás se haga inmortal luego, pero ellos tendrán tiempo de sobra para intentar controlarlo después. Ya, no importa, me rindo yo y que Alveena crie a mis hijas con Bug en el bosque.


 

Caso XVI: Descartes

 

Sábado 23 de octubre de 3030

 

Esta madrugada estábamos aún despiertos en el balcón del dormitorio de Alveena, ella y Jean Gabin abrazados y yo junto a ellos, todos simplemente en silencio, mirando la ciudad moribunda de la Luna como quien espera lo inevitable, cuando de repente se escucharon unas violentas explosiones, luego gritos, de algunas partes empezaba a salir humo. Estaba sucediendo otro atentado contra el palacio. Jean Gabin sacó su arma y nos hizo ponernos tras él, intentó sacarnos por una red de pasadizos secretos, pero los encontramos bloqueados por el fuego. El edificio se incendiaba. Corrimos por unos pasillos cuando escuchamos una especie de rugido inhumano salir de un salón de baile, luego tiraron desde ahí un cuerpo ensangrentado, era un ciudadano de la Luna a juzgar por su contextura pequeña y su vestimenta negra. Jean Gabin silbó, le silbaron de vuelta, se acercó al salón sin dejar de empuñar su arma y fuimos tras él. Dentro había varios selenitas arrodillados en fila, tres enmascarados los tenían como rehenes, uno de ellos era Bug. El más fornido sin duda era tío Alonso, un tercero daba las órdenes y por lo visto si no le obedecían los decapitaba con un sable japonés; estaba cubierto de sangre. Me costó reconocerlo, pero tenía el cabello y la voz de Dumas:

—Seguiré matando uno por uno hasta que me digan donde se ocultó Adámas. El edificio está sitiado, no se pudo evaporar en el aire, él no ha evolucionado tanto. Por eso no puede seguir reinando, es inferior.

Nadie dijo nada, por las ventanas del salón era posible ver una multitud destruyendo los jardines y lanzando piedras a los cristales. Dumas le ordenó a tío Alonso:

—Pon uno acostado sobre el otro, vamos a ver si la hoja está tan afilada como para cortar dos cuerpos de un solo golpe. Ustedes no valen nada, no son seres humanos reales. No pueden gobernarnos.

Entonces Alveena entró corriendo y rogó:

—¡No, por favor basta! ¡Basta! ¡Por el bien de todos!

Bug vació el cargador de su pistola en los rehenes y le respondió:

—¡Cállate! ¿Dónde está?

Ella se acercó a los heridos y les fue abriendo la camisa hasta encontrar a uno que tenía el escudo familiar tatuado sobre el corazón. Le frotó el rostro para removerle la máscara y reveló la identidad del viejo Adámas que se había disfrazado como uno de sus amigos para intentar escapar. Tío Alonso la apartó levantándola con una sola mano, mientras Bug y Dumas golpeaban y pateaban a su tío. Luego Dumas lo arrastró del pelo hasta los pies de Alveena y le gritó:

—¡Anda! ¡Haz estallar la Luna! ¡Desata el fin del mundo!

Adámas permaneció jadeante, sin hacer nada. Entonces Dumas se quitó la máscara y le habló en tono burlón:

—Lo sabía. No existe ningún mecanismo para explotar la Luna controlado por ti. Al envejecer te volviste un cobarde, no quieres morir. No podía ser que estuvieras tan obsesionado con la inmortalidad y al mismo tiempo dispuesto a dar la vida. Se necesita tener ideales para eso y tú estás vacío.

El viejo, ensangrentado y en el piso, le replicó:

—Sí, quizás no me atreva a terminar con mi vida aquí, pero ustedes tampoco volverán a ver a los embriones. No se los diré jamás luego de este atropello.

Entonces Dumas suspiró y sacó una navaja de afeitar, me volví a mirar a Jean Gabin y él solo alzó las cejas encogiéndose de hombros, en un gesto de estar conforme. Tuve que intervenir en defensa del anciano, no quería presenciar más horror:

—¡Por favor, un último intento! Podemos negociar, Adámas no tiene valor de quitarse la vida a sí mismo, pero si ustedes lo hacen por él yo perderé a mis hijas. Que pida lo que sea, ¡yo estoy dispuesta!

Tío Alonso se quitó la máscara y me dijo seriamente:

—Psique, a veces debemos ser fuertes y hacer grandes sacrificios. Tres vidas a cambio de millones que se salvarán si este maldito muere ahora. Piénsalo.

Miré a Bug, él no se descubrió el rostro. Solo preguntó:

—¿Hay otra opción?

De pronto sonaron más disparos y otras explosiones, Adámas sonrió y dijo:

—¿Los oyen? Son mis aliados, sobrinos. Aunque no lo crean, hay gente en el pasado que está interesada en que el futuro evolucione así, quieren que lleguemos a esto. Ahora la guerra ha estallado, los ejércitos de otras épocas vendrán para exigir que se me devuelva el poder. Debieron escucharme, escuchar el clamor de la historia: el hombre le teme al cambio…

Entonces escuchamos pasos, Bug y sus hermanos apuntaron sus armas a la puerta. Quien entró fue mi padre Descartes acompañado por otra persona armada y con máscara, al descubrirse el rostro pude ver que era London. No quise saludarlo, busqué a Dumas y me abracé a él. Papá me miró con una leve sonrisa, se veía cansado, ojeroso y con la barba de dos días. Después se dirigió a Adámas diciendo:

—Diremos que ha sido un accidente, tío, un gran malentendido. Alveena hablará por ti, pues tú estás muy malherido debido a este incendio inesperado. Pronto vendrá Ray para curarte y empezaremos el proceso para coronar a tu hija Violeta que noblemente te relevará. ¿Comprendes? Porque hay un ejército de hombres de negro y exiliados traídos de la dimensión alterna de 2020 allá afuera exigiendo esto, y no queremos que más ciudadanos selenitas mueran. Debemos hacer todo… En orden.

—Me toman prisionero.

Concluyó el viejo y agregó:

—No podrán contener la guerra, mis simpatizantes del pasado vendrán tarde o temprano, seguirán luchando hasta que me liberen. Los superarán en número…

London le contestó propinándole otra patada:

—Las guerras son ganadas por las armas, no por soldados. No importa cuanta carne de cañón nos lancen, la tecnología del siglo XXX los hará pedazos a todos.

Mi padre la apartó de él, indicándole:

—Dejen de hablar de guerras, no tenemos tiempo para eso. Todo seguirá en relativa paz, hay que sofocar las llamas y calmar a la gente. Jean Gabin, Alveena, por favor hagan el comunicado oficial. Ustedes tres….

Se quedó un momento mirando a sus hermanos anarquistas y después les pidió:

—Por favor traten de contener a sus aliados, ya es suficiente; que regresen al pueblo, London se quedará con nosotros custodiando a mi tío. Dumas, procura que no te vean con esa ropa. Es innecesario hacer tan evidente que el consorte de Violeta está manchado de sangre. ¡Rápido!

Dumas y tío Alonso se fueron de prisa, Bug se detuvo un momento quitándose la máscara para preguntarme si estaba bien; le dije que sí y nos besamos con urgencia, luego se fue dejándome sin aliento. Papá pretendió no vernos y yo me hice como si no me di cuenta de que nos vio, nos quedamos muy serios hasta que él ordenó a London:

—Hay que llevar al tío a la bóveda donde se guarda la caja fuerte del palacio. Lo mantendremos oculto ahí hasta que sea seguro mostrarlo en público.

Papá intentó levantar al viejo, pero London se le adelantó cargándolo sobre uno de sus hombros y tomando camino hacia la bóveda que debía estar en los sótanos. Tras pasar todos los dispositivos de seguridad, llegamos a la pequeña habitación donde se guardaban los tesoros más grandes de la historia y más secretos oscuros de Adámas. En ese extraño desorden había gavetas de metal a medio abrir con objetos de oro asomando, partes humanas cercenadas en vinagreta y olor a carne podrida. Miramos todo un momento, pues no conocíamos esos fetiches del viejo, y luego London lo tiró al piso donde le dio un puñetazo en la boca del estómago que lo dejó sin conocimiento. Luego miró a mi padre y se excusó:

—¡Es para que no moleste! Ahora va a dormir un rato hasta que venga Ray.

Nos sentamos todos en el piso y papá me habló por fin:

—Lamento no haber podido verte antes. Estaba trabajando.

—La actualización, como siempre.

Le respondí. Él trató de explicarme:

—Era necesario. Todo sucede por una razón y eso debía estar listo a tiempo.

London giró los ojos, volvió a ponerse la máscara y se recostó en la pared con las manos entrelazadas tras de la nuca, como para dormir. Yo quise confrontar a papá:

—En estos días me enteré de toda la verdad. Quería preguntarte, por qué me hiciste pasar por esto. ¿Por qué me elegiste para esto? ¿Por qué lo hiciste?

—¿Por qué lo harías tú? ¿Por qué harías a tu hija inmortal?

—No lo sé, quiero entenderte.

—Lo hice por la misma razón que lo harías tú. Pensamos igual, si te entiendes a ti misma, me entenderás a mí. Por eso eres realmente mi hija, somos iguales.

Me quedé mirándolo sin comprender, entonces London lo interrogó:

—No, en serio, ¿por qué te perdiste estos días? Todo mundo preguntaba por ti, y Ziggy y Hugo solo nos decían “está trabajando en su actualización”. Me imagino que vas a decirme algo así como que para ti es super importante enseñarle a tu hija que hay que cumplir los deberes puntualmente no importa qué, ¡pero lo que realmente le enseñaste es que los hombres mienten! Te aman un rato, luego se aburren, encuentran algo mejor y te abandonan. Por padres como tú es que los bares están llenos de mujeres tristes que buscan el pedazo de corazón que se les perdió en la infancia o la adolescencia, cuando papá desapareció de sus vidas.

—Era necesario. Ya verás, ¿alguna vez te he defraudado?

Le preguntó mi padre y ella se quedó como intentando hacer memoria, entonces él siguió hablando sin mirarla directamente:

—Tu estrategia para asaltar el palacio fue impecable, digna de una militar experimentada. Papá nunca te animó en tu carrera profesional porque su filosofía estaba demasiado ligada al instinto y creía que las mujeres solo pueden ser felices a través del macho y la cría, pero yo ahora soy padre y sé que mi hija no querrá quedarse ahí. Buscará salir del ambiente doméstico y destacar, como tú, es lo que quiero. Porque así estará conmigo, al mismo nivel intelectual, no dispuesta a conformarse con un mundo limitado al dormitorio y la cocina, sino a explorar juntos un universo de infinitos descubrimientos por hacer. Ojalá papá hubiera entendido eso, se perdió de ver en acción a una estratega brillante que pasará a la historia como una heroína.

London se quitó la máscara y le contestó muy seria:

—No, espera… No hables así de mí. No sabes, hice cosas imperdonables…

—Si no lo sé, no me lo digas. No me interesa saber más de lo que vi esta noche y hacerte saber que te admiro. En nombre de nuestros dos padres, gracias.

London tragó en seco, dio unas palmadas a mi padre en el hombro y no se dijeron más, sin embargo creo que ese momento fue trascendental. De pronto Adámas comenzó a moverse, papá se levantó y le pidió a London que me dejaran a solas con él, para ver si se ablandaba y me decía dónde estaban mis hijas. Una vez quedé con el viejo, él me habló desde donde estaba tirado en el piso:

—¿Todavía le tienes confianza a tu padre René Descartes? O como le llames: Alloy Lunae, Silver, SL30 o tantos otros alias… ¿Cómo puedes confiar en que todo saldrá bien? Los matarán a todos de formas horribles. Conozco un viejo político Homo sapiens, un gran dictador del pasado, él siempre me ha dicho que detesta en especial a tu amado Bug. No imaginas lo que quiere hacerle.

—Usted quiere vivir para siempre, yo puedo ayudarle con eso. Está cerca de morir de viejo, esa golpiza acelerará el momento…

—No, viviré, viviré lo necesario con la motivación necesaria. El tiempo que haga falta para escanear mi cerebro y cargar los datos en el tuyo. ¿Quieres ver a tus niñas? ¿Quieres que se las entregue a tu familia? De seguro extrañas el campo, la montaña, yo me crie en parajes similares a ese donde viviste tu idilio. Ni siquiera en este palacio se duerme tan bien como en una cabaña acogedora calentada por el fuego crepitante de una hoguera. De seguro quieres que tus pequeñas jueguen ahí, entre las flores, que su papá las cuide. Yo no me molestaría en impedirlo, no me importa si ellos son felices ahí, te las puedo regresar si tú me entregas tu cerebro artificial.

No le respondí, estaba confundida y angustiada. Él siguió hablando:

—¡Yo tenía pensado regresártelas! He juntado a todas las madres subrogadas en una casa, las niñas nacerán ahí. Te prometo que te dejaré ir a traerlas con una condición: que firmes un documento aceptando donarme tu cerebro al morir… Y que antes de ir bebas un veneno mortal que te dará dos días de vida. Lo suficiente para que vayas a dejar a tus hijas con su padre, estén juntos un rato y luego…

Sus palabras me sobresaltaron. Me encogí donde estaba sentada y él digitó unos códigos en un panel de control que estaba tras de nosotros con el cual abrió unas gavetas, las esculcó hasta encontrar unos folios. Después sacó una pluma de ahí mismo y me ofreció todo diciendo:

—Tu padre nos facilitó el trámite al dejarnos a solas, firma y lo dejaremos aquí mismo guardado. Nadie lo sabrá, será nuestro secreto. Vas a salvar a tus bebés, vas a volver a las montañas con tus seres queridos.

Tuve el impulso de firmar, pero luego dudé, Adámas me insistió:

—¡No le hagas caso a tu padre y sus hermanos! Nada pasará si yo vivo indefinidamente. Es el destino, siempre ha sido así. No pueden cambiarlo. El universo no explotará repentinamente cuando yo alcance mi meta, sus vidas seguirán como siempre, tus hijas crecerán en la realidad alternativa de 2020, formarán sus propias familias, morirán y todavía no pasará nada. ¡¿Quieres que mueran perdidas en el olvido, mancilladas como esclavas?!

En ese punto me embargó la desesperación y acepté. Nunca había firmado nada, así que solo escribí mi nombre. El viejo Adámas guardó el documento otra vez en una gaveta, la cerró cuidadosamente, y empezó a reírse burlón. Mirándome fijamente. Se me acercó despacio intentando tomarme el cuello y lo empujé lanzándolo contra el piso. Él se rio un poco más y murmuró:

—Paciencia, paciencia… Yo te llevaré con tus niñas, ya verás que sí. No te engañaré. ¿temes que te lleve solo para encontrarlas muertas?

—Lo mataré yo misma a usted si me traiciona así. ¡No beberé ningún veneno hasta ver a las tres sanas y salvas!

—Me pides demasiado… Pero lo aceptaré si antes te ganas mi respeto. Hagamos algo para que tu familia no sospeche de nuestro acuerdo: los rumores dicen que eres Francine, el robot luchador de tus tíos. ¿Es verdad?

—Sí… No me costaría nada matarlo a usted. He descuartizado criaturas más grandes.

—¡Ah! ¿En serio? ¿Y podrías derrotar a la máquina en la cual tu padre estaba trabajando? ¿La más sofisticada de todo el mundo? ¿la que acaba de recibir la famosa actualización que según rumoran la hace invencible?

—Eso ya es demasiado para mí…

—Qué decepción… Ahora no haré nada si tú no peleas antes contra ella.

—Así no era nuestro trato…

—Lo es porque nos servirá de coartada, ¿o vas a traicionarme tú alertando a los demás para que te regrese a las niñas y después no me des lo que te pedí a cambio? La pelea y el veneno, o nada. No tendrás a tus hijas. Yo soy un hombre de palabra, ¿y tú? ¿Eres corrupta, tramposa y mentirosa como los otros?

“No”, susurré porque ahora que voy a ser madre quiero predicar con el ejemplo, no ser como esos adultos que te piden ser de una forma cuando ellos son de otra. Justo entonces entró papá, tío Ray y London. El viejo Adámas se puso de pie y anunció:

—Sobrinos, estoy impresionado por el talento persuasivo que tiene la joven Psique. Hemos llegado a un acuerdo y este de paso hará que la población se convenza de que yo pacíficamente cederé el trono a mi hija e incluso voy a celebrarlo con un evento especial en el cual Psique se ganará mi respeto y mi venia para recuperar a sus embriones. Organizaremos un encuentro de lucha para mañana temprano, para que todos olviden pronto el incendio. Ella contra la obra maestra de su padre. Si gana, volverá a casa con sus bebés, Violeta se quedará reinando aquí… Y yo me retiraré a descansar dejando tras de mí una memoria agradable y alegría. ¿No les parece lo mejor para la familia?

Tío Ray empezó a curarlo y se volvió a ver a sus hermanos, London y papá se miraron entre sí, luego papá me preguntó si yo estaba de acuerdo. Dije que así era. Entonces nos fuimos, dejando a tío Ray curando al viejo. Ya afuera, vi que los robots domésticos reparaban el edificio. Papá y London me dijeron que Adámas de seguro espera que yo no sobreviva al encuentro, pero la pelea estaría arreglada. Yo siempre saldría victoriosa. Entonces me detuve y les pedí por favor que no hicieran trampa, que detengan el encuentro si les parece que mi vida está en peligro y que declaren ganadora a la rival; pero quiero mostrarle al viejo Adámas que soy diferente al resto de la familia y ya no me siento mal por eso, ahora creo que eso es mi orgullo. Papá accedió, no sé si de verdad. Me mandó a cambiarme de ropa y descansar un poco antes de encontrarme más tarde con él para explicarme cómo funciona mi rival y en qué consiste la eficaz actualización que le hizo. Por lo visto pretende darme ventaja al revelarme tantos datos, quiere que gane, lo que no sabe es que gane o pierda moriré por el veneno… Pero no me duele dar la vida por mis hijas si con eso puedo vivir un último día con Bug en la montaña, recogiendo dientes de león y riendo juntos.

 

Gracias por visitar la Biblioteca de Alex Firefly. Si esta muestra ha capturado tu atención, el resto de la experiencia te cautivará. Apoya a los autores independientes y sumérgete en el viaje completo.